57 ~ Nunca debí venir

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–Aún tienes mucho que saber –respondió Bridget. –Y que por entender... –añadió.

Pero no estaba segura de querer escuchar lo que, según ella, yo debería saber, ya que ni siquiera me sentía en las condiciones como para escucharle o mucho menos creerle.

No después de todo lo que ya me había contado esta tarde.

–Lo que sea que quieras decirme, ¿Cómo se supone que voy a creerte? ¿Cómo sabré que no me estás mintiendo? –especulé.

Su semblante cambió por completo y se removió en su lugar junto al marco de la puerta.

Bridget se acercó de prisa hacia mí, haciendo que, como auto reflejo, retrocediera unos pasos hacia atrás.

Ella, al captar mis movimientos, se detuvo a tan sólo unos metros frente a mí y me miró con el ceño fruncido, pero no comentó al respecto.

–¿Por qué crees que te mentiría? –puso una mano sobre su pecho. –Soy tu madre... eres la última hija que me queda.

–¿Tú última? –pregunté tan pronto había terminado de procesar sus palabras. –¿A qué te refieres con eso? –pregunté, aterrada de cuál podría ser su respuesta

Ella me miró con lo que parecía ser pena en sus ojos y ladeó su cabeza a un lado.

–Ven conmigo, quiero mostrarte algo –dio media vuelta sobre sus pies descalzos y caminó fuera de la habitación antes de que pudiera articular palabra alguna.

Dudosa e intrigada, dejé el marco donde estaba y la seguí al pasillo.

Cuando estuve afuera, miré a ambos lados del pasillo, hasta que la encontré frente a la habitación cuya puerta tenía el mismo dibujo que la mía, sólo que de un color distinto.

La puerta ya estaba entreabierta, mientras que Bridget la sostenía con una mano en la perilla, esperando a que fuera junto a ella.

Me acerqué unos cuantos pasos más a ella antes de que esta abriera la puerta por completo, entrando en la habitación, y segundos después, la luz de adentro se encendió.

Volteé a ver el pasillo a mis espaldas antes de seguir caminando, estaba oscuro y silencioso.

Seguí mi camino a lo largo del pasillo hasta quedar frente a la habitación.

La puerta estaba abierta casi por completo, dándome visibilidad hacia una parte de la habitación. Sin embargo, desde donde me encontraba, no podía ver a Bridget.

Le eché un último vistazo al pasillo antes de dar unos pasos hacia el interior de la habitación y vi como Bridget sostenía entre sus manos un marco muy parecido al que se encontraba en la otra habitación.

Bridget observaba la fotografía, mientras la acariciaba y un par de lágrimas comenzaban a bajar por su rostro.

Dicen, que una de las peores cosas que puedes presenciar, es el ver a llorar a una madre. Que sientes tu corazón estrujarse y achicarse al ver a la mujer que te dio la vida, sufrir de cualquier forma. Que el simple hecho de que ella estuviese descontenta, eso te hacía sentir miserable.

Pero ese no era mi caso.

Lo único que sentía en esos momentos era indiferencia.

Adelante, llámame egoísta, o desagradecida, pero eso era lo que realmente sentía.

Y por alguna razón, el verla llorar me resultaba extremadamente familiar, como si ya hubiera vivido esta misma escena un millón de veces en mi cabeza anteriormente.

Y el pensamiento, de que en cualquier momento podría comenzar a recordar, me infundió y me hizo estremecer.

Bridget se acercó a mí, apretando la fotografía contra su pecho.

Amnesia || Magcon [✔️]Where stories live. Discover now