4 ~ Una noche

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–¿Y dónde aprendiste hablar inglés? –le pregunté luego de que Sebastian comenzara a caminar hacia el lado derecho del pasillo.

–En la Universidad.

–¿En la universidad? ¿Cuántos años tienes? –pregunté sorprendida.

–Veintidós.

–¿Y ya terminaste la universidad? –lo observé, se veía demasiado joven como para que ya hubiera concluido sus estudios.

Nos detuvimos y él se giró a verme.

–Me saltaron de grado en el instituto –explicó y sonrió.

Sebastian sacó una llave de su bolsillo y la incrustó en la cerradura de la puerta, que llevaba el número 103 grabado sobre ella, y la abrió.

Hizo un ademán para que pasara y así lo hice.

Sebastian esperó a que ya estuviese adentro para entrar después de mí y cerrar la puerta detrás de nosotros.

Observé alrededor. El departamento se veía muy bien para ser de un chico de veintidós años viviendo sólo. Sorpresivamente, todo parecía estar organizado y en su sitio. Me detuve en seco cuando caí en cuenta de algo.

–¿Seguro que a tu novia no le importa que esté en tu apartamento? –pregunté, recordando a la chica del mostrador.

Sebastian me miró con el ceño fruncído y luego soltó una sonora carcajada.

–¿Novia? Yo no tengo novia –volteé. –Si te refieres a la chica del mostrador, ella no es mi novia, es mi hermana, Hazel.

–Oh, –murmuré. –Lo siento, pensé que era tu novia –me disculpé de inmediato, sintiéndome como una entrometida.

–No te preocupes –dejó las llaves que tenía en la mano en una mesita. –Adelante, puedes sentarte donde gustes –señaló los muebles que había en la sala de estar y me senté en uno de los sofás. –¿Quieres algo de tomar? –preguntó, dirigiéndose a la cocina.

–Agua, por favor.

El apartamento era bastante moderno en comparación con el exterior. Se veía muy lindo. Las paredes eran de un color gris medio oscuro, que combinaban a la perfección con los muebles azules.

Un momento después, llega Sebastian con dos vasos de agua en las manos y me pasa uno.

–Gracias –le agradezco y me llevo el vaso a los labios.

Horas después, ya le había contado a Sebastian lo de mi situación. Le dije todo desde que desperté en la playa, el no poder recordar absolutamente nada, hasta el momento en el que me topé con él en la calle y me ayudó.

–Así que... ¿No te acuerdas de nada? –preguntó, mirándome sorprendido.

–No –negué con la cabeza. –Eso es todo, desperté sola en la playa y no recuerdo nada –le resumí.

–Es por eso por lo que no me decías tu nombre –dijo, más para sí mismo. –No lo recordabas –asentí. –Lamento no haberte tomado enserio, no tenía ni idea.

–Descuida, no pasa nada.

Segundos pasaron y de pronto, Sebastian se giró a verme.

–¿Y si te quedas aquí por un tiempo? –preguntó y tan pronto como analicé sus palabras, negué rápidamente.

–No, no puedo.

–¿Por qué no?

–Sebastian, ya haz hecho demasiado por mí ¿Sí? No puedo simplemente comenzar a depender de ti para todo –dije. –No puedo quedarme aquí contigo y abusar de tu hospitalidad.

Amnesia || Magcon [✔️]Where stories live. Discover now