BAD BITCH #2

By LuisAvila367

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«-¿Qué... quieres, Theo? Solo tres palabras. Solo tres palabras y mi nombre bastan para que mi mundo cambie p... More

Bad Bitch #Malos 2
Prólogo
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¡¡YA EN TODAS LAS LIBRERÍAS!!

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By LuisAvila367

-Me quedaré-le aseguro.

Sus labios se curvan en gesto de haber salido airoso de una batalla.

-No sin antes establecer mis condiciones-contraataco dejando en claro que en verdad puedo ser muy diferente a lo alguna vez fui.

De pronto recuerdo a Phoebe decirme «Si te enamoras, que no se note.»

Al menos lo intento...

-¿Cuáles?

-En primer lugar no me quitaré la ropa y podré irme en el momento que desee.

-Esas ya son dos condiciones-aclara. Y lleva razón pero mi trato con Stefano deja en claro en mi interior algunos puntos: no puedo ahora meterme con Theo así de fácil, es algo más complejo que el simple hecho de andar de chico en chico como una fulana cualquiera.

-Yo hablo, tú escuchas.

Las palabras salen de mi boca y es realmente darle rienda suelta a la Tracy Malvada quien ha tomado las riendas del caballo y Tracy Sensible se encuentra frente a ella tomando nota de sus dos maestras, Phoebe y Mi Yo Hostil.

-Vaya-murmura Theo-. Seré una tumba.

-La segunda condición es que en verdad decido tomar ese plus pero no puedes tocarme un pelo, ¿estamos?

-Básicamente son cuatro reglas estúpidas, no dos condiciones simples.

-Nadie dijo que serían simples.

-Pero dijiste que serían dos.

-Lo tomas o lo dejas, Theo.

Me cruzo de brazos mirándolo a los ojos de modo desafiante. El parche en su ceja le hace parecer un tanto vulnerable.

Acto seguido su respuesta llega con una accióin simple: Se arroja de espaldas a la cama y su chaqueta se sube dejando ver una camiseta blanca que transparenta algunos tatuajes y veo un poco de vello bajo su ombligo que me imagino, concluye su recorrido hasta el pubis y me encantaría comprobar mi teoría metiéndome debajo.

-Todo tuyo, nena.



Cuando el cinturón queda desprendido, mis manos toman el borde de su camiseta blanca y de a poco voy permitiendo que algunos tatuajes vean la luz: el enorme rosal que se extiende en su torso me refresca la memoria y ver cada una de sus espinas es tan característico de su personalidad que me da un poquito de miedo.

Marcó en su cuerpo los límites que nunca quedaron grabados en su mente.

-¿Contendrás tus ganas de lamerme el abdomen o los pectorales?

Las palabras de Theo me divierten aunque decido no responder y prosigo en mi labor.

Acto seguido le quito su chaqueta y la camiseta. En el instante que libero completamente al lobo, éste clava sus ojos de tinta en los míos y me siendo fascinada de volverme a encontrar con él.

Consciente de que debo continuar, regreso a sus pantalones, entonces empieza la parte que implica mayor dificultad....

Desprendo un botón, bajo la cremallera y la tela roja de un bóxer de algodón asoma junto con una enorme erección que pide por favor ser liberada.

Theo me observa.

Me está desafiando.

Haz lo tuyo, exige mi conciencia. Y la peor parte es que no sé qué es exactamente «lo mío».

Sigo entonces las sugerencias de Tracy Sensible quien levanta la mano en la clase de Tracy Malvada dentro de mi cabeza y sugiere que no caiga en la tentación de Theodore.

Bien dicho, querida.

Prosigo bajando el pantalón y él colabora en parte levantando la cintura.

Cuando llego a sus zapatillas, me veo en la disyuntiva de cuán humillante sería tener que quitárselas aunque el cosquilleo en mi entrepierna pide a gritos ver y acariciar cada centímetro en la piel de este hombre.

-No tengo pie de atleta-bromea.

-Eso espero.

Le deshago los cordones y las Converse negras ceden. Le quedan puestos un par de calcetines blancos cuales otorgan aspecto bastante inocente pero en parte, me excita la idea de dejarlo con su ropa interior puesta.

Me despojo de la idea de quitárselos y levanto la mirada... así caigo en la cuenta de que estoy de rodillas a orillas de la cama mirando directamente la erección hacia un costado que marca con detalle su miembro viril, dejando cierto lugar a mi imaginación.

-¿Hay una quinta regla dentro de tus condiciones que me permita quitarme incluso el bóxer?-pregunta Theo.

Me pongo de pie y dejo su ropa sobre una silla que hay esquinada en el cuarto. Vuelvo entonces a su costado en la cama y busco la almohada advirtiéndole que no voy a caer en la estúpida tentación de verle el miembro.

Recuerdo que he hecho algunas cosas más que vérselo aunque no puedo ahora... Stefano permanece en mi cabeza y siento que no podría hacerle esto.

Lo besé, demonios, lo besé.

No ceder a los encantos de un chico malo ha sido el mayor desafío de mi vida.

Espero que no me odie por haberme ido con Theo aunque es la única manera que en ese momento encontré de que no lo mate. Si con un solo puñetazo bien dado logró partirle la ceja, no quiero imaginarme lo que ocurrirían en el caso de no haber detenido esa pelea.

-¿En qué piensas?

Theo se acomoda a mi lado en la cama y se me queda mirando.

Mis ojos están clavados en el techo y vuelvo a mí misma, al color blanco de la pintura, a la voz del chico que por primera vez en mi vida me hizo correr los riesgos más importantes que pueda implicar la idea del amor.

Pero a su vez, el primero de quien dudo.

-En las asignaturas, pienso. Mañana me inscribiré.

-En dos semanas inician las clases.

Doy la vuelta hasta quedar de frente, necesito mirarle al hablar, necesito saber si está él en mi campo visual o Stefano.

Son grises.

Su mirada es gris.

Theo sigue aquí conmigo.

-¿Por qué Medicina, Theo?

-¿Qué? No... no deberías...

-Respóndeme, por favor. Lo tuyo es la Literatura, claro está. ¿Por qué entonces, tuviste que inscribirte en algo que no te gusta?

-Tracy...

-Por favor. Dime algo que pueda convencerme.

-¿Y por qué necesitas que responda eso?

-Quiero... quiero saber si es por mí.

La voz se me quiebra, hecho que logra enternecer el gesto pero no se siente cómodo por los sentimientos que lo interrumpen. No hace más que balbucear y poner excusas:

-Soy yo. Yo soy un maldito problema. Mi vida es un maldito problema, demonios.

-Si te hicieras cargo de tus actos y tus sentimientos, podrías tomar mejores decisiones. -Cierro la boca antes de parecer una madre dando una reprimenda o un gran ejemplo de vida.

-¡Eres...! ¡Eres parte de mi vida!

Bien, lo está logrando.

-Gra...gracias-murmuro-, pero dijiste que dirías todo lo que necesitara saber y no lo estás cumpliendo.

-Tomo las peores decisiones de mi vida y llevas razón en eso pero te ruego que no me tortures. El tatuaje en tu brazo estoy seguro que es un error del cual te has de haber arrepentido en más de una ocasión.

-Luego hablaremos de eso-prometo.

-Bien... Medicina siempre fue mi segunda opción. Siempre me resultó de interés la idea de salvarle la vida a alguien luego de... mierda.

-¿De qué?

-Nada.

No insisto.

No quiero tener que confesarle que vi el vídeo.... no ahora.

-El tiempo ha servido para convencerme a mí mismo de que estudiar en la Escuela de Medicina es lo indicado y no quiero dudar de eso, ¿estamos?

-¿Pero? -intuyo. Es evidente que necesita completar la idea.

-Pero podríamos compartir algunas asignaturas. Quisiera ser compañero tuyo, nena. Sería incapaz de alejarme completamente de ti.



Cuando abro los ojos, un rayo de luz se filtra por la ventana.

Y no dura demasiado ya que alguien cierra las cortinas de inmediato.

Vaya linda manera de darme los buenos días, sin embargo, desde el primer minuto sé que algo no anda bien...

Miro hacia un costado e intento levantarme.

Hecho que no logro concretar porque mis pies descalzos y mis manos débiles se encuentran amarrados a los bordes de la cama.

-¿Qué ha pasado...?-murmuro-. ¿Theo? ¡¿Theo estás aquí?

Miro hacia todas partes en busca de cualquier persona que pueda ayudarme.

¿Quién demonios sería tan enfermo de hacerme esto?

Esta pregunta es respondida en el momento que una caja de bailarina de ballet se abre a mi lado y comienza a sonar Para Elisa, de modo característico en estos juguetes.

Acto seguido miro hacia arriba y me encuentro con una melena de cabello verde...

-Audrey-murmuro.

Pero ella sólo me mira. Y canta. Además, en su mano lleva un enorme cuchillo de cocina.

-Uno, dos, tres, Audrey espera por ti.

-Santo Cielo, baja eso...

-Cuatro, cinco, seis, no podrás escapar.

-En verdad lo digo, no es gracioso, por lo que más quieras Audrey...

-Siete, ocho, nueve, despierta o morirás.

El puñal se eleva.

Mis ojos se cierran.

Sus labios concluyen:

-Si llegas al diez, final feliz no tendrás.



Me sacudo en la cama y abro los ojos respirando de modo agitado.

Al comienzo me cuesta ubicarme en tiempo/espacio: esto de dormir en tres camas diferentes en menos de una semana comienza a tener sus efectos negativos.

Miro a un costado y caigo en la cuenta de que está amaneciendo, las cortinas de la habitación se encuentran cerradas aunque y no es la peliverde quien yace aquí...

...sino Theo.

Rodeándome con sus brazos firmes, durmiendo como un ángel.

-Prometiste seguir todas mis condiciones-murmuro. Quedamos en que no me tocaría.

Pero debí haberlo supuesto desde el comienzo: Theo siempre rompe las reglas y siempre lo hará.

Sobre todo, las más injustas para el amor.

Por consiguiente cierro los ojos y espero a que el sueño vuelva... Sin poder quitarme la horrible canción de mi cabeza.

«Final feliz no tendrás.»



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#BADBITCH #Día7

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