Con pasó calmado comencé a caminar hacia la casa, sin embargo, fuera de la enfermería me tope con una chica que en estos momentos era un manojo de nervios, la mire y ella a mí, cuando reconocí a Denisse, le sonreí.

     —Hey, ¿que sucede?, ¿estas bien? —le pregunté, ella negó y comenzó a llorar, de inmediato me arrepentí de haberle preguntado.

     —Es que... es que ahora que Pete está muerto, yo soy lo más cercano a un doctor aquí y... Y dentro esta una chica que debe de reaccionar y... Y no se que hacer —se lamento, yo le di un par de palmaditas en el hombro.

     —Ya, ya, tranquila, ¿que especialidad tienes?

     —Soy psicóloga, no cirujana —se lamento, yo le sonreí.

     —Y yo soy doctora en epidemias, algo podremos hacer, anda, vamos —la anime y asintió, terminó por abrir la puerta y ahí estaban Eugene y Rosita, en la cama estaba Tara, yo la mire sorprendida.

     Ahora que recordaba, no la había visto últimamente.

     —Haber, veamos —dije y empuje ligeramente a Denisse, ella camino y se situó a un lado de Tara, yo me puse frente a ella y la revise, luego de sentir el pulso, ya tenia mi diagnóstico, o bueno, algo muy cercano.

     —¿Se pondrá mejor? —pregunto Eugene, yo asentí.

     —El pulso es fuerte, pero deberías de cambiarle el vendaje —le indique a Denisse, ella asintió y comenzó a rebuscar por el lugar la parafernalia necesaria.

     —Parecere algo torpe, pero es que Pete no me quería por aquí rondando —se excusó, yo sonreí y le tome la temperatura a Tara, seguia normal.

     —Pues, doctora Denisse, deberá de acostumbrarse pronto, los accidentes no esperarán a que te aclimates —dije mientras ella se peleaba con el vendaje de Tara, con un suspiro, le indique cómo hacerlo, ella sonrió.

     —Eso haré, gracias —respondió, yo asentí y me alejé un poco, en eso, Rosita vino hacia mi.

     —Entonces, no sólo ayudarás a Denisse a ser nuestra doctora, sino que también instruiras a la población de aquí —comento, yo suspire y puse mis manos en mis caderas.

     —Eso parece, aunque para ello debemos de buscar más cuchillos, es peligroso empezar con las pistolas, podrían terminar por lastimarse a si mismos y es algo que debemos de evitar —dije, ella asintió.

     —Va a ser muy difícil, ¿los has visto?

     —Poder latino —le recordé, ella me sonrió y terminó asintiendo—. Bien, iré a comer algo, si Denisse necesita ayuda, no duden en ir a buscarme.

     —Claro.

     —Bien, adiós —me despedí y salí de la enfermería.

     Comencé a caminar hacia la casa justo cuando me crucé con Rick y Morgan, tenian una cara extraña.

     —¿Sucede algo? —les pregunté, Rick negó.

     —Problemas... Ya sabemos por qué llegan pocos caminantes a este lugar —respondió—, tendremos una reunión, ya llame a los demás, entra —me indicó, yo asentí.

     Luego de veinte minutos, todo el equipo, con nuevos integrantes, estábamos reunidos en la sala de la casa, ahí Rick nos dijo la razón de la falta de caminantes, al parecer había una especie de cuello de botella gracias a camiones, una carretera, un barranco y mucha suerte para nosotros, según lo que nos contaban, fácilmente sería una horda problemática si se llegaban a liberar.

El Arquero del Fin del MundoWhere stories live. Discover now