Capítulo 93.

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Personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, los créditos son para sus respectivos creadores.


Gokú caminó acompañado de Kuroka y el trío de la iglesia, justo en el centro rodeados de la mayoría de los Youkai.

El resto de sus amadas también les observaron, presenciando un poco alejadas el recorrido de sus compañeras y del hombre que día tras día sigue cautivando sus corazones, estaban celosas, pero eso no impedía que sintiesen alegría por ellos, después de todo se ganaron ese reconocimiento al enfrentar tan ardua batalla.

—Gokú es muy apuesto. —Pensó Akeno, las ropas que traía le daban una perspectiva distinta a la que acostumbraba a ver, cualquiera de las demás concordaron con su comentario, pero pronto, su admiración por el joven se vio interrumpido al enterarse que detrás de Irina y Xenovia. Rossweisse les seguía el paso, un panorama desagradable para los ojos de las ángeles caído y de las demonios que aún mantenían presente su odio a esa mujer. Pero aunque ellas le señalasen con repudio, había alguien que no evitaba buscarla con la mirada, ese era gokú quien volviéndose lo suficiente pudo encontrarla, no solo eso, se embobó por la inefable belleza de aquella doncella.

Ese cabello plateado se recogía en un solo punto, justo atrás de su cabeza en donde los distintos accesorios adornaban majestuosamente sus hilos brillantes. Su Kimono, azul como el color del cielo en un día brillante en donde las nubes blancas resaltan en su majestuoso tono, y era así porque ese color claro enriquecía las prendas de esa misma forma, y sus ojos, tan apagados que parecían perderse en el poco ánimo de ese fino y bello rostro melancólico.

¿Por qué de pronto ella estaba tan triste? Todo este tiempo la había visto con una actitud que aún mantenía su disgusto presente y de pronto ahora no hacia más que expresar esa extraña pena, ciertamente no tenía algún derecho o razón para querer saberlo, pero no evitaba preocuparse, aún después de todo lo ocurrido no puede simplemente olvidarse de Rossweisse, nunca ha podido y los pensamientos que involucran a esa mujer no desaparecen de su mente.

—¿Querido te encuentras bien? —Las palabras de Xenovia le sacaron de sus pensamientos y miró a la demonio un poco preocupada, no solo ella, Asia, Irina y Kuroka notaron su angustia, no debería presentarse así, este era un día importante y no debería mostrarse de esa forma, tenía a las personas que más amaba apoyándole y no se martirizaría por algo que debería dejar atrás, un pensamiento que le costaría mucho mantener, pues no sería el único evento que cambiaría por completo su actitud.

Yasaka aguardaba paciente y tranquila, Kunou reposaba a su lado junto con el resto de los concejeros, pero aún parecía faltar una presencia más, era el representante del inframundo del cual la dama Youkai antes mencionó y que no bastó esperar de mucho tiempo para que hiciese presencia ya que un sello mágico destelló de un tono púrpura y de ahí la figura de Serafall se presentó, con poco ánimo y su mirada evitó ver los alrededores, simplemente tomó asiento y observó el suelo sin decir nada, evitando ver a Gokú y el resto de las personas que le acompañaban, simplemente trayendo la representación que el inframundo le debía al panteón de Kyoto.

El resto de la noche era como se esperaba, con los Youkai agradeciendo la buena labor del equipo de chicas y recibiendo al nuevo integrante de su comunidad, Por su palabra, el inframundo llegó a un acuerdo con Kyoto y el asunto de Kuroka concluiría en buenos términos tal y como se prometió.

—Bueno, ya que todo pasó creo que deberíamos aprovechar nuestra estadía en Kyoto. —comentó Reynare mientras se disponían a abandonar el sitio del encuentro.

—Vaya, no es una mala idea después de todo, ¿Tú que opinas Rias?. —Akeno respondió y preguntó a su ama.

—No me molestaría, es un plan interesante. —respondió la Gremory.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora