Capítulo 23

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

—¿Tienes hambre Xenovia-san? —le preguntó en tanto recordó que la chica no había ido a la cafetería, ella asintió. —Tengo algo de pan y bebidas, podemos continuar almorzando —dijo y extendió los bocadillos a la chica que con un leve sonrojo en sus mejillas aceptó y se le pudo ver una pizca de alegría en su poco expresivo rostro.

—Ahora eres un año superior, así que tendré que comenzarte a decir Xenovia-sempai —comentó gokú ante un pequeño silencio que se formó.

—Pero las habilidades de Son Gokú son superiores a las mías —comentó ella y el chico rió con un poco de gracia. —Ya deja de decirme de esa forma, puedes solo decirme Gokú —él contestó, ella se recostó mientras observó al frente, con su ahora prometido.

"Esto se siente raro..." pensó.

—En estos dos días, me he dado cuenta que las parejas almuerzan juntas, me alegra saber que estoy haciendo las cosas bien... —comentó ella, Gokú tragó hondo al escuchar esa declaración.

"¿Pa-pareja?" pensó y miró el rostro de Xenovia, claramente esto estaba tornándose muy extraño.

—También he visto a muchos caminar juntos de regreso a casa, me preguntaba si puedo hacer lo mismo —continuó y giró a ver al joven que tanto admira.

—E-esto... hoy no puedo hacerlo, tengo un acuerdo con Rias Gremory y tengo que prestarme para que sus siervos entrenen —explicó. "Además tengo una cita con Akeno-sempai" —dijo en su mente recordando a la pelinegra, sin embargo salió de sus pensamientos al sentir como la chica se puso sobre sus piernas, mostrándose de forma indirecta, pero inevitablemente coqueta frente a él.

—Tal vez es mucho pedir... —dijo ella y se acercó un poco —Pero quisiera entrenar con Gokú-san también —parecía bastante segura de sus palabras cuando dijo aquello, pero en gokú solo había una sensación distinta.

Al sentir el peso de Xenovia encima de su cintura dejó de percibir la realidad tal cual era, al tenerla tan cerca de él, al sentir su aroma, al ver sus castaños ojos, tal vez estaba mal, solo miraba en ella la atención que siempre ha carecido, la compañía que en el fondo siempre ha deseado tener.

—Podríamos ir el fin de semana si quieres —él le dijo y ella asintió, la idea de entrenar con su chico era lo que parecía causarle alegría, pudo verse cuando ella sujetó su mano.

—Vendré aquí, vendré aquí todos los días, si bien siento que en casa no hay mucho tiempo para los dos, podríamos empezar a reforzar nuestro compromiso aquí —ella dijo y gokú asintió, de alguna manera esto le recordaba a aquella vez en la bañera, ella no parecía mentir con sus declaraciones y parecía determinada en lo que se habría propuesto.




—Vamos Tojo-san, intenta lanzar golpes más rápidos y menos predecibles —hablaba gokú que saltando al mismo tiempo se posó sobre la hoja de la espada de kiba que anonadado no comprendía la destreza de gokú.

Las clases habían finalizado, el atardecer transcurrido un poco y el entrenamiento estaba por concluir.

—Y tú eres muy lento cuando atacas, eso reduce tu velocidad Kiba-sempai —continuó diciendo, ahora permanecían en la sala del club del ocultismo en donde gokú limpiaba la suciedad de su báculo.

—Eres muy fuerte, a veces pienso que puedes ver el futuro, predices muy bien los ataques —dijo Kiba, por su parte koneko no parecía estar muy contenta con su desempeño.

Mal de Amores.Where stories live. Discover now