22. En busca del tesoro del capitán kidd, segunda parte

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- Venga va cuenta como fue... - preguntó Larisa

Samanta estaba tan feliz y alegre, que a pesar de haberse tropezado unas veces hoy le daba igual. Nunca se había sentido así de contenta por algo, las chicas le habían estado preguntando, pero le daba vergüenza, la carta, el lago y el beso, su primer beso y con él. Era una fantasía muy real y que había conseguido, no quería que se acabase ni mucho lejos.

- Quizá lo diga, quizá no, no sé...- dijo Sam de forma divertida.

Estaban recogiendo algunos paquetes encargados por Lance, decía que era diseños exclusivos e inventos. Sobre todo, uno de Leonardo da Vinci. Las tres se ilusionaron algo de Leonardo da Vinci no se encuentra así porque sí. Samanta quería probar la maquina voladora cuando juego con el assassin's creed 2 con Ezio, le había encantado la idea de la maquina voladora. Fue la misión que más le costó hacer o se estrellaba contra los edificios o subía demasiado alto y se desviaba. Al menos si Connor quería utilizarlo sabría cómo hacerlo. Y si encontraban algo del manejo de la hoja oculta. Esta asesina estaba dispuesta a averiguarlo.

- Eres una mala persiana, ¿lo sabes? - dijo Juana

- He dicho que quizá lo diga, pero...

- ¡Venga! - dijeron las dos a la vez

- Está bien lo diré... Sí primero me cogéis - dijo Samanta empezando a correr

- Eso no vale, tú corres más, tramposa - dijo Juana intentando cogerla. Vio que alguien delante de ella. Ella lo conocía está intento dar señales de que para. Larisa la aviso:

- Sam para... Que...

¡Pum!

- Connor está delante de ti... - dijo Larisa.

Samanta se cayó al suelo del choque. Con lo grande que es Connor y no haberlo visto es como ver una señal gigante de Stop y saltártela; acabas chocandote con un camión, lo mismo. Y eso que le avisaron quien avisa no es traidor - ¡Jolines ya van 6 tropezadas hoy!

- Te lo mereces por no decirnos nada, anda hija, ven que te ayude - dijo Juana levantándola del suelo.

- ¿Decir qué? - preguntó Connor mientras Larisa fue a preguntar. Las dos tenían curiosidad y si Samanta no lo decía, le preguntaría claramente a él. Aunque él es un tipo silencioso, pero estando Samanta a ver si decía algo más. Debían sonsacar algo ahora se parecían a la vieja del visillo.

- No sé, ayer por la noche Sam se cambió y se fue y a ti no te vimos todo el día... ¿Qué pasó? - pregunto Larisa indagando en la pregunta, estaba mirando expectante a los dos asesinos para oír su respuesta.

Los dos se sonrojaron a la pregunta. Era tan reciente que no se lo creían, pero es real y paso. A Connor también le estaba insistiendo Miriam, Norris, Achilles... Mejor dicho toda la hacienda. Era como en el pueblo de Samanta dices algo y todo el mundo se entera de una forma u otra. Samanta intentó sacar a Connor de este apuro - Oye, capitán ¿hay algo sobre el tesoro del capitán kidd? - dijo Samanta

- Sí tenemos algo en un cementerio de barcos está el siguiente trozo de mapa, preparaos partiremos enseguida - dijo Connor mientras se acercó a Samanta y le besó la cabeza - Sí algo paso ayer, ahora es cosa tuya explicarlo.

Connor se fue dejando a Samanta sin palabras, donde había sacado ese atrevimiento. Samanta se había olvidado de una de las cosas más comunes de Connor, ser muy descarado en momentos clave. Sus amigas se lanzaron sobre ella diciendo mírala, si que pasó algo cuenta... Y así todo el rato. Samanta al final se lo dijo todo merecían saberlo, pero le daba tanta vergüenza. La vuelta a casa encontrando la carta en su libro, el lugar donde la llevo, el baile y el beso.

- Sentí que todo se paraba, fue maravilloso, no sé cómo describir el beso... Fue, fue... - dijo Samanta tartamudeando. En realidad, no sabía cómo explicar el beso, maravilloso, dulce, se quedaría sin palabras para describirlo.

Las chicas entendieron a Samanta, el primer beso, eso no se olvida y es difícil de explicar. Entre las explicaciones llegaron al barco. Todos estaban listos para zarpar, cada una ocupo su puesto. Larisa que parecía una equilibrista de circo con las cuerdas de las velas. Samanta limpiando los cañones ligeros y Juana preparando la comida de los marineros.

- ¿Esta vez podemos ir? - preguntó Larisa

- Quizá es una zona desierta salvo por los carroñeros, pero eso es fácil - dijo Faulkner mientras este le daba un trago a su licor. Samanta se acercó a él.

- Sí dicen que en esos barcos hay algunos tesoros dentro, quizá nos encontremos al Kraken o con David Jones - dijo Samanta riéndose.

- Con eso no bromes, chica, con David Jones no - dijo Faulkner dándole otro trago a su licor, tendría que ir a alcohólicos anónimos pensó Samanta

- Y se supone que es la realista, que pesimista eres... - dijo Juana, Larisa solo escuchó tesoro y se acordó de la persona a la que se encontró la otra vez. Juana y Samanta vieron su cara y las dos pensaron la mismo: Tyki.

- Esta vez señoritas tenga cuidado y si encuentran a alguien... - dijo Faulkner, pero Connor le puso al mando del timón.

- Samanta, tú vienes conmigo y vosotras en este viaje hemos contado con la compañía de dos compañeros más - dijo Connor

Samanta no se esperó esto. Dos compañeros ¿quienes serán? La cuestión es que no iba a ir con las otras, él no quería perderla. Viendo lo que ha pasado con su madre, lo entendía. Esta vez no lo iba a discutir. Sus amigas sabían defenderse, pero siempre viene bien algo de ayuda.

- ¿Y quién son los que nos van a acompañar? - preguntó Juana

En ese instante, subieron dos personas al barco. Una quien conocía bien Samanta y otro que conocían bien otras dos. Larisa de piedra, Juana estaba inmóvil ySamanta flipando. Si las vieran a las tres ahora mismo harían un cuadro de Picasso.

Breaking The Fourth DimensionWhere stories live. Discover now