:= Adán =:
—¡Brillas... y brillas tan lindo! Y brillamos juntos... entre pestañas.
—Divina, divina sonrisa, abrazo de luna, de luna llena.
Suelto un gruñido y miro mal a Jesús, ¿qué no sabe que está canción es un solo? Arruina mi inspiración.
—Mira, güey, cállate o pongo a Valentín Elizalde —amenazo antes de empinarme la botella. Hago una mueca por el dolor que provoca en mi garganta. Pero solo dura unos segundos y la borrachera toda lo noche. Vale la pena el sacrificio.
—Intento hacer que no destruyas la canción.
—Ya no brillamos juntos —me lamenté, ignorándolo.
—Pero tú luz es muy potente aun estando solo.
Mentiroso. La luz de un pantano jamás es más brillosa que una playa. ¿Quién elegiría embarrarse de barro cuando se puede disfrutar del mar? Exacto, nadie.
Cierro mis ojos y aprieto el cuello de la botella, listo para entonar una nueva canción.
—¡Recuerdo a Zoey! Era mi chica ideal, una hermosa abogada mexicana; la cual yo amaba, pero con mi primo se fue.
—Recuérdame porqué no te estoy grabando.
—¡Porque eres mi amigo! —le reclamé mientras abría mis ojos y golpeaba su brazo, perdiendo la inspiración—. Además, te quité el celular.
—Borracho, pero no idiota
Eché la cabeza hacia atrás en el sillón, observando el techo de la casa de mi amigo. No importa el volumen de la música, aún puedo escuchar el llanto de la que fue mi prometida.
Jamás me ha gustado escucharla sufrir, pero está vez es diferente, pues no tiene derecho a sufrir. No después de lo que ha hecho ella.
—¿Puedo quitar a esa banda? No es mi estilo.
—Ni el mío, pero es la favorita de Zoey.
—¡¿Y por qué chingados estamos escuchándola?! —se exalta y yo sonrío. Mi amigo siempre tan dramático.
En todo lo que va de mi vida no he conocido a nadie que se le supere. Creo que por eso se ha desenvuelto bien en el mundo de la abogacía.
—Ya, fuera impulso de idiotez. Al menos pon a Café Tacvba.
Fruncí los labios y sentía las lágrimas querer ser derramadas.
—Le dediqué Eres.
Escuché su bufido y después un golpe en mi hombro. Sé que estoy haciendo una escena, pero no puedo hacer como que ella nunca existió o que no sentí nada.
Zoey era mi vida.
—Sé que crees que todo está jodido, hermano, pero no es así. Puedes salir a la calle y cruzarte con la que sí sea el amor de tu vida.
»Recuerda que todas las personas tenemos tres amores.
—No necesariamente son distintas personas —farfullé con dolor.
Puso su mano en mi hombro y apretó, provocándome un poco de dolor, pero nada como el que siento en el interior.
—Eres fuerte, Adán. No es fin del mundo. Encontrarás a alguien más, ya verás.
Ya veré. ¿A quién veré? Voy a quedar solo por el resto de mis...
La imagen de una chica morena, con el cabello rizado y balanceándose en un columpio irrumpió mi mente.
Jesús tiene razón. Debo olvidarme de Zoey, aunque sea difícil, pues trabajo con ella; pero al menos tengo que superar este dolor. Ya nada puedo hacer para recuperarla si el motivo de nuestra ruptura fue mi primo.
Él ganó y yo no voy a pedirle revancha.
—Voy a tener un hijo —solté sin miramientos. Lo miré y asintió sonriendo.
—De eso hablo —se alegró—, creo. Mañana vamos a un bar para que conozca a la futura madre.
—Oh, ya la conocí.
—Si dices que es Zoey, te parto tu madre.
Solté una risa y negué, levantándome del sofá.
—Se llama Amanda. Es linda.
No esperé por su respuesta, tomé mis cosas, le lancé su celular y salí de su casa para dirigirme a la mía.
Hoy es un buen día. Al menos quiero que así sea. No voy a dejar que las patadas de la vida me amarguen. Acaricio la cabeza de Picky mientras desayuna.
Estoy listo para esta nueva etapa de mi vida. Adiós Zoey, hola bebé con Amanda.
Debo de concentrar mi energía en eso. Voy a ser padre y seré el mejor que ese nuevo ser pueda tener. Ni siquiera preguntará sobre su verdadero progenitor ni lo necesitará.
Intentaré ser lo mejor para él o ella. Tengo una oportunidad de no morir solo y no la voy a arruinar por estar lamentándome de que Zoey prefirió asolearse en una playa a que le picaran los mosquitos del pantano.
Y para empezar con mi nueva vida, debo de dejar de compararme con un pantano o, en todo caso, de pensar que ser uno es lo peor del mundo. En los pantanos florecen las flores de loto, ¿no? Eso es algo bueno.
Me despido de mi perra con una animo renovado. Pero yo no tengo tanta dicha. Pensaba que mi día sería tranquilo y que mi única preocupación sería evitar a Zoey,
Cierro la puerta de mi oficina al igual que la persiana del cristal; mi amigo se mantiene en mi silla, con los brazos cruzados y dos tazas de café en el escritorio.
—No le pusiste veneno, ¿verdad? —intento aligerar el ambiente, pero se niega a sonreír y me limito a sentarme frente a él, como si fuera un director de escuela y estuviera listo para regañarme—. Adelante, suéltalo.
—¿Cómo es que tendrás un hijo con una tal Amanda si acabas de terminar con Zoey?
—¿Te lo digo con términos coloquiales o científicos? —su fuerte mirada me hace blanquear los ojos y bufar—. Pregúntalo ya.
—¿Engañaste a Zoey?
—¿Ya olvidaste que sale con mi primo?
—Responde, Adán.
Observo la inscripción de la taza: el mejor abogado, como si fuera lo más interesante en la oficina
Debí suponer que tendría preguntas cuando le solté tal bomba. Digo, mis hermanos preguntaron lo mismo y si les cuento a mis padres, preguntarán lo mismo.
Y yo no sé qué responder. Si digo que sí, dejaré de ser el engañado a ser el infiel. El que falló en la relación.
Levanté la mirada y sus ojos se estrecharon; sé que no me juzga, intenta leer mis pensamientos para entender mis palabras.
Vamos, Adán, es tu mejor amigo.
—Es complicado de explicar. Ella ya estaba embarazada cuando la conocí.
Despegó sus labios y sus ojos dejaron de ser rendijas para expresar su asombro. Soltó una exhalación para terminar en una carcajada.
—¿Serás padrastro? —se burló
—Genéticamente.
Ahora sí su cerebro se averió, lo noté en su rostro y en cómo se desparramó en mi silla.
—Ya no entendí.
—Te dije que era complicado.
:= Amanda =:
Mi corazón aumentó su frecuencia, acelerando mi respiración al ver una motocicleta estacionada frente a la puerta de mi trabajo.
Solo va comenzando el día y ya tuve una discusión con mis padres y ahora un enfrentamiento con Tobías.
No seas cobarde.
Pongo mi mejor cara de indiferencia y giro en la calle, captando su atención. Noto como se quita su casco dejando ver esos ojos del demonio que me hicieron caer en sus redes.
Finjo no verlo, pero eso no es impedimento para él, pues me intercepta antes de entrar, colocando su mano en mi cintura y acorralándome en la pared, ganándome un golpe en el hombro izquierdo.
—No has contestado a mis llamadas.
—¿No te dio eso una idea de que no quiero verte?
—Preciosa, lo hice por nosotros.
—No hay un nosotros. —lo empujé de un hombro, pero solo logré que pegara la espalda a la pared y yo quedara en su pecho—. Suéltame, Tobías.
—Solo sí me aceptas una cita.
—Esto es acoso y gritaré.
—Puedo hacerte gritar de otras maneras.
Lo miré enojada y golpeé su pecho.
—Suéltame ya —demandé.
—¿Qué? ¿Tienes un golpe de moral? ¡Eres soltera ahora! Podemos intentarlo —sonrió de lado y guiñó un ojo que deseé picarlo con una aguja.
Tensé los labios y la impotencia me embargó cuando rodeó con firmeza mi cintura y mi cuerpo reaccionó a su tacto. No lo quería cerca. Y menos por el bebé que esperaba, pero al parecer mi cuerpo sí lo quiere.
—No quiero nada contigo. —me solté de su agarré y me apresuré a entrar, pero se adueñó nuevamente de mi mano.
Me giré dispuesta a darle un punto final con la cachetada que quiero darle desde que me enteré lo que hizo, sin embargo, me detuve.
—¿Interrumpo algo?
Tobías suelta mi mano y se pone recto frente a mi jefe, yo no hago más que bajar la mirada por la vergüenza que quizá pasé. ¿Hace cuánto lleva ahí?
No es como si estuviéramos en un lugar muy privado, los transeúntes podrían fácilmente escuchar nuestra conversación y ver el forcejeo.
—Paso por ti cuando salgas, preciosa. —se inclinó y dejó un baboso beso en mi mejilla antes de tomar su casco y subirse en la motocicleta.
Una vez que se alejó pude respirar tranquilamente y la presión en mi pecho menguó.
—¿Tu novio?
Ya quisiera él.
—Solo es un conocido.
Me fijé en mi jefe y su cabeza ladeada me dijo que tenía toda su atención y estaba estudiando mis reacciones. Al final asintió y señaló la puerta.
—¿Entramos? En cinco minutos tenemos reunión con el señor Luvoel.
Suelto un suspiro y asiento. Sí ese diseñador nos da su proyecto, sería el primero en el cual trabajo y no lo voy a desaprovechar. Y menos estando de la mano de un grande como Juan Aguilar.
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¡Hola, aquí!
Hoy conocimos a Tobías, ¿qué tal les cayó?
Fue muy difícil terminar este capítulo. No sé qué le pasa a mi mente, pero ahora estoy mejor.
Muchas gracias por el apoyo, los quiero mucho ❤️.
Nos leemos pronto 💋
▪️22/08/20▪️