28.

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     Ya habían pasado dos semanas desde la muerte de Andrea, cuando regresamos de Woodbury trajimos su cadáver con nosotros, con algunas dificultades, pudimos enterrarla junto a las tumbas de Lori, T-Dog, Axel y Oscar, aún seguía sin creer que mis amigos estuvieran muertos, desde que reparamos la valla que el Gobernador destrozo, iba a llevarles flores a sus tumbas, rosas cherokee para ser exactos, había descubierto que crecían cerca de la prisión, casi cada semana iba a cortar unas cuantas para ponerles.

     Por cierto, como ya habrán adivinado, tuvimos que aclimatar la prisión para nuestra reciente nueva población, teníamos un poco de todo, pero ancianos y niños en su mayoría, no es que no hubiera hombres y mujeres, es sólo que no estaba tan equitativo el número, pero en fin, en nuestra labor tuvimos que despejar dos pabellones más y ponerlos a salvo, por lo que elegimos los más lejanos a las tumbas, pero cercanos al pabellón C, fueron el B y el D los ganadores, las personas se instalaron y adaptaron muy bien a su nuevo cambio, al parecer, no muchos simpatizaban con las ideas del Gobernador, por lo que el cambio de aire les sentó bien, aunque debo de admitir que a nosotros nos costó acostumbrarnos a ellos, especialmente al ruido, antes la prisión era un lugar silencioso, ahora estaba lleno de voces, gritos y risas, adoraba la presencia de estas últimas, pero a veces era un problema el tratar de dormir con ellas, y nadie lo sabía mejor que Judith, la pobre bebé había estado toda su corta existencia gozando de un silencio pacífico por lo que ahora, cualquier ruido la hacia inquietarse, por cierto, ella ya estaba durmiendo en la misma celda que Rick y Carl, luego de volver de Woodbury, Rick cambio su actitud, pero para bien, sin duda alguna, nuestro líder había regresado de sus vacaciones en Locolandía, lo cual era un alivio, pues ahora más que nunca necesitábamos orden, por supuesto que el caos había estado reinando por algunos días, si no es que semanas, en la prisión, y todo ello lograba alterar a los caminantes en las rejas, fue por esa misma razón que decidimos volver a tomar el control de la situación.

     Luego de la limpieza de los pabellones, retomamos el patio de la prisión, todos los que podían portar un arma lo hicieron, la desventaja fue que a mi no me dejaron, en Woodbury me habían dado un cabestrillo para que apoyará mi brazo y que éste pudiera sanar, pues los puntos se me habían botado ya tres veces, por lo que me tuve que quedar liderando a las mujeres y ancianos para que nos deshicieramos de los caminantes en las rejas, mientras que el equipo más grande limpiaba la zona y atravesaba los autos en la entrada, para nuestra fortuna, entre los hombres vivos de Woodbury, teníamos a un arquitecto y a un ingeniero que nos ayudaron a reparar las rejas y a reemplazar las partes destrozadas con refacciones que habíamos obtenido de la salida de las tumbas, la tarea nos llevó cuatro días, pero cuando estuvieron listas, vimos que la tarea había válido la pena, teníamos más espacio.

     Lo siguiente, fue deshacernos de los demás caminantes que teníamos encerrados en el pequeño patio dentro de la prisión, para no gastar municiones ni llamar la atención de los demás caminantes fuera, ocupamos armas blancas, en esa ocasión, Daryl guío al pequeño equipo de arqueros desde el puente, mientras unos los mataban por dentro otros lo hacían por fuera, la tarea fue rápida, en lo que casi nadie quiso ayudar, fue para meter los cadáveres en la camioneta y llevarlos a una zona alejada para quemarlos, Maggie, Carol, Glenn y Rick pusieron el ejemplo, ellos la llenaban y yo conducía mientras Daryl los descargaba, en el tercer y último viaje, otras dos personas vinieron con nosotros, ellos se encargaron de quemarlos.

     Con la prisión lista para la vida, comenzaron a suscitarse otro tipo de necesidades, como por ejemplo, tener agua para las regaderas, nuestra mejor idea era el río, pero debíamos de adaptar una manguera con una bomba de agua que tuviera la suficiente presión para llevarla a la prisión, fue un reto para nuestro ingeniero, sin embargo tuvo la suficiente inteligencia para pensar en algo, el problema, necesitaría mucha manguera, Rick organizó de inmediato otra expedición, en la cual, también buscarían comida, pues nuestras reservas comenzaban a decrecer con rapidez, por consejo de Tyresse, fueron por todas las provisiones a Woodbury, y por la manguera, a otra ciudad, la expedición les tomó tres días, en esos tres días me sorprendí de no haber hecho un agujero en el piso de la prisión de tantas vueltas que dí, obviamente, Rick había elegido a Daryl para ir y, sorprendiéndome, a Merle, pero como yo aún seguía en recuperación, no me dejo ir, creo que no había sentido tanta desesperación en mucho tiempo, el primer día no fue difícil, hacia el fin del segundo me preocupe, en el tercero ya no podía con mi alma, Beth, quien, amablemente, me había hecho compañía, había notado mi nerviosismo.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora