25 ~ Cita

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Nuestros ojos se conectaron e inmediatamente sonreímos.

–Hola –me saludó.

Podía ver que cambiaba sigilosamente su peso de pierna en pierna, justo como lo había hecho esta mañana. Se veía nervioso y eso lo hacía verse tierno.

–Hola –sonreí y él comenzó a inspeccionarme con la mirada.

Él vestía con una camisa de botones a cuadros roja, unos jeans un poco oscuros y unos zapatos negros. También llevaba un diferente estilo de peinado al que estaba acostumbrada a ver en él. Y a decir verdad, se veía muy bien.

Se veía casual, pero a la misma vez formal, lo que me hacía preguntarme si había sido una buena idea haberme vestido de la forma en la que lo hice y no haber dejado que Hazel escogiera por mí. Me veía demasiado casual comparada con él.

Después de unos breves segundos de silencio, él habló.

–Stelle, estás... te vez hermosa –halagó, haciéndome sentir calor en las mejillas. –Te traje esto –me acercó un ramo de rosas de color rosa. –No sabía cuáles te gustaban, espero que estas estén bien –comentó, mientras me las extendía para que las tomara.

–Estas están perfectas –comenté y con gusto las tomé en las manos. –Gracias –mi sonrisa se extendió.

–Este... –comenzó a decir, pero se detuvo.

Claramente, ninguno de los dos sabía qué hacer.

–Siento interrumpir, pero... –habló Hazel, dejando sus palabras en el aire mientras levantaba su mano derecha, donde traía su cámara digital –Esto, –movió sus dedos a lados opuestos, como si estuviera encerrándonos a mí y a Sebastian en un círculo imaginario. –Merece una fotografía –finalizó, observándonos con una amplia sonrisa en el rostro.

Reí, y no porque pareciera una madre tomándole fotos a su hijo junto a su pareja en la noche del baile de primavera del instituto, sino por su cara, se veía muy emocionada por nuestra salida. Incluso más emocionada que yo. Sí estaba emocionada, pero definitivamente sentía más nervios que emoción.

En cambio, Seba ni siquiera parecía sorprendido. Y, a decir verdad, esto tampoco me sorprendía de Hazel.

–¡Vamos! ¿Sí? –hizo puchero, bateando sus pestañas hacia nosotros. mientras nos miraba expectante por una respuesta.

Miré a Sebastian y justo en ese momento, estaba rodando los ojos mientras se le escapaba una sonrisa y asentía hacia Hazel, haciendo que esta soltara un chillido de felicidad y caminara hacia adentro del apartamento a la misma vez que yo me volteaba y Seba se posicionaba junto a mí.

–Pero sólo una ¿Sí? –opuso Sebastian.

–No prometo nada –le respondió su hermana devuelta.

Aún llevaba el ramo de flores en las manos mientras que Hazel se sentaba en el espaldar del sofá y sentía como el brazo de Seba me rodeaba, acercándome más a él.

Inmediatamente, levanté la cabeza para mirarlo, encontrándome con una de esas miradas que derretirían a cualquier chica y una sonrisa que enamoraría a cualquiera.

En ese momento, nuestros ojos se conectaron y sentí como si todo a nuestro alrededor se detenía. Noté que sus ojos se habían aclarado al mirar los míos. Y podía sentir los latidos frenéticos de mi corazón, hasta juraría que los podía escuchar.

–¿Listos? No se muevan.

La voz de Hazel hizo que regresara del trance y fui la primera en romper el contacto visual. Me quedé mirando mis pies por unos breves segundos, avergonzada, como si fuera una niña a la cual acaban de regañar por tocar algo que no debía.

Levanté la cabeza para mirar a Hazel, que nos apuntaba con su cámara. Sonreí a duras penas.

–Listo –Hazel bajó la cámara y miró la pantalla de ésta, aun sonriendo.

–¿Ya estás satisfecha? ¿Ya nos podemos ir? –preguntó Seba a mi lado, quien aún me sostenía con su brazo.

–Sí –levantó su mirada de la cámara y asintió hacia nosotros. –Ya pueden irse, tortolitos.

En cuanto Hazel dijo aquello, el brazo de Seba calló devuelta a su lado y se giró hacia la puerta.

–Después de ti –dijo, extendiéndome su mano para que la tomara.

Asentí como agradecimiento y empecé a caminar fuera del apartamento, pero Hazel me detuvo.

–¡Espera! –me giré, al igual que Seba, para mirarla y Hazel extendió su mano hacia mí mientras se acercaba. –Las flores.

–Cierto.

Me acerqué a ella y se las entregué en la mano.

–Las pondré en agua –dijo, admirando las flores.

–Gracias –le agradecí, dándome la vuelta una vez más hacia la puerta y saliendo por ella, con Sebastian a mis espaldas, quien después de salir por completo del apartamento cerró la puerta.

–¡Adiós y diviértanse! ¡Pero no demasiado! –escuchamos que gritó Hazel una vez la puerta se encontraba cerrada, haciendo que Sebastian soltara una carcajada y a mí ganas de estrangularla.

Sebastian presionó el botón del elevador y las puertas se abrieron de inmediato, subimos en él y presionamos el botón para bajar al lobby.

Mientras el ascensor bajaba, nosotros nos manteníamos en silencio. No estaba segura de sí decir algo o simplemente quedarme callada.

Por suerte, luego de unos segundos, Seba rompió el silencio.

–¿Te teñiste el cabello?

–¿Uh? Sí, sí.

Casi olvidaba que mi cabello ya no era rubio y esta era la primera vez que Seba lo veía.

–Fue esta mañana –respondí. –Resulta, que este siempre fue mi color natural.

Las puertas del elevador se abrieron y salimos al lobby.

Mientras caminábamos hacia la salida, sentí como Seba posicionaba su mano en mi cintura. Levanté la mirada para verlo a los ojos.

–Me gusta mejor así –me sonrió.

–Gracias –agaché la cabeza de nuevo, para que no notara que me había ruborizado.

Cruzamos la salida y Seba se paró junto a la acera para detener un taxi. Yo me paré junto a él.

–Entonces, –llamé su atención. –¿A dónde vamos? –pregunté. –Aún no me has dicho nada.

Seba volteó a verme y me lanzó una sonrisa cómplice.

–Es una sorpresa.

Amnesia || Magcon [✔️]Where stories live. Discover now