Ambición.

By nickrespin

180K 16K 6K

La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 55

1K 127 112
By nickrespin

Primera parte. Te voy a amar- Axel.

Segunda parte. Saturno-Pablo Alborán.

Los amo ♥

Ya está, solté el peso que llevó cargando por algunos días solo para martirizarme, sin embargo, la reacción de Oleg no me tranquiliza.

Tiene el semblante duro y ya le hablé en dos ocasiones, pero no me responde. No sé en qué estará pensando, pero ya dije lo que pienso al respecto solo falta él.

No lo planeé, no es el mejor momento y no sé si él, como padre, lo aceptara, pero... su padre.

¡Oh por Dios! Voy a ser mamá.

Oleg está en todo el derecho de ser libre de esta gran responsabilidad, pero en el fondo no es lo que quiero.

Yo lo amo, no sabía que lo quería y que podría sentir lo que siento hasta que supe de él.

Siempre he sabido que lo más importante en mi vida tengo que ser yo, no ha habido nadie que llené ese espacio de amor, pero está vez es diferente. Es alguien que viene de mí y... será lo más perfecto.

Vuelvo la atención a quien también es parte de esto, pero por lo visto aún no lo asimila.

—Oleg no te encierres. —repito.

Esta vez si me ve y frunce las cejas con confusión para después ver mi vientre cubierto por la bata de seda que me dio.

—¿Cuándo te diste cuenta? —indaga.

Trago grueso ante la intensidad de su mirada.

—No está confirmado, pero lo sospeché desde hace unos días. —divago sin estar muy segura de sus pensamientos—. Sin embargo, está mañana revise mi calendario y tengo dos meses de retraso.

Otro silencio vuelve a apoderarse del lugar y por mi propio bien envió todo tipo de sentimiento a lo más profundo de mi ser.

Oleg tiene el poder de destruirme si quiere, siempre supe de su capacidad para tomar todo de mí, pero aceptar un embarazo jamás fue una alternativa para arrasar con mi existencia.

Nunca me he negado a la posibilidad de ser madre mientras siga con mi carrera, pero desde hace unos meses supe que para cumplirlo necesitaba a Oleg, se lo dije a la prensa, mi legado sería deseado y lo más esperado durante un buen tiempo y...

¡Esto no es deseado! ¡No es planeado! Es inesperado y estoy muerta de miedo por todo lo que pueda suceder de aquí en adelante.

—No hay muchas dudas en eso Sumasshedshiy.

Respiro entre cortado cuando menciona mi sobrenombre.

También sé que no hay muchas dudas con todo en mí contra, pero necesito confirmarlo.

—Sigues sin responder. —comento mientras alzo el mentón—. Puedo hacerlo sola, lo sabes, pero necesito saber sí...

Acorta los pocos pasos que nos separan y tengo que alzar el rostro para poder verlo a la cara.

—¿Cómo se te ocurre dudar de mí? —sujeta mi mentón—. Mía tú, y mío lo que tienes dentro.

Mi ritmo cardiaco se altera y tengo que tragarme el nudo que se forma en mi garganta para no quebrarme.

—No quiero presionarte, sé que puede ser algo que no quieres y nuca has querido. —su expresión sombría no cambia—. Acabamos de empezar nuestra relación y un embarazo no será lo que nos una a algo que no queremos.

—Ya estamos juntos.

—Sabes a lo que me refiero—me estreso, pero no me suelta ni me da una señal de lo que esté sintiendo—. No voy a atarte a mí con esto, dijimos que estamos juntos, pero seguimos siendo independientes y no quiero quitarte eso.

Yo mejor que nadie sabe la responsabilidad que conlleva la paternidad porque no quiero que mis hijos sufran por no ser planeados.

—No lo haces y deja de pensar estupideces. —me carga y enrollo mis piernas en su cintura—. El condón siempre fue parte de nosotros, dejarlo de usar fue decisión de ambos y ambos tenemos la misma responsabilidad.

Se sienta en la cama dejándome sobre él con las piernas abiertas.

Jamás le dije que ya no tenía ningún método anticonceptivo, y él no es adivino.

—No estaba en nuestros planes. —repito porque la angustia me está carcomiendo.

—¿Lo amas? —inquiere ignorando todo lo que le he dicho.

—Sí. —no hay dudas en mi respuesta. Fue cuestión de poco tiempo para saber que amaba lo que ni siquiera he confirmado.

—Para mí eso es más que suficiente.

Aparto la vista soltándome de su agarre cuando las contradicciones quieren atormentarme.

—¿Suficiente para que Oleg? No me dices nada —sigue callado analizando mis palabras. Lo vuelvo a ver encontrando la misma expresión por lo que decido continuar—. Todo tengo que suponerlo, analizarlo, investigarlo, porque solo dices que es tuyo, pero eso sigue sin decirme nada.

Sigues sin decirme lo que necesito escuchar.

—No lo pienses tanto, la noticia no es algo que me haga mágicamente feliz. —y ahí está la primer bofetada... no lo quiere—. Pero es tuyo y mío... y no hay nada en estos momentos que sea más importante.

No es algo que me haga mágicamente feliz.

Dejo de pensar en lo que me atormenta porque me hace daño y también a lo que llevo dentro.

Él es lo más importante.

—Eres consciente del peligro que corre y que nadie debe enterarse porque... —me callo cuando las miles de escenas catastróficas invaden mi mente.

No quiero que lo dañen... no podría soportarlo.

—Háblame, no te guardes nada. —ahora es él quien exige y suelto una risa nerviosa sin saber cómo continuar—. Que te quede claro que en esto estamos juntos, ¿Entendido? —asiento no muy segura.

El mundo está lleno de tanta mierda que ni siquiera lo he confirmado y ya quiero meterlo en una caja de cristal... no de cristal no. Hace años me encerré en una y con palabras lograban quebrarme.

Necesito vidrio blindado y...

—Tengo miedo. —confieso.

Todo el cuerpo de Oleg entra en tensión.

Nos volvemos a quedar en silencio, cada uno inmerso en sus pensamientos.

—Estaré contigo Alessia, pase lo que pase. —me toma del mentón—. No estás sola.

Mis ojos arden, pero me controlo.

—No quiero obligarte...

—¡No me estás obligando a nada, joder! —se enoja—. Es inesperado, sí, pero nunca, escúchame bien, nunca podría ser un bastardo si es lo que piensas. —muerdo mi lengua—. Mía tú, y mío lo que tienes dentro. Entiéndelo y grábatelo de una vez Alessia.

No espera mi respuesta porque ya se ha apoderado de mis labios. Con el beso me promete tanto, y me aterra que no sea cierto y me lo esté diciendo solo para tranquilizarme.

No, Oleg no es así y tengo que confiar en sus palabras, pero hay algo que no está bien, puedo sentirlo y por eso tengo miedo.

Los recuerdos de lo que nos han llevado a donde estamos me invaden y me detengo en seco en uno de los últimos.

>>Desde hoy dejas de ser el soltero Superior y te conviertes en el hombre de Alessia Carvajal, mío y de nadie más, porque si pensaste que esto sería una bonita relación te equivocas. —su respiración choca con la mía—. Nuestra retorcida relación ha evolucionado y esta vez con más fuerzas.

—Cuando dije que nuestra retorcida relación había evolucionado. —menciono al separarnos—. Jamás imaginé que también se multiplicaría.

Descanso mi cabeza contra su hombro.

Es demasiado grande.

Tampoco lo imagine, al menos no tan pronto. —Una sonrisa se apodera de mi rostro y me separo para encararlo.

Por el contrario de mi rostro, el suyo se encuentra sin ningún atisbo de satisfacción, sus facciones endurecidas en ningún momento cambian, como si enterarse de que su legado yace en mi vientre no le importará en lo absoluto, porque eso me da a demostrar.

Pero yo lo conozco más de lo que le gustaría y puedo reconocer que hay un brillo en sus ojos y sus músculos están relajados, eso me confirma que a él también le agrada, no sé hasta qué punto, pero...

Oleg me venera desde hace mucho, por lo que algo que viene de mí y con lo arrogante que es él, no puede no amarlo, así como yo lo hago. No me dijo que lo ama, pero no necesito que lo diga para saberlo.

Mía tú, y mío lo que llevas dentro. Las palabras rondan mi mente y debo saborearlas para entender magnitud de su significado.

Con eso en mente escucho con atención cada palabra.

—No tan pronto. —repito, él alza una ceja al saber lo que se viene—. Eso significa que ya habías pensado en tener hijos conmigo.

Rueda los ojos y me abraza para no responder, sin embargo, mi insistencia acaba con su poca paciencia.

—Eres tan molesta. —bufa—. Sí, Alessia, en algún momento cruzó por mi mente que eres perfecta para ser la madre de mis crías, pero como ya lo dije, no imagine que tan pronto.

No tan pronto...

No sin planearlo, no sin hablarlo y no sin antes tener una conversación de si era el momento y si los dos lo queríamos.

—¿Y eso te molesta? —no puedo evitar preguntar, sin llegar a estar a la defensiva.

—No podría molestarme, ya te lo dije, simplemente es inesperado, pero como ya lo sabes estamos juntos.

Me quedo otros segundos más sobre su pecho.

No me importaría hacerlo sola, puedo hacerlo, ¿Pero que pensaría cuando este grande y no sepa quien es su padre?

—¿Estamos juntos en el proceso oh...?

—Alessia, cuál es la parte que no entiendes. —se enoja—. La única que no lo ha aceptado  anda viendo cosas en donde no las hay eres tú.

—Pero y nosotros...

—¿En que momento te deje que no me di cuenta?

—¡No soy una bruta!

—Entonces deja el papel. —arrugo las cejas indignada.

—Grosero.

Nos volvemos a quedar en silencio esta vez un poco más tranquila y con las cosas claras.

—Hay muchas cosas sobre la mesa, con esto las cosas se van a complicar porque no pienso exponerte. —mi calma es sustituida ante sus últimas palabras.

Me separo de su pecho para encararlo.

—Oye, no pensarás en alejarme de...

—Quedaste absuelta de la búsqueda de Pedro Marín. —establece.

—No es justo. —reprocho.

—Nada lo es, pero discúlpame Alessia, prefiero que me odies por alejarte de la mierda que nos rodea a que me odies por algún secuestro. Oh, cualquier incidente que los ponga en peligro.

Todo mi cuerpo se pone rígido, el secuestro es una alternativa y sabiendo con las personas que nos rodeamos no debo confiar.

>>No soy la mejor persona, he dañado y destruido a muchos a lo largo de mis años lo que puede significar que algún miembro de sus familias puede buscar represalias. —muerdo mi lengua—. La persona que ayudo en mi creación es un idiota que le debe a muchos y están esperando el momento indicado para cobrárselas.

Escucho con atención antes de intervenir y dejar claro que puedo con esto y más.

—Siempre supe qué santos no eran. —comento, porque es verdad que nunca me creí que fuera un doctor miembro de la junta—. Pero que te quede claro que no debes subestimarme, porque tengo bien puestos mis ovarios para lo que se viene. Tengo lo que se requiere para ser la madre de tus hijos.

Me mira por unos segundos analizando mis palabras.

Madre de sus hijos.

¡Mierda! Hay algo malo en mí porque no puedo estar tan tranquila con esto. Oleg piensa lo mismo por lo que decide continuar.

—La mujer que me parió tiene su propia organización y fabrica todo tipo de armas en distintos tamaños y presentaciones, guarda secretos que la mantienen aislada porque si sale la van a cazar o ir por los suyos, a Yuri lo secuestraron cuando tenía doce años y a Carsten y a mí hace solo cinco años.

Arrugo las cejas tratando de que eso no me afecte.

—Por mí que se hubieran quedado con tu hermano.

—¿Si me estás poniendo atención? —ruedo los ojos antes de asentir y dejarlo continuar. —El hermano de ella es el Boss de la mafia rusa, su pellejo vale mucho, además, él nunca se tomó el tiempo de...

—Vasta, lo entiendo, tú y tu familia están rodeados de mucha mierda, ya me he salpicado un poco. —le recuerdo—. Pero no permitiré más, ni que toquen a lo nuestro.

Instintivamente llevo mi mano a mi vientre y Oleg no se pierde la acción, bajando la vista cuando topa con su abdomen.

—No es algo que puedas evitar. —dice sin apartar la vista.

—Pero si lo controlaré, por eso y más eres el Superior Supremo de OFR. Con ellos eres poderoso, pero solo, aún más al no estar atados a ninguna ley. —alza la vista mientras tuerce sus labios—. Además, PODER será mi herencia, así que pienso...

—No. No vas a aceptar nada de ese hombre. —lo repaso entendiendo de dónde viene su odio—. Me asocié con ellos, lo sabes y si necesitas más poder con eso es más que suficiente, no les faltará nada y si quieres continuar entrenando lo harás, pero bajo la supervisión de Yuri e Iryna.

Ay, señor, esto es lo que no me agrada, ahora no solo será una persona siguiéndome a cada lado, sin contar a los escoltas.

Iryna me agrada, pero no sé como se comporta al saber sobre esto.

—Lo entiendo. —Decido no llevarle la contraria, pero sé que no haré todo lo que me pide—, pero te aclaro que el asunto de Pedro Marín es muy personal para ambos, por lo mismo no pienses que me dejaras fuera.

—No te enfrentarás cuerpo a cuerpo con nadie. —establece.

No puedo evitar sonreír al pensar sus motivos y de eso no debe preocuparse porque la más interesada en que esto salga bien soy yo. No pienso ponerme en ningún sentido.

—Te daré un avance antes, no dejaré de trabajar con la agente Jiku y espero que en eso no me contradigas.

Guarda silencio molesto por mis exigencias, pero sí dijo que en esto estamos ambos, debemos aceptar lo que el otro está dispuesto a entregar.

Los toques en la puerta son los culpables de que nuestras miradas se separen.

Llevo mis manos a mis mejillas sintiendo las calientes, me levanto de sus piernas para que atienda mientras yo voy al baño a lavarme la cara.

Lavo mi rostro para tratar de despejarme, me miro al espejo y tengo una sonrisa estúpida que meses atrás no tenía.

¿Será un síntoma?

Soy la doctora Alessia Carvajal, dueña de la más grande de las farmacéuticas, la única en tener el antídoto de EBÓSIL, dueña de la mejor constructora de México, sin contar que estoy a poco de llegar al poder del gobierno...

Con un equipo que yo misma cree y un ejército con suficientes armas, soy estratega, una excelente agente que maneja cualquier arma blanca con facilidad. Tengo mi propia clínica y...

¡Joder, voy a tener mi propio hospital!

Suspiro sabiendo que la sonrisa es por muchas cosas, estoy en la cima de la pirámide que he creado con los cuerpos de todo aquel que me daño o intento hacerlo. Conozco los placeres de estar en lo alto y no pienso bajar ni un escalón.

Este es mi momento de ser feliz, con plenitud.

Salgo rápido del baño cuando escucho la fuerte discusión y me percato de que el agente tiene el rostro pálido cuando Oleg le trata de quitarle la bolsa.

—La doctora me exigió no entregar a nadie más que a ella esto, lo lamento superior. —Trata de justificarse, pero para Oleg no es suficiente.

—¡He dicho que me lo des, ahora! —exige.

Me meto entre ambos para evitar una sanción en el pobre agente que no tiene la culpa de mis peticiones.

—No te preocupes Julio yo me encargo.

Agarro la bolsa con las cajas de pruebas que solicite.

Escucho la advertencia que le da Oleg para después dar un portazo.

Por mi parte abro la bolsa y hago mala cara al ver todas las pruebas que pedí.

—¿Qué demonios es esto? —se queja.

Me quita la bolsa y su rostro se pone rojo de cólera al ver que quizá me excedí.

—En mi defensa. —me cruzo de brazos—. Cuando las solicité, estaba en shock y quería salir de la duda.

Alza una ceja sin creerme.

—¿A estas alturas tienes dudas? —asiento, aunque sea poco probable—. Alessia hemos cogido hasta el cansancio sin ningún método anticonceptivo, es evidente de que estás en cinta.

Muerdo mi labio porque yo también sé que es absurdo tener dudas, pero debo confirmarlo.

Oleg se percata de mi indecisión, por lo que se sienta y soba sus sienes.

¿Ya lo estresé?

—Me las voy a hacer. —señalo, corriendo el riesgo de que ahora si me mandé a la mierda—. Y todas así que. —me encojo de hombros sin tener una pizca de prudencia.

Se las quito y cuando estoy por ir al baño me toma de la muñeca y me jala para enfrentarlo.

—Si tienes dudas vamos para que te hagas la prueba en sangre. —mis ojos se abren ante la sorpresa.

—¿En serio? —puedo ver la molestia ante mi pregunta y sé que es por lo de dudar de él.

Nos ponemos de acuerdo y cada uno empieza a alistarse.

Vamos a confirmar lo evidente.

No puedo evitar sonreír como una estúpida mientras quito la bata de mi cuerpo.

Mis pensamientos están marchando demasiado rápido sabiendo todo lo que tengo que hacer.

Mi mano me pica con las ganas que tengo de volver a pasarla sobre su vientre aún plano.

Antes de vestirse vuelve a posarse frente al espejo, pero ahora su mirada no se encuentra perdida, por el contrario, hay un brillo en sus ojos que antes de decirlo no lo tenía.

Me aguanto los comentarios que quiero decirle por qué está tan feliz con esto, que no quiero arruinar su momento... nuestro momento.

Hay muchas cosas que deben hacerse, pero aunque ella parece entender no se imagina la magnitud de los problemas que puede haber. Lo que tiene en su vientre es demasiado valioso y perderlo no es una opción.

—¿Hay alguna diferencia? —indaga poniéndose de perfil y tocando su abdomen.

—No, y no lo abra pronto, así que es mejor que te relajes.

Hace mala cara, pero otra vez no se da cuenta de que mientras más tiempo lo ocultemos más tiempo tendremos para proteger a nuestra cría.

Debemos de capturar a muchos antes de alardear sobre el nuevo miembro de...

—Deja de estar de amargado. —se estresa y la dejo para que empiece a cambiarse porque contradecirla no ayudará.

—Apresúrate, porque si no voy a follarte hasta agotar tu energía y dejes de molestar. —amenazo, pero su respuesta no es la esperada.

Maldita loca.

Se gira para encararme y camina a mí moviendo sus caderas.

—¿Desde cuándo follarme es un castigo?

Sonríe sin ser consciente de que luego va a arrepentirse.

—De rodillas. —exijo y muy obediente lo hace

Maldita caliente. 

Me prende como no debería y al saber lo que tiene dentro aún más.

Mi cría...

Paso mi pulgar sobre sus labios sintiendo la suavidad que no tarda en rodear mi pene.

No hay suavidad ni paciencia, todo se resume a ser violento sin llegar a lastimarla. Alessia es buena en lo que hace y lo sabe, por eso cuando su vista se alza aun sabiendo que no es de su agrado, tomó su cabello en un puño marcando el ritmo.

Sus ojos se tornan brillosos y las arcadas no tardan en invadirla, pero es tan orgullosa y testaruda que sabiendo que ante el primer indicio de que quiere separarse podrá hacerlo... no lo hace.

Estoy a punto de correrme, pero lo que sí respeto es que no le gusta tragarse el semen, por lo que decido separarme, y me nubla la cordura cuando confiesa que está vez sí lo haría.

—Descarada. —gruño—. En cuatro y alza bien el culo. —demando y hago puños cuando no recibo ninguna protesta.

Mil veces descarada Sumasshedshiy.

***

Acomodo mi camisa escuchando las maldiciones de Alessia en el baño.

—Si en cinco minutos no sales voy a volver a...

—¡Ya voy! —grita furiosa.

Al poco tiempo sale del baño con el albornoz puesto y una toalla en el cabello, alista su ropa y cuando empieza a vestirse no puedo evitar que mi ego se eleve al ver su cuerpo marcado.

Sus tetas están llenas de marcas que en poco tiempo desaparecerán al igual que su cuello.

En esta ocasión, después de tener su consentimiento, utilice por primera vez en ella mi cinturón que tiene sus muslos y piernas con un tono carmesí que me invita a volver a lamer.

Dice unas cuantas maldiciones cuando las bragas es algo que no podrá ocupar.

—Creo que me rompiste algo. —murmura y sé da cuenta que lo escuche, pero no se retracta.

—¿Esto es un reclamo?

—No podría si fue de la manera más deliciosa.

Me quedo viendo como sonríe ignorando el dolor de los azotes.

Se coloca un vestido largo y blanco, la prenda de por sí no necesita sostén al ser ajustado y con mangas largas de la parte de arriba y abajo, es suelto con varias capas de distintas telas, pero saber que tampoco tiene bragas me pone la polla dura.

Me controlo porque sé que Alessia no permitirá un día más de posponer la cita.

Ya lo hicimos por dos días en los que no hemos parado de follar, teniendo lapsos pequeños de descansos en los que dormía y se despertaba cuando me introducía en ella sin ser gentil con las embestidas, de igual forma yo despertaba cuando ella se apoderaba de mi verga y no se detenía hasta hacerme venir, en su boca.

—Necesitaré comprar más ropa, está en poco dejará de quedarme, aunque siempre me veré como una Diosa. —comenta mientras pasa sus manos delineando su cintura.

Sobre el vestido se pone un abrigo color vino que le llega unos centímetros arriba del vestido.

—¿Estás consciente de que tus pies se pondrán hinchados y que tu cuerpo en sí cambiará? —se lo recuerdo porque así como ama su cuerpo no estoy seguro de cómo tomara posibles estrías.

Hay varias cosas que, por la euforia, está dejando pasar por alto y eso no me agrada.

Alessia deja el cepillo sobre el tocador dejando su cabello suelto. Arruga las cejas ante mi comentario, pero lo único que hace es encogerse de hombros.

—Sé como cuidar mi cuerpo para evitar estrías permanentes, además, si llego a quedar con algunas sé qué hacer para eliminarlas, y si no Javier puede ayudarme. —le resta importancia mientras toma su cartera en la que introduce el arma que fabrique.

Empezamos a caminar y por los pasillos los agentes se nos quedan viendo porque no es común andar vestidos como civiles, sin contar que, he faltado a algunos compromisos, pero he dejado de encargado a Iván y Caleb.

>>Además. —continúa la doctora, mientras entrelaza nuestros dedos aumentando los murmullos de nuestro alrededor—. Si mis tobillos se hinchan, que es algo que va a suceder, te tendré a ti para que me los sobes.

La veo de reojo ante su descaro.

—Algo más que desee su alteza. —me burlo.

—Prefiero ser Sumasshedshiy. —la ignoro dejándola en el asiento de copiloto hace mala cara ante el roce, pero no se queja—. Podemos ir a comer antes, tengo mucha hambre.

No respondo, pero acato su petición yendo a un establecimiento que queda de paso. Antes de salir le colocó un gorro porque está haciendo demasiado frío y sus mejillas no tardan en ponerse rojas.

—¿La mesa de siempre? —inquiere el que nos atiende en la entrada.

—Sí.

Caminamos hasta llegar a una de zonas en las que las paredes son de cristal, permitiéndonos ver la calle con una fina capa de nieve que no tardan en quitar.

—¿Lo conoces? —inquiere.

—Es un agente activo de OFR. —no hace más preguntas al saber como se manejan.

Da igual que hagas y en donde trabajes, cuando se necesite de su ayuda no van a dudar en acudir.

—Quiero un coctel de camarón en salsa rosada extra grande. —pide, y la persona que nos atiende la mira extrañado porque en este tipo de lugares eso no es algo que ordenamos.

Desde lejos se nota que no es rusa, porque esa cabellera y color de piel no son ni de cerca a cómo son las rusas.

—Lo siento, señorita, pero no hay tal cosa en el menú. —carraspea incómodo ante la mirada de la doctora—. Puedo ofrecerle...

—No.

—Señorita...

—Te dijo lo que quiere, así que es mejor que acates su pedido. —me molesto.

—Superior, ¿Hay algún problema? Oh... —se calla al ver a Alessia—. Así que los rumores son ciertos.

La dueña del sitio se presenta y su sorpresa no tarda en aparecer cuando ve a la doctora, quien se encuentra indiferente por la situación.

—Quiero camarones ¿Es algo que no pueda satisfacer? —comenta la doctora sin mucho interés—. Recuerde que es un pedido de Alessia Carvajal.

—¿Debería decirme algo su nombre? —Hago puños sobre la mesa ante la falta de respeto de mi subordinada.

Me la cogí, sí, pero eso no le da el derecho de ser una arpía con Alessia.

—Deberías sí, ¿En dónde has estado si no lo haces? —ruego paciencia, porque Alessia tampoco está poniendo de su parte.

—Tienes razón, enseguida te lo traerán. —le hace una seña al otro agente—. ¿Usted Superior?

—Pelmeni. —pido esperando a que se retire, pero no lo hace.

—¿Algo más? —camina dos pasos hasta posar su mano sobre mi hombro.

Alessia ve por demasiado tiempo su mano que sin ningún tipo de sutileza se la aparto.

—Es todo Subordinada, el Superior no necesita nada más... de ti. —sonríe con malicia.

—Claro. —se retira sin sentirse ni un poco intimidada, pero sabe que quedarse es perder el tiempo y ganarse sanciones que no sabe si podrá cumplir.

—La comida en Rusia es rara. —comenta la doctora como si nada.

Suspiro contando hasta 20, ignorando lo que acaba de suceder.

—Una vez dijiste que yo no tenía que criticar tu cultura, pido lo mismo con la mía. —rueda los ojos—. Yo no me quejé de los extravagantes platillos con demasiado condimento y un picante de muerte.

Solo recordar el escozor en mi boca me hace verla mal.

Seguimos hablando mientras nos traen la comida, no hablamos más de su estado que nos cambiará la vida por completo.

No es el mejor momento, eso está claro, pero tampoco me haré el ofendido o desentendido porque ambos somos responsables.

Cuando hemos terminado me percato de que todo el cinismo y demás ha desaparecido para convertirse en algo no muy alentador.

Nos vamos de lugar y en el trayecto a la clínica puedo observar su nerviosismo, instintivamente poso mi mano sobre su pierna.

—Respira, relájate porque si no tus venas se van a ocultar y te picarán más de la cuenta. —reprendo al ver su actitud.

—Estoy bien. —está por bajar, pero la detengo—. Oleg, estoy bien, deja de estar paranoico, todo saldrá bien.

No muy conforme nos bajamos y no dudo en tomar su cintura y jalarla a mi cuerpo. Llegamos a recepción y digo a lo que vamos.

—Tiene que llenar esto. —la enfermera nos entrega los documentos sin mucho interés.

Yo lo tomo mientras empiezo a llenarla con información errónea, si no hicimos estos exámenes en el hospital de la base es por seguridad y no me voy a arriesgar de dejar sus datos en este.

Cuando termino le entregó los documentos y ella se retira.

—Vuelvo en un momento. —no espero respuesta de la doctora.

Camino hasta llegar a los baños y llamó a Caleb

—Rastrea mi chip, quiero seguridad. —conecto mi móvil e introduzco el diminuto aparato en mi oído.

Copiado... ¿Hay problemas? —indaga el agente.

—No. —corto comunicación yendo donde Alessia que se mantiene con la mirada fija en la mujer frente a ella.

—Son tres. —le dice la mujer acariciando un gran vientre.

—¿Problemas? —susurro en su oído cuando deja de prestarle atención.

—Solo... No conozco muy bien mis raíces, pero no creo que esté el gen de embarazo múltiple. —analizo sus expresiones—. No me hagas caso.

¿Cómo le explico que mi madre tuvo una gemela? Sin contar que Ágata y Raisa nacieron de una mujer que compartió espacio con otras cinco.

Se supone que sus embarazos fueron complicados más el de la última, quien dos de las crías estuvieron a punto de morir, pero murió quien las cargo por ocho meses. Mi bisabuela.

Mejor no le digo nada, además, es difícil que ese gen por parte de mi familia sea nuestro caso.

Eso espero...

—Pase adelante. —indican sacándonos de nuestros pensamientos.

Ambos nos levantamos hasta el lugar que señalan, la encargada no sabe como decir que no puedo estar, pero sabe que hacerlo será inútil, porque no pienso separarme de ella.

Observo como sacan sangre de su brazo y nos informan que tenemos que esperar una hora.

—Entonces. —Alessia carraspea sin saber cómo sobrellevar el tiempo junto a la situación.

—Deja de sobre pensar, vas a dañarte. —reprendo.

No necesito que los dos estemos pensando de más, suficiente conmigo.

Quiero a Alessia en el mejor entorno, con los mejores cuidados y se lo pienso dar. No creo que haya contienda por esto, ya que es lo mismo que ella quiere.

Cariño, amor y que la consientan.

Bueno, pues la pienso consentir en todo lo que sea necesario.

—Señora Kira Gólubev. —la llaman.

Ambos nos levantamos y vamos por ese sobre.

A la doctora le brillan los ojos y debo sacarla cuando su respiración se vuelve un asco ante la expectativa.

—¿Estás bien?

—No...

—Bien, trata de morir hasta que lleguemos a...

—¡No seas un bruto!

Salgo de esa área y para evitar pataletas y que pueda respirar mejor la saco para que sea el frío quien la despierte.

—No seas mimada Sumasshedshiy. —me enojo cuando quiere que la cargue—. Eres una exagerada de lo peor.

—Ya me están doliendo los pies. —se queja

—Ni siquiera has abierto el sobre. —me estreso, aunque el resultado es evidente y estoy acompañándola por su puto capricho de hacerse, no sé cuantas pruebas.

Salimos de la clínica y su voz no se hace esperar.

—¡Ahora estás dudado! —se hace la indignada.

Aprieto la mandíbula sin prestarle atención.

Me detengo de golpe sujetando su cintura al ver la camioneta polarizada que pasa demasiado rápido por la zona.

No puedo evitar ponerme alerta cuando hay demasiada afluencia de personas, todos civiles, pero no confío.

—Vámonos. —exijo.

—Espera, necesito verlo. —me detiene.

Mi mandíbula se contrae ante su terquedad en el peor momento. Sigo observando a nuestro alrededor percatándome de que una mujer finge hablar por su móvil, podría pasar desapercibida, pero su cuerpo está demasiado rígido y la cámara del mismo nos apunta.

—He dicho que nos vamos. —La jalo y el sobre cae, pero el contenido sigue en su mano.

Nos encaminamos al jeep mientras ella lo extiende.

—¡Qué bruto Bestia!

—Necesito refuerzos. —exijo entre dientes y el aparato dentro de mi oído vibra cuando Caleb atiende mi llamado.

Llevo mi mano desocupada al arma sin dejar de caminar.

—Bestia...

Alessia se detiene golpe y cuando la observo para exigir que siga caminando puedo ver su rostro con lágrimas en los ojos.

Bajo mi vista al papel que tiene extendido leyendo el resultado. Instintivamente bajo mi mano hasta posarla sobre su vientre plano.

—Sumasshedshiy.

Mis ojos no se despegan del papel olvidando por completo la situación, el estruendo llama mi atención y cuando alzo la vista Alessia toma mi abrigo y me jala con brusquedad para que no deje de ver el resultado.

El sonido de tres proyectiles me alerta, pero ya es demasiado tarde. Mi mano se mancha de sangre cuando las tres balas chocan con el estómago de Alessia.

No, no, no.

¡Ahhh! —grito con su imagen perforando mi tórax—. ¡Alguien va a morir! —rujo soltando una ráfaga de disparos a los civiles al otro lado.

Puedo sentir el cuerpo de la doctora debilitarse en mis brazos.

—Oleg... —chilla y odio ver su temor que es igual o peor que el mío.

La rabia me consume y me ciega cuando de su boca le sale la sangre que mancha su mandíbula.

—¡Alessia! Mierda, espera un poco moya lyubov. —La tomo entre mis brazos cuando su cuerpo pierde fuerzas.

Los gritos de los alrededores no se hacen de esperar y de la clínica salen los infiltrados con sus armas en mano.

Los apuntó con la mía y ni siquiera la han alzado cuando ya los he matado.

—¡Necesito los refuerzos, ya! —grito.

Están en camino Superior, en dos minutos...

—¡No tengo dos putos minutos, los quiero ahora! —exijo atormentado.

Llevó el cuerpo de Alessia al auto y en el trayecto pude sentir el impacto de dos balas en mi cuerpo.

—Resiste. —le pido, pero sus ojos ya se han cerrado—. ¡Mierda, no me hagas esto Alessia! ¡Te prohíbo que me dejes!

La desesperación me invade cuando no dejan de salir los desgraciados armados que no dejan de dispararnos. Ya dentro del auto las balas no llegan, pero Alessia no deja de derramar sangre.

—¡¿Dónde demonios está Bastián?! —ladro.

Todo pasa demasiado rápido en lo que pierdo la noción del tiempo, cuando alguien me sustituye junto a la doctora mientras yo me pongo al volante.

No dejo de verla por el retrovisor mientras intentan extraer las balas.

—¡La están lastimando hijos de puta! —me frustro cuando no pueden hacer nada bien—. ¡Hagan presión para detener el sangrado! —ordenando sin dejar de pasarme los semáforos en rojo.

El hospital más próximo está a cinco minutos y ya mandé a desalojar porque no quiero a nadie.

Al llegar me bajo sin importar mi alrededor, ya que los agentes nos cubren con sus cuerpos. Con sumo cuidado tomo a la doctora colocándola en la camilla que me dan.

—Mujer de unos 24 años con tres impactos de bala en su estómago, pulso débil, con demasiada pérdida de sangre. —habla una de las doctoras que nos acompañan a los cuartos de urgencia

Sigue hablando dando más información mientras yo no puedo dejar de verla, su vestido blanco completamente manchado de sangre.

—¡¿Dónde están los putos médicos?! —ladro al pasar por los pasillos.

Grito, exijo y ordeno a todo el que se me pone enfrente y sin dejar de verla me pongo la bata que me dan porque no voy a dejarla sola.

Se lo prometí.

La conectan a distintos aparatos para poder monitorearla sin problema mientras siguen con el procedimiento que me tiene al borde del colapso.

Rompen su ropa y cubren de su pubis para abajo encargándose de extraer las balas que van a dejar en la bandeja de metal.

—Señor, debe abandonar el área...

—¡Ojos y manos en mi mujer! —grito y la doctora no vuelve a decir nada mientras ella y sus colegas tratan de salvarle la vida.

Se me va, Alessia se está yendo de mis manos frente a mí.

—¡¿Dónde mierdas está Bastián?! Lo quiero ya y es una orden.

—Va en camino Superior, pero las calles están llenas por el disturbio. —Responde Caleb en mi oído.

Dejo de escucharlo concentrándome en la doctora que ha perdido su color.

—Llamen al banco de sangre, necesito dos unidades de...

—AB-

Aprieto la mandíbula viendo como nuestro mundo se viene abajo.

Resiste.

—La presión bajó a 64 sobre 22, presenta una taquicardia y la presión venosa central es demasiado alta.

—Denle dopamina.

—Ya le di la dosis máxima.

No puedo evitar tensarme al ver el aparato que marca su ritmo cardiaco que ha empezado a pitar poniendo mis nervios a flor de piel.

Joder, no. No puedes dejarme loca insensata.

—¡No hay pulso! Ritmo amplio y complejo.

Les doy espacio para movilizarse sin perderla de vista.

—¡Su vida depende de la que yace en la camilla! No lo arruinen.

Les meto más presión.

—¡Está entrando en paro! —gritan y todos se mueven rápido trayendo los aparatos.

No va a soportarlo, va a per...

Ordeno a mis pensamientos no irse por la tangente.

—¡Desfibrilador ahora!

—¡No! —los detengo—. Primero RCP, no pueden utilizar el desfibrilador sin hacer eso.

Empiezan con el RCP, pero es inútil, Alessia no reacciona y aunque no estoy de acuerdo deben utilizar las cargas. Mi mandíbula se contrae al ver que el pecho de la doctora se levanta.

—¡Carguen a 200, ya! —Hago puños.

Vamos Alessia, reacciona, no permitas más.

—No responde a 300.

Mierda, no más radiación.

—¡Hay pulso! continúen. —suelto el aire contenido.

Me encuentro alerta ante cualquier cosa sintiendo como cada músculo se encuentra en tensión.

Terminan de extraer la última bala haciendo una puntada en cada una, pero al final las cosas se van a la mierda y ni siquiera Bastián puede hacer algo cuándo llega.

El procedimiento se complica cuando el cuerpo de Alessia no lo soporta.

—Los daños son irreparables. —informa el agente.

No respondo sintiendo la opresión en mi pecho.

—¡Hagan algo! No la van a dejar en ese estado. —ordeno furioso.

Grito sin dejar de ordenar que no puede ser cierto sus palabras.

—Lo siento Superior. —Mis fosas nasales se mueven con irregularidad—. No hay nada que se pueda hacer.

—¡No!

Varios agentes entran al quirófano con la ropa que se necesita sobre su uniforme.

—¡Oleg detente!

—¡Nadie me dirá qué hacer! —ladro.

Los agentes se me vienen contra mí y no pierdo la oportunidad en golpearlos hasta el cansancio.

—¡Detente! Por favor detente, sabes que no hay alternativa. —me interceda Jiku.

—¡No voy a permitir que hagan ese procedimiento! Me niego a dar la autorización.

Iván, Sebastián y Rustam que al parecer ya volvió me detienen, pero no les doy el trabajo fácil.

—Hermano tú también debes dejar que te atiendan ¡Estás sangrando!

Siento la sangre correr por mi cuerpo, pero sabiendo que hay algo más importante en juego me niego a recibir atención.

—¡No metan mano! —ordeno al ver que los doctores intentaban continuar, aún en contra de mi palabra.

—Es necesario Superior, de otra forma sabe que va a...

—¡He dicho que no! —Le doy un codazo a Iván que lo deja sin aire, después me encargo de Caleb hasta llevarlo al suelo y subirme sobre él para empezar a golpearlo.

Los gritos a mi alrededor son mi motor para acabar con todos aquellos que me quieren quitar lo que es mío.

—¡Oleg no más! ¡Lo vas a matar, por Dios reacciona! —los gritos de Jiku no me importan.

—Hermano... para. —El último puño impacta con su pómulo cuando siento el pinchón en mi cuello.

Me giro viendo rojo solo para observar la jeringa en la mano de Jiku, su rostro se encuentra empapado con sus propias lágrimas.

—¿Qué demonios me hiciste? —la acuso cuando mi cuerpo se empieza a dormir.

—Lo siento, pero así como tú eres capaz de matar por la vida de la doctora, yo haré lo que sea necesario por mi pareja.

Me levanto sintiendo como todo se mueve a mi alrededor y lo último que observo es el cuerpo sangriento de Alessia rodeado de distintos médicos incluyendo a Bastián a quien le exigí que no hiciera lo que está haciendo.

Me la volvieron a dañar y está vez es de forma definitiva.

***

Siento mi tórax comprimirse al saber que no pude hacer nada.

Me encuentro sentado en la habitación en la que se encuentra Alessia. Han pasado más de 18 horas luego de que terminaran.

Mis manos pican por acariciarla, pero estoy tan decepcionado conmigo mismo que no tengo el valor ni siquiera para eso.

Fallé.

Es lo único que se repite en mi mente trayendo de nuevo lo que me dijo Bastián hace unas horas.

—No se hizo el procedimiento, pero de igual manera no hay muchas posibilidades. Las balas la dañaron demasiado solo un milagro le permitirá ser madre.

—¡Necesito que hagas lo necesario! Pero a Alessia la quiero completa, con todo ¡¿Si me entiendes?!

—No puedo prometer nada. —responde antes de retirarse.

Su mirada sin ningún tipo de esperanza fue lo último que vi.

Alessia está por despertar y yo sigo sin tener noticias. Me encuentro en el limbo sin saber como voy a proseguir.

Necesito matar a los desgraciados del atentado, además, del posible soplón.

—Matar, torturar, matar, torturar...

Repito en un intento de que el nudo en mi pecho se disperse.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando la puerta se abre con la llegada de Bastián con los resultados.

—¿Qué dicen? —inquiero al levantarme.

Bastián está por hablar, pero el movimiento a mi espalda lo detiene. No puedo evitar que todo mi cuerpo entre en tensión al saber lo que eso significa.

Me giro para encararla sin demostrar como me afecta la situación.

—Oleg... —susurra con la voz ronca, he inmediatamente lleva su mano a su abdomen—. ¿Qué sucedió?

No digo nada porque yo también quiero saberlo.

No pierdo de vista su mano que se mueve con suavidad sobre las heridas de su abdomen.

—Oleg. —repite y la veo a los ojos, puedo distinguir el miedo e incertidumbre rondar por sus expresiones.

—No te esfuerces. —camino a su lado y quito su mano para depositar un casto beso.

Su mirada se detiene por varios segundos en nuestras manos unidas para después encontrarse con mi mirada que intentan tranquilizarla.

Todo debe estar bien.

—Alessia, Oleg. —carraspea Bastián—. Debo darles una noticia.

Lo encaro y espero impaciente sintiendo que todo se desmorona, lento y acompañado con la opresión en mi pecho, junto a la mujer en mis brazos.

Vamos dime lo que necesito escuchar.

***

¡TARAAAN!

Capítulo dedicado a las personas que se ganaron un Spoiler en Facebook♥

¿Teorías? ¿Saben lo que sucedió?

¿Entendieron lo que le dijo Oleg a Alessia? 

¿Qué me dicen de la primera parte? ¿La segunda?

Espero sus comentarios...

¡Spoiler! 

—Te prohíbo que tengas un enfrentamiento. —parpadeo rápido, ahuyentando lo que ya no quiero que vea—. Haz lo que creas conveniente, mueve las fichas de tu tablero a tu antojo, pero recuerda que antes de tú hagas algún movimiento estaré yo.

—Entiendo tu punto y prometo no arriesgarme como te imaginas. —llevo mi dedo a sus labios cuando intenta hablar—. Utilizaré las herramientas que me brindas, con la condición de que ninguna información recopilada llegue a ti.

—Estás siendo injusta.


Continue Reading

You'll Also Like

974K 26.4K 31
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
255K 26.5K 40
A Melissa el nuevo año no le sonrió. Descubrió a su novio siendo infiel así que lo dejó. La echaron de su trabajo por reducción de personal y, por en...
121K 7.2K 33
SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA "INEVITABLE". ¿Olvidarlo? Difícil. ¿Dejarlo de querer? Imposible. ¿No desearlo? Complicado. Ha pasado muchas semanas desd...
81.2K 6.6K 27
Queridos lectores, una nueva temporada comienza en Londres y con ella los chismorreos que por supuesto esta servidora se encargará de sacarlos a luz...