10 ~ Trabajo

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–¡Stelle! –escuché que Jeremy me llamaba.

–¡Ahí voy!

Dejé los últimos platos sucios en el lavabo y desde la parte de trasera de la cocina, caminé hasta la parte de enfrente, donde me encontré con Jeremy sosteniendo dos platos de comida en sus manos.

–Necesito que lleves estos platos a la mesa 17 –me extendió los platos y los tomé, fruncí el ceño.

–¿Y Katherine? –pregunté, sabiendo que ese era su área de trabajo y no el mío.

Ya habían pasado casi dos semanas desde que había despertado en aquella playa y desde la noche de chicas que había hecho Hazel en su apartamento.

Luego de que Hazel me ayudara a buscar por internet las personas que habían desaparecidos en las últimas semanas y meses, no logre encontrar nada que señalara que alguien me estuviese buscando.

Es por eso, por lo que decidí aceptar la oferta de Hazel de quedarme en su apartamento. Se podía decir que ahora éramos algo así como hermanas.

Seba me había ayudado a conseguir trabajo aquí Colder's Café, el café de su tío Jeremy. No era mucho, mi hornada era corta, de cuatro a seis de la tarde, por lo que no había muchos clientes y el salario no era vasto, pero estaba satisfecha y sobre todo agradecida; Jeremy y yo nos llevábamos muy bien.

Mis horas de trabajo no coincidían con las de Seba, por lo que realmente no lo veía mucho en el trabajo.

Mi área de trabajo era en la cocina, lavando los platos sucios. Y, de vez en cuando, les repartía a los cocineros los platos ya limpios cada vez que los necesitaran, pero la mayoría del tiempo ellos los tomaban sin mi ayuda.

–Se tomó el día libre, su hermana está dando a luz –me contestó Jeremy.

–Oh, genial –sonreí.

Terminamos de hablar y salí de la cocina para ir hasta la mesa 17. Ahí se encontraba una pareja de jóvenes que charlaba animadamente.

–Aquí están sus órdenes –dije, llamando su atención.

Ambos me voltearon a ver y coloqué con cuidado los platos sobre la mesa.

–¿Desean algo de tomar? –pregunté al ver que no tenían nada de beber.

El chico miró a su acompañante.

–¿Limonada rosa? –le preguntó y la chica asintió.

–Que sean dos limonadas rosas, por favor –dijo el chico volviendo su atención hacia mí.

–Enseguida se las traigo –dije lo más amable posible mientras les sonreía y me retiré.

Fui hasta la ventana donde pasaban las órdenes y me acerqué al micrófono, que sólo emitía sonido en la parte trasera de la cocina para no molestar a los clientes.

–Dos limonadas rosas por ventanilla –dije y esperé hasta que Lewis llegó con dos vasos de la limonada.

–¿Stelle? ¿Qué haces de mesera? No sabía que te habían promovido –comentó, poniendo las bebidas a un lado.

Lewis era uno de los cocineros y un muy buen amigo mío, me había ayudado mucho en mi primer día de trabajo aquí.

–Es sólo por hoy –le sonríe y tomé las bebidas para regresar a la mesa.

–Aquí tienen sus limonadas, espero que disfruten –les sonreí.

–Gracias –dijeron al unísono.

Me fui de allí y regresé a la parte de atrás de la cocina. Lavé todos los platos que quedaban y miré la hora en el reloj que colgaba en la pared. 6:26pm.

Se suponía que salía a las seis en punto, pero me había atrasado.

Salí de la cocina y me adentré más hacia la parte de atrás del café y entré a los vestidores, el cual se componía de casilleros de color azul.

Allí me encontré con Vero, la chica que comenzaba su turno después del mío.

–Stelle –me miró sorprendida. –Pensé que llegaba tarde, pero tú aún sigues aquí –comentó.

–Sí –suspiré. –Se me atrasó un poco el trabajo –expliqué. –Pero ya está, no te preocupes que llegas justo a tiempo.

Me despedí de Vero para llegar a mi casillero, lo abrí y saqué mis cosas. Me cambié de ropa a algo más cómodo y metí mi delantal en mi mochila y salí de allí con esta apoyada sobre mi hombro.

Justo cuando iba abrir la puerta trasera del café, que era la que usaban los empleados para entrar y salir del café, apareció Jeremy y me detuvo.

–Stelle, pensé que ya te habrías ido.

–No, acabo de terminar ahora.

–Pues, que bueno que te encuentro aquí, sólo quería dejarte saber que lo hiciste muy bien hoy –comentó.

–Gracias –sonreí.

–Y... –continuó. –También quería decirte que, si estás interesada y si lo quieres, el empleo de mesera es tuyo –terminó, tomándome por sorpresa.

–¿Hablas enserio? –pregunté, acercándome unos pasos más a él.

–Claro que hablo enserio –alzó su tono de voz y me dedicó una amplia sonrisa. –Sé que no has trabajado aquí por mucho tiempo, pero sinceramente pienso que eres demasiado valiosa como para tenerte encerrada en la cocina –comentó y sentí mi corazón latir con fuerza. –Así que, ¿Qué dices? –alzó una ceja. –¿Aceptas?

–¿Que si acepto? –pregunté eufórica. –¡Claro que lo acepto! Esto es increíble. –añadí.

–Entonces, creo que necesitarás esto.

Jeremy me extendió su mano y la abrió. Dentro, había una placa dorada que en letras negras decía S. Colder.

Me llevé una mano al pecho y lo miré a los ojos.

–Sé que no somos familia y que este no es tu apellido... –empezó a decir. –Pero te quiero como de la familia y pase lo que pase, siempre tendrás un hogar con los Colder.

Sentí mis ojos humedecerse al escuchar sus palabras.

Caminé hasta él y rodeé su cuello con mis brazos. Enseguida, Jeremy correspondió mi abrazo.

–¡Gracias, gracias! –agradecí y nos separamos. –En verdad lo aprecio mucho –confesé, tomando la placa en mis manos.

–No hay de qué Stelle –respondió. –Y ahora, que tengas un buen día, ¡Te veré el lunes! –me sonrió y se fue por el pasillo hacia su oficina.

No podía parar de sonreír. Volví a mirar la placa en mis manos y mi sonrisa se amplió todavía más.

Giré sobre mis pies y salí por la puerta, caminé a lo largo del callejón hasta llegar a la acera y comencé a caminar de vuelta al apartamento.

No podía esperar en decirle las buenas noticias a Hazel y Seba.

Muchas veces pensé en las decisiones que tomaba. Me preguntaba si estaba haciendo lo correcto. No fue para nada fácil decidir dejar en el olvido la vida que solía llevar y comenzar una nueva, con nuevas personas, amistades y lo más cercano que tenía a una familia.

No voy a mentirles, no he dejado de pensar y fantasear con el poder algún día reunirme con mi familia biológica o de recuperar la memoria.

Sin embargo, no me arrepentía de mi decisión, y con cada día y semana que transcurría, estaba cada vez más segura de que había tomado la decisión correcta.

Amnesia || Magcon [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora