Mal de Amores.

Capítulo 109

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

Un breve sueño cruzaba por su mente, era aquel que desde hace diez años se a venido repitiendo. No era algo de todos los días, pero de vez en cuando, esa imagen regresaba a sus memorias, tan clara y vívida como esa noche donde todo ocurrió. Últimamente era más constante de lo habitual.

A pesar de su larga vida, el escándalo fue una situación que nunca antes hubo vivido en los territorios de Kioto, gritos tan desgarradores que alarmaron a la ciudad entera, nacientes y transportados por un eco que se propagaba como un veneno por las calles de su ciudad.

La nieve se precipitaba lenta, y las luces de los edificios comenzaron a encenderse. Los llantos repletos de horror eran más fuertes e intimidantes a medida que se acercaba a su presunto origen, y así mismo el panorama cambiaba. La luz de ese sector alejado de la ciudad escaseaba, las estructuras se veían afectadas, y la sangre comenzó a notarse en la blanca sábana del invierno, más roja, más brillante y en mayor cantidad con cada paso que ella y los suyos avanzaron, pero pronto las voces cesaron y el silencio perduró, entonces, más allá, en medio de la oscuridad, la grotesca escena comenzó a revelarse, esa misma que no puede olvidar.

En cada edificio, en cada rincón, en cada esquina, los cuerpos yacían despedazados, colgados, e incluso incrustados en las paredes, muchos se acobardaron y retrocedieron, pero Yasaka se mantuvo incrédula ante la escena.

Nunca, ningún conflicto que haya librado o tenido que lidiar se comparaba con lo que esa noche corrompía la imagen de sus territorios, había tantos cadáveres que contarlos sería imposible y seguramente nadie querría hacer ese trabajo, era una masacre en todos los sentidos, un escenario para el cual el causante solo podría ser un demonio renegado que ha invadido sus tierras, era eso o algo más que que temió averiguar, y para su mala suerte, ese fue el siguiente paso.

En medio de la oscuridad y silencio, un sonido resonó débilmente, una respiración interrumpida, como los quejidos de una persona agónica, pero tal conclusión era errónea, y Yasaka lo supo cuando más allá Pudo ver esa figura jadear. 

Era pequeño, tan pequeño que pensó que se trataba de una criatura sobrenatural, pero su imagen cambió cuando la figura se irguió lentamente. fue cuando supo que se trataba de un niño, no más de 5 años. Intentó acercarse repleta en preocupación, pero solo entonces, cuando esa mirada destellante le miró detenidamente, tuvo que detenerse.

La sangre le brilló en el rostro, su cabello húmedo y amortajado le cubría la mayor parte del rostro y la poca luz reveló su silueta irreconocible. Él dejó caer de sus manos una pequeña espada, tan brillante que resaltaba el néctar rojizo y fresco que se deslizaba por su hoja. Retrocedió, pero no despego en ningún momento su mirada fría de Yasaka ni de los Youkai que le señalaban atónitos, porque solo entonces, cuando miraban a sus ojos, podían percibir tal odio que propagaba en su ser, un odio que reprimía con tal fuerza que ni su sentido del senjutsu podría encontrarlo, una ira que como un veneno le mataba desde adentro.

Relaciones complicadas - Capítulo 109.

Frente a los ojos ámbar de la princesa, un extenso grupo de mujeres se mostraban, reconocía a cada una de las féminas, desde Rias Gremory y su realeza, hasta las caídas que se presentaban.

—Eso sí que es un problema... — habiendo escuchado el relato se asombró por los resultados inútiles de Kuroka en el uso del Bōchujūtsu.

 —¿No puede hacer algo al respecto?—Una de las ángeles caídas preguntó, al igual que las demás se le veía preocupada, algo normal teniendo en cuenta la situación en la que su amado Son Gokú se encontraba.