-Te he echado de menos, enana.- sonrió de lado cambiando de tema.

-Y yo a ti Cal…- se entristeció dándose cuenta de que era cierto, echaba de menos a su mejor amigo.

-Saquémonos una foto para el instagram. Hace mucho que no lo hacemos.

-Tienes razón.- sonrió de oreja a oreja y sacó su teléfono.- ¿Caras de tontos?

-Eso es fácil, ya las llevamos incorporadas.

Los dos estallaron en carcajadas y Ally estiró su brazo para que salieran bien los dos. Sacó la foto e inmediatamente volvieron a empezar a reír por las caras que ambos habían puesto. Tras unos retoques y algún efecto la foto enseguida ya estaba colgada en instagram, como en los viejos tiempos.

El tiempo empezó a pasar más rápido de lo que pensaban entre risas y más risas, por lo que ambos decidieron que ya era hora de volver a casa. Por el camino Ally no dejó de pensar en la mañana que había pasado con su mejor amigo, dios, si es que más no podía echarle de menos. Quizá Michael había conseguido entrar en la lista de mejores amigos, pero no podía compararse con Calum, era prácticamente imposible compararse con él. Al llegar a casa entró con una gran sonrisa que pronto se esfumó al escuchar el llamado de su madre.

 -¡Ally, vete arreglando si no quieres que tu amigo te pille en chándal!- gritó su madre desde la cocina.

Al instante un gran suspiro salió de su boca a modo de resignación. Luke no era su amigo, ni siquiera sabía sobre él, aunque él supiera todo de ella. ¿Tan transparente era con los demás?

-¡Hola mamá, estoy bien, gracias por preguntar!- contestó rodando los ojos y subiendo las escaleras rápidamente.

Al llegar a su habitación sus deseos de tirarse sobre la cama y olvidarse del mundo eran infinitos, pero se tuvo que conformar con mirarla y tener que ir a buscar otra ropa para cambiarse. Unos vaqueros pitillo y una camiseta de manga corta normal, con eso serviría, tampoco iba a venir el mismísimo presidente a comer a su casa, por lo que no hacía falta arreglarse en exceso. Cogió lo elegido y tras una ducha rápida para quitarse el sudor del cuerpo se vistió y puso su pelo en una coleta alta.

Bajó de nuevo a la entrada para ayudar a su madre con todo, vale que no quisiera que Luke viniera, pero tampoco iba a dejarle todo el trabajo a ella. Empezó a poner la mesa como su madre le había ordenado sin ninguna gana sin dejar de pensar en las pocas ganas que tenía de ver a Luke.

-Anima esa cara cariño, ni que alguien se fuera a morir.-rió su madre mientras pasaba por la puerta del salón.

-Muy graciosa…

Justo en ese momento el timbre sonó asustando a Ally.

-¡Hija abre tú, justo tengo el fuego puesto!-gritó su madre que ya se encontraba de nuevo en la cocina.

Con un gran suspiro no le quedó otra que ir a abrir la puerta. ¿Y si le dejaba allí y fingía que no había nadie? No, su madre la mataría, por lo que a duras penas tuvo que ir a abrir.

-Buenos días, dulzura- dijo Luke al aparecer por la puerta irónico y con su inconfundible sonrisa.

-Luke, contrólate si no quieres que te cierre la puerta en las narices.

-Deberías de controlarte tú, que no has dejado de mirarme de arriba abajo desde que has abierto la puerta.- sonrió aún más si es que era posible.

Y efectivamente, Ally se había quedado mirando a Luke de arriba abajo desde que había abierto la puerta, consiguiendo que los colores no tardaran en subirse a su cara poniéndola totalmente roja. El atuendo de Luke consistía en unos pantalones pitillo muy ajustados negros, unas Vans a juego y una camiseta de manga corta negra con un L.A a un lado en blanco, sin contar con el beani gris que llevaba en la cabeza.

La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora