275. Nunca Regresar

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No querían hacerlo, no querían detenerse llegados a mitad del camino pero los caballos estaban exhaustos y aunque les costase olvidarlo a menudo ellos no eran adultos. El reflejo de la pálida luz sobre las dunas del árido desierto que lindaba con los bosques de la Comandante, eran la única guía en la oscuridad que los pequeños Natblidas podían seguir.

Salvo los árboles y algunos arroyos que separaban la seca zona de la frondosidad de los bosques pocos puntos más de referencia tenían para alcanzar Errial Zarrath antes de que el sol se pusiese.

Las temperaturas parecían haber descendido varios grados desde que habían tenido que hacer un alto en el camino y aunque habían conseguido hacer fuego el viento pronto lo apagaría.

Hashelee e Ivory habían procurado tomar provisiones junto con los "prestados" caballos de una de las posadas de Polis donde ambos habían estado preguntando por Halena, así que mientras todos descansaban cerca del fuego con el sonido del cercano arroyo humectando en sus oídos disfrutaban de algunas ardillas y algo de fruta fresca.

Treior que escuchaba como Hashelee contaba historias terribles sobre Errial Zarrath se fijó en Aranae sentada sola a lo lejos junto a unas rocas jugando con la fina arena entre sus manos.

Aden que bebía algo más de agua viendo a los caballos beber de las frescas aguas del pequeño río que cruzaba justo por el medio de ambas tierras no parecía nada pendiente de lo que Hashelee pudiese decir. Es más prefería no escucharla, eso significaría imaginar un sinfín de formas en las cuales Halena podría estar sufriendo y solo de pensarlo, la ira y la impotencia hacían que le fuese difícil contener las ansias de encontrarla.

—¿Y le cortaron la cabeza solo por su sangre? —preguntó Yakut sumergido completamente en la historia mientras se llevaba un trozo de carne a la boca bastante impresionado.

Treior que cogió un poco del agua que tenían se levantó y se dirigió a Aranae a lo lejos. Aden que levantó la vista nada más ver eso, le siguió con la mirada y Hashelee también al tiempo que contestaba a Yakut.

—Oh si, desde luego...

Aranae que parecía cabizbaja y taciturna mientras distraídamente jugaba con la arena sintió a alguien acercarse a su lado y enseguida elevó la cabeza calmándose un poco al entender que solo era Treior.

—¿Por qué no vienes con nosotros? —le preguntó él agachándose a su lado—. Te vendría bien comer algo, o al menos beber.

Aranae que se fijó en como Treior le ofrecía algo de agua la tomó apreciando su buen gesto y la dejo junto a sus pies.

—No tengo mucho hambre, gracias —dijo ella bajando después la mirada a la arena—. Ya comeré cuando la encontremos...

Treior que se preocupó un poco al escucharla hablar así llevó la mano a su brazo para reconfortarla.

—Aranae, tú sabes que nada de lo que ha pasado es culpa tuya, ¿verdad?

Ella que apartó la mirada teniendo que tragar se encogió de hombros. Sabía que aquella mujer se había llevado a Halena por una razón y sabía que eso no tenía nada que ver con ella pero se sentía tan culpable por lo que ocurrió la última vez que la vio... aquel beso con Aden había significado todo un mundo para ella, un bonito y mágico mundo donde quizás con suerte pudiese ser feliz al menos por unos pocos segundos. Un mundo donde la sangre, las confrontaciones y la competencia no fuesen su pan de cada día. Un mundo tranquilo y en paz.

Para Halena si sentía lo mismo que ella por Aden debía haber sido doloroso verles así por mucho que quisiese enmascararlo u obviar el que hubiese ocurrido ante sus ojos y los de los demás.

—Aranae... —insistió Treior con voz suave y preocupada para que le mirase.

—Cuando la encontremos...—dijo ella volviéndose a mirarle por un breve instante teniendo que callarse pero debía contárselo al menos para que alguno lo supiese y no la buscase—. No... no regresaré con vosotros a Polis, Treior. No regresaré jamás.

El rostro de él cambió súbitamente a la sorpresa y después al desconcierto y a la angustia.

—¿Pero qué estás diciendo? —murmuró él bajando aún más la voz para que el resto no pudiese oírles—. ¿Es qué te has vuelto loca, Aranae?

Ella sabía que él no lo entendería y apartó nuevamente herida la mirada.

—Te matarán. Heda te mandará buscar y cuando te encuentren, te matará. Tienes una obligación sagrada con ella no puedes simplemente ignorar esa responsabilidad e irte, no puedes sencillamente ignorar lo que eres, ¿entiendes?

Cuando Treior se percató del inadvertido temblor de sus hombros supo que Aranae estaba llorando en silencio y trastocada expresión cambió siendo consciente por primera vez de lo realmente mal que ella estaba.

—Aranae, escúchame... —le pidió sincero él tratando de buscar sus ojos de espaldas al resto a lo lejos—. Todo se arreglará... sé que ahora... sé que es difícil para ti verlo pero cuando volvamos a casa, todo se va a arreglar.

—Soy tan patética... —se lamentó ella casi para si inclinándose ligeramente hacia delante para sujetarse la cabeza con las manos.

¿Cómo era posible que hubiese cruzado esa peligrosa línea? ¿Cómo era posible que todas aquellas emociones hubiesen turbado su buen juicio? ¿Cómo era posible que la vida se le hubiese complicado más de aquella manera?

—No lo eres —le aseguró Treior colocando la mano sobre su espalda doliendole profundamente el verla sufrir así—. Eres la persona menos patética que he conocido en toda mi vida y desde luego tengo mucha suerte de que formes parte de la mía... —Treior que tragó un poco por cómo había sonado rectificó rápidamente sonrojándose en la oscuridad de la noche—. De... de la nuestra, quiero decir...

Hashelee que no pudo evitar sonreírse para si a lo lejos al verla de aquella manera dirigió la mirada hacia Keryon, Yakut e Ivory que parecían discutir ahora acerca de las historias de aquel grotesco lugar al que se dirigían.

¿Quién podía saberlo?...

Igual Aranae sufría un accidente y sangraba un poquito en aquel lugar. Una Natblida tan valiosa como ella sería sin duda muy codiciada para los coleccionistas que allí habitaban y un problema menos para las personas que como ella se podían ver eclipsadas por su impresionante potencial...

Era cuestión de llegar, se dijo mientras observaba como Aden no podía evitar clavar sus ojos a lo lejos en ellos.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now