—Tranquila, volverán —me animo mientras le cambiaba los pañales a Judith.

     —Ya lo sé, es sólo que se están tardando, y ¿si están heridos?, ¿si una horda los tiene acorralados y no pueden salir? —pregunte con cierta desesperación, ella río.

     —¿No te parece que estás exagerando un poco?, no es la primera vez que salen.

     —¿Como estas tan tranquila si tu novio está con ellos? —ella se había hecho novia de un tipo de Woodbury llamado Zack, era un buen muchacho, pero a mi parecer, algo tonto, ella me miró con interés mientras cargaba a Judith.

     —Confío en que está con buenas personas... Vanessa, ¿acaso hay alguien en el grupo que te interese más que otra persona? —pregunto mientras me señalaba con una manita de Judith, me sonroje un poco, la bebé simplemente se burló de mi

     —¿Que dices? —me queje mientras jugaba con unos hilos suelto de mi cabestrillo.

     —Es inútil que lo niegues, se te nota o bueno... creo que he visto algo —murmuro.

     —Beth, yo...

     —¡Llegaron! —me interrumpió la voz de Maggie mientras se asomaba en la celda de Beth, la miramos con duda—, los chicos volvieron —ya entendía su emoción, Glenn había ido con ellos, lo que trataba de ignorar, era la emoción que yo comenzaba a sentir, mire a Beth, ella cargo a Judith mientras nos apresuraramos a salir del pabellón.

     Luciendo como mujeres dementes, salimos corriendo al patio, las personas comenzaron a bajar de los autos mientras los recibían, sin embargo, yo fijé mi atención en una motocicleta, pues en ella iba Daryl, en cuanto bajo de ella, fui corriendo hacia él, sin miramientos y sin duda, lo rodeé con mi brazo libre, claro que estaba sorprendido por mi acción, pero simplemente río un poco y me devolvió el abrazo.

    —¿Acaso me extrañaste? —pregunto con cierta complicidad en su voz, le di un ligero golpe en la espalda mientras seguía abrazándolo—, tal vez debería de irme más seguido.

    —Ni se te ocurra —murmuré contra el cuero de su chaqueta, mientras me acomodaba en su brazo, vi que a mi derecha, Beth nos dirigía una mirada significativa, ella ya estaba con Zack, me sonrió y artículo unas palabras para mi.

     Lo sabía dijo, yo sonreí, lleve un dedo a mis labios.

     No le digas nada respondí, ella me sonrió, pero terminó asintiendo.

     Y sip, mi pequeño secreto ya no era tan secreto, pero confiaba en que Beth no le diría nada. Luego de un par de días más, pudimos tener agua en la prisión gracias a un increíble sistema de agua que nuestro ingeniero Roger había fabricado, con un pequeño ventilador, el agua era succionada, como todo funcionaba sin electricidad, no había problema con el, bastaba con darle cuerda o algo así, en fin, el agua que era succionada por la manguera iba al depósito de la prisión, del cual, se adaptó otra toma de agua para las regaderas y los baños, mientras el lago no se secara, tendríamos agua por un buen tiempo, lo cual era una buena noticia, ya que fui una de las primeras que disfruto de una ducha luego de mucho tiempo, para darnos más privacidad en el baño, una de las mujeres de Woodbury donó cortinas de baño, con ellas las cruzamos dando un poco de intimidad a cada regadera, era una buena idea y muy útil.

     Al final de la segunda semana, me quitaron los puntos y pude estar sin el maldito cabestrillo que comenzaba a molestarme, pues tenerlo puesto, significaba ser inútil para todo el mundo en la prisión, ni siquiera Carol me dejaba ayudarla con la cena y eso ya era bastante, como sea, lista para volver a la acción, y vaya que hizo falta, pues el problema con las provisiones y los artículos personales no se hizo tardar, justo por los primeros días de nuestra tercera semana con nuevas personas, fue mi turno de salir de expedición, esta vez, Rick se quedaría, pues seguía habiendo un problema con el orden, había muchos hombres que se sentían con la autoridad sobre los demás y eso era algo que tenía que cambiar.

El Arquero del Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora