Capítulo 3

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personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

"a ver, si compro ramen instantáneo podré tener tiempo para estudiar en la noche, los viernes compraré los uficiente para cocinar en casa".- pensaba mientras caminaba de forma lenta hacía su hogar, parecía bastante emocionado por el pago que recibió hace poco. 

"¡podré comprar el mejor pan de la cafetería!".- sus pensamientos causaban un leve rubor en sus mejillas, estaba bastante satisfecho con lo que últimamente había sucedido y de alguna manera compensaba todas las desgracias ocurridas últimamente. -"también podré pagar el alquiler de este mes y del siguiente, es un alivio".- siguió diciendo en sus adentros, pero tuvo que parar, ya que, de un momento a otro se percató de algo interesante, pues notó que alguien le seguía, sobre los edificios y otros dos más escabulléndose en las sombras de la noche, aún con ello no se detuvo ni prestó más atención de la necesaria.

Pero a final de cuentas no pareció ser de mucha preocupación, pues llegó a su casa y no se fue mostrado ningún atentado contra él, tal vez solo le seguían para saber dónde vivía o algo por el estilo, parecía preocupante pero dejó de pensar en ello y bastante tarde comenzó a hacer sus deberes.

El Chico Misterio - Capítulo 3.

-oye...- una tímida voz le despertó del sueño que le había consumido en el descanso, se había trasnochado bastante y era evidente al verle dormir en el escritorio durante todo el almuerzo.

-dos panes de chocolate y un sándwich con doble queso por favor...- apenas despertando balbuceó esa frase y eso causó una leve risita en la chica que le trataba de despertar. 

-oye... despierta.- meciéndolo gentilmente le hizo volver a la realidad y se despertó bastante somnoliento.

-pasa algo?.- sin poder recordar el nombre de la chica preguntó frotando sus ojos y ella señaló a la puerta.

-alguien pregunta por tí, deberías ir a ver.- ya informado ella se retiró, gokú asintió algo intrigado por toda la situación, pues se sentía raro que una chica se dirigiera a él de esa forma y más aún que alguien le buscase, aunque esta última sólo podía tener una solución desastrosa.

"¡¿son esos pervertidos otra vez?!".- con lo primero que se le vino a la mente llegó a esa conclusión, si bien era primordial estar cerca de ellos en la salida no tenía motivo alguno de hacerlo dentro de la institución, era simplemente agobiante. "¡ahora es mucho peor, estoy seguro que a parte de lo que ella se trae entre manos, está más que convencida que soy un depravado!".- dirigió su mirada hacía la peliblanca que se encontraba cerca de su escritorio, topándose con la sorpresa de que ella le miraba fijamente también, como si estuviese pendiente de lo que sea fuese a hacer y aunque apartó la mirada con aparente molestia, no le terminó de convencer del todo.

"será mejor devolver ese estúpido libro antes de que me meta en más problemas...".- pensó el chico y buscó en su maletín el manga de matsuda, sin embargo no lo encontró. "¡no puede ser!, ¡lo dejé sobre el escritorio anoche!.- con rabia y poco ánimo se levantó de su asiento y caminó hacía la puerta decidido a saber qué demonios quería ese trío.

-si van a decirme que irán a comprar más de esos mangas, ¡no iré con ustedes!.- dijo en tanto salió de su salón, pero retrocedió inmediatamente cuando notó alguien que no esperó encontrarse, pues quienes le esperaban eran las chicas del club de kendo que le intimidaron con solo verles.

"demonios, ¡¿en qué me metieron esta vez esos idiotas?!".- en sus adentros reclamaba al ver la mirada de esas mujeres que no parecían para nada amigables.

Mal de Amores.Where stories live. Discover now