50 ~ Lo siento, no te conozco

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NARRA STELLE

Es muy probable que llevemos más de dos horas viajando de casa en casa, y honestamente, con cada tachón que hacía en la lista, más esperanzas perdía.

Con cada persona con la que hablábamos, le preguntábamos si reconocía el apellido Tucker, o si mi rostro les parecía conocido e incluso si habían escuchado hablar de Magcon, pero nada.

Nadie parecía saber nada.

Ahora íbamos camino a la casa número veintiuno, que se encontraba un poco más lejos de Los Ángeles y más a las afueras.

–Aquí dobla a la derecha –señalé la calle y Seba giró, entrando por la misma. –Luego, en la próxima, gira a la izquierda –añadí y Sebastian giró de nuevo por donde le había indicado. –Aquí, aquí, ve más despacio –me apresuré en decir, intentando ver los números de las casas –Se supone que la casa esté en esta calle.

Me quité el cinturón de seguridad y me incliné un poco por encima de la ventanilla, que estaba abajo, para ver mejor.

–Setenta y tres, setenta y cuatro, setenta y cinco, y... ¡Setenta y seis! –exclamé. –Esa es –señalé la casa y Sebastian se estacionó enfrente.

Apagó el motor del auto y ambos abrimos las puertas para salir.

–¿Lista? –preguntó Seba, llegando junto a mí y asentí antes de que comenzáramos a caminar hacia la casa.

La casa era de dos pisos y era de un bonito color azul claro y blanco, pero lo primero que llamó mi atención, fue una pintura. Esta consistía en flores de diferentes tonos de azul y verde, reposando tras el cristal de la ventana a la derecha, junto a la puerta. Y las flores parecían formar la letra "M".

Sonreí inconscientemente. Se veía bonito.

El sonido del timbre siendo presionado por Sebastian, me sacó de mis pensamientos y me concentré en la puerta, esperando a que alguien la abriera en cualquier segundo.

Sebastian y yo esperamos, pero la puerta no abrió. Presioné el timbre de nuevo, esta vez dejándolo sonar por más tiempo.

Seba me miró antes de optar por dar unos toques en la puerta, rindiéndose con el timbre.

–¿Hola? ¿Hay alguien? –preguntó, antes de volver a tocar.

Y de nuevo, la puerta no abrió.

–Creo que esperaré en el auto.

–¿Segura?

–Sí, además, parece que no hay nadie en casa –me encogí de hombros.

Di media vuelta y comencé a bajar los escalones del pórtico, con la intención de regresar al auto, pero algo se me cruzó en el camino y no lo hubiese notado de no ser por los ladridos.

–¡Hola! –exclamé enternecida, mientras miraba hacia abajo, donde había un hermoso cachorro, observándome desde el suelo. –¿Estás perdido, amor? –me agaché en el suelo frente a él y comenzó a saltar y dar vueltas mientras ladraba.

–Es un Shih Tzu –dijo Seba a mi lado. –Se ve muy alegre para estar perdido.

–Sí, demasiado –sonreí. –Eres hermoso –abrí los brazos y él se me acercó de inmediato.

Lo cargué entre brazos y lo atraje hacia mí.

–Peluche –leí en su collar.

–Si tiene collar, no debe estar muy lejos de su hogar –opinó Sebastian.

El perro se me acerco al rostro, intentando lamerme, mientras me olfateaba, haciendo que riera.

Lo dejé en el suelo, pero comenzó a ladrar y a brincar sobre mis piernas, por lo que lo cargué nuevamente en brazos y volteé a ver a Seba, con Peluche recargado contra mi pecho.

Amnesia || Magcon [✔️]Where stories live. Discover now