Capítulo 38

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¡Hola a todas!

Sííiíííí soy una aparición y una mala persona jajaja. Os he tenido abandonadas mucho tiempo y no me lo puedo perdonar, pero ya he terminado por fin la continuación del capítulo anterior. ¡¡Yuju!! He querido ser buena y para compensaros ha sido un capítulo bastante largo dedicado en exclusiva a nuestros dos protagonista, y que espero que os guste. 

Una vez más, mil gracias por vuestra infinita paciencia y prometo tener el siguiente lo antes posible.

Un beso muy grande y en especial a mi sexy pelirroja Margayn11 jajaja que siempre se acuerda de mí y me cuida mucho :)

¡Hasta pronto! 

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Apenas se sorprendió cuando aquel silbido funesto le pasó tan cerca de la oreja que casi pudo sentir su ardor. En lo único en lo que podía pensar en esos momentos era en abatir a aquel grupo de hombres que avanzaban peligrosamente hacia su regimiento, y no podían permitirse más bajas.

Había conseguido desarrollar un vínculo casi poético con su fusil de asalto, sabiendo como aprovechar al máximo cada una de las balas. Las ráfagas cortas y constantes eran la clave para acabar con el enemigo y no quedarse sin munición antes que ellos, de lo contrario sería su vida la que acabaría y no la de los alemanes.

Contaba con la escasa protección de los tanques blindados, que con su soporte y destrucción dejaban al enemigo diseminado y aturdido, siempre y cuando no hubiese oculto entre la maleza algún antitanque, que podría suponer su destrucción. Pero aquel era un buen día, y después de unas escasas ocho horas habían conseguido llegar al punto de control. Su camino había estado plagado de enfrentamientos, de los que por fortuna y gracias a la astucia del veterano teniente Harry Fowler habían salido airosos sin apenas bajas.

Era consciente de que aquella misión era, además de ardua y sacrificada, de las más peligrosas en las que se había visto jamás, y no pasaba un día en el que no se preguntase si realmente había tomado la mejor decisión al presentarse voluntario. Lo único en lo que pensó fue que cuanto antes acabara todo, antes podría volver junto a ella. Hacía tantos meses que la había dejado atrás, había visto tanta sangre y muerte que apenas podía recordar el olor de su pelo cuando la estrechaba entre sus brazos, la calidez de su cuerpo o el sabor de sus labios. Pero lo que nunca olvidaba era su rostro, y se juraba cada noche, mientras observaba la foto que ella le dio cuando partió y antes de cerrar los ojos que volvería a su lado, aunque fuera lo último que hiciese en la vida.

Pero llevaba tanto tiempo sin poder escribirle ni una sola carta que empezaba a dudar de si ella le esperaría. Nunca dudó sobre lo mucho que ambos se querían, pero hasta él mismo comprendía que Violet no podría esperarle para siempre... Al principio las cartas semanales les mantenían unidos por un lazo invisible pero firme, los conectaba aunque estuvieran lejos el uno del otro, y avivaba su amor por encima de todo, pero desde que comenzó aquella misión casi suicida, no había podido escribir ni una sola carta, y aunque tuviera el tiempo para hacerlo, tampoco le llegarían. No podía comunicar a nadie su situación porque podría suponer poner en peligro a toda el regimiento, y por tanto ella tampoco podía escribirle a él.

Hacia casi dos años que había dejado Southampton uniéndose a la Fuerza Expedicionaria Británica, y llevaba uno embarcado en el batallón del regimiento a cargo del teniente Fowler. Había saboreado el placer de la victoria, había entablado fuertes amistades e incluso se había permitido el lujo de reír alguna noche de tranquilidad que la diosa fortuna les había otorgado. Pero también había experimentado el dolor atroz de una bala rasgándole la carne de forma cruel, la tristeza de ver caer a alguien querido, la impotencia de dejar atrás a un compañero herido de muerte, y la crueldad de matar a sangre fría a un alemán que alzaba las manos ante la rendición. Llevaba tanto tiempo sumido en aquel mundo que ni el acto más sanguinario le sorprendía, lo único que pensaba era que no llegase el momento en que él tuviera que pasar por ello.

Violetas en las Cenizas ©Where stories live. Discover now