38 ~ No eres quien crees

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NARRA CAMILE

Tomé el control remoto del televisor y volví a cambiar el canal. Pareciera que hoy el planeta estuviera conspirando en mi contra para asesinarme de aburrimiento.

Cogí otra cucharada del tazón de cereal frente a mí, llevándomelo a la boca.

Bufé enojada al no encontrar algo que valiera la pena ver y decidí apagar el televisor. Miré a mi alrededor sin nada con lo que pudiera entretenerme.

Me pregunto qué estarán haciendo las chicas ahora...

¡Claro! ¿Cómo es que no lo había pensado antes?

Dejé el tazón en la mesa de centro que estaba frente a mí y me levanté del sofá, corriendo a mi habitación para tomar mi teléfono y llamar a Beth.

Con suerte, las chicas acepten salir ahora a hacer algo todas juntas. Esperé unos segundos a que Beth tomara la llamada, pero no lo hizo, fruncí el ceño y me aparté el teléfono del oído. Colgué y la llamé de nuevo, pero seguía sin contestar.

Rodé los ojos. Debe estar escuchando música e ignorando el mundo a su alrededor, como siempre.

Decidí dejar de internarlo y pensé en otra de las chicas que estaría sin duda haciendo nada y que tomaría mi llamada y pensé en que tal vez Liz sí tomaría el teléfono.

Busqué el nombre de Liz entre mis contactos y presioné sobre él, llevándome el teléfono al oído y esperando a que contestara.

Sin embargo, al parecer me había equivocado con respecto a que Liz, porque tampoco contestaba. ¿Qué les pasa? ¿Tan difícil se les hacía tomar el teléfono?

Decidí volver a intentar llamar a Liz, antes de intentar llamar a otra de las chicas. Volví a presionar su nombre entre los contactos y me llevé el teléfono al oído de nuevo, esperando a que esta vez sí contestara.

NARRA LIZ

Me llevé la punta del pincel a la boca y la mordí, no sabía qué pintar.

Probablemente llevaba ya un par de horas sentada frente a este lienzo en blanco, rodeada de cientos de pinturas y diferentes tipos de pinceles en mi habitación, pensando en qué podría pintar y cómo podría hacerlo de modo que se viera único y destacara.

La canción que escuchaba, proveniente del radio a mis espaldas, comenzaba a acabarse y como consecuencia, el volúmen se hacía cada vez más bajo, haciendo que de la nada, comenzara a escuchar mi teléfono sonar desde alguna parte de la habitación.

Me levanté de mi asiento confundida, mirando a mi alrededor mientras intentaba recordar en dónde había dejado mi teléfono. Noté que el sonido provenía del armario, por lo que lo abrí, recordando enseguida que lo había olvidado en mi bolso.

Abrí el bolso que colgaba de la puerta del armario y tomé el teléfono, viendo en la pantalla que se trataba de Camile y respondí, llevando el teléfono a mi oído.

–Hola, Camile.

–¿Dónde estuviste metida? Estuve llamándote hacía rato –dijo enseguida.

–Lo siento, no lo escuché –me disculpé y volví a sentarme.

–Ya qué, ¿Qué haces? –preguntó y miré vacilante hacia el lienzo, el que podría jurar se burlaba de mí en silencio.

–Nada –suspiré.

–¡Perfecto! ¿Quieres hacer algo?

–¿Algo como qué?

–Ir al centro comercial, tal vez a un restaurante, ¡O podríamos ir al cine! Hace mucho que no vamos.

Amnesia || Magcon [✔️]Where stories live. Discover now