Ambición.

By nickrespin

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La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Epílogo

Final

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By nickrespin

¡No estoy soportando! La verdad tengo sentimientos encontrados. Espero que disfruten el capítulo.

No van a llorar de felicidad, pero si van a llorar.


Minutos antes.

—Voy a matarlo, voy a matarlo, voy a matarlo. —repito las mismas palabras sin dejar de caminar.

Las paredes blancas me asfixian cuando estás se acerca cortando mi respiración. Verme en una bata blanca que me identifica como una paciente más del hospital me está torturando lentamente.

Con cada paso que doy voy maldiciendo a Carsten Bogdánov que me ha quitado todo. ¡Todo!

Lo único que conservo es el anillo que nadie puede tocar, porque cuando intentan quitarlo hay descargas eléctricas que los alejan.

Soy la única que puede tener contacto directo con la joya, y no recuerdo que fuera así, porque de otra forma Sofía jamás me lo hubiera quitado.

Mi anillo... Oleg.

—Paciente 267. —Abren la puerta y las palabras me sacan de mi trance.

La rabia me invade cuando sueltan el maldito código.

—Mi nombre es Alessia Carvajal. ¡Recuérdalo, maldito analfabeta! —Quiero llegar a ellos, atacarlos, pero lo he hecho tantas veces que no podría con las consecuencias.

Estoy tan cansada de todo esto que prefiero mantenerme serena sin dejar de seguir sus movimientos, porque si me atacan, voy a atacar.

—¿Es la nueva?

—No, la nueva está en el cuarto de al lado, esta ya lleva seis meses encerrada. —doy dos pasos atrás conmocionada por la información.

—¿Qué dijo? —gruño frustrada.

¿Seis meses? ¿Han pasado seis putos meses desde...? Voy a matarlo, voy a matarlo.

Voy a matar a Carsten Bogdánov, por quitarme a Oleg y con él, mi libertad.

—Ya perdió la noción del tiempo. —se burla.

Mi barbilla empieza a temblar sabiendo que en tanto tiempo él no vino, nadie vino por mí.

—¡Voy a matarlos a todos ustedes! —los señalo con el dedo—. ¡Van a desear no haber nacido hijos de puta!

Trato de dar un paso al frente queriendo atacarlos, pero cuando su mano se posa en la pistola eléctrica me detengo por inercia recordando el dolor.

Mi cuerpo ha recibido tantas descargas, dejando marcas y un dolor interminable en mis huesos.

—¿Habla español?

—A veces, otros en ruso, inglés, francés y otro idioma, no sé si es griego o árabe. Aunque después de medicarla habla en todos.

Alzo la vista a la cámara en la pared y me trago el nudo no queriendo que los que estén detrás de las pantallas vean mi dolor. Ya me vieron muchas veces en el suelo. Cubro mis ojos con mis puños repitiendo en voz baja mi mantra.

—¿Seguro que los sedantes ayudan? Muy cuerda no se ve.

No estoy loca, no estoy loca...

—Muchacho, estamos en un manicomio, aquí nadie está cuerdo y ten cuidado que ya ha atacado a varios. Dos de ellos ya renunciaron y tres murieron en sus manos así que no te confíes.

Abro los ojos cuando el sonido del carrito me pone en alerta. Mi vista sigue el movimiento hasta ver las agujas que siempre intento tomar, pero nunca lo logró porque al final vienen más a reducirme.

Hace unos días no me importaron los castigos, preferí luchar aún sabiendo que iban a doblegarme porque no perdía la esperanza que iba a salir de aquí, sin embargo, hoy es diferente. Hoy me siento perdida y desorientada sin saber como debo proseguir.

Me pesa incluso mantenerme de pie y así no podré con lo que me falta, porque sé que debo resistir, por mí... por él.

—Y sobre los sedantes... creo que son lo que la están volviendo más loca. —me tenso al ver como preparan la mierda que van a meterme.

Todo mi cuerpo empieza a temblar al saber lo que harán.

Ya no quiero que duela.

—No den un paso más. —advierto intentando evadirlos—. ¡Aléjense! ¡Es una orden, fuera de aquí!

—Sujetala y acabemos con esto. —se me vienen encima.

—¡No se atrevan! —me desespero cuando siento sus manos encima.

Todos mis gritos y amenazas son en vano porque he perdido tantas fuerzas que entre los dos logran doblegarme. Con varas de hierro me golpean fuerte hasta que caigo de rodillas.

Ya no...

—No hagas las cosas difíciles 267.

Hoy traen una vara más larga que tiene una cuerda que la mueven hasta meter mi cabeza.

—¡Malditos hijos de perra!

—Te gusta sufrir 267. —niega mientras con la vara aleja mi rostro—. Ten cuidado con sus manos.

Mis labios tiemblan de impotencia cuando siento el líquido quemar mi interior.

—Ya está, ¿Ves que no era tan difícil? El Gobernador está por venir y te recomiendo que te portes bien si no quieres que vuelva a enterrarte viva.

—Vayanse. —susurro sintiendo mi cuerpo arder.

Me concentro el dolor en mis huesos para evitar recordar la angustia y desesperación que sentí cuando me quedaba sin oxígeno... bajo tierra.

Escucho la puerta cerrarse y sé que no tengo tanto tiempo antes de que venga Carsten. Tomo unos pocos segundos para encogerme en el suelo. Sostengo mis rodillas contra mi pecho mientras las lágrimas empiezan a salir.

—Ya no puedo... no puedo más mi amor. —lloro—. Me están quebrando, y me duele mucho.

Los sollozos no se hacen esperar y el recuerdo de Oleg diciendo que me ama y siempre iba a protegerme me mata porque la maldita amnesia lo ha arruinado todo.

—Oleg por favor... sácame de aquí. —mis dientes castañean—. Sácame mi amor, no soy la mujer con cojones que decía que podía llevar a tus hijos y ahora tampoco sé si seré capaz de aguantar el calvario que se vive aquí.

—Me estoy quedando sin fuerzas, y sin ti, también estoy perdiendo las ganas de vivir. —limpio mis lágrimas—. Mi amor, confío en ti... no me falles.

Los minutos siguen pasando mientras los sedantes se apoderan de mi cuerpo, debilitando tanto al grado de quedar inconsciente. Mis pulsaciones se vuelven cada vez más lentas y la luz blanca frente a mí me llama, pero no la sigo.

Estoy cansada de tanto blanco, de tanta soledad que opto por correr sintiendo como esa luz me persigue y debo pasar por muchos obstáculos hasta llegar a una oscuridad en la que pueda descansar.

Mi cuerpo y alma lloran por un descanso, pero cuando caigo solo puedo pensar en que me están derrotando.

Me niego.

***

Dos días después.

Me despierto desorientada con mi cuerpo tenso y todos mis músculos se resienten cuando intento moverme.

—¿Qué demonios? —tomo una calada de aire al descubrir que estoy sujeta a la pared, mis muñecas duelen por soportar mi peso y trato de mover mis piernas para sostenerme, aunque solo el esfuerzo me hace soltar un grito de dolor.

—Al fin despiertas 267, sabes muy bien que al Gobernador le gusta jugar con su juguete inconsciente. —no puedo razonar, aunque sé que debo hacerlo—. Creo que ese es mi límite, así que procura mantenerte despierta.

—Agua...

—Tráele un poco, pero cuidado y te lo escupe. —el enfermero lo hace y cuando me asoma el vaso no soy capaz de beberlo todo y me cae encima.

El ardor en mi garganta es una mierda.

—Tal y como te quieren. —sonríe la mujer que prepara las inyecciones.

No dejo de verla memorizando cada mínimo detalle, porque cuando pueda voy a matarla.

—Aléjate. —gruño con pocas fuerzas.

Como siempre me ignora y me vuelve a doblegar, pero esta vez es diferente porque en el momento que el líquido hace contacto con mi sistema abro los ojos de golpe, mis piernas vuelven a tener fuerzas y me siento con demasiado poder.

Adrenalina...

¡Van a matarme! —grito.

Me sueltan las esposas y ni siquiera me acerco para atacarlos porque es imposible. Mi castigo sería demasiado doloroso.

—Déjala, ve y llama refuerzos. —me sostengo de la pared sin ser capaz de manejar todo lo que siente mi cuerpo—. Olvídalo, no es necesario.

Me deslizo en la pared encogiendo mis rodillas y sujetándolas mientras empiezo a mecerme. Mi pecho empieza a moverse con fuerza y mi respiración se agita queriendo ocupar toda la energía.

—No estoy loca, no estoy loca, ¡No estoy loca! —grito desesperada al sentir el frío líquido en mi cuerpo.

—¿Cuál es el otro medicamento que le inyectó? No lo reconozco y así como es está gente da miedo.

—No preguntes tanto, son órdenes directas del Gobernador porque debe verse lo menos cuerda posible, es probable que la visite el Superior, al parecer va a salir del país.—mi rostro se levanta en su dirección sin aceptar sus palabras.

Va a salir del país.

—¡Miente!

—Eso es lo que se dice por los pasillos así que ahórrate los enojos.

Se va a ir, se va a ir sin mí.

Me está abandonando...

—¡Quiero verlo! Díganle que quiero verlo. —trato de ocultar mis manos temblorosas—. Díganle que Alessia Carvajal exige verlo.

—267 Parece que no me prestas atención. El Superior vendrá a verte por órdenes del Gobernador, se irá y quiere que lo veas, según él es otra forma de torturarte, no lo sé, no es información que maneje.

Sujetos mis labios con los dientes cuando estoy por derrumbarme.

No es cierto, me niego a aceptarlo.

Creí que Young Min sería la única persona que podría decir que doblegó a Alessia Carvajal... pero al parecer Carsten Bogdánov también tiene ese poder.

Junto a Oleg nos encargamos de destruir a todos los que nos dañaron, pero Carsten les lleva la delantera por mucho. Que tenga a la Bestia bajo su manipulación es un poderío que nunca voy a superar.

—El Gobernador...

—Deja de controlarte, las consecuencias son peores si te resistes.

No la escucho, por mi mente pasan tantas cosas que no puedo evitar explotar.

—¡Váyanse de una puta vez! Ya me drogaron, la dosis diaria que me mata ya está, así que exijo que se vayan a la puta mierda. —lo hacen con una sonrisa dejándome como siempre—. ¡Ahh!

Destruida y herida, pero ahora más al saber que mi amor se va.

Él no va a luchar por mí.

—¡Eres un puto mentiroso! —grito—. ¡Dijiste que me amabas, pero me estás fallando! ¡Me estás fallando Oleg! Y duele como no te imaginas.

Corro dentro del cuarto, gritando desesperada por salir, maldiciendo a todos. Golpeo las paredes de cristal viendo a los del otro lado. No tengo nada excepto la silla de hierro adaptada al suelo.

Me dirijo a ella para darle patadas, la jalo con todas mis fuerzas mientras grito atormentada. No me detengo ni al sentir mi cuerpo ser lastimado.

El material no se mueve y entran los enfermeros con las varas de hierro para golpearme y después sedarme, pero soy más veloz y antes de que impacten mi cuerpo le doy una patada.

Doblo su mano y rompo su mandíbula. El tipo grita de dolor y antes de que otros se acerquen tomo la barra, que segundos después me quitan, pero la enfermera entra ordenando que me dejen sola.

—¡Esto es tu culpa! Te dije que...

Desde atrás me dan una descarga eléctrica leve que me hace retorcer sin lograr que suelte los gritos que ansían salir.

—Es suficiente 267.

No sé cuanto tiempo pasa hasta que el peso de todo recae de golpe cuando la adrenalina se acaba.

La desesperación por más aumentan mi ansiedad, veo mis manos temblorosas y cuando enfoco mis muñecas mi enojo vuelve porque sobre mis heridas que apenas y habían cicatrizado vuelven a sangrar por las nuevas al sostener mi peso.

—Me están destrozando... —cierro mis puños con fuerza.

Mi cuerpo se siente pesado por tantos sedantes, ya he tenido dos infartos. Mi cuerpo no está para esto, por eso él creó sedantes para mí... para evitar mi muerte, aunque no creo que resista mucho si siguen así.

Los colapsos son cada vez más frecuentes y el único motivo por el que sigo viva se marcha.

—¡No puedes dejarme Oleg! ¡Dijiste que soy tuya, pero no me estás reclamando! —con el cuerpo tembloroso me levanto—. No me dejes, no me dejes, ¡No me dejes!

Las lágrimas se acumulan en mis ojos. Estoy angustiada, no sé como seguir luchando, sé que ha habido un ataque, y por un momento pensé que era él, pero me equivoque.

Me va a dejar morir, que no me recuerde, será mi condena...

Me giro al escuchar la puerta abrirse y mi corazón se detiene por segundos al ver a Oleg al lado de su hermano, pero mi vista no se separa de mi vida.

Él me repasa por varios segundos, sé que bonita no es algo que me defina. Estoy más delgada que nunca, con ojeras y marcas por todo mi cuerpo, pero no me importa mi aspecto, porque está aquí.

—Oleg... viniste. —las palabras se atoran en mi garganta.

No lo pienso tanto cuando empiezo a caminar en su dirección.

—Un paso más y te vuelo los sesos. —me detiene Carsten.

Me paro solo para entender la reacción de Oleg, pero al no encontrar nada la decepción y el miedo me invade porque significa que sigue sin recordarme

—Mi amor...

—Tu farsa se ha caído Carvajal, ya no te esfuerces. —me trago el nudo en mi garganta ignorándolo porque quien tendrá siempre todo de mí es Oleg.

—Me enteré de que te vas en una semana. —no me responde.

Se dedica a estudiarme con calma, pero no obtengo ninguna reacción hasta que se detiene en mis manos, exactamente en mis muñecas que aún sangran.

—¿Qué te sucedió? —veo a Carsten que lo analiza—. No lo veas a él, mírame a mí que te estoy hablando. —se enoja ganándose toda mi atención.

—Tuve un colapso, no hace mucho y mi recuperación fue colgada en la pared. —asiente y debo tragarme todo el dolor, porque mi Oleg me estuviera apapachando y jurando destruir a los que me lastimaron.

Vuelve, amor.

—Necesito saber en dónde están mis cosas. —exige.

—¿Qué?

—Cambiaste mis contraseñas y tienes en tu poder cosas que ni te imaginas su alcance.

Otro colapso hubiera dolido menos que saber que está aquí por la ubicación de...

—No tengo nada. —me sincero.

Sé que cambió las claves, pero nunca me las dio y tampoco se las pedí.

—Deja de mentir y dame de una buena vez las claves. —gruñe.

—He dicho que...

—Déjanos solos. —su orden nos toma a ambos por sorpresa.

—Recuerda que es una manipuladora y va a tratar de engañarte haciéndose la víctima. —advierte Carsten.

—No me fío de traidores. —me doy la vuelta ante sus secas y duras palabras.

No soy una traidora.

Los escucho discutir por unos minutos hasta que el gobernador se marcha y los fuertes pasos de la Bestia no se hacen esperar.

—Siéntate. —ordena con esa frialdad que nunca era en mi dirección.

Estoy por decirle que se vaya a la mierda, pero cuando veo a nuevo personal entrando una mesa, dos sillas y comida lo estudio queriendo saber que pretende.

—Morir de hambre no es la mejor tortura. —sonrío con ironía.

—Vaya hijo de... —me callo—. Por respeto a Ágata, mejor guardo silencio. —lo veo fruncir las cejas.

—¿Cómo sabes de ella?

—Porque la conocí y aunque creo que arruine nuestra amistad por no querer utilizar al principio lo que hizo para ti, tenemos mucho... —En estos momentos recuerdo lo que compartió conmigo.

Han pasado tantas cosas que lo había olvidado.

—Sus secretos son mis secretos y si los Bogdánov no me entierran seré perseguida por ya sabes quién.

Lo veo apretar su mandíbula porque sabe muy bien de lo que le hablo. Del motivo por el que Ágata estuvo en el anonimato.

—¿Esta es otra de tus mentiras? —abro la boca, pero me hace callar con sus palabras—. Siéntate y acabemos con esto de una vez.

Me muevo en automático hasta sentarme y aunque sus palabras logran lastimarme una parte de mí, no deja de preocuparse por él.

Odio verlo lastimado por lo que lo repaso, pero no encuentro ningún daño externo visible.

No dice nada por un rato en lo que yo me controlo para no saltar sobre sus brazos y no me tranquilizo hasta ver que él hace lo mismo frente a mí.

Mi orgullo se puede ir a la mierda, está aquí cuando creí que lo perdía, bueno lo perdí y no pensé que lo volvería a hacer.

—Me alegra que estés vivo, aunque eso signifique que no me recuerdes. —no dice nada—. No te imaginas todo lo que pase cuando me dijeron que moriste. Por veintiocho minutos te fuiste y fueron los minutos más agonizantes que he pasado.

No deja de verme como si quisiera descubrir algo.

—Descubrir que estaban en coma fue... —niego ahuyentando el sentimiento—. Reze por ti Oleg, rece para que regresaras y para poder decirte que yo también te...

—No sigas.

—No decirlo no significa que dejaré de sentirlo. —baja la vista a su reloj—. Me pediste algo, cuando perdimos la oportunidad de ser padres me hiciste una promesa y ahora estoy lista. Estoy lista mi amor, así que te exijo que me recuerdes.

—Pareces muy segura.

—Oleg...

—Te ves horrible. —que cambie de tema me hace tragar porque no me siento preparada para una conversación con una versión que me odia.

—Gracias y aunque juré amar todas tus versiones...

—No es un halago. —me hace callar y luego señala la comida—. Come.

La veo, pero aunque tiene un buen aspecto no puedo hacerlo. Mi garganta está lastimada y hasta el agua es un sufrimiento.

—No tengo hambre.

—Mientes. —sus palabras se confirman cuando mi estómago ruge en protesta—. Come.

Veo la comida y...

—No puedo, pero si quieres alimentarme me gustaría que lograras conseguir un suero intravenoso.

Se me queda viendo.

—Abre la boca. —giro el rostro.

Vaya maldito karma el mío que si puede descubrir eso.

—No finjas que te importo...

—Tienes razón, no me importas, supongo que por primera vez quise ser diferente, pero al parecer te gusta ser tratada mal.

Puedo escuchar como mi corazón lastimado se quiebra.

—Quiero que te vayas porque tus palabras me destrozan, pero a la vez quiero que te quedes, me abraces y me lleves contigo. —suelto jugando mi última carta.

No puede irse.

Dame lo que te pido Alessia. —exige molesto.

—No sé qué quieres que te diga. —calla—. He pasado los últimos meses tratando de sobrevivir, dándote el tiempo que necesitas para que me recuerdes, pero parece que necesitas más, aunque no sé si seré capaz de soportarlo.

—No tienes que hacerlo. —muerdo mi labio—. Solo dame las malditas claves, las necesito para poder irme tranquilo.

—Ni aunque las tuviera te las diera, porque soy tan hija de puta que aunque me alegra que estés vivo no voy a dejar que seas feliz.

—No necesito tu permiso.

—Te equivocas porque siempre estaré presente y te preguntarás que hubiera pasado si te dabas el...

—Silencio.

—Sabes que no las tengo y si de verdad las quisieras hubieras buscado a Caleb.

—Otro maldito traidor.

—Qué curioso, ¿No crees? Todos tus hombres de confianza, traicionándote, puedo ser muy perra, pero, ¿Quitarte hasta a tus soldados? Las mentiras de Carsten tienen muchos vacíos y lo sabes.

Se queda en silencio por mucho sin dejar de verme. Analiza cada golpe, herida y hematoma de mi cuerpo sin mover un solo músculo.

Sus ojos vuelven a mis muñecas y las giro, pero es demasiado tarde. Ya ha tomado una y el contacto de su mano con mi piel me hace estremecer.

Su pulgar acaricia las viejas cicatrices.

—No recuerdo mi accidente y mis recuerdos no son frecuentes. —suelta de la nada y mis ojos se llenan de lágrimas.

—¿Qué... qué recuerdas? —en segundos me lleno de esperanza.

—A mi mujer, ¿Dónde está? Necesito que vuelva porque no pienso irme sin ella.

Jalo mi mano con el puñal en mi pecho. No me recuerda a mí, sino a la desgraciada que supongo que ya parió al hijo de...

—Lindo anillo. —lo veo.

—Lo sé, es un anillo con una promesa de la persona que amo, pero parece que me mintió.

—Vaya que eres una mala mentirosa, creí que decías que me amabas a mí. —se burla—. Pero ahora dices amar a otro.

Sus palabras duelen y a la vez me enojan por su anterior comentario.

—Yo amo al Oleg que me enseño a amar, que con cada acción me demostraba que me amaba. Amo al Oleg que no le importaba mi locura y que siempre me apoyó sin importar lo descabellado que fuera. —su mandíbula se tensa—. Yo amo al Oleg que me dio herramientas y nunca me abandonó.

Controlo mi respiración sin dejar de verlo.

—Yo amo al Oleg que fuiste, no al que no me recuerda y se irá dejándome en manos de quien tanto daño nos ha hecho.

Me observa por tanto tiempo que pienso que ha sido en vano hasta que baja la vista y acaricia su reloj.

Mi respiración se agita cuando la aguja sale.

—20 Segundos, Sumasshedshiy.

***

Estoy completamente descontrolada, sin saber cómo procesar la información, pero cuando Oleg se levanta me abalanzó sobre él tomándolo de su uniforme.

—No te vayas, por favor no me dejes. —la desesperación me gana.

—Vuelve a tu sitio. —gruñe advirtiendo con su mirada.

—¡Por favor, no me dejes! ¡Sácame de aquí!

—¡Maldita loca! Quita tus manos de mí.

—Te vas a podrir en mi poder Carvajal. —entra Carsten separándome de la Bestia que no se toma el tiempo de verme una última vez.

—¡Oleg! ¡Mi amor, no me dejes! —grito sin querer pasar un segundo más aquí—. ¡Mírame! No me dejes...

—Sédenla —la orden de Carsten detiene a Oleg, pero solo son unos segundos en los que me quedo viendo su espalda hasta que se pierde y la negrura vuelve, pero esta vez es inmediata y con todo lo que tiene mi cuerpo temo no volver.

No me dejes, mi amor...

Carsten Bogdánov

Observo el cuerpo de la doctora caer a mis pies tan indefensa que no puedo contener la sonrisa sínica al verla tan destruida.

—Tan exquisita Carvajal. —la tomo en mis brazos y sonrío cuando pesa menos que la última vez que la cargue hace una semana.

No me sorprende ver a Oleg en la esquina, espero algún comentario al ver a Carvajal, algo que me indique que le afecta ver a su mujer muriendo en mis manos, pero se da la vuelta continuando su camino.

Todo sigue como lo planeé.

—¿No preguntarás a dónde la llevo? —se detiene sin verme.

—Es tu presa, no la mía. —suelta despreocupado—. Lo que hagas con ella no es de mi interés. —sin más continua su camino.

Perfecto.

Estoy disfrutando del sufrimiento de Carvajal, ver como cada día la rompo un poco más, su resistencia hace el juego más excitante y aunque sería mejor si con esto también dañara a Oleg, que perdiera la memoria es suficiente para destruir a mi objetivo.

Supongo que es mejor que no recuerde nada, me ahorra problemas porque no permitiría que la volviera a recuperar. Ya una vez la arrebataron de mis brazos cuando se la llevo, no iba a permitir que volviera a suceder

Sin embargo, el accidente cambió los planes de momento, pero al darme cuenta de su estado todo volvió a su cauce.

Que Oleg se vaya es lo mejor.

Dejo a Carvajal en la cama que ocupamos y al salir de ella me molesto un poco al ver a Rebeca.

—Te dije que no salieras de la base. —la tomo del brazo mientras nos alejamos del pabellón.

—La doctora me recomendó caminar, y la base me estresa...

—Silencio. —no puede estar cerca de mi objetivo y aunque quiero quedarme a disfrutar de ella, no puedo permitir que mi mujer esté cerca de mi hermano.

Lo puede joder si abre la boca.

—¿Quieres que te recuerde lo que sucede cuando me desobedeces? —sus ojos se abren con miedo y una chispa de culpa me invade por unos instantes.

Rebeca ha sido lo único bueno que tengo, es el ancla que me mantiene cuerdo, pero confiar en ella es algo que no me puedo permitir.

Su peor error fue temerle al Gobernador de la organización a la que le era fiel, porque fue su miedo lo que me atrajo y desde que la probé no pude soltarla.

Tan dulce que me alimente de ella hasta apagar su chispa, que ahora tenga a mi hijo en su vientre, me eleva el ego, pero saber que van a querer llegar a mí a través de ellos me molesta y es por eso que quise deshacerme de él antes que fuera demasiado tarde.

—No puedo aguantarte, la doctora dijo que no podía hacer mucho esfuerzo. —el apretón en su brazo la hace callar.

Y es por eso que debo descargarme en Carvajal, porque mi mujer no puede.

***

—¿Todo en orden? —pregunto al entrar en el despacho.

Oleg abre los ojos y hace una mueca ante la claridad, supongo que algo con la retina de sus ojos no está bien, pero cuando insistí en que se chequeara se negó. Problema suyo si se queda ciego.

—Partimos en ocho horas, mi equipo ya está preparado.

—Bien y qué haces aquí.

—¿A dónde está Alessia? —no respondo al instante queriendo indagar que pretende.

—¿Hay algo que no me hayas dicho?

—Nada importante, pero no conseguí lo que quiero y si me voy quiero tener la certeza que estará viva, porque al regresar nada me va a impedir sacárselo y si no coopera voy a matarla.

—¿Qué si muere antes? —se encoge de hombros.

—Me quitarás las ganas que tengo de deshacerme de ella.

—¿No te importa? Creí que debería insistir más para hacerte entender que es una perra Ambiciosa.

—¿Por qué debería importarme? Alessia Carvajal jugó sucio y todo lo que le pasa es por... —se calla de golpe.

Sus cejas se fruncen mientras sujeta su cabeza. Me tenso porque es probable que esté recordando y si eso pasa antes de irse puede arruinar todo.

—¿Todo en orden? —parpadea

—Sí, descansaré un rato. —asiento dejándolo solo.

***

—IBC ha dejado de estar en el anonimato y ya muchos conocen de que se trata. —comento mientras reparo a Carvajal que yace colgada de cabeza.

—Alessia Carvajal como líder de la organización es grande y que tu equipo lleve en alto tus negocios da a entender la esperanza y lealtad que te tienen. —cierra los ojos.

Con una orden silenciosa la desatan y no tiene fuerzas para protestar cuando la sujetan a la silla metálica de su cuarto.

He mandado a adaptar una pantalla para que observe lo que haré con su prestigio.

—Sin embargo, la doctora Carvajal está a punto de caer y todos se darán cuenta de que eres una farsante oportunista. —alza el rostro y por primera vez desde hace un tiempo veo una reacción—. Es algo que siempre cuidaste, pero si te quedaras encerrada es lógico que se le dé a la población la respuesta de tu desaparición.

Sin alargar las cosas enciendo la pantalla y ella no tarda en verla al escuchar su nombre.

Somos su noticiero de confianza Hot and Spicy y desde hace unos meses hemos seguido la carrera de una de las figuras más importantes a nivel de salud y empresarial.

Me cruzo de brazos viendo como la rabia llena sus facciones, le subo el volumen porque me parece deliciosa.

Pero tenemos noticia de última hora, al parecer los familiares de sus víctimas que habían sido amenazados han decido dejar de callar.

Espero paciente por su reacción, cuando las cámaras muestran a mi hijo sé que todo ha valido la pena. Por algunos momentos la reportera hace las preguntas que le exigí y las respuestas de Yuri sirven para hundir el prestigio

Le preguntamos si podía hacer algo y al ver las cifras que estaban en juego no dudo en aceptar llenando a mi familia y a mí de esperanza. Lo que no sabíamos es que ella estaba a punto de arrebatarnos a Raisa Bogdánov.

—¿Qué es lo que hizo?

—Un procedimiento para el cual no estaba calificada, pero su ambición la cegó y por su negligencia Raisa murió.

—¿Por qué no dijeron nada?

—Acabábamos de perder a alguien que queríamos, no teníamos cabeza para pensar, pero cuando quisimos hablar con ella nos salió con una prepotencia que nos sorprendió y fue por eso que decidimos llevar la situación por la vía legal.

—¿Qué pasó? —Yuri traga grueso y cuando alza la vista a la cámara veo la duda en su mirada.

Es una pena que no pueda arrepentirse porque el castigo sería peor al de Carvajal y lo sabe. Si su intención es no lastimar a la doctora ya falló porque las lágrimas de dolor y traición ya corren por sus mejillas.

—Fuimos intercedidos y atacados por... sujetos con los que no queríamos tener problemas y si ahora podemos hablar de esto es porque nos acercamos a una organización de nuestro país y ahora toda mi familia y yo estamos bajo su protección.

—No... tú no Yuri. —me giro ante el susurro de Carvajal que ve con tanto odio a mi hijo.

Las cámaras siguen a Yuri hasta que se sube a una de las camionetas que lo llevará al cuartel y de ahí vendrá directo a Rusia.

—Y como ya lo escuchamos de uno de los familiares, nada es lo que parece y aunque no lo haya dicho tan explícito, sabemos que los sujetos de los que habla son la mafia. En los últimos tiempos son unas bandas del terrorismo que ha estado atemorizando a nuestra población. Que la doctora esté trabajando junto a ellos trae consecuencias y estas son algunas.

Mientras la reportera no deja de hablar, incluso menciona la supuesta muerte de Alexander Carvajal, aparecen imágenes de sus clínicas.

Todas mientras ponen el rótulo de clausurado.

—Cuando pienses que tu vida no puede ser peor, no olvides que para mí nada es imposible.

Era mi novio y ese día iba a conocer a la doctora, Alexander hablaba maravillas de ella, lo que no imaginé es que por no permitir que otro médico lo atendiera y al momento de estar en quirófano los sentimientos le ganaron y por eso falló.

Carvajal niega sin creer que la mujer que solo vio una vez en su vida la esté vendiendo.

Eran hermanos, ella no debió atenderlo, porque de no hacerlo él podría estar vivo.

La última clausura es al hospital que aún estaba en construcción, puedo ver como todo su cuerpo se tensa y su rostro enrojece.

—Yo lo sé todo, Carvajal.

La dejo sola mientras empieza a gritar cuando las noticias de ella siguen. Su nombre está por los suelos y todos se hacen la misma pregunta.

¿A dónde está la doctora?

Al parecer la última vez que fue vista fue al salir de la clínica y las breves respuestas que dio y las anteriores ahora están siendo investigadas, lo que no espere es que medio rostro de Oleg aparezca en una imagen.

La foto es fuera de la casa de Marta Avendaño. No puedo permitir que den con él por lo que sigo moviendo mis cartas y la masacre que hizo Oleg y Vyshe a la junta del hospital ahora se le atribuye a Alessia Carvajal.

No pierdo tiempo en investigar y armar las mentiras que la culpan y de las que las personas no dejan de hablar, los periodistas también hacen su investigación y descubren que de esa junta sobrevivieron dos personas y ahora son buscadas.

Alex Merino y el extranjero del que no tienen información.

Oleg.

—IBC sigue nuestros movimientos y están haciendo lo que pueden para limpiar su nombre, aunque en estos momentos es imposible, lo que sí lograron es borrar de sus sistemas todo lo que pueda vincular al Superior.

Me giro viendo a Nikolay.

>>Al parecer también le son fiel a él y no permitirán que su nombre se vea perjudicado.

Vuelvo mi vista a las pantallas.

No sabemos por qué el Estado no está haciendo nada para buscarla sabiendo que es un arma peligrosa para la población, por eso nos preguntamos. ¿La doctora escaló tanto hasta llegar a nuestro gobierno? La corrupción cada vez es peor y no nos sorprendería, pero no vamos a descansar hasta hacer justicia y que medios externos nos ayuden.

¿La doctora hace negocios con el gobierno?

—No lo creo, pero al parecer su organización sí. —respondo molesto—. No sé cuáles son los tratos que tengan, pero voy a descubrirlo.

***

Observo como el avión se llena de explosivos camuflados y los agentes en formación esperan la orden de Oleg que no tarda en dársela y en fila suben ya equipados

Cuando todos están adentro me acerco a Oleg que mira el suelo perdido.

—Al llegar tendrán todo listo, sabes que no nos podremos comunicar tan seguido porque...

—Porque me estás mandando a un matadero en donde tengo un círculo rojo tatuado en mi frente.

—¿Esto es un reclamo? Sigo siendo el Gobernador, tu líder Oleg, no lo olvides.

—Quiero que me digas todo con respecto a Alessia.

—Dijiste que es mi presa y no te interesaba. —lo veo con atención—. Repito, ¿Hay algo que no me estés diciendo?

—Necesito encontrar a Young Min, a estas alturas ya debe haber parido y ese niño...

—Ella la mató.

—¿Qué?

—Carvajal mató a Min con tu hijo en su vientre, no pudo soportar que formaras una familia con alguien que odia e hizo lo imposible para separarlos. —arruga las cejas.

—Nos vemos. —se da la vuelta.

—Oleg, no olvides que todo lo hago por ti. —se detiene—. No importa sobre quién tengo que pasar, el apellido Bogdánov se respeta y ningún otro va a pisotearlo. Menos el Carvajal y por ello espero que aceptes mi decisión.

—Me voy Carsten, espero que con eso no te queden dudas que mi lealtad siempre estará con mi familia.

Se sube por una puerta diferente al resto dispuesto a pilotear el avión.

—Yo no voy a permitir que recuerdes y eso solo se soluciona de una manera.

Vuelvo al psiquiatra en donde se encuentra Carvajal aún sentada y amarrada frente a la pantalla.

—Espero que este sí sea un buen incentivo. — comento para hacerme notar.

Camino, pero ni siquiera se inmuta, su rostro se encuentra pálido y ha dejado de llorar sustituyendo, tiene una expresión vacía que me inquieta.

—Me has estudiado y analizado por mucho tiempo Carsten y te felicito porque te aprendiste a memoria a la Alessia que conociste, no en la que me convertí.

La enfrento viendo como quiere confundirme.

—Te has convertido en una prófuga de la justicia, todo México te busca por tus nexos con la mafia, y...

—Exacto, me buscan siendo la mejor doctora. —sigue sin verme—. Y nunca me encontrarán porque desde hace mucho mi título tiene nexos.

—¿Te enorgullece ser la mujer de mi hermano?

—Soy la líder de la organización que te está destruyendo, no lo olvides. —Tose y hace una cara de dolor—. Mi marido es tu peor enemigo y no me importa el tiempo que tarde, va a recordarme y tu cuerpo no será nada de lo que es el mío.

—Carvajal...

—Soy mucho y no ser lo que quieres, siempre va a pesarte.

—Ya te convertí en lo que quiero, ya no me interesas.

—Bien por ti, solo falta que Oleg...

—De mi hermano ya me encargué, porque no iba a permitir que mis planes se arruinaran por su inestabilidad si llegase a recordarte. —todo su cuerpo entra en tensión al comprender mis palabras.

—Que me tengas como me tienes ya te aseguro una muerte... pero si llegas a tocar a Oleg, vas a desear no haber nacido.

—Tan predecible Carvajal. —niego—. Tan hija de puta, pero te desvives por alguien que desde el inicio te mintió...

—No lo hagas... no quieras venderme una imagen que odiaré de él.

Las dosis deben aumentar para que deje de razonar.

—Sé quién es, lo que vale, y si estoy aquí es por él. —ordeno que le conecten cables—. Así que te lo repito Carsten, tú tocas un solo cabello de Oleg y...

—No estás en lugar de amenazar, guarda las palabras.

—Tócalo y te mato, hijo de perra.

Gobernador, está hecho. El Superior ha sido eliminado. —informan por el intercomunicador.

—Tarde, Carvajal. —enciendo la pantalla—. Yo no soy un perdedor y no me importa si las fichas que tengo que sacrificar son mi sangre.

El rostro de la doctora se descompone al ver el avión incendiado en medio de la nada.

—Demasiado tarde porque lo único que puedo darte son sus cenizas.

—¡¿Qué hiciste?! ¿Qué mierda hiciste? —grita sabiendo muy bien la respuesta.

—Estás sola. Sola Carvajal.

Son segundos en los que destruyo su vida.

El grito que suelta desgarra su garganta. Su llanto es fuerte al saber que ha perdido.

—¡No es cierto! Mientes, esta es otra forma de torturarme. —niega sin querer asimilar la noticia.

Pongo la grabación de hace unos minutos en los que se muestra la cámara en la cabina en donde se ve claramente al Superior.

—¡Mayday, mayday, mayday! —las palabras de Oleg con su llamado de auxilio y la imagen de él queriendo arreglar lo irreparable la rompe.

—¡Lo mataste! ¡Mataste a Oleg! ¡Me lo mataste! —no dejo de ver cada detalle de su caída.

La suelto mientras ella no deja de llorar, gritando por su perdida. Grita con fuerza clamando su nombre una y otra vez.

Narrador omnisciente.

Alessia Carvajal llora descontroladamente. Las imágenes no dejan de reproducirse y no se percata que está suelta hasta que una descarga eléctrica la deja en el suelo.

¡Quiero los protocolos ahora! ¡Vamos a saltar! —ordenó el Superior sin saber que estaba atascado.

La doctora se desgarra al ver la impotencia en su hombre cuando quiso salir y no pudo.

—Lo mataste tú, Carvajal.

Otra descarga se acompasa ante el fuerte impacto del avión estrellándose. Y cada segundo es doloroso porque no pudo hacer nada por su amor.

Lo perdí, te perdí mi amor.

Es lo que piensa Alessia mientras las personas entran con cámaras y la graban.

—Saluda a IBC, Alessia, para que no te olviden.

Aparta la vista, mientras los gritos no paran, trata de quitarse los cables y una doble descarga la doblega, pero con lo que Carsten no contó es que Alessia durante los últimos meses se controló solo por un motivo.

Y ese motivo ha muerto.

Nadie tenía previsto que, sin importar las descargas, Alessia se quitara los cables.

—Lo mataron... ¡Todos ustedes van a pagarlo!

El dolor en sus ojos alimenta su rabia y Carsten es el único que tiene el valor de acercarse.

—Estás hasta arriba de químicos, tus dosis de adrenalina por tus emociones se irán y te dejarán peor.

Alessia no lo escucha mientras llora y se limpia el rostro. Su única arma son los cables que empieza a mover sin saber muy bien lo que hará.

Me lo arrebataron...

¡Ahh! —sin pensarlo la doctora ataca.

La imagen de como se conocieron llega a su mente y se va contra el que se le acerca rememorando cada momento juntos.

Tantos altibajos que los llevaron a estar en la cima, y cuándo creyó ser feliz poco a poco se lo arrebataron todo. El vacío de la pérdida del Superior la quema desde adentro y quién se lleva su furia son el personal.

El dolor es su fuerza, su rabia y su poder.

Perder a la única persona que ama la está destrozando como jamás imaginó y aunque el Gobernador quiere seguir observando todo, un llamado lo saca del psiquiatra.

—¡Gobernador! ¡Gobernador es urgente!

—¿Qué sucede?

—Se trata de la agente Rebeca, acaba de romper fuente.

Lo último que escucha son los gritos desgarradores de Carvajal mientras sube a la camioneta que lo lleva a la base.

Todo se complica cuando la base es nuevamente atacada, porque OFR, va a caer y el hombre que lidera tiene claras las cosas.

—La agente Rebeca no será rescatada, nuestra prioridad es la doctora. —Sebastián al lado asiente sabiendo muy bien el plan y aunque no ha dejado de amarla, que le vaya a parir a otro es lo último que va a perdonar.

Todos tienen claro lo que quiso el Superior excepto tres personas que se miran entre ellos yaunque fingen seguir las órdenes de IBC, no lo hacen.

Ellos tienen otras órdenes y han jurado por su vida no fallar. Oleg Bogdánov si contacto con Caleb aunque quizá fue demasiado tarde para uno de ellos.

Tres escenarios sangrientos se desatan en el mismo instante. El avión sigue en llamas y los guardas han llegado, pero es demasiado tarde.

Todos los que no lograron salir han muerto y cuando controlan el fuego pueden sacar los cuerpos, incluidos los de la cabina.

Cuando la doctora ve el cuerpo quemado, grita al ver el reloj.

Mi Bestia.

¿Qué pasó con los 20 segundos? No acepto que después de mueras.

¡No puedes dejarme! ¡Llevame contigo! ¡Vuelve por mí que sin ti no puedo!

No puede con más, cae de rodillas al saber que ha perdido y esta vez ya no hay esperanza, no tiene un ancla y tampoco fuerzas para seguir.

Siempre se dijo que no quería depender de nadie, y jamás hubiera imaginado que la muerte de Oleg Bogdánov también se llevará su cuerpo. La pérdida le deja heridas que no dejan de sangrar y de las que jamás podrá recuperarse.

Eso es justo lo que quería el Gobernador, quien en estos momentos libra una de las batallas más sangrientas al intentar proteger a su mujer y su hijo.

Toda la seguridad se va a ese lugar y es el momento en el que cree haber ganado, que pierde.

La muerte de su hermano se pudo evitar, pero con Carvajal en el medio no podía arriesgarse. Deja que las horas pasen mientras tortura a los pocos que lograron capturar.

—¿Dónde está Carvajal?

—Como lo predijo, intentaron rescatarla, pero no pensaron en que usted había anticipado el ataque desde los últimos tres que hubo.

Ve la cámara que muestra a la doctora en un rincón, con su cabello sucio y revuelto, toda ella es un asco y desde atrás logra verla.

—¡Voy a matarte! —los gritos han logrado quebrar su voz y todo le parece tan su real que por un momento no lo cree.

Se queda quieto analizando la situación, Carvajal no deja de gritar, llorando por la muerte de su hermano y no sabe en qué momento su pecho se llena de tanta paz que no duda en sonreír con un solo pensamiento.

He ganado.

***

Una semana de la derrota con Carvajal y el Superior, IBC sigue queriendo rescatarla.

—¡Somos el maldito Imperio Bogdánov Carvajal! ¿Cómo es posible que esto nos quede grande? —Grita Rustam desesperado.

El rostro de todos los agentes muestra el cansancio de meses sin descansar.

—Lo tengo. —entra Caleb a la sala con una urna de oro que pone los vellos de punta de todos.

—Era el Superior, merecía una ceremonia de despedida. —gruñe Sasha.

—Lo único que se recuperó del Superior son sus cenizas, no pidas más que todos sabemos lo que OFR nos ha arrebatado.

—No nos desviemos, tenemos que rescatar a la doctora.

En ese momento entra Mónica seguida de Melany quien cruza una mirada con Caleb antes de hablar.

—Han enviado un nuevo material. —los agentes se tensan y se mueven para poder verlo, pero es el hacker quien lo reproduce.

Al hacerlo, Melany prefiere abandonar el lugar no siendo capaz de escuchar como en medio de susurros la mujer pide que dejen de buscarla. Lo que quiere es que limpien su nombre y que todos sus negocios y los del Superior no paren.

La mujer se muestra rota y casi irreconocible, y el único motivo por el que ella logró comunicarse sin que los demás se dieran cuenta es por la agente Rebeca, que ha tratado de ayudarla en lo que ha podido.

Logro convencer a Carsten de que se la llevaran a un sitio del que nunca pudiera salir y han fabricado un búnker in rastreable del que nadie la podrá sacar.

—Así que esto es lo que se siente. —niega Rustam cuando la grabación termina.

—¿Qué?

—Así se siente el haber perdido. —termina Iryna.

Fin.

***

Nos vemos en el epílogo ♥

El spoiler de hoy es que yo nunca leería conscientemente un libro que me vendan con un es el final que merecía.

Final triste o feliz, así de fácil y yo amo el de Ambición.

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