49.

2.3K 177 64
                                    

     El sonido de algunas voces consiguió llamar mi atención, sin embargo, no tenía fuerzas para abrir los ojos, sorprendentemente, cada parte de mi cuerpo me dolía, en especial mi cabeza, trate de mover mis manos, pero una presión alrededor de mis muñecas me lo impidió, probé con mis piernas y obtuve el mismo resultado, derrotada, me centré en las voces.

     —... Ella no pertenece al grupo que dijeron esas personas, ni siquiera lleva un arma consigo —dijo una voz femenina.

     —No podemos correr el riesgo, son unos caníbales, pero también tienen comida, si la llevamos, tal vez podrían darnos algo —esta vez fue un hombre, su voz se oía muy vieja.

     —No después del golpe que le diste, ya lleva unas buenas horas inconsistente, la noche ya cayó y no despierta —ahora una voz masculina, pero más joven.

     —En algún momento debe de hacerlo, ustedes tienen que mantenerla vigilada, sea del bando que sea, puede sernos de utilidad, o la cambiamos por una recompensa o exigimos un rescate —esta vez hablo el anciano.

     Pasaron unos segundos hasta que escuche una puerta cerrarse, luego más pasos, después una mano sujetar mi mentón, me controle para evitar hacer un gesto de dolor, aunque lo único que quería hacer era gritar.

     —Infeliz, ¿habrán sido amigos tuyos los que tuvieron el accidente de auto? —pregunto la mujer, yo me alarme, Daryl y Carol habían ido en auto, quise levantarme y abrir los ojos, pero no pude hacer nada, no tenía energías. Sin nada de cuidado, dejo que mi cabeza se estrellara en el piso cuando me soltó, sus pasos resonaron y se perdieron en la esquina de la habitación.

     Relaje mi respiración y me mantuve en esa incómoda posición por lo que parecieron horas, lo increíble era que lo pude conseguir, muchas veces fueron a moverme, incluso me rociaron agua en la cara, pero yo tuve que mantenerme inerte, como si estuviera muerta. Hasta que pasaron unas horas y oí ligeros ronquidos en el cuarto, me atreví a abrir los ojos, primero uno, el que tenía recargado en el piso, a juzgar por la oscuridad, nadie me notaría, luego abrí el otro, no sabía en donde estaba, pero ahora esa era la menor de mis preocupaciones.

     Mire mis manos, teñían cinta alrededor, con cuidado, las lleve cerca de mi boca y comencé a romperla, de tal modo que tuviera mis manos libres, pero aún pareciera que estaban amarradas, luego fui por mis pies, para mi sorpresa, estaba descalza.

     Malditos cabrones, me quitaron mis botas me queje mientras me quitaba la cinta con mis uñas.

     Cuando termine, comencé a palpar las cosas a mi alrededor, salvo de un piso frío, no encontré nada, había unas ventanas justo detrás de mí, arriesgándome, me incorporé y asome, la luna llena estaba parcialmente cubierta por las nubes, pero me dejaba ver que había unos cuantos caminantes en una especie de estacionamiento, a juzgar por los alrededores, estábamos cerca del pueblo, aunque comenzaba a dudar que fuera el pueblo que yo había visto en el mapa.

     Cuando mi mirada se acostumbró a la falta de luz, inspeccione el lugar con la mirada, tratando de encontrar algo que me fuera útil, pero no veía nada. Me iba a levantar y buscar con mis propios medios, cuando oí a alguien hacer lo mismo, me volví a acomodar en la misma posición en la que había estado toda la tarde, los pasos se detuvieron frente a mi, sentí una ligera patada en mi muslo, como no obtuvo respuesta de mi, siguió su camino, la puerta, que ahora ubicaba estaba a unos pasos a mi izquierda se abrió y luego se volvió a cerrar.

     Iba a aprovechar el movimiento de esa persona para justificar el mío propio por la habitación, pero un mareo me asalto justo cuando traté de incorporarme, de modo que volví a caer inconsistente en el mismo lugar.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora