- Lo que sea, pero le quiero aquí ya.- empezó a alejarse a zancadas Alonso algo mosqueado, casi echaba humo por las orejas.

- Mira, hablando del rey de roma que por la puerta asoma. Nunca mejor dicho.- rió Pi sin moverse de su posición.

Por su cara, los dos amigos sabían muy bien donde su compañero había estado. Cuando este se acercó a ellos con esa sonrisa burlona proveniente de su coche no pudieron evitar entrecerrar los ojos y mirarle como si estuvieran perdonándole la vida.

- ¿Qué, por qué me miráis así?- rompió el hielo Hugo delante de ellos. Sabía de sobra que sus amigos no le iban a recibir con los brazos abiertos.

- No sé, dímelo tú.- Luke hizo una pausa y abrió los ojos fingiendo sorpresa.- A que adivino, te estabas tirando a una chica en su casa.- contestó enfadado.

- Esto... Sí. Pero tio, no veas como estaba, joder...- empezó a mover las manos y suspirar.- Aunque eso sí, la tia era pesada para aburrir, ¡No me dejaba salir! Me decía que pasara la noche con ella y bla bla bla. Al final tuve que escaparme como pude...- dijo cómico.

Así era Hugo Smith, un loco de la vida adicto al sexo sin amor, le encantaba y no le costaba nada conseguirlo. No podía quejarse de que no tuviera a nadie detrás de él, puesto que si quisiera podría ser modelo de cualquier revista o marca. Su pelo rizado negro como el carbón que le caía juguetonamente por la frente y su buen cuerpo no era lo que más le caracterizaba y llamaba la atención de él... Sino que Hugo tenía heterocromia, o como la gente normal suele decir, un ojo de cada color, uno verde como su padre y otro grisáceo azulado como su madre.

Los padres de Hugo y los de Luke eran amigos inseparables, tanto que decidieron tenerlo a la vez, con la suerte que nacieron con dos días de diferencia. Se habían criado juntos y eran prácticamente como hermanos.

- Me la pela con quién te hayas acostado o no- bufó- Espero que estés listo, porque sino haré que ninguna tia se acerque a ti nunca más por como te dejaré la cara.

- ¡Ese es mi Lukey!- pasó Hugo un brazo por los hombros de su amigo atrayéndolo a él, eran casi de la misma altura, pero Hugo unos centímetros mayor- ¿Cuándo no he estado preparado, chaval?

- Pues yo que tú iría ya o Luke no será el único que te patee el culo.- intervino Pi llamando la atención de los chicos.

Rápidamente Hugo se percató de que o iba ya, o realmente lo que Pi decía se haría realidad. Quitó el brazo de los hombros de Luke y se frotó el pelo revolviéndoselo más, se estiró la chaqueta suspirando y empezó a andar hacia un grupo de gente.

- ¡Suerte imbécil!- gritó Pi mientras este se alejaba.

- ¡No me hace falta, sabes que ganaré! ¡Siempre lo hago! - contestó echando la vista atrás regalándoles una perfecta sonrisa y un guiño de ojo.

Cuando su amigo se perdió entre la gente, supieron que era el momento de moverse y ver el espectáculo. Se levantaron del coche y fueron acercándose al lugar donde Hugo se había dirigido.

Un círculo formado por unas cadenas y dos marcas en su interior, ese era el ring donde Hugo competiría por una buena cantidad de dinero. A ellos no les hacía falta, lo tenían todo, buena casa, criados, ropa de marca, caprichos... Pero la adrenalina y la satisfacción que transmitía la victoria, daba igual en lo que fuese es lo que hacía que compitieran. No solían hacerlo de costumbre, puesto que preferían más ir de fiesta y punto, pero hoy se jugaría la semifinal y no podían decir que no.

Los aspirantes se pusieron en sus marcas cuando una chica con carencia de ropa aunque estuvieran en enero dijera sus nombres. Hugo se quitó la chaqueta de Lacoste y se la tendió a Pi, dejando al descubierto una simple camiseta blanca básica, mientras que el otro directamente se lo quitó todo. ¿Es que no tenía nadie frío alli? Hugo no tenía nada que envidiar a su rival, eran prácticamente iguales fisicamente, pero tenía la certeza de que este carecía de los conocimientos en artes marciales que él conocía.

La Sombra de las Estrellas [Luke Hemmings]Where stories live. Discover now