221. Jus Drein Jus Daun

400 50 12
                                    


El sol asciende en el cielo de Polis inundando todo con su cálida luz, en el salón de la imponente Torre se dan cita los miembros más ilustres de cada clan y los embajadores que representan a sus pueblos incluida Wanheda.

Roan que permanece sentado en su trono observa recorrer la roja alfombra a Lexa que nada más ascender los escalones se coloca frente a ellos. Todos se inclinan respetuosa y obedientemente hacia ella antes de que Lexa con un solemne asentimiento les permita volver a ponerse en pie.

Roan que les contempla a todos altivamente mientras se levantan no puede evitar ver como una misteriosa figura se filtra entre las sombras de la habitación colocándose tras la multitud a lo lejos.

—Embajadores, guerreros...—empezó diciendo Lexa mientras se dirigía a todos ellos—. Esta noche he tenido una revelación que ha llegado a mi en forma de sueño.

Todos se miraron un tanto inquietos y expectantes.

—Las voces de los antiguos Comandantes se han dirigido a mi para comunicarme que una nueva era nos acecha. Una era cargada de clamor y justicia en la que mi espíritu y el espíritu de aquellos que me precedieron antes sabrán guiarnos sabiamente.

Roan que se fijó en la extraña mujer que contemplaba a Lexa desde las sombras con una displicente sonrisa en el rostro frunció ligeramente el ceño escuchando la voz de Lexa desplegarse por la enorme habitación.

—A estas horas ciento siete hombres y mujeres apresados en relación al comercio de personas han sido condenados a muerte —sentenció Lexa indulgente con orgulloso gesto—. Y ahora aguardan a que se ejecute la sentencia.

Un rumor comenzó a elevarse por la sala, un murmullo de desconcierto, aceptación y duda por el que ella no se dejó amedrentar.

—Todo aquel que se atreva a capturar personas sean del clan que sean y a comerciar con ellas se enfrentará a una segura pena de muerte —repuso fríamente Lexa sabiendo que muchos de los embajadores habían estado al tanto de lo que se cocía en sus tierras y ninguno había dicho nada sobre ello—. No toleraré incursiones, ventas, ni impíos acuerdos. Quedará prohibida toda actividad que este en contra de la voluntad de los individuos que la perpetren. Incluyendo uniones de sangre, servidumbre, contiendas por entretenimiento y cualquier clase de vejación a la que se vea sometida cualquier miembro de mi pueblo —sentenció duramente Lexa con resentimiento—. Ni la Coalición, ni Polis aceptará jamás eso.

Jaxar reciente embajador de la Nación del Hielo hizo un suave gesto.

—Con todo respeto Heda, los Juegos de Sangre son ya una tradición ritual en Azgeda. Como bien sabreis, la reina Nia permitía...

—La reina Nia ya no está —le espetó Lexa con dureza—. Y esa clase de Juegos se han terminado por completo. La Nación del Hielo perderá parte de sus tierras y se las cederá al Pueblo Celeste.

El embajador que enmudeció se echó hacia atrás en la silla inquieto por la amonestación de ella. Clarke que no entendía nada buscó la mirada de Octavia o de Bellamy pero solo la vio cerrar los puños a ella.

—Habéis sometido a una de sus Estaciones, la habéis doblegado y esclavizado incluso hasta la muerte y ahora pagaréis por ello.

Clarke que supo entonces el destino que había corrido la Estación Agro cayendo en las enemigas manos de Azgeda bajó la mirada consternada sintiéndolo mucho por ella.

—Al igual que el Pueblo Arbóreo cederá cosechas y caballos al Acantilado Azul en compensación por la reciente perdida de una de sus miembros a manos de los mercenarios que impunemente la han empujado a cruzar a la otra orilla —decretó Lexa conteniéndose al pensar en que podría haber sido Clarke si no hubiesen escapado a tiempo—. Su dolor no caerá en el olvido, y será recordada por todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerla como la guerrera que era. Su lucha ha terminado pero la otra vida la espera para enaltecerla en honores y glorias.

Bellamy que llevó la mano a la espalda de Clarke al ver su tristeza trató de reconfortarla por su perdida sabiendo lo difícil que estaba resultando todo esto para ella.

—Hoy se pone fin a una era donde mercenarios, comerciantes y tratantes de esclavos dejarán de actuar con total impunidad y se enfrentarán a la justicia y a la inclemencia de Heda —intervino Roan, Príncipe de Azgeda y consorte de Heda poniéndose en pie para apoyarla en eso—. Jus drein jus daun será ahora y por siempre nuestro más solemne lema y se vengará el pesar tanto de los vivos como de los muertos.

Uno de los embajadores se llevo el puño al corazón poniéndose en pie nada más oír eso.

—Jus drein jus daun —repitió el viejo hombre, escuchando como a su lado otro embajador honraba lo mismo. Uno a uno todos se le fueron uniendo y Jus drein jus daun fue el final acuerdo que reino por toda la habitación.

—Jus drein jus daun —repitió Lexa dirigiendo sus ojos a Roan el cual había provocado todo eso llevándose disimuladamente la mano al vientre protectoramente al dirigir su mirada después a Nirrath Zarriah que se encontraba entre las sombras a lo lejos.

Sus hijos enfrentarían su destino con tanto orgullo y honor como lo había enfrentarlo ella. Y jus drein jus daun quizás algún día no tendría ni porque serlo porque reinaría la paz y la armonía que tanto anhelaba Lexa para ellos...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now