41. La máquina voladora

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Ha pasado mucho desde la que encontraron las ultimas cuatro pistas del tesoro: aliados inesperados, alianzas forzadas para un propósito, eliminación de un capitán o perdón templario que tenía el barco de uno de nuestros aliados si se puede decir que es aliado... Queda la última parte encontrar el tesoro pero antes cada uno tenía: un deber los capitanes Kenway y Mikk prepararon los preparativos, uno se fue a Londres a avisar y buscar información entre sus fuentes mientras el otro se fue a la Hacienda, esperando el momento en Tyki Mikk y Larisa volvieran listos con todo. No había aún la confianza necesaria para Tyki entrará en la hacienda además quien debe tomar la decisión de que pueda entrar es el mismo dueño de la Hacienda, Aquiles. 

Las chicas fueron con Larisa para decirle algunas cosa: 1. Que tuviera cuidado y 2. Que tuviera cuidado con su capitán pero este último no era muy en serio ya que las dos imitaron una mirada pícara haciendo que Larisa se tapará de la vergüenza.

 Pudieron regresar a la hacienda, todo el mundo les había echado de menos a todos ellos, el tiempo en el Mar se hace lento y volver a tierra firme sentaba bien.Mientras esperaban a la carta de Tyki listos para ir a por él tesoro cada uno estaba centrado en una cosa hasta que Tyki avisará: Lavi consultando todas las rutas disponibles, Juana ayudandole con ello y cuidando de los niños de la hacienda que la adoraban con locura, Connor se centró en el entrenamiento de los asesinos disponibles, yendo siempre a Boston y dejando a Samanta en la hacienda diciendo que era más seguro que uno de ellos se quedará vigilando la hacienda.

Los viajes de Connor eran más frecuentes y apenas tenía tiempo para estar con Samanta con las misiones que había hecho por la zona, solo estaba centrado en su misión algo que preocupaba a Samanta seriamente. Samanta ayudaba como podía a Aquiles, a cuidar de los niños con Juana, a Lavi con los mapas del tesoro de Kidd. Echaba de menos a Connor y cuando volvía se ponía a discutir con Aquiles, de decir la verdad a Washington. Juana y Lavi estaban allí cuando ella estaba desanimada o Connor se había ido otra vez sin decirle nada. Samanta se sentía perdida y sin saber que hacer hasta que recibió una carta le llegó de una compañera de la hermandad.

Hacienda Davenport, el lugar que frecuentaba a leer...

Estimada Samanta,

Quería infórmate de una cosa que he recibido y que te puede serte útil por eso te lo he enviado. He recibido unos papeles importantes que sirvió al mismo Ezio auditore el maestro asesino de Italia y son del mismo Leonardo da Vinci.

Guarda los planos de una maquina voladora, quisiera haberlo probado pero el territorio de Luisiana está en peligro y los esclavos de la zona necesitan mi ayuda. He oído que se te da bien los planos y seguro que los podrás entender.

Espero que te sirvan para la lucha contra los templarios y sepas darles buen uso de ellos.

Siempre contigo en la hermandad,

Aveline

- Seguro que Aquiles dijo demás, ¿por qué me ha metido en este lío? - se dijo Samanta mientras releía la carta de Aveline. Juana y ella habían ayudado a la hacienda con el sistema de cuentas, los gastos, y reparaciones del equipo. Con mucho trabajo y esfuerzo de ambas. Pero una cosa es las cuentas y otras un plano del mismísimo Leonardo da Vinci.

Da Vinci no fue conocido solo por su pinturas, en el juego conoció a Ezio y le mejoró todo su equipamiento: hojas ocultas, armadura... Pero uno de sus grandes inventos fue la máquina voladora.

Samanta se quedó pensativa mirando los planos de Leonardo, si pudieron recrear el códice de Altair y crear estos inventos, si logramos hacer esta máquina y descifrar el resto de planos sería una gran ventaja para nosotros pensó Samanta levantándose de golpe de ahí y saliendo corriendo a buscar la ayuda necesaria para ello y tenía a los candidatos perfectos.

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