16. Amenazas

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-¿Bailas?- preguntó poniendo ambas manos sobre su pecho pegándose a él.

- Convenceme.- dijo cerca de su oído rozando con sus labios su oreja. La chica instintivamente se mordió el labio inferior conteniéndose.

La morena se separó unos centímetros de Luke y clavó sus oscuros ojos en los suyos, de un momento a otro colocó su mano en la nuca del rubio y sin previo aviso pegó sus labios con los de él. Ambos se movían con desesperación y hambre, disfrutando de este momento de lujuria sin importarles las demás personas del lugar. Luke pasó su brazo por la cadera de la chica y la acercó a él pegándola por completo a su torso, pero cuando el aire escaseó, Luke tuvo que separarla un poco de él para poder respirar.

- Wow, así sí que se convence a un chico.- sonrió satisfecho con la respiración entrecortada.

- Aún no has visto de lo que soy capaz... Luke Hemmings.- dijo seductivamente arrastrándole a la pista de baile, pero Luke se soltó de su agarre y cogió su muñeca.

- No, mejor divirtámonos de otras maneras.- volvió a sonreír de lado.

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Sin duda, por mucho que su tío Louis estuviera empeñado en que dejara de fumar, no lo haría ni en un millón de años, aquella sensación llenando sus pulmones y despertando cada parte de él era incomparable con cualquier pijería como los cigarrillos eléctricos. Y que mejor momento en el que fumar como ese, después de lo que se llaman tres buenos polvos con una morena digna de admiración y que ni siquiera conocía. Por suerte había una habitación libre en esa casa en la que poder tener un rato de intimidad y desahogarse un poco.

Luke expulsó el humo por la boca lentamente sentado en la cama con la espalda apoyada en el cabezero de esta. A su derecha dormía placenteramente aquella chica que bueno, tendría buen cuerpo, pero lo que se dice aguante y técnica aún le faltaba bastante camino. Miró como dormía con cara de cansancio pegada a él, si creía que al despertar estaría a su lado abrazado y le diría algo bonito iba clara.

Se levantó sin importarle el ruido que hacía y empezó a vestirse tras apagar su cigarro en una mesilla de noche que había cerca suya. Antes de salir de la habitación sacó su móvil del bolsillo para ver si alguien había notado su ausencia o algo parecido. Mierda, tres llamadas perdidas de Pi y dos de Hugo. Con un suspiro marcó el teléfono de su amiga y se llevó el aparato a la oreja.

-¿¡Dónde cojones estás!?- gritó Pi sin siquiera saludarle.

- Eh, no me grites anda... Estaba...

- Sí, follándote a cualquiera, ya me lo imagino Luke... ¡Pero esto es importante joder! ¡Aprende a poner en sonido tu móvil!- parecía desesperada y eso preocupó a Luke.

-¿Qué coño ha pasado? ¿Por qué no se oye música donde estás?- frunció el ceño.

- Es Hugo, se ha peleado y el estar borracho no ha ayudado.- soltó de carrerilla al borde de un ataque de nervios.- ¡Ven ya ostia! Estamos en la calle, cuando salgas tira a la derecha y nos encontrarás.

Dicho eso no se lo pensó ni un momento y tras asentir a su amiga colgó el teléfono y salió disparado de aquella habitación. Sorteó a todo el mundo en la casa sin cuidado y consiguió salir de la casa sano y salvo al rato. Joder, ¿Qué coño había pasado? ¿Es que no podía tirarse a alguien tranquilamente y luego seguir disfrutando de la fiesta como si nada?

Al llegar a la calle siguió las indicaciones de su amiga y corrió a la derecha mirando a todos los lados buscando a sus amigos, pero tras unos pocos metros alguien le empujó de un lado haciendo que perdiera el equilibrio, aunque por suerte un coche aparcado evitó que cayera al suelo.

La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt