Capítulo 103.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

Este momento infundió intriga e incertidumbre en todos aquellos que escucharon esa última declaración. Las damas que han decidido compartir su vida con él reflejaron en sus absortas miradas ese sentimiento extraño ante un pasado el cual aún desconocen, Azazel incluso llegó a prestar atención y fue precavido con lo que estaba a punto de desatarse, porque algo le dijo que nada de esto terminaría bien.

—¿Qué fue lo que pasó hace 10 años? —Ross era la que menos había indagado y preguntó a sus compañeras que a pesar de haber convivido mucho más tiempo con Gokú continuaban en esa misma situación y no supieron responderle.

El silencio perduró en ese apartamento, el desconcierto sembró angustia, la espera se tornó en una interminable tortura y el frío de la noche trajo desespero desde un recóndito lugar anunciando una pronta calamidad.

—Vamos Ángel, dilo.—Gokú habló e inclinando su cabeza detalló la mirada de Michael, con una sonrisa macabra, pero no más que un intento de ocultar la ira que comenzaba a consumirle, y fue fácil de saber porque ese gesto comenzó a desvanecerse, y lo único que quedó de esa expresión fue su fulminante y opaca mirada muerta. —Si estuviste ahí dilo, di lo que hice y las razones que tuve detrás de eso.  —exclamó ahora, demandando una respuesta que Michael se rehusaba a contestar.

—Gokú, ya fue suficiente, no empeores más la situación.—Rias buscó interponerse y calmar la tensión, no obstante era tarde, siempre fue tarde desde que el ángel exclamó tales declaraciones.

—Lo que haya pasado hace 10 años es tu asunto.—él contestó. —Pero está claro que mataste a esa gente; a inocentes  creyentes de Dios, asesinaste cruelmente a esos niños, mataste y mataste hasta que al fin tu sed de sangre se vio calmada, esa es la verdad.—declaró y no levantó su voz, más bien expresó decepción y lástima que no fueron correspondidas, pues Gokú apretó su báculo y su seño se frunció aún más.

—Retira tus palabras... —Ordenó, con un tono tan profundo y frío que pareció rasgaría su garganta. —Retira esas palabras antes de que yo arranque tu puta lengua.—repitió sin cambiar de actitud, fue amenazante y no cuidó su tono aún cuando se trataba del mayor líder de los cielos que ante tal ofensa no pensó en quedarse de brazos cruzados.

—¿Lo negarás?— Michael arremetió con esa pregunta. — ¿lo harás frente a las personas que han confiado ciegamente en ti? —con esa cuestión señaló a Irina y su forma de continuarse apegando a ese chico, pero si lo que buscaba era intimidarlo, no iba a lograrlo, no hoy ni nunca.

—Yo maté a esas personas.—contestó. —¿eso es lo que quieres escuchar? ¿Eso es lo que quieres que Irina sepa? —habló sin importarle las reacciones que las chicas tendrían sobre eso, ni de las incógnitas que despertaría. —Yo puedo admitirlo, pero no te atrevas a juzgarme, no hables de ellos como si ahora te importaran ¡Es un insulto! —ahora su inexpresión desapareció y clamó esas últimas palabras con total enfado antes de avanzar hacia el ángel emanando una aura de muerte y sangre que ya no se pudo contener.

—¡Gokú! —Rias y Rossweisse se aproximaron e intentaron detenerle, pero los pasos del chico avanzaron y avanzaron, y pronto las demás chicas se sumaron para buscar frenarle.

—¿Detente! —dijo Reynare que le sujetó de su cintura, pero el recorrido del chico no se vio interrumpido.

—¡¿Qué es lo que planeas?! ¡debes calmarte! —Kalawarner exclamó sujetándole de su brazo con tal angustia plasmada en sus ojos, no comprendiendo por qué le afectaban tanto los comentarios de Michael o por qué se enojaba de tal forma, aún su pasado era incierto y eso le preocupaba, el pensar que había algo en lo cual no puede ayudarle le afligía.

Mal de Amores.Where stories live. Discover now