16 La bella durmiente

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Apenas regresó fue a buscarla, inseguro sobre cómo se lo iba a decir. Dejó de intentar planear sus palabras con anticipación después de abrumarse con sin sentidos. Pasaría como tuviera que pasar. Voló hasta el castillo, inhaló profundamente y esperó con paciencia en el establo, seguro de que ahí iría a buscarlo, sin saber cuánto tiempo había estado ausente y las repercusiones de su separación.

La princesa no se asomó en todo el día ni en toda la noche. El muchacho esperó. Pasó otro día. Nadie fue. Nadie iba a ir. Algo en él lo presentía. El palacio se sentía diferente: silencioso, vacío. Parecía que hubiera muerto alguien.

Con sigilo, el inmortal se escabulló por los jardines en la noche, voló hasta la ventana de su amiga y esperó en silencio por su presencia. La pequeña llegó después de cenar. Él se impresiono sólo con verla, aquella niña era una sombra de la que había sido. Se veía triste, cabizbaja, seria. En su mirada parecía que hubiera envejecido, vivido mil vidas. Se notaba exhausta.

Se dirigió a la ventana con pasos lentos. Tomó un suéter doblado sobre su banquillo. Miró hacia fuera. Se abrigó, fue hasta su cama, se sacó los guantes, los colocó en el buró a su lado y se recostó a dormir. Jack Frost no tardó en percatarse:

No lo veía.

❅❅❅

Lo que pasó después Jack no lo recordaría con exactitud al despertar. Atrapado en el pasado, condenado a esperar, incapaz de ayudar, sólo le quedaba algo por hacer para no perder la cabeza y sumirse en la depresión.

Encontró el ático del castillo, largo y solitario. Dependía de una triste lámpara de aceite para iluminarse. El muchacho la tomó y la prendió con cuidado. Anduvo como un muerto andante buscando un espacio cómodo para reposar. Lo más favorable para su cometido era un arcón grande lleno de cortinas viejas, lo suficientemente suaves para lograr dormir sobre ellas. Sin mucha preparación o emoción el muchacho se metió al baúl, se cobijó con las telas y lo cerró. A través de una pequeña rendija podía alcanzar a ver la luz de la lámpara consumirse poco a poco.

No necesito pensarlo mucho, ni siquiera tuvo que concentrarse. Cuando Elsa no lo vio algo en él se bloqueó. Dejó de importarle todo, dejó de preocuparse. De alguna forma eso había hecho más fácil su decisión y llevarla a cabo. Confiar en la leyenda.

Cerró los ojos y se dejó consumir por el sueño profundo de la bella durmiente. El único sueño profundo de un inmortal, alcanzado por muy pocos con una intención específica: pasar el tiempo, despertar cuando fuera el momento preciso.

No tuvo miedo. Llegó con calma hasta la oscuridad, al vacío. Lo último de lo que fue consiente fue un triste dolor en el pecho, una lágrima corriendo por su mejilla y el recuerdo de la pequeña Elsa volando con él, diciéndole que estaba contenta. 



N/A
Capítulo súper cortito, lo sé, pero es que no necesitaba mucho y al mismo tiempo debía ser independiente

Quiero comentarles que ya volví a la universidad, se me acabaron las vacaciones, las que me hicieron regresar con esta historia. Voy a intentar seguir con las actualizaciones, pero como sabran siempre se me cruzan los cables, me consume el tiempo y pues... Lo voy a intentar, si no se logra por aquí les aviso el siguiente paso :)

Bueno, oficialmente con este capítulo termina la primera parte del libro 1 de "A través del tiempo", espero que hasta ahora lo estén disfrutando

Gracias por leerme, lo hacemos de nuevo pronto y yo los leo a ustedes en los comentarios<3

Trilogía: A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora