9.

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     Resulta que Andrea fue la idiota que no supo diferenciar entre un infectado y un humano, bueno, dos, yo tenía una linda herida en mi brazo, su bala me hubiera dado en el corazón si no me hubiera agachado para revisar a Daryl, ahora estaba en la cocina, tenía a Maggie revisando mi brazo, le hacía una ligera curación mientras su padre atendía a Daryl, éste, por su parte, se estaba encargando de informarles sobre lo que encontró, desafortunadamente para mi, la cosa no pintaba tan bien, Rick quería hablar conmigo después de que me curarán, supongo que se debía al hecho de que Daryl estuviera lastimado y yo no, algo bueno debería de inventar, cuando me puso la gasa con la venda en el brazo, Maggie se alejó.

     —Bien, estás mejor, esa bala pudo haber hecho más daño, pero sólo fue un rozón —dijo, yo le sonreí.

     —Gracias, Maggie. Se que no me he presentado, pero de seguro ya sabes mi nombre, aun así Vanessa Stride —dije y le tendí la mano, ella la estrechó animada.

     —Maggie Green —dijo y me soltó—, entonces, ¿tu novio y tu tuvieron suerte con lo de la niña que buscan?

     —¿Novio? No, él no es mi novio —aclaré un poco incómoda—, somos amigos, pero si, encontramos su muñeca.

     —Lo siento, es que su amigo Glenn dijo que les iba a conseguir condones cuando fuimos a la farmacia —dijo, yo me puse roja de la vergüenza, ¡maldito chino!

     —Pero no, Daryl no es mi novio ni nada de eso —reitere, ese maldito asiático se las vería con mi pie—, ni... Tenemos ése tipo de relación —demonios, no recordaban la última vez que me sentí tan incómoda.

     —Supuse que mentía, no es muy bueno con ello ¿no? —pregunto casual, yo reí.

     —Tienes razón, es un caos total —dije recordando los breves momentos compartidos—, pero es un buen chico.

     —¿Estás enamorada de él?

     —No, pero le debo mi vida, mi antiguo equipo me habia abandonado en Atlanta, ése lunático manejo un convertible con la alarma encendida y se llevó a los infectados lejos —explique, ella me miro con curiosidad.

     —No los llamas caminantes como ellos —observo.

     —Antes de todo esto, era una mujer de ciencia, o algo así, están infectados con algo —dije.

     —¿Y crees que sea curable? —que curioso, la misma pregunta en menos de un día.

     —No... Estuvimos en el CDC, vimos lo que hacía, reanima a los cadáveres... Aunque hubiera un antídoto que eliminará la infección, dejaría a un cadáver común y corriente, sin vida —le explique, ella bajo la mirada—, ¿a quién perdiste?

     —Una madrastra y un hermanastro —dijo, yo asentí.

     —Yo perdí a mi mamá, a mi hermano y a mi cuñado —confesé, era fácil hablar con ella.

     —Lo lamento.

     —Yo también... Por tu familia —especifique, ella me sonrió.

     —¿Sabes que las mujeres de tu grupo, Lori y Carol, se ofrecieron a hacer la cena hoy? Están en la cocina, si quieres...

     —De hecho... —recorde la serpiente en mi bolsa—, tal vez podrías ayudarme con otra cosa, verás, a mi amigo lo tiró del caballo una serpiente que lo asustó, al caballo, de casualidad la encontré y él dice que le hubiera gustado cazarla para... Ya sabes, comérsela. He oído que si se pueden preparar, de hecho en mi país lo hacen, pero no se ni siquiera como se limpia esa cosa, ¿alguien de tu familia sabrá cómo? —pregunte, ella río.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora