—Te preocupas mucho por él —observo, reí, ésta chica quería saber si estaba con alguien o quería emparejarme con alguien, ¿por qué?

     —Si no hubiera sugerido separarnos, él no estaría con un agujero que atraviesa su cuerpo —dije, ella se sereno.

     —Supongo que mi tía Sam puede saber, está afuera con las gallinas, te llevaré, vamos —dijo, yo asentí y la seguí—. Entonces, ¿de dónde eres?

     —Soy mexicana —dije orgullosa, ella me miro sorprendida.

     —Es que...

     —Lo sé, no lo parezco, salvó por mis ojos —ella asintió mientras salíamos de la casa.

     Detrás de la casa encontramos a la mujer con un sacó vacío, lo arrastraba con la mirada perdida, estuve a punto de dar media vuelta y simplemente darle la serpiente a Daryl, pero debía de compensar mi negligencia por dejarlo solo, así que soporte a la loca de la tía, Maggie me dejó a solas con ella.

     —Hola, soy Vanessa, del grupo que recién llegó —la salude, ella trato de sonreírme, tenía entendido que su esposo se sacrifico para que Shane trajera los medicamentos para Carl, algo que aún no creía.

     —Te he visto, tu hombre es al que están curando —otra vez vamos con lo mismo, ¿enserio, mundo?

     —Es mi amigo, y quería darle una sorpresa, vera, se que mis amigas se están matando en la cocina haciendo una rica cena, pero logré cazar a la serpiente que lo hizo caer del caballo, y planeaba cocinarla para él, ya sabe...

     —Quieres que recupere un poco de su orgullo, yo respeto la tradición —estaba segura de que no entendía que Daryl no era mi pareja, me rasqué incómoda la oreja—. Bien, supongo que necesitas ayuda, despellejarla no es sencillo, y dado que están ocupando la cocina ire por lo que necesitamos, tu ve al tronco de ahí y comienza a hacer una fogata, pequeña, ¿entendido? —pregunto, yo asentí y me fuí, temía que volviera con cuchillos y que tuviera que quedarme a solas con ella, pero bueno, debería de ser valiente.

     Hice la pequeña fogata y lleve la víbora a donde me dijo, ella volvió con una tina llena de cosas, primero saco un cuchillo de carnicero y me lo dió, acomodó la víbora en el tronco y me indicó cómo comenzar, le corte la cabeza y la deje a un lado, luego con un cuchillo más fino la corte a lo largo, limpiando su interior, y vaya que hacía falta, algo parecido a un ratón estaba en su cuerpo, trate de no vomitar. Ya limpia la enredé en un palo y la puse sobre el fuego, ella la barnizo con una salsa que había hecho con aceites y especias en un tazón, al acabarla la corte en trozos un poco grandes.

     —Felicidades, haz hecho tú primera víbora —dijo mientras limpiaba la poca sangre de sus manos con un trapo, me pasó el mismo a mi, con algo de asco la imite, ya estaba pegajoso.

     —Gracias, no lo hubiera podido hacer sin usted —respondí mirando los trozos en el plato, ella cogió uno y me lo ofreció, lo tome dudosa.

     —Pruébalo, estoy segura de que no lo haz comido antes —diablos, lo tome y me anime, había olido bien mientras se calentaba, por lo que me lo introduje a la boca, la carne tenía una textura extraña, incluso un sabor algo ácido, pero la salsa lo balanceaba.

     —Dios mío, es delicioso —admití y me lo acabe, tarde recordé que sus manos habían estado manchadas de sangre y sólo se había limpiado con un trapo, pero bueno, había comido cosas peores.

     —A mi Ottis le encantaba el estofado de zarigüeya, si llegan a cazar una, te enseñaré a prepararla.

     —Estoy segura de que debió de ser un gran hombre —comente, ella asintió mientras guardaba las cosas en la tina, incluído el plato con la víbora.

El Arquero del Fin del MundoWhere stories live. Discover now