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     Maratón 7/?

     Apenas desperté, me di una ducha, pues había dejado las cobijas con muchos de mis cabellos, ya más tarde lo limpiaria. Cuando el agua caliente resbaló por mi piel, senti que podría ser un buen día, eso hasta que recordé que debería de partirle el trasero al hijo mayor de Deanna, la verdad había pensado que en los problemas que me habia metido eran serios, luego recordé que había tenido un amigo que me llevo a verlo en sus pruebas para oficial de policía, por él había tenido mis primeros contactos con las armas y con un tipo de instrucción, de seguro no sería problema el muchacho fresa.

     Ya en la cocina, pensé en preparar un buen almuerzo para los chicos, sin embargo, como no sabía si volverían hoy, rechace la idea y comí un poco de fruta con algo de avena, aunque no me gustara, debía de adaptarme a este tipo de cosas.

     En cuanto termine, me puse a ordenar un poco la casa, como ya podía moverme mejor, me anime incluso a poner un poco de música, los gustos de Aarón y Eric no eran malos, pronto estaba oyendo un poco de blues mientras lavaba los trastes y limpiaba el polvo. Habré terminado mis labores poco antes de la una de la tarde, justo cuando una nueva persona tocó la puerta, apenas la abrí, supuse que el niño fresa ya quería que le partiera la cara, pues estaba con un aire galán recargado casualmente en el amarco de ésta.

     —¿Cortaste tu cabello? —pregunto casual.

     —Que observador, ¿que quieres? —devolví y me crucé de brazos.

     —Tenemos un asunto pendiente, ¿lo olvidaste?

     —La mala memoria no es una virtud en mi, andando —respondí y salí—, ¿donde será?

     —Sigueme —me indicó y comenzó a caminar, sin embargo, antes de cerrar la puerta, tome una de las sudaderas de Eric y me la puse, pues la corriente de aire era algo fría.

     Seguí al tipo hasta los límites de Alexandria, ahí estaban ya sus padres, su hermano, Olivia, Jessie y otros dos tipos.

     —Si vino —se animo uno de los desconocidos.

     —¡Tu puedes! —me animo Deanna, yo sonreí y asentí, me quite la sudadera y la deje en el piso, ya mas tarde la lavaría.

     —Bien, no te haré daño, iniciemos con esto, probaré tus reflejos, ¿si? —pregunto mientras se ponía delante de mi, yo me encogí de hombros mientras empezaba a calentar.

     Ni pude hacer una serie de calentamiento, cuando él trato de tomarme, apenas y pude retroceder, tenía una ventaja que él, era mas ágil, así que la aplique lo mejor que pude, algunas veces logró sujetarme, pero no lo hacía por mucho tiempo, pues rápidamente me deshacía de su agarre.

     Cuando aumento el ritmo de nuestro encuentro, comenzó a avalanzarse sobre mi sin piedad, tal vez porque le había demostrado ser buena. De un momento a otro, me tenía sometida entre sus brazos, para mi infortunio, me era difícil liberarme.

     —¿Te rindes? —pregunto cerca de mi oído, levanté la vista y vi como Deanna, Olivia y Jessie me miraban, justo ahí recorde las palabras que Deanna me había dirigido, debia de ser un ejemplo para las mujeres, demostrarles que éramos guerreras, al igual que ellos.

     Además estaba probar que era digna de la ayuda que necesitaba  bmorragia en su labio.

     Como declarando por finalizado el encuentro, Deanna comenzó a aplaudir, seguida de Reg y las chicas. Yo solté a su hijo mientras sus amigos iban a ayudarlo, en cuanto estuvo de pie, me extendió una mano.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora