Ultimátum

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Lo más triste de despertar en medio del bosque, con el sol en lo más alto, fue que estaba solo.

Rosé no había ido a buscarlo y él estaba solo, tirado en el suelo, con la cabeza aun dándole vueltas hecha un caos, una posible fiebre, la marca ahorcándolo, con el estómago vacío y el corazón destrozado. Hoseok entendió mucho en esos breves momentos en que se encontró solo, entre la tierra húmeda.

Y su cuerpo se llenó de rabia, furia, cólera, como un arsenal a punto de incendiarse.

Rosé no tenía derecho a hacerlo sentir tan mierda. No tenía derecho, por más que fuera su pareja o su destino, por más que él se hubiera equivocado, Rosé no tenía ningún derecho y no iba a tolerarlo.

No sería pisoteado, no una vez más

Hoseok decidió confrontar la situación, harto de sí mismo y la miseria que se había vuelto, se levantó, y tardo varios minutos en orientarse, pero al final se encamino hacia su casa, decidido a poner las cosas claras, a dejar de esconderse entre la tristeza, la humillación y las lágrimas, Hoseok no podía estarse muriendo de ese modo, había sido suficiente, el no era así, no era tan callado y tan sumiso, él era fuerte, él era valiente, él era valioso y nadie podía romperlo mas que el mismo.

Cuando llego, no se sorprendió que, al entrar a la casa, Rosé lo ignorara y continuara desayunando, chasqueo la lengua molesto, enojado, ¿Quién se creía?

-Deja de ignorarme. -Rosé alzo un poco la vista, intercambiando miradas con Hoseok después de mucho tiempo, encontrándose abrumada por la fragilidad y furia de sus bonitos ojos, y el omega odio como el lazo tiro con fuerza, pidiéndole, rogándole que fuera con ella, pero él no suplicaría, él no iría a rogar cariño. -tenemos que hablar. -Rosé ni siquiera se inmutó, claro que sabia que debían hablar, pero no quería enfrentarlo, era una cobarde.

-No tenemos nada de qué hablar, Hoseok.

Hoseok sintió como todos los sentimientos más hostiles, se volvían chispas que encendían aquel arsenal y la explosión era inminente, él no solo agacharía la cabeza y fingiría, él dejó que aquel arsenal estallará y arrasara con todo a su paso.

-Basta ¡BASTA! -la alfa lo miro retadoramente en cuanto levanto la voz, pero a él no le importo-Ha sido suficiente ¡SUFICIENTE! ¿Sabes dónde estaba? -

Rosé lo miro desconcertada, cayendo en cuenta que Hoseok había entrado por la puerta y no bajado de las escaleras, que no traía su pijama, sino la ropa del día anterior, aquel suéter índigo de cuello de tortuga que le quedaba muy bien y el pantalón de mezclilla gris.

-Hoy desperté a la mitad del bosque, porque me desmayé y tú... ¿Qué acaso no te diste cuenta que no estaba? ¿No lo sentiste? -Rosé cambio su expresión a una de vergüenza, Hoseok sonrió y entendió que la alfa acababa de llegar. La sudadera que siempre usaba cuando llegaba, la traía puesta y aquel maldito aroma a melón perforaba sus fosas nasales-No, desde luego no te has dado cuenta, porque seguro acabas de llegar ¿me equivocó? ¿Te largaste otra vez a verlo? -La alfa desvió la mirada con culpa, Hoseok soltó una risita sarcástica-Claro que fuiste a verlo, apestas a él ¿O qué? ¿Crees que soy tan estúpido para no notarlo? ¿Por qué lo haces? -el omega comenzó a reírse cada vez más fuerte, las feromonas de Rosé comenzaban a intensificarse.

-Kihyun si quiere estar conmigo. -dijo entre enojada y dolida, tratando de justificarse, pero fallando en el intento ¿Cómo podría justificar algo que ella sabía que estaba mal? Era por eso que no quería hablar, porque sabía que la única culpable de todo, había sido ella.

-Oh ya entiendo... ¿Es por el sexo?

-Hoseok. -Rosé tenia el arrepentimiento tatuado en su cara, pero Hoseok no estaba dispuesto a dejar aquel tema.

MI Bonito 💗Where stories live. Discover now