Tracy
Quizás es la locura de la noche.
Quizás es su aliento embriagador que se mezcla con el mío.
Lo cierto es que sus labios, su lengua, sus dientes, sus manos en mi rostro, las mías en su pecho, en sus pectorales firmes... se convierten en una peligrosa combinación que puede volverme propensa a la adicción más peligrosa.
Stefano.
Su manera de entrar en mi cuerpo, su manera de hacerme sentir extasiada con lo apasionado de su beso convierte la realidad en algo único que creo no haberlo vivido antes.
Posiblemente el alcohol y quién sabe lo que haya en lo que me he bebido, estén haciendo del momento algo todavía más intenso.
Lo cierto es que cuando cierro los ojos y finalmente creo estar al filo de olvidarme de la presencia de Theo... un grito lo interrumpe.
Soy empujada hacia atrás y choco con otro par de chicas que me sostienen.
-¿Estás bien?-me preguntan. O eso creo.
Lo cierto es que trato de ubicar mi cabeza en tiempo y espacio hasta caer en la cuenta de que hay chicas gritando y un motón de personas se colocan en ronda gritando y soltando alaridos.
-No-murmuro-. No, no, no, no.
Me acerco trastabillando hasta abrirme paso en el círculo de estudiantes alcanzando a distinguir dos cuerpos, tatuajes y sangre: Stefano y Theo enraizados en mitad de una pelea a puñetazo limpio.
-No te muevas.
-Ay... mierda.
-Por...por favor, Theodore. Qué...quédate quieto.
Me cuesta hablar. Mi lengua la siento pastosa, el olor a vodka sigue quemándome en la garganta y un dolor de cabeza que parece ser, tuviera lava ahora mismo cayendo de manera viscosa y tortuosa dentro de mi cabeza, me hacen padecer las primeras consecuencias de la noche.
-Por favor-le insisto.
Theo tiene un corte alrededor de la ceja y de momento, limpiarle la herida con alcohol y utilizar gazas del botiquín de primeros auxilios en su habitación, es todo cuanto puedo hacer.
-Ese idiota, debería haberlo asesinado-asegura. Noto el moto en que las venas se le marcan en las sienes, realmente está adolorido, borracho e indignado.
-Lo dudo...-murmuro.
Corto un pedazo de gaza y lo pego con cinta tomado a su frente.
-¿Por qué lo dices?-masculla entre dientes dejando ver la irritación.
Lo miro a sus ojos grises que derraman ira. Incluso podrían llegarme los chispazos en caso de que estos fuesen tangibles...
Debo admitir que extrañaba tenerlo a esta proximidad aunque no quiero arruinar la situación (más de lo que ya está) así que me aparto de él buscando espacio, en cierta medida, y me quedo mirándole a los ojos.
-Tienes suerte de que te hayan sacado entre cuatro mastodontes a Stefano de encima antes de que te desfigure la cara-le suelto.
-Estás loca. Iba a matarlo.
-Lo tenías encima y un sólo puñetazo en limpio te abrió la ceja-le recuerdo.
-Me pilló desprevenido.
-Tenía a un montón de tipos alrededor que podrían haberte convertido en polvo sin embargo le hicieron un bien a la fiesta y a ti mismo por haberlo...
-Haberlo, nada, demonios. El muy cobarde se hizo a un lado porque tenía miedo. ¡Dejó que lo aparten! Si no, la cosa hubiese terminado de la mejor manera.
-Theo...-lo observo tratando de hacerlo entrar en razón-, eres una persona que sabe pelear muy bien pero debo reconocer que Stefano es mucho más peligroso y estoy segura de que no dudaría si te tuviese que arrancar el hígado con los dedos.
-Que Stefano esto, que Stefano aquello, ¿tú qué mierda sabes sobre él?
Tomo asiento en la cama para quedar a su lado y lo enfrento del mismo modo que ya me vengo entrenando:
-Cuando te dirijas a mí, quita ese tono. ¿Puede ser?
Retrocede apenas hasta quedarse mirándome con expresión de horror. Acto seguido levanta una ceja y continúa:
-¿Qué rayos pasó contigo?
-Estuve entrenando mi dignidad.
-Nada de eso.
-¿Qué?
-Que no te dignaste a nada más que pisotearte contigo misma por haberte metido con ese montón de mier... Con ese imbécil.
-¿Y tú qué sabes sobre él?
-Quisiera saber cuánto te ha contado sobre sí mismo.
«Bueno, la verdad es que no me contó nada. Lo más interesante fue hacerme creer que se masturbaba en su auto mientras estaba fuera, pensando seguramente en que entraría y querría chuparle las partes pero me contuve.»
Podría contestarle eso pero decido sintetizar:
-Es un buen chico.
-¡JA! Si lo fuese, no lo hubieras besado.
-No es cierto.
-Sí que lo es. De lo contrario, podrías haber besado a Carlos cuando me viste en la escuela.
-¡Que se llama Carl!
Y de haberlo besado, habría pasado una vergüenza monumental porque no cabe duda que me rechazaría sólo por ser una chica... además porque es demasiado digno como para andar besando a cualquiera por ahí.
-¿Entonces por qué lo hiciste si no es porque te atraen los tipos que potencialmente puedan tratarte mal?-contraataca.
«Porque tú estabas mirando, Theo y eso era excitante. Además de que besaste a la zorra.»
-Porque tienes novia.
-¡¿Qué?!
¡¿Ah?! ¿Yo dije eso?
-¿Tracy, te has estado inyectando algo?
Es tarde para dar marcha atrás: lo he dicho y nada podría salvarme.
-Me duele la cabeza, creo que me iré a mi habitación.
Hago el intento por levantarme sin embargo me toma de un brazo y vuelvo a sentarme.
-¿Por qué dices eso?-insiste-. Ya te he dicho que yo no... no tendría nunca novia. Al menos, no de aquí en más.
-Mientes.
-¿De dónde sacas eso, Tracy? Sólo una vez en mi jodida vida he tenido una jodida novia que ya no me interesa y a quién no veo hace más de un jodido año.
-¿Un año, dices?
-Sí.
-¿Y... puedo saber cómo se llama esa "ex novia"?
Se me atora la palabra en la garganta justo cuando quiero soltarle una buena vomitona por hacerme una idea de que Señorita Jirafa Nalgona haya estado en esta misma habitación.
-¿A qué se debe tu interés? Ya hablamos sobre esto...
-Dime que no se llama Rebecca. Dime que no se llama así, por favor.
-¿Y tú cómo lo sabes?
-¡Mierda!
La palabra sale antes de que pueda contenerla concientemente. Theodore marca una media sonrisa y se acerca para mirarme desde una distancia tan cercana que su característico olor a tabaco y menta se vuelve inevitable.
-Soltaste una palabrota.
-Yo...
-Lo dijiste. Ya no puedes hacerme reclamos.
-Lo estás quitando de contexto.
-Ni siquiera creo saber lo que esa palabra significa «contexto» pero supongamos que sí.
-Sí lo sabes, Theo. ¿Hasta cuándo seguirás intentando parecer un chico rudo y poco inteligente? ¿Por qué tienes tan poca expectativa?
-Hasta que me digas cómo diablos conociste a Rebecca.
-Lo diré cuando me digas por qué me mentiste al decirme que nunca tendrías novia.
-Esas ya son demasiadas condiciones, y esta vez, estás sacando tú las cosas de contexto.
-Ves que sí sabes lo que significa la palabra.
Finalmente Theo se aparta y extiende su mano:
-Hagamos un trato-propone-. Tú te quedas a dormir y yo te daré todas las explicaciones que pidas, ¿estamos?
Sus palabras me dejan tan atolondrada que no puedo hilar dos ideas a la vez.
Quisiera que mis sentidos vuelvan a su lugar, no obstante el recuerdo de Stefano y su beso es tan fuerte que me hace dudar.
-¿Qué opinas?-pregunta-. Seré totalmente sincero pero esta noche te quedas a dormir conmigo. No vendrá tu madre para conservarte la castidad.
-¡Theo!
-¿Eso es un sí? Hoy estoy bueno así que te daré un plus: Te dejaré que me quites la ropa.
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#BADBITCH #MARATON #Día6
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