27.

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     Ella nunca estaría con alguien como yo...

     Esas palabras estaban haciendo eco en mi mente, entre la oscuridad a la que me había entregado y el dolor que hacía ser consciente de que estaba viva, ya no sé decir si por fortuna o por desgracia. Mientras seguía en esa oscuridad, sentí como si volviera a mi cuerpo, el aire se me escapó con un jadeo, abrí mis ojos mientras sentía un dolor desgarrador en mi clavícula, giré mi vista y vi a Hershel con unas pinzas y a Rick sujetándome, también mucha sangre.

     —Tranquila —dijo Rick, apreté mis manos en puños y mire el techo, sentía las lágrimas salir de mis ojos, el dolor era horrible.

     —Ya casi —esta vez fue Hershel el que hablo, empecé a jadear—. Ya tengo la bala.

     Un grito desgarrador salió de mi garganta mientras me retorcía en la camilla, cuando sentí una mano más tomar una de las mías, baje mi vista de golpe, era Daryl, su expresión reflejaba dolor, comenzó a acariciar mi mano, me relaje y cerré los ojos, justo en ese momento, sentí las pinzas salir de mi piel, un último grito se escapó de mis labios.

     —Ya está, Vanessa —me consoló Hershel, asentí, comenzó a dejar caer una gran cantidad de alcohol en mi hombro, gemí de dolor, pero ya no grite.

     —Has perdido mucha sangre —dijo Rick mientras me quitaba el cabello de la frente, estaba pegado por mi sudor—. Hershel, tiene fiebre.

     —Es normal, la herida se logró infectar, le pondré antibióticos, además, la pérdida de sangre también colabora con ello —explico—. Necesito quitarte la blusa para ponerte la venda, Vanessa —me dijo, yo asentí—, ¿por qué no salen un momento?

     —No la dejaré —interrumpió Daryl, se había mantenido ahí, sujetando mi mano, supongo que se sentía culpable y por eso permanecía aquí.

     —Hazlo —le pedí con voz rasposa mientras le daba un apretón con mi mano, él me miró con culpa.

     —Vanessa...

     —Llevátelo, Rick —le pedí, éste asintió, Daryl me miró con incredulidad mientras Rick lo tomaba por los hombros y lo sacaba de la enfermería, la puerta no tardó en abrirse y volver a cerrarse.

     —Bien, Vanessa, levantate —me indicó mientras me tomaba por el brazo bueno, con gran dificultad me senté, un mareo me asaltó en el acto, Hershel me sujeto, cerré los ojos.

     —¿Hace cuánto que llegue?

     —Hace veinte minutos, sin embargo, llevas bastante tiempo con esa bala ahí adentro —me explico mientras me soltaba, con unas tijeras rompió mi blusa, más sangre de mi herida comenzó a brotar.

     —Necesitare sutura —comente.

     —Por eso los hice salir... Rick ya pasó lo suficiente tratando de sujetar tu cuerpo y Daryl... la expresión en su rostro cuando entro contigo en brazos... me llamó a gritos, incluso me exigió salvarte —comenzó a decir mientras caminaba hacia el otro lado, ya tenía la aguja preparada—. Trata de no gritar —pidió y comenzó a hacer su trabajo, fruncí mis labios mientras sofocaba mis gritos.

     —¿Acaso Merle y Michonne...?

     —Ellos están bien... según ellos y Daryl, tu los salvaste —susurro, yo resople.

     —No habría hecho falta, si Rick no tomará decisiones tan a la ligera.

     —El cambio de opinión, pero fue tarde, Merle ya se había ido.

     Permanecimos en silencio por unos instantes más, hasta que terminó de coser mi herida, mire las puntadas, eran precisas, pero vaya que se veían mal. Hershel las cubrió con una gasa y comenzó a vendarme, tuve que quitarme un tirante de mi brasier para facilitar su tarea, sin embargo, no me sentía incómoda, Hershel era como el padre o abuelo de todos, había confianza.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora