Cuando despierto aún no ha amanecido.
Ahora el cuarto es demasiado frío, mucho más que en mi sueño. Demasiado solitario para mi gusto.
Ojalá estuviere ella aquí...
Tracy
El tiempo se ha detenido a mi alrededor.
Por un instante no hay nada. Nada en absoluto. Sólo una señal que mi cerebro envía a mi cuerpo entero y suelto la valija para arrojarme a sus hombros.
Cruzo los brazos y hundo mi nariz en su pecho para inspirar el fresco perfume a almizcle que hacía tanto tiempo no percibía.
Por un instante se cruza en mis recuerdos nuestros últimos encuentros y todo se vuelve aún más incómodo pero lo trato de evitar por el bien de todos.
Una vez que me aparto, distingo que las lágrimas han empezado a brotar de sus ojos y de inmediato sucede en los míos también. No hay nada más doloroso que ver esas gemas verdes empañarse como dos cristales a punto de romperse.
-Oh... Charlie...-murmuro y evito el moqueo-. ¿Cómo... cómo lo supiste?
-Yo le conté que veníamos-interviene Carl.
Charlie se aparta y me encuentro con mi amigo quien explica:
-Le dije que vendríamos. No te veía muy bien en la universidad y creo que tienes un buen recuerdo de este chico.
-Sólo soy un viejo amigo-acota Charlie.
Claro... «Amigo».
-Supongo-Carl se encoje de hombros.
Ya me apoyó anteriormente a mentirle a mamá para salir con él. Y con Theo. Pero con él es lo que me importa ahora.
-Gracias-le digo pese a que una parte de mí siente rencor o decepción de que no me haya avisado que le diría. O que lo encontraríamos aquí.
Yo... yo creo que nos hará bien a ambos esta visita.
Lo malo es que Carl no sé si le haga taaanto bien el hecho de volver a la misma casa que comparte con el idiota monumental de su padre.
-¿Quieren ir a desayunar?-propone Charlie-. Hay un café nuevo muy bueno por acá cerca. Aunque los que tienes abierto las veinticuatro horas se especializan más en licores.
-Café está bien-le señalo-. Pero podría ser esto en mi ca... en casa de mi madre.
No lo digo.
De momento sería bueno mantener las distancias.
Por ahora mi único hogar es aquel donde estén las personas que me hacen sentir lo suficientemente cómoda como para ser yo misma.
-¿Pero que a Charlie no lo...?-empieza Carl y lo detengo.
-Sí, se caen bien-murmuro-. O quizá no. Cualquier chico con tatuajes que se me acerque, es una mala influencia para mí.
-Gracias-dice él.
-Según mi madre-completo-. Tiende a juzgar mal a las personas.
-Descuida-coloca una mano en mi hombro y recoje la valija que hace un rato dejé caer-. Últimamente son amigas con mi madre y le caigo mejor. Excepto Neo. Ese no le cae bien a nadie.
El nuevo auto de Charlie es una prueba de fuego para mi coraje.
La experiencia que me puso al borde de la muerte cuando le fallaron los frenos y Theo nos persiguió hasta que nos estampamos contra un muro, resiste en mi consciencia como una Alerta a la cual no puedo hacerle oídos sordos.
-Esta vez tengo los controles al día-reconoce sonrojado mientras pone el motor en marcha.
-Confío en eso-añado en tono de broma pero ambos sabemos a qué viene-. Ya no parece tan terrible.
Carl se incorpora entre ambos y mientras mi amigo conduce por Avenida Central, les cuento a mis acompañantes cómo ha resultado mi experiencia universitaria. No tan caótica de lo que en verdad es. Les hablo de Phoebe, Cochinillo, la extraña compañía que ambos se hacen, de Juliette y Ky, las únicas "amigas" que he hecho desde mi llegada y de la tal Rebecca que tan mal me cae pero le pongo por nombre «Fanny» como la chica que llamó ayer a Jul. Si es ex de Theo, posiblmeente haya sido una Bad Girl y el mundo es demasiado pequeño.
Más aún si se trata de bandos enemigos que conocen muy bien al oponente.
Excepto yo.
Que no tengo idea aún de quién es la persona digna de mi confianza y quién me quiere cortar el cuello.
-Ya estamos cerca-anuncia Charlie-. Si quieres, puedes irle avisando a tu madre que tendrá visitas.
¡Es cierto!
He estado con la cabeza tan ocupada que apenas ahora me doy cuenta de que nunca avisé a mamá que vendría. Si bien le comuniqué del Fin de Semana para Padres, no la he contactado lo cual me hace sentir una culpa terrible.
Acto seguido marco su número y aguardo mientras la llamada entra en espera.
-¿Fumaste?
-No...
-¿Te emborrachaste?
-¡No!
-¿Usaste condón?
-¡Mamá!
Sus preguntas durante el café nos hacen ahogar a todos mientras trato de repasar en mi cabeza que en verdad sí bebí demás la noche que besé a Stefano en la fiesta de Go Delta y mi actividad sexual no es algo que precisamente lo haya hecho usando condón pero tampoco es que vaya a quedarme embarazada por meterme el miembro de Theo en la boca.
-Eres mi hija y tengo que velar por tu bienestar-dice ella.
Antes de que la charla se vuelva más incómoda, los chicos anuncian que se retiran para dejarnos hablar a solas y mi corazón se desboca ante la idea de que realmente tengo varios puntos que «hablar» con ella.
-Me caen bien-dice mamá mientras se sirve su tercer pocillo de café luego de que despido a mis amigos.
Vuelvo a la silla frente a ella donde estaba sentada y me sirvo un segundo para mí pero le agrego leche.
-Son mis amigos-le anuncio-. Me alegra que por fin los aceptes.
-¿Son pareja?
-¿Qué?
-Que si son pareja.
-¿Quiénes?
-Ellos dos.
-¡NO!
Mi corazón da un vuelco al escucharla.
-La madre de Charlie me ha contado que su hijo no le presenta ninguna novia y ya es la segunda vez que los veo juntos a esos dos.
-¡Está mal hablar de la gente a sus espaldas!-le digo como si fuere yo quien la está educando.
Aunque el dato que me brinda es suficiente para suponer que la primera vez ha de ser cuando Carl investigaba por el paradero de Tachas y bueno, la persona más cercana a mi que le quedó fue Charlie. Quien tampoco sabe mucho de la situación pero sirvió para volver a encontrarnos.
-Entonces... ¿cuál de ellos es tu novio?-me pregunta mamá y las Tracys de mi interior se dan una palmada en la frente.
-Ninguno de ellos y eso no significa que estén juntos... entre sí-le comunico.
-Me hacía ilusión que el chico de suéter y gomina en el cabello sea tu prometido.
-Acá la prometida eres tú.
Abre los ojos como platos.
La he pillado.
-Dime-continúo haciendo girar por fin el tema de conversación-, ¿por qué sigues postergando la fecha para casarte?
Le tiembla la mandíbula pero me siento victoriosa.
-¿Richard vendrá a vivir a casa?-le pregunto.
-No... La idea es... Oh, cariño, esto es algo que lo quería hablar contigo.
-¿Quieres irte a vivir conmigo?-pregunto horrorizada-. ¿O cerca de la IVU?
-No descarto esa idea pero no es lo que precisamente necesitaba hablarte. Es que... tenemos planeado vender la casa y comenzar desde cero en otra ciudad. Quizá sea en Perks Village o Saint Bari, cerca de la casa de los abuelos.
-Yo... bueno...-entonces no me quedaría más nada en Iconic-. Es algo que no me lo esperaba.
-Tú tienes derecho a hacer la vida de profesional que ya vienes enmarcando. Vivirás en la IVU hasta que decidas dónde y de qué modo vivir, siempre que los ingresos económicos te lo permitan.
-Mamá, no es eso sino... Bueno... Este pueblo o "ciudad pequeña" contiene toda mi Historia.
-Lo sé, cariño. Por eso quería conocer tu opinión.
-Aunqueeee... por otro lado, tienes razón. Debo hacer mi vida y tú empezarás una etapa con Richard que no puedo sojuzgar. Y si quieres conocer qué opino, la decisión es vuestra y... bueno, si se mudan, preferiría que sea cerca de los abuelos.
-Sabía que dirías eso. Es que él ha conseguido trabajo en Perks y si consigue que el traslado sea a Saint Bari, las cosas mejorarían considerablemente.
Ella toma mi mano y una luz se enciende en mi interior para iniciar el tema que no deja de darme vueltas:
-¿Por qué se fueron allá cuando empezaste la universidad?
Mamá frunce el entrecejo.
-Mi carrera universitaria era en la Saint Bari University-declara.
-Entonces, ¿por qué volviste a Iconic luego de recibirte?
-Yo... Me recibí de abogada pero luego me especialicé en el Derecho abocado a las Ciencias Contables.
-Esa parte la sé, mamá, pero ¿por qué elegiste esta ciudad para vivir?
-Yo...
-¿Volviste en busca de papá?
Ella suelta mis manos y le sostengo la mirada.
-Hija, no entiendo por qué sacas el tema.
-Habla, mamá. Te lo ruego. Habla. Dime de él. Dime su nombre al menos. Pero no me mientas más.
-Yo...
-¿...Tú?
-Regresé por él. Sí. Rayos... esto es difícil.
-No voy a criticarte. Sólo necesito saber.
Suspira.
Y mi corazón martillea con fuerza.
-Tracy, deja de buscar a tu padre. Él nos abandonó.
-¡MIENTES!-le grito y me aparto con un nudo horroroso en la garganta. Parece ser que el aire viciado de hace un momento hubiese mutado a cuchillas que intentan mantenerse en una calma imposible.
-No, cariño. Entiende que nos abandonó.
Me acerco a ella y le tomo el puño de su pijama. Lo subo hasta encontrar la cicatriz donde antes llevaba el tatuaje.
-¿Por qué te lo quitaste?-la enfrento-. Eras una de ellos. ¿Por qué te quitaste el maldito tatuaje?
Mamá me observa.
Ahora sus ojos toman firmeza y quita su brazo con bruquedad para volver a cubrirse la cicatriz. Acto seguido se pone de pie y quedamos frente a frente.
-Tú padre está muerto.
-Fíjate que eso ya lo sé.
-¿Qué? Dios Santo...
-¿Tienes algo que me sorprenda? Él quería conocerme, ¿verdad? Por eso regresaste.
-Tracy... Yo sólo...
-¡No mientas más! ¡Ya lo sé todo!-miento.
Me aparto sujetándome la cabeza como si me fuere a explotar.
Entonces ocurren unos segundos de silencio mientras los gritos resuenan en nuestras cabezas y mamá quita un manojo de llaves del colgante que hay al costado de la alacena:
-Ven-me ordena-. Yo sabía que este momento iba a llegar pero no seré yo quien te lo cuente.
-¿Quién...?
-Será él mismo quien te dirá la verdad.
¿¿Cómo??
-Cielo... Es hora de que hablen los muertos.
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