Amnesia || Magcon [✔️]

27 ~ Luces, comida y...

–Bueno, creo que la sorpresa ya no será tan sorpresa... –comentó, aflojando su agarre en mi cintura, aún sin soltarme.

Miré a mí alrededor, tratando de ajustar mis ojos luego de haberlos tenido cerrados por un par de minutos.

Al inspeccionar mis alrededores, mis ojos se congelaron en un punto.

–No puede ser...

No pude evitar emocionarme y llevar una mano sobre mi boca.

–¿Esta era la sorpresa? –le pregunté a Sebastian, volteándolo a ver a los ojos.

–Sí, esta era la sorpresa –respondió, despegando sus manos de mi cintura y colocando una de estas detrás de su nuca. –Lamento haberlo arruinado.

–No, no, no –negué. –No lo arruinaste, es perfecto.

–¿Enserio? ¿Te gusta?

–Esto es increíble.

Miré a Seba asombrada, a lo que él soltó una leve risa.

–Ven, vamos –Seba tomó mi mano y juntos, comenzamos a caminar por la grama.

–¿Te gusta? –preguntó Sebastian a mi lado.

Mientras tanto, yo no quitaba la mirada de la Torre Eiffel a lo lejos frente a nosotros.

–Quise hacer algo especial para sorprenderte, aunque no resultó como lo había planeado.

–¿Es broma? –pregunté exaltada. –Seba, no pudiste haber hecho algo más perfecto que esto –contesté, a lo que él rio y yo no podía parar de sonreír.

–Me alegra que te guste, pero aún hay más –dijo e inmediatamente volteé a mirarlo.

¿Qué puede ser mejor que ver la Torre Eiffel?

–Sígueme –tomó mi mano con firmeza y comenzó a caminar con más precisión y con un poco más de rapidez.

–¿Qué? ¡Seba! –reí, intentando seguir su paso.

–Vamos, ya estamos cerca –me apresuró y seguimos hasta que él se detuvo frente a una pared de arbustos, los cuales no eran tan altos.

–¿Y ahora? –pregunté confundida, viendo como Seba soltaba mi mano y caminaba hasta detenerse frente a los arbustos.

–Entra –hizo un gesto con su cabeza hacia los arbustos.

–¿Qué? –dirigí mi mirada hacia él, luego hacia los arbustos y de nuevo a él.

–Vamos, no tienes de qué preocuparte –volvió hacer el mismo gesto con la cabeza.

–¿Qué hay ahí dentro? –pregunté entre confundida y curiosa.

–Es una sorpresa –dijo y sin más, dio la vuelta y comenzó a caminar hacia los arbustos, desapareciendo entre ellos.

–¡Espera! –intenté detenerlo desde mi lugar, mirando hacia donde él había desaparecido, pero no conseguí respuesta. –¿Sebastian? –lo llamé esta vez un poco más alto, mientras me acercaba unos pasos hacia los arbustos.

–¡Vamos! –escuché su voz desde atrás de los arbustos.

Entrecerré los ojos hacia los arbustos, debatiéndome entre ir o no, pero en realidad no tenía muchas opciones ¿O sí? Giré mi cuerpo sólo un poco para ver a mí alrededor.

Sólo se encontraban varias personas, podría decir que la mayoría eran parejas, unos estaban conversando y otros sólo caminaban por el lugar tomados de la mano, disfrutando de la vista.