capítulo 8

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personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

—"¿Ahora con qué mierda tengo que lidiar?" —con esa cuestión rascó su mejilla sin separar la mirada de la Tojo que le confrontaba seriamente.

—No tengo tiempo para esto —él aclaró después aburridamente y caminó hacía la albina que puso sus puños al frente en señal de amenaza, pero aunque hiciese eso no hizo detener los pasos de gokú.

—Dije que te detengas, no quiero lastimarte —advirtió, pero en esa esmeralda mirada no hubo señal alguna de ceder, entonces cuando casi pasaba a un lado suyo, arremetió con un golpe que contuvo lo mejor que pudo sobre el abdomen del joven para no lastimarlo tan fuerte, acción que no sirvió de mucho cuando sintió una fuerte contusión en los huesos de su mano y muñeca, porque al momento de impactar con el joven no fue él quien sintió sensación dolora en su cuerpo, todo lo contrario.

—"vaya, esta chica en verdad es fuerte..."— pensó él ante la muestra de poder que aunque le sorprendió tampoco se dispuso a perder tiempo y continuó, cosa que a parte de dejar anonadada a la chica pareció humillar su poder, ahí trató de arremeter con un segundo golpe mucho más fuerte, pero el resultado fue el mismo cuando gokú lo detuvo en seco con su palma, no solo eso, en un movimiento rápido torció aquel brazo contra la espalda de la pequeña dama en una simple pero poderosa llave que inmovilizó a koneko después de ponerla contra el suelo.

—¡suéltame!, ¡¿qué eres?! —ella le reclamó en medio de su inútil intento de repeler al joven.

—Eso debería preguntarlo yo —contestó el saiyajin con una gota de sudor, por su parte la chica solo gemía por el dolor, pero luego sintió la respiración del chico muy cerca de su cuello, recorriendo su blanca piel y ascendiendo a su oído. —¿me va a violar? — fue su interrogante, pero nada más alejado de la realidad que eso.

 —No intervengas en mis asuntos Tojo-san —susurró, fría y secamente, como si detrás suyo tuviese a un monstruo—. No querrás conocerme en realidad, porque el precio de jugar conmigo es alto — habló y luego sintió esa intención asesina provenir de más allá, entendió que no podía perder más tiempo y casi en un parpadear desapareció completamente del sitio, como un ente que no deja más que aire frío con su partida.

Decisiones - Capítulo 8.

—E-Espera mito-chan! —clamó el castaño intentando retroceder, pero en un mal paso se precipitó y se estrelló en el suelo—¡¿no-no va-vas a matarme en realidad?! —exclamó, aún revolcándose temeroso, asombrado  y eufórico, pues las negras alas que se extendían detrás de la chica le traían confusión y asombro a la vez, en un momento creyó estar soñando, pero la amenazadora y brillante lanza que alcanzó a cortar su mejilla le aclaró que esto no era una ilusión, incluso supo que de no haberse caído tendría el objeto incrustado en su cuello.

No hubo más dudas porque nada de lo que había dicho y hecho parecía ser una broma de mal gusto.

—No es nada personal, me divertiste todo este tiempo, pero debes morir humano —ella aclaró y a pesar de la crueldad con la que hablaba, nunca mintió, era verdad que se había divertido y cuando recordó todo lo pasado no evitó querer detenerse por un pequeñísimo momento, sin embargo esto debería ser así y dejando un silencio en sus labios se dispuso a acabar con toda la farsa de una vez por todas, sin embargo y para su mala suerte eso no estaba ni cerca de ejecutarse, porque más pronto que tarde apareció la mano que fastidió sus planes y repentinamente salvó la vida de issei.

—¿Go-Gokú? —se escuchó asombro y alivio, porque la lanza se había introducido satisfactoriamente en su cuerpo aunque no de forma alarmante, porque apenas parte del filo cortó su piel, aún así comprendió que Mito no tenía la intención de detenerse a pesar de que mantuvo la esperanza hasta ese instante de que esto fuese una mentira.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora