175. Atrevidas Intenciones

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El sol desciende lentamente en el cielo de Polis, algunas nubes amenazan el horizonte y corre una agradable brisa que hace que titilen todas las velas del salón del trono. El sonido de las puertas cerrándose al abandonar el último de los embajadores la sala hace que Lexa cierre los ojos de espaldas al trono frente a las vistas de la interminable ciudad.

El corazón le late con fuerza y apenas puede oír nada más que el sonido de su respiración. Por fuera es la viva imagen de la serenidad mientras que en su interior la tormenta estalla.

A sus espaldas, unos lentos y sordos pasos se pasean cerca recorriendo la escarlata alfombra de la habitación.

—Ha estado muy bien eso que has dicho antes —murmuró Roan sin apartar sus fríos ojos de ella al pasar por su lado deteniendose junto a su oído—. Muy convincente.

Lexa que se aparta enseguida de él toma distancia antes de volverse a verle con la mirada cargada de férreo dureza.

—Ese mensaje iba también para ti —sentenció Lexa enfrentando sus ojos con determinación—. Lo que ocurrió ayer nunca se repetirá. Nunca te daré un heredero. A ti no.

Roan que la observó largamente viendo esa apasionada vehemencia que tanto cautivaba su atención ladeo ligeramente la cabeza.

—No me negarás que lo pasamos bien anoche, especialmente tú...

En cuanto las palabras abandonaron su boca la Heda de los Trece Clanes se dirigió a él tan rápidamente que Roan incapaz de esquivarla sintió la dura pared golpear su espalda al verse empujado contra ella. Lexa que fieramente le miro a los ojos agarrando su cuello acercó los labios muy lentamente a su oído intuyendole sonreír para si de pura lascivia y exitación.

—Si le cuentas a alguien lo que pasó... —amenazó Lexa arrastrando las palabras con inclemencia—. Me aseguraré de que no puedas repetir esa hazaña con ninguna otra mujer los otros quince segundos que te queden de vida...

Roan que sintió la fuerza que empleaba en sujetarle disfrutó de esa sensación sabiendo bien cuanto ella se contenía, cerrando sus ojos antes de aspirar el exquisito aroma de su largo pelo sintiendola temblar de rencor.

—Me cautivas cuando tomas el mando —repuso Roan en un rumor cargado de intención deleitándose en ella.

Lexa que se contuvó aún más al escucharle, le soltó bruscamente sabiendo que lo único que conseguía era complacerle todavía más. Teniendo que tomar distancia para no matarle.

El Príncipe Roan de Azgeda gozó de su inestable presencia y una escondida sonrisa asomó a sus labios fijándose en como el magestuoso atuendo remarcaba su figura al caminar.

Lexa que fue a volverse con dureza al sentir sus ojos escrutarla fue a decir algo cuando las puertas se abrieron estrepitosamente.

—¡Heda! —dijo advertidamente un centinela que llegaba desde lo más bajo de la Torre—. ¡Heda, están aquí!

Roan que también volvió la cabeza hacia el guerrero vio a Lexa dar un paso hacia delante confusa.

—¡Les han encontrado, Heda! ¡Wanheda y sus invitados al fin están aquí!

Lexa que cambió la expresión de su rostro abriendo aún más sus ojos embriagada de la sorpresa se apresuro a adelantarse y bajar los escalones.

—Llevadme inmediatamente con ellos —ordenó Lexa cruzando el largo pasillo para llegar hasta el centinela—. He de verles...

—Si, Heda —dijo él chico inclinando la cabeza complaciente antes de abandonar la habitación con ella.

Roan que les vio marchar así se quedo mirando largamente las puertas de la sala del trono de Polis. Así que Wanheda seguía manteniéndose con vida después de todo. Al final, si que era tan guerrera como lo eran ellos, se dijo para si con una pertinaz y escondida sonrisa.

Vaya, vaya...

Toda una sorpresa...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt