53.

2.1K 168 9
                                    

     Maratón 4/?

     —Bien, Vanessa, ¿por donde quieres comenzar? —me pregunto Deanna, había pasado un día desde que había vuelto, y justo ahora, según para invitarme a cenar, me había engañado y traído a su entrevista.

     —¿Tiene que grabar todo? —devolví mientras veía la cámara de vídeo con su luz roja parpadeando, ella sonrió, pero terminó asintiendo.

     —Me temo que sí, es una forma de...

     —De tener controlado todo, ¿no? —la interrumpí, ella me miró con cierto recelo—. Si en algún momento yo me llegó a contradecir, tu tienes una forma de responder ante tu gente con esto, ¿verdad?, además, puedes verlo mas tarde y analizar cualquier cosa que haya escapado de ti ahora.

     —De cierto modo, sí, pero no estás aquí para hablar de ello, cuéntame, ¿tienes familia?

     —Perdí a mi familia biológica cuando esto inicio... mi otra familia, bueno, nos separamos, pero los tengo a ellos —respondí, ella asintió.

     —¿Que pasó? —pregunto con interés, yo suspiré, no era algo que quisiera recordar, pero bien valía la pena el poner a prueba a mi memoria.

     —... Dos de mis amigos se separaron por buscar el paradero de una chica que estaba con nosotros, pero fue secuestrada. Otra parte del equipo se tenía que separar, para ir a una misión sin sentido... yo estaba incluída en este último, pero...

     —¿Pero? —me animo a continuar, fruncí los labios y deje de mirar a la cámara para verla a ella.

     —Me interne en el bosque para buscar a mis dos amigos que habían partido, quería irme con la seguridad de que estuvieran a salvo, pero no fue así. Sin ningún éxito, fuí al punto de encuentro, donde pasarían por mi... Lo único que recuerdo, fue que escuche unos pasos y cuando yo iba a sacar mi cuchillo para defenderme, me golpearon y quedé inconsciente. De eso ya poco más de dos semanas.

     —Entiendo, eres una mujer guerrera, es una facultad que he visto en ti, tengo entendido que los has estado buscando, ¿no?

     —Desde el día en que me fui de aquí, así es... pero no he tenido suerte, viaje hasta Washington para tratar de localizarlos, pues era la única referencia que tenia de su posible paradero, sin embargo sólo me encontré con un montón de caminantes y ni un solo rastro de ellos —respondí algo triste.

     —Lamento oír ello —dijo, para mi sorpresa, parecía sincera—, entonces, Vanessa, dime, ¿te gustaría quedarte en Alexandria?

     —¿Gustarme? —pregunte, ella asintió, yo suspiré y mire la mesa de centro—, en absoluto, lo que ustedes tienen aquí es una farsa de la vida que teníamos antes, ahora ya no... —dije y reí en seco—. Toda su gente y de seguro usted también piensa que se puede continuar y olvidar todo lo que hemos pasado, pero no es así. Debemos de aprender a vivir con lo que esta a fuera de estas vallas... si me quedo aquí, me sentiría encerrada en una bonita caja.

     —Entonces, ¿por que accediste volver?

     —... Se que aquí necesitan más gente como yo, y potencialmente, si encuentro a mi grupo y ellos deciden unirse, tendrán a más y mejores. No quiero que por una mala impresión mía, ellos no sean considerados aquí, además de que necesito ayuda para buscarlos, he tratado de localizarlos por todos lados, pero aún hay más espacio por recorrer. Deanna, quiero, si estás de acuerdo —pedí y la mire directo a los ojos—, que tu me prestes tus recursos para encontrar a mis amigos, a cambio yo me pondré a tus órdenes, y créeme que soy una álíada muy ventajosa, puedo conseguir cacería, salir a buscar cosas, entrenar gente si hace falta.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora