35.

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     Un ligero movimiento en mi hombro me hizo despertarme, lo cual fue una pena, soñaba que tomaba el sol, en una bella playa, con Daryl y los chicos, lejos de la infección, que tonto, ¿no?

     Abrí los ojos con pesadez, la luz que se colaba por mi ventana me cegó momentáneamente, escondí mi cara en el pecho de Daryl, sin embargo, su respiración me decía que estaba dormido, ¿quién demonios...? Levanté la vista y vi a Rick, tenía un gesto curioso, tal vez porque estaba muy abrazada a Daryl y él me tenía cerca de si, le dirigí una mirada inocente a mi líder.

     —No es lo que crees —susurre, él me sonrió.

     —Yo no juzgo —respondió, le correspondí su sonrisa.

     —¿Que sucede?

     —¿Podrías prestarme tu reproductor de música?, voy a salir a preparar los cultivos —pidió, yo limpie mis ojos mientras hacía memoria de donde había dejado el aparato.

     —Esta arriba, en la otra cama, también el portadiscos —dije mientras bostezaba, él se incorporó y lo tomó, yo lo espere recargada en el pecho de Daryl, de nuevo me estaba durmiendo cuando se volvió a agachar, esta vez ni me moleste en levantar la cabeza.

     —Gracias, te lo devolveré en cuanto acabe.

     —No hay prisa —respondí, él asintió y salió.

     Trate de volver a conciliar el sueño, pero a pesar de estar cansada, ya no pude, cuando me fastidie por ello, intente salir de la cama, pero la mano de Daryl en mi cintura me lo impedía. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para librarme de su mano, sin embargo, como estaba del lado de la pared, me pase por encima de Daryl para bajar, pero apenas lo hacía, sus brazos se cerraron en mi cintura, abrió los ojos sorprendido, con dificultad alcance a apoyarme en mis codos para no caer encima de él, totalmente.

     —¿Que te parece que haces? —pregunto con voz somnolienta, le sonreí con inocencia.

     —Me levantaba tratando de no despertarte —respondí, le di un beso en los labios, me lo correspondió de inmediato, jalando mi cuerpo al suyo.

     —Vuelve a dormir —pidió contra mis labios, sonreí y le volví a besar.

     —Eso he tratado de hacer desde hace unos minutos, pero Rick ha conseguido ahuyentar mi sueño.

     —¿Estuvo aquí? —pregunto con sorpresa, asentí.

     —Ya no se extraño de verte aquí, ¿eso es bueno?

     —Supongo que ya le es normal, hemos pasado mucho tiempo juntos en estos meses.

     —Lo sé, aunque creo que sigue pensando que sólo somos buenos amigos —considere, él acomodó mi cabello detrás de mi oreja.

     —En parte lo somos, ¿no? —pregunto, le sonreí con calidez.

     —En parte lo somos, sí —coincidi—. Y también somos humanos con necesidades, así que vayamos a desayunar, ¿quieres?

     —Quiero que te quedes dormida por cinco minutos más, ¿seria posible?

     —Perfecto, te veo en el comedor, no tardes —me despedí mientras le daba un beso en la mejilla y bajaba de encima de él.

     Aunque sabía que no me quitaba la vista de encima, me puse una muda de ropa limpia, luego de la cacería de ayer, no me había tomado la molestia de darme un baño, sería lo segundo que haría después de comer. Cuando ya se levantaba y comenzaba a ponerse el chaleco y los zapatos, yo salí.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora