261. Errial Zarrath

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El sol apenas había comenzado a despuntar sobre el horizonte cuando algunos de los Natblidas llegaron a los limites de la extensa e intrincada Polis, la imponente capital de la Coalición.

De no ser por los caballos que habían tomado prestados en algún punto intermedio de la enrevesada ciudad, no habrían podido recorrer tan prestamente el resto de las calles en busca de algún rastro de la heredera de Heda y su captora.

Tras no haber encontrado señal alguna que pudiese advertirles de su paradero, y teniendo que evadir a la mayor parte de la guardia personal de la Heda de los Catorce Clanes y el Príncipe Roan de Azgeda finalmente habían terminado por reunirse allí, en los límites de la ciudad.

Aranae que bajó de su caballo con la respiración algo entrecortada sacudió la cabeza acercándose a Aden y a Treior que habían sido junto con Keryon los primeros en llegar al lugar.

—Ni rastro de ella. Nadie que he encontrado despierto parece haberlas visto pasar —admitió ella tomando las riendas para conducir al caballo hacia un árbol y atarlo a él. El pobre animal también parecía exhausto así que Keryon se acercó antes de que pudiese atarlo y lo condujo hasta el pequeño claro para que bebiese un poco de agua como hacían ya su caballo, el de Aden y el de Treior.

—¿Has preguntado bien? —inquirió Aden inquieto y brusco al acercarse a ella.

—Claro que he preguntado bien —contestó Aranae con un seco gesto por su duda—. También yo quiero encontrarla, Aden.

Aden que se dio cuenta de cómo le había hablado se llevó las manos a la cabeza un tanto sobrepasado por toda la situación ante la desesperación de no encontrarla.

—Perdona ya... ya lo sé, es que...

Treior que se aproximó a ellos hizo un suave gesto para calmarse.

—La encontraremos. Esa mujer parecía ser mayor no habrán podido ir muy lejos —quiso tranquilizarles él aún con tensa intranquilidad en el cuerpo—. Las encontraremos a Halena y a ella...

—Y la mataremos —dijo Aden férreamente sin vacilar volviéndose hacia él terminante.

—Aden...

Keryon que volvió la cabeza desde la orilla del claro acariciando al caballo para que bebiese con algo más de calma se les quedo mirando.

—Es demasiado poderosa. Ya viste lo que le hizo a Wanheda. Halena sabe defenderse y aún así contra ella no ha hecho nada, ha de temer su poder entonces así que no será fácil acabar con ella.

—¡Me da igual! —gritó Aden verdaderamente irritado e impotente—. ¡Me importa bien poco lo que esa mujer sea capaz de hacer!

Aranae que se sobrecogió un poco al oírle apartó la mirada viéndole así de trastocado y mal.

—¡Yo soy un Natblida! ¡Descendiente Becca Pramheda! ¡Descendiente de la Sangre Nocturna de Antiguos Comandante y ella es solo una abominación de la naturaleza! ¡Podré con ella! ¡Podremos con ella! ¡No voy a rendirme, no voy a permitir que Halena quede en sus sucias manos! ¡La mataré, juro por la Comandante de la Sangre que mataré a esa mujer por lo que ha hecho y pobre de aquel que ose interponerse en mi camino para intentar detenerme!

Aden que se alejó realmente furioso de allí internándose entre los árboles de mala gana para hallar un punto alto y ver que camino seguir ignoró cualquier posible consejo, advertencia o atención que alguno de sus compañeros pudiese brindarle en aquellos momentos.

No iba a compadecerse.

No iba a meditarlo ni a reflexionarlo porque no tenía porque hacerlo.

La decisión estaba completamente tomada, aquella mujer moriría antes de que la luna encumbrase el nocturno cielo de aquella noche.

Treior que se quedo mirando a Aranae cuya preocupación y culpa podía vislumbrarse en su rostro al contemplar a Aden alejarse así de ellos se acercó a ella.

—Se calmará pronto, él...

—Nunca le he visto así... —murmuró ella un tanto afectada—. Halena debe de importarle mucho.

Treior que tragó no sabiendo bien como consolarla al respecto puso la mano sobre su espalda tratando de reconfortarla un poco.

—La encontraremos, ¿vale?

Aranae asintió al escucharle pasándose la mano por el rostro para apartarse el largo cabello oscuro.

—Todo se arreglará —la confortó él escuchando de pronto cascos de caballos irrumpir en el lago.

Aranae y Keryon levantaron también la vista viendo a Hashelee, Yakut y por último a Ivory llegar donde ellos tan agitados como lo parecían sus caballos.

—¡Las han visto! —apremió Yakut acelerado por la carrera—. ¡Se dirigían al este!

Hashelee que bajó de un salto pisando tierra se encaminó hacia ellos.

—Solo conozco algo que este tan al este y no os va a gustar.

Yakut que no desmontó dirigió a su caballo al lago para permitirle beber porque parecía desbordado por la agitación de la carrera.

—¿Qué es? —preguntó Keryon desconcertado ya que su clan estaba muy al sur y desconocía aún muchas de las tierras.

—Errial Zarrath —repuso Hashelee con aversión—. Si Halena es lo que creo que es, es allí donde la va a llevar.

Ivory que volvió la cabeza nada más oírla agarró mejor las riendas tensándose súbitamente reconociendo en aquellas palabras el temor infundado que cuando más niña llegó a tener.

—¿Estás segura de eso?

Todos se volvieron a mirar a Hashelee que ya comprobaba que todas sus armas estuviesen bien sujetas si iban a adentrarse en aquel peligroso lugar.

—Si quisiese deshacerme de ella, es allí donde yo la llevaría.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now