Una cálida cena

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Afuera, la noche había caído, la lluvia se había intensificado y había una sensación que llenaba el ambiente de una quietud, frágil, fría y cálida al mismo tiempo, cada hogar del Norte podía sentir la presencia de la misma, inquietante y pacífica, como un ave carroñera esperando porque alguno se descuidara y cayera. Sin embargo, las familias de aquella manda se preparaban para tomar la cena, en aquel ambiente extrañamente acogedor y hostil.

Pollo y papas a la mantequilla se cocinaba en la casa del alfa ya no tan solitario, Shownu miraba con adoración al omega con el que se había unido, Kihyun y Jennie se mantenían una conversación amena mientras la comida era servida, Taeyong ayudaba sirviendo el vino de ciruela que el alfa había sacado de su bodega. El alfa ya no tan solitario sintió el corazón tan cálido cuando Kihyun se sentó a su lado y sus manos se entrelazaron cómodamente.

Había soñado con eso, cómo cualquier ser que desea ser amado, la sensación era plena y burbujeante, así que agradeció internamente por encontrar a alguien que lograra darle tal calidez.

La espera, a veces vale la pena.

Pasta con crema de queso era lo que Yoongi enrollaba en el tenedor para darle de comer a Jimin, quien abría la boca, probaba el bocado y le ignoraba con maestría. El silencio rompía el corazón de ambos, aunque, estaban tan rotos, que parecía imposible arreglarse y eso, era algo que ambos sabían profundamente y que les aterraba, porque si no se podía arreglar ¿Qué quedaba? ¿Sería así como terminaría todo para ellos? Jimin miro a Yoongi por un largo instante y el alfa le sostuvo la mirada.

Ya no eran casa, ni destino, eran dos extraños que no sabían amarse.

Y el perdón era una solución fácil, pero imposible para algo que parecía estar reducido a cenizas, parecía no haber salida, sin señales de cómo continuar, algo que comenzó roto y no tenia pinta de sanar.

El olor a estofado de carne llenaba la casa en el tronco del viejo árbol, Jungkook arropaba a Taehyung, que había caído dormido, después de toda la tensión que había vivido ese día, su cachorro estaba bien, Jackson lo había revisado sin encontrar algún signo de alerta.

El beta también se había quedado dormido, en uno de los sillones de la sala, presa del cansancio de sanar a varias personas en un solo día. Jaebum tímidamente le había puesto una cobija encima y se había sentado a su lado, disfrutando un poco de ese aroma tenue a miel que desprendía la piel de beta y que solo él percibía. Seokjin se encontraba aferrado a su pecho como Jiwoo y Namjoon se preguntó si sería posible ir a cenar con ese par tomándolo como una cómoda almohada.

Lisa y Seunghyun terminaban de poner la mesa, entre miradas que parecían ser simples vistazos, pero que decían tanto para aquellos que estaban destinados. Chaerin y Seungri comenzaba a servir las porciones adecuadas para la cena, en silencio, ansiando estar solos para hablar sobre los acontecimientos y el rumbo que estaban tomando las cosas.

Hoseok y Rose habían disfrutado un poco del silencio y la privacidad de su habitación, repartiéndose mimos y besos fugaces que se sentían como un nuevo comienzo, finalmente habían cambiado sus ropas y bajaron para tomar la cena, ese estofado prometía ser lo que necesitaban sus cuerpos para remediar el frio que les había dejado la lluvia y la verdad.

—Me alegra que hayan bajado—dijo Seungri—tomen asiento—Rosé llevó a su bonito hacia las sillas en la cabecera de la mesa y tomaron asiento—Lisa, por favor avísale a Jungkook y Taehyung que la cena está servida—la pelinaranja asintió y subió por las escaleras. —Namjoon, ¿te apetece cenar?

—Claro, es solo que ninguno de ellos tiene la intención de soltarme. —Seungri le sonrió con ternura, su corazón se sentía aliviado de que el omega estuviera con su tono rosado en las mejillas.

MI Bonito 💗Where stories live. Discover now