98

745 34 2
                                    

Hola, no morí, ni nada, ya regrese con nuevo capitulo y temática! Esta vez vamos a hacer un retroceso a la historia de Vanessa, desde sus comienzos con la epidemia hasta la pérdida de su familia.

Espero les guste y así conozcan más a mi querida protagonista.

Por cierto, este capítulo contiene lo de dos, pero por problemas con mi celular que anda mal de la pantalla y no lo he podido arreglar, tuve que dejarlos juntos.

Otra cosa, si no han leído, la edición será después de terminada la obra, aunque agradezco sus comentarios sobre correcciones.

En fin, disfruten!

1

–Les pedimos a todos que permanezcan en sus casas y que obedezcan al ejército que ira evacuando a todos los ciudadanos a zonas seguras… Las autoridades aún no dan razón sobre la situación actual, nos solicitan informar que… –apagué el televisor y miré a mi madre.

–No sé qué está ocurriendo, pero está en todas las noticias y en internet, no creo que sea algo solo de Estados Unidos, ¿recuerdas en el vuelo? Lo que hablaban esas personas en el pasillo…

–Vanessa, tranquila, no es nada ¿sí? Todo irá bien, tu padre llegará en dos días aquí y podremos irnos todos juntos…

–¡Mamá, reacciona! Si esta situación continua, no podrá llegar desde donde está con su maldita exposición…

–Aunque no es la mejor forma de decirlo –me interrumpió mi cuñado Gustavo–, Vanessa tiene razón, nosotros deberíamos irnos y contactarlo en el camino, ir a una zona segura como todos, estamos muy cerca de la ciudad…

–No nos iremos aún, los oficiales no han llegado a evacuarnos ¿A dónde quieren ir? Es nuestra primera vez aquí, no conocemos las calles y tampoco tenemos auto.

–Mamá, sabes tan bien como yo que sé arrancar un coche sin llaves, además…

–No vas a volver a robar ¿quieres que te deporten y no puedas volver a este país jamás?

–Sabes que yo no quería venir, si Jonathan estaba tan interesado en saber de nosotros, bien pudo ir a México, pero claro, sus peces son lo más preciado que tiene…

¡Bang!

Un disparo calles abajo hizo que me callara y me levantara rápidamente para ir a abrazar a mi madre, quien me hizo agacharme.

–¿Dónde está Javier? –preguntó en un susurro.

–Arriba, ha estado allí desde hace dos horas –respondió mi cuñado acercándose con cuidado a la ventana y echando un vistazo discreto–. Parece que no fue cerca y lo que haya sido, ya pasó.

–¡¿Están todos bien?! –preguntó a gritos mi hermano mientras bajaba las escaleras rápidamente.

–¡Calla! –lo regañe.

–Bajen la voz los dos –nos reprendió mi madre–. Javier ¿qué estabas haciendo?

–Tenemos que irnos, estuve haciendo algunas investigaciones y sé que no me lo van a creer, es especial tú, Vanessa –añadió mirándome, le dedique una cara de pocos amigos–, pero parece que hay un brote de una enfermedad mortal que está haciendo que los muertos se levanten y…

Una sonora carcajada salió de mi boca.

–¡Esto es en serio! –me reprendió.

–Hermano, no debes de creer todo lo que lees en internet, ¿sabes? Dios, no puedo creer que eres mayor que yo.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora