—Se los agradecería mucho, no es agradable tener esta cosa en mi brazo —admití, ella asintió.

     —Bien, me retiro, le comunicare eso a Jeff, esperen aquí —nos indicó, ella se levantó y se fue, Merle ocupó su lugar.

     —Podemos confiar en ellos, no hay ningún demente en su grupo —dijo, lo mire con gracia.

     —¿Sabes identificar dementes con la vista? —pregunte, él rió.

     —Me crié con ellos, hermanita, también me relacione e hice negocios, no fui al colegio militar ni al reformatorio por santo.

     —Lo cual agradezco ahora. Si sabes identificar a un demente, ¿como terminaste con el Gobernador? —le pregunté, él se encogió de hombros.

     —Estaba huyendo con la camioneta que les quite a Rick y a los otros, sacaba la gasolina de los demas autos... así dure una semana, sin embargo, el problema era la comida, estuve bien unos días, pero cuando traté de asaltar una tienda, esas cosas me rodearon, pude darles pelea, pero cuando me superaron él entro con su gente y comenzó a atacar a esas cosas, me ayudó, me llevo a Woodbury, me dió esta cosa —dijo y alzó su mano—, luego me dijo la razón, sabía que a veces se necesita quien hiciera el trabajo sucio, muchos de sus hombres estaban en desacuerdo, pero a mi no me importaba, no después de estar en deuda con él, mate, robe y demás cosas, no era algo nuevo.

     —Pero eso te ayudo, ¿no? —pregunte, él negó.

     —¿Ayudarme a que, Vanessa?

     —A sobrevivir a esto.

     —Puede ser.

     —Chicos —nos llamo Jeff, casi rió al oír que le decían asi a Merle, pero sólo sonreí, camino hasta nosotros—. Nos moveremos con nuestro grupo, suban a un vehículo. Y Vanessa, ahí te atenderá John, es nuestro doctor.

     —Te lo agradezco —dije con total sinceridad, él negó.

     —Incluso en este mundo, es bueno ayudarnos mutuamente —respondió, yo asentí.

     —Ya lo veo —dije.


     Quince minutos después, estábamos en la parte de atrás de una camioneta, la gente era amable, apenas entramos en el vehículo, un sujeto nos dió dos mantas, Merle me ayudó a ponerme la mía sobre los hombros y me cedió la suya para mis piernas, agradecida por su gesto, llegamos a su campamento. Apenas bajamos del vehículo, quedé sorprendida por la cantidad de personas que había en un llano, podía jurar que alcanzaban las cincuenta, a su alrededor había tres camiones, ya veía como se podían mover tantos.

     —Es sorprendente —dije, Merle asintió a mi lado.

     —Son demasiados, ¿como los protegerán? —se pregunto.

     —Son los gajes que deja el oficio —dijo la voz de Jeff a nuestras espaldas, llevaba bajo el brazo a su mujer—. O bueno, de algunos.

     —¿A que te refieres? —pregunte confundida, él rió.

     —Antes de todo esto, la mitad de los que están a cargo tenían trabajos de oficiales, policías, militares y demás, yo estaba a cargo de mucha gente en la milicia —explico mientras comenzábamos a caminar—. Cuando todo esto inicio, nos hicieron movernos hacia las zonas de mayor riesgo, manteníamos zonas seguras, pero las balas se nos terminaron, al igual que la esperanza. Habían movido a las familias de todos los oficiales a una especie de búnker, supuestamente estarían seguros, pero luego de que nuestras zonas seguras cayeron, decidimos dimitir de la tarea e ir a buscarlos... Estaban destruidos, la infección había comenzado también adentro, para nuestra fortuna lograron moverse, apenas encontramos al grupo, no los dejamos solos.

El Arquero del Fin del Mundoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن