Ambición.

By nickrespin

180K 16K 6K

La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 49

1K 129 48
By nickrespin


Don't Let Me Down - The Chainsmokers. One hour.

Comentar no es caro, y trae buenos resultados ♥

Mantengo los ojos cerrados sintiendo la molestia al costado de mi abdomen.

No tengo idea de que hacer ahora, Alexander es un factor que no estaba en mis planes y solo espero que cuando Oleg lo haya dejado libre, él no se haya vuelto a unir con Rojo Sangre.

Odio lo que hizo, lo detesto, pero aunque me duela en el alma es mi hermano y no voy a permitir que está vez si me lo arrebaten.

Los murmullos en el pasillo se hacen cada vez más fuertes y por mi propio bien espero que quien sea que esté afuera se marche.

Cierro los ojos en el momento que la puerta se abre.

—No quiero ver a nadie. —advierto.

Los pasos se acercan y segundos después una mano suave sostiene la mía. Me sobresaltó al escuchar los sollozos.

—Yo no soy nadie, soy tu hermana Alessia y tendrás que sacarme a patadas porque no pienso moverme. —mi pecho se comprime.

Abro los ojos y me arrepiento cuando me percato de su rostro y las gruesas lágrimas saliendo de sus ojos.

—Ver a personas llorando no es algo que desee.

Hago una mueca cuando siento el ardor de mi garganta.

Rápidamente, se limpia el rostro torciendo los labios en una fea mueca que pretende que sea una sonrisa.

—¿Cómo es posible que estuvieras en medio de un tiroteo?

Tyler en la puerta carraspea llamando mi atención y entiendo lo que trata de decirme.

—Cosas sin importancia.

Seguimos hablando, pero de mi mente no puede salir que el único motivo por el que estoy en la camilla es porque Alexander apretó el gatillo.

Mi hermano me disparó...

Encendemos el televisor y mi sangre hierve ante el reportaje que se transmite. Lo que ha pasado durante las últimas dos semanas se detalla y mis deseos de acabar con ellos crecen.

—Te peleaste con los agentes frente a la prensa. —reprendo.

—No los vi, y aunque así fuera no me importa. —se defendió.

Pero a mí, sí me importa.

—No puede pasar. —quitó a Carla de mi vista cuando escucho pelear a los agentes.

—Ustedes no son nadie para prohibirme ver a mi cliente.

Axel se encuentra como siempre vestido de etiqueta y debo admitir que se ve bien.

—No quiero dramas, déjalo pasar Tyler y encárgate de que todo esté listo para mi salida de mañana.

—El Superior...

—Oleg no ha pisado el hospital en los dos días que he pasado ingresada. —reprocho tomando con fuerza las sábanas—. Así que su opinión en estos momentos no es algo que tenga importancia ante mí.

El cuarto se queda en silencio hasta que Carla lo saca dejándome con Axel.

—¿Quién es Oleg? —inquiere mientras se acerca.

—No es tu problema. —me ayuda con la camilla para quedar sentada—. ¿Qué haces aquí?

—Vi las noticias, en todos se está transmitiendo... ciertas cosas, incluyendo el atentado fuera del edificio donde vives.

—Así que vienes por morbo. —curvo mis labios—. Qué patético.

—Que tu príncipe azul no tenga la decencia de venir a verte no es justificación para que te desquites conmigo. —me percato de la malicia en su mirada.

Considero que el único motivo por el que Oleg no ha venido es porque sigue enojado y me enfurece que cuando desperté lo primero que haya dicho fue su nombre.

Estúpida Alessia.

Necesito que hablemos, la semana que pedí ya finalizó y solo espero que quiera escucharme, si fuera lo contrario yo lo mandaría a la mierda, pero el consciente entre nosotros es él, así que espero que su enojo se apague.

Quizás no ha venido porque quiere calmar su interior... oh ya se dio cuenta de que no soy lo que quiere.

¡Qué estrés!

—Me contacté con varios candidatos a diputados y después de un poco de soborno, están dispuestos a hablar contigo para que les digas tu propuesta. —ya lo había olvidado—. Desde el anonimato no te preocupes.

Lo último que me importa en estos momentos es el poder que anhelo, porque mis pensamientos no abandonan una maldita fantasía.

>>Sobre la organización... aún no tengo mucho.

No me dice nada más con respecto al atentado, lo que me confirma que el teatro que han armado no se lo cree y que sabe lo que en realidad sucedió.

—No quiero saber de eso por ahora.

Se acerca a pasos lentos.

—Mejor. —cierro los ojos ante el cansancio y...

¡Desgraciado!

Me ha vuelto a besar cuando fui clara la última vez, al decirle que esto no se podía repetir.

Muerdo fuertemente su labio hasta hacerlo sangrar y en lugar de separarse me toma del cuello para profundizarlo.

La máquina de mi ritmo cardíaco se dispara y meto las manos entre nosotros para separarlo hasta que lo consigo.

—¿¡Qué te sucede...!?

—Interrumpo algo.

La cara se me cae y las paredes se mueven en el momento que veo a Oleg con la mano en el pomo de la puerta, apretándolo con demasiada fuerza.

Limpio mi boca y me enderezo provocando un dolor en el costado de mi abdomen.

—No, él ya se iba.

—Alessia. —llama mi atención al ver que ya no está en él.

—Dije, que ya se iba. —lo veo mal—. Vete Axel, no te necesito.

Ve de Oleg a mí entendiendo quien es, se acerca ignorando mi exigencia únicamente para joder más las cosas.

—Nos vemos después. —susurra en mi oído haciéndome tensar.

Sale y Oleg se hace a un lado caminando a mí e ignorando a Axel.

Mierda.

Ahora no es una alucinación, es real y tengo tanto que decirle que las palabras se atoran en mi garganta ante su frialdad.

—Oleg...

—¿Qué país te gusta para disfrutar de un buen momento?—parpadeo y me quedo atónita ante su indiferencia.

No me está reclamando ni siendo un tóxico posesivo, y debo confesar que preferiría eso a que se guarde lo que piensa.

Vamos, haz algo Alessia.

Analizo sus facciones que como siempre no me dicen nada. De lo único que estoy segura es que una vez más... la he cagado.

En grande.

—¿Qué clase de momento? —no responde—. Sorpréndeme, que sea a tu criterio.

Su fría confirmación me pone tensa.

No me hagas esto, Bestia.

Nos quedamos viendo y me tomo el tiempo para repasar su cuerpo, encontrando secuelas de un fuerte enfrentamiento.

Él hace lo mismo y su semblante se endurece al ver mi catéter, pero no se compara cuando su mirada se queda en mi cuello.

Instintivamente, llevo mi mano a él, recordando estar siendo asfixiada por Alexander.

Estoy más que segura de que las marcas son evidentes.

—Si lo que vas a hacer te deja un solo golpe más, te juro que no sé si seré capaz de perdonarte.

Una corriente recorre mi espalda ante su advertencia, porque es justamente lo que sucedió.

Trato de sonreír en un vago intento de despistarlo.

—No me pongas esa cara, estoy bien...

—No me mientas, no quieras pasar sobre mi inteligencia porque me ofende. —hago puños la sabana—. Sé que no lo estás y fingir lo contrario es algo que detesto, porque no soporto que no quieras hacerte cargo de tus mierdas.

Sus palabras son estocadas que no estoy dispuesta a devolver.

>>Me dan igual tus motivos Alessia, porque jamás voy a tolerar que te expongas de forma tan estúpida.

Respiro profundo.

—No quiero pelear...

—Nadie lo está haciendo.

—Tampoco quiero que me... —me detengo—. No hagas las cosas difíciles.

—Eres tú la que se complica la vida y no tolero que al final finjas que nada sucedió y que todo está bien. —muerdo mi labio.

—¿No estamos bien? —pregunto dubitativa.

La risa sarcástica que suelta me pone los vellos de punta.

—Después de todo lo que has hecho, ¿Tú que crees Alessia?

Hasta aquí puedo respirar su furia.

—Creo que merezco una segunda oportunidad.

—De mi parte has recibido más que eso. —vuelve a ver mi cuello—. Mira como terminaste, con tu rostro destrozado, hematomas en todo tu cuerpo, con señales de asfixia, y para terminar con un impacto de bala que por poco y toca tu organismo.

Trago grueso.

—Estoy...

—¡No lo digas! No te atrevas a volver a decirlo porque me olvidaré de quien eres, y entonces si estarás jodida.

—¿Me estás amenazando?

—Si así fuera de igual manera lo pasarías por alto, porque nunca tienes en cuenta mis palabras.

—No es cierto.

—¿No? Entonces dime, que significa que ignores todo lo que te digo haciendo lo que te da la gana, para que al final todo acabe justo como no quería.

—Te estás pasando...

—¿Y qué? ¿Nuevamente abandonarás el lugar, vas a amenazar al personal porque tú solita decides qué hacer?

—¡Joder, déjame hablar!

—¿Qué se supone que vas a decir?

Observo su mandíbula apretada

—Ya no haré nada que ponga en riesgo tu presión arterial, te lo prometo.

Se queda en silencio poniendo mis nervios de punta.

—Conozco más que tú este entorno y aunque tu plan en tu mente parecía perfecto, tenía muchas lagunas.

No puedo evitar estremecerme ante su declaración.

Siempre estuve consciente de que mentirle no era una opción, pero no imaginé que descubriría mi mentira tan rápido.

Ni siquiera me dio tiempo de pensar en qué decirle.

>> ¿No era mejor que simplemente me pidieras el dinero? ¿Era necesario hacer esa locura que te tiene postrada en esta maldita camilla? —señala.

Ahora sí puedo distinguir más su rabia y es algo que me tranquiliza.

—Reconozco mi error y si quieres las armas, pues desde ya te digo que no te las daré. —establezco.

—Alessia, yo diseñé esas armas puedo fabricar miles y mejores si quiero. —abro la boca—. Lo que trato que entiendas es que no puedes volver a hacerlo.

—Pues gracias a eso Rojo Sangre...

—En ningún momento se requirió tu ayuda, que consiguieras las direcciones si nos ahorró tiempo, pero lo último no sirvió para nada que no hubieras conseguido si me lo hubieras pedido.

—¡Me dieron a Rubén y es algo que solo yo podía hacer! Además, los malditos de PODER se cargaron a muchos.

—Ya tenía todo listo, de hecho ayer fue la emboscada y todos los establecimientos están en cenizas. —Cierro los ojos—. Arriesgaste tu vida por algo sin importancia.

Las ganas de decirle lo que pienso se me quitan porque ya no sé si aún quiera.

Vuelvo a verlo, pero destila tanto odio, que no sé como abordarlo.

—¿Estás enojado?

—Sí.

—¿Mucho? —hago un puchero y él arruga las cejas.

—No te imaginas.

—Ya te haré cambiar de opinión, sin Rojo Sangre a nuestro alrededor es una carga menos. —razono, pero me inquieto cuando él no se mueve.

Es incómodo y desearía que se abriera más, pero con el caos que he estado haciendo y lo que ha visto, no lo creo.

—Mañana me voy a Rusia. —lo que me faltaba—. Pedro sigue suelto y tú no estás segura ni tranquila con eso.

Recordar a Pedro me revuelve el estómago.

—¿Consideras que de verdad es mi hermano? Creo que Marta solo lo dijo por molestar.

—No lo sé, pero voy a matarlo y no es una decisión en la que puedes intervenir. —advierte sin dejar de verme como si quisiera asesinarme.

Por mi parte m indigno ante su suposición.

—Jamás pediría que lo dejaras vivo. —Alexander viene a mis pensamientos—. ¿Dejaste que Alexander huyera?

—No importa.

—¡Oleg! —me alarmo.

—No quiero que tengas preocupaciones y él lo es, así que olvídalo. —me relajo.

Guardo silencio porque eso significa que está vivo.

>>¿Debo preocuparme? —arrugo las cejas sin entender y cuando lo hago, vuelvo a sentir mi rostro arder.

—Lo conozco desde hace mucho, no hay porque desconfiar de él.

—No voy a meterme en tus cosas si estas no te ponen en peligro, de lo contrario ya estás advertida. —espeta—. Después no quiero reclamos. —repitió mis palabras.

—Sé cuidarme sola... —callo ante la estupidez—. Entre Axel y yo no hay nada, es mi abogado, nada más. —me encojo de hombros.

—¿Lo que escucho es una explicación?

Hago puños sobre la camilla y él no se pierde la acción.

—Si la situación fuera inversa, no estoy segura si podría ignorarlo como lo estás haciendo tú.

—Esa es la diferencia entre los dos y cuando lo entiendas las cosas serán más fáciles. —sopeso sus palabras—. Siempre crees estar un paso adelante, pero no es así porque voy a saberlo antes que termines. Sé cosas, incluso que tu misma desconoces de ti.

—Lo sabes porque no me esfuerzo, pero cuando en realidad quiera ocultarte las cosas...

—¿Esto es una amenaza?

Abro la boca porque así suena, pero no era mi intención.

¡Cállate y deja de arruinar las cosas!

—Sigo bajo los efectos de tu creación, las estupideces salen por si solas. No lo tomes tan personal.

—No me digas. —se cruza de brazos.

—¡Pero no te pongas en modo cabrón que me estresas!

—Deja de quejarte que alteras mi dolor de cabeza. —frunce las cejas.

—Es por... —su fría mirada me responde—. Me estoy sintiendo culpable que lo sepas.

—Qué bueno, porque eres la culpable de todas mis desgracias.

—Ahora suenas como un niño caprichoso. —me burlo.

Se yergue lanzándome una mirada que me hace tragar grueso.

Nunca lo he dudado, pero por cosas como estás sé que es el Superior Supremo de OFR. Estoy segura de que intimidaría a cualquiera.

—¿Te parezco un niño?

—Para nada, de hecho, es usted un hombre muy atractivo, Superior. —muevo mis pestañas.

—Me encargaré de que cuando te den de alta ya tengas una cita con el psiquiatra. —mi sonrisa se borra.

—Hablando de Psiquiatra. —no deja de verme—. ¿Qué ha pasado con Carsten? Hay mejoras o sigue en estado vegetal.

Se queda en silencio por unos instantes.

—No es algo de tu incumbencia, confórmate con saber que nunca te volverá a poner un dedo encima. —analizo sus palabras—. De eso me encargo yo. —asiento satisfecha.

Ambos seguimos viéndonos, repasando cada golpe del otro y temo por mi cordura si mis pensamientos siguen por la misma dirección.

—No quiero que estés delante de mí para evitar que me toquen y detener los golpes. —confieso—. Te quiero a mi lado para detenerlos juntos e impedir que nos toquen, porque yo tampoco tolero que te dañen.

Paso mi mano por su pómulo golpeado.

>>Odio verte lastimado. —revelé con un sin sabor.

Sacudo la cabeza al desviarme de lo importante.

—¿A qué horas nos vamos? —cambio de tema.

—¿Vamos? —inquiere con un tono burlón.

—Me voy contigo. —señalo—. Ya me habían notificado que tengo que culminar mi entrenamiento en Rusia y no pienso dejarte ir sin mí.

Curva los labios asintiendo. Yo por mi parte quiero atraer y besar esos deliciosos labios, pero me contengo por obvios motivos.

—Yuri volvió y te irás con él cuando dejes en orden tus cosas.

—No me agrada la idea.

—No te lo estaba preguntando. —mis dientes chocan—. Te irás con él cuando estés lista, y es una orden.

—Yo no soy un maldito subordinado...

—¿Por una vez puedes hacer lo que digo? —se molesta—. Si así lo he estipulado es por algo.

Sigo sin estar convencida, pero no protesto.

Mi garganta ya duele demasiado y no me apetece llevarle la contraria. Debo ganarme su confianza, y se me está haciendo difícil porque nunca he estado en una situación igual.

De ahora en adelante deseo hacer las cosas bien, porque ya me cansé de siempre terminar hecha mierda.

Aunque me cueste aceptarlo, Oleg tiene razón. No me arrepiento de nada, pero estoy segura que hay otras maneras de poder comerme el mundo.

—Gracias. —alza una ceja—. Deja de estar de gruñón porque me alteras y sabes a lo que me refiero.

Tampoco puede esperar mucho de un momento a otro.

—Pues te aguantas por insensata, insolente y suicida. —se enoja.

Me quedo con la boca abierta cuando se da la vuelta y da un portazo.

Discutió con los agentes y les exigió que mis visitas tienen que ser exclusivas.

Bestia.

***

—¡Estoy bien! —repito molesta—. Recibí un impacto de bala, pero no estoy inválida.

Tyler se enoja al igual que Carla. Bufo, cuando ambos se dan la vuelta yendo a la cocina a preparar mis alimentos.

—Solo tratan de ayudar. —los defiende Axel.

Lo miro mal porque él también ha estado encima. Con tantas atenciones me siento asfixiada y ya se los dije, pero me estresa que no lo entiendan.

—Si quieres ayudar, ve a mi habitación y prepara la tina. —lo mando.

Me siento en el sillón esperando que el tiempo pase. Vilma me habló hace unas horas para decirme que la clínica ahora recibe más pacientes y eso es perfecto.

Voy a contratar a más personas porque tiene que ser la mejor.

El timbre suena y al ver a Marcos dirigirse a la puerta me hace levantar con cuidado al saber de quién se trata

—No te molestes, yo lo hago.

—Doctora, dijeron que tenía que tener reposo, además debe usar la silla de ruedas...

Lo ignoro.

Oleg me dijo que vendría a despedirse y me comentó que no hay nadie en la zona que dejaron el dinero, a sí que Melany ya lo fue a recoger y su identidad se encuentra a salvo.

Al menos ambas sobrevivieron.

Abro la puerta con una sonrisa que se borra al ver la seriedad en el suyo.

—Tenemos que hablar. —La sequedad de sus palabras me pone alerta.

—¿Hay problemas? ¿Encontraron a Pedro?

—Acompáñame. —no me deja protestar cuando ya me ha tomado en brazos y me ha sacado del edificio.

—Me siento como una recién casada.

—Pues eres una recién operada. —gruñe.

—Detalles. —Le resto importancia.

Me sube a su auto y emprende viaje. No quiero preguntar nada, así que pongo un poco de música mientras nos dirigimos al cuartel.

Después de un tiempo llegamos y cuando mostramos nuestras identificaciones, nos dieron acceso. No hay muchos agentes por los pasillos, la mayoría se encuentra entrenando y cuando pasamos por el edificio médico evité hacer algún comentario al verlo repleto.

Llegamos a su oficina y cierra detrás de mí.

—Yuri y los escoltas, ya están informados sobre el protocolo de tu viaje, así que trata de no ser molesta y coopera. —finjo indignarme.

Me sigue dando indicaciones y cuando me entrega un documento sé que es por esto que estoy aquí.

—Participaré en una misión. —susurro. Alzo el rostro detallando el suyo—. No estoy de acuerdo, sabes que la organización no es algo que me interese y este tipo de cosas lo esperaba de tu hermano, no de ti.

—Te voy a pedir que por un momento dejes de verme como el Superior de la organización que detestas y me veas como el hombre que quiere ayudarte.

—Dame un poco de contexto, porque con esto no es suficiente. —dejo los papeles sobre el escritorio.

No me decepciones.

—Ambos estamos interesados en capturar a Pedro y yo no voy a dejarte por fuera. —me enderezo ante el reproche—. La misión es con respecto a él, los resultados son para nosotros, no para OFR.

—Vez que no era difícil. —lo molesto.

—Sin quejas Alessia, estudia tu papel porque al llegar a Rusia vas a infiltrarte. Tengo agentes en mi país siguiendo la pista, ya tenemos la coartada de todos.

>>Ya hay varios infiltrados en las instalaciones, solo falta Vyshe y nosotros, pero lo haremos en la fiesta que están organizando. Los detalles están ahí, no te falles.

Me sigue explicando hasta que es su momento de partir, sin que mis acciones me importen, lo acompañó hasta la pista privada en donde el avión ya se encuentra listo.

—Una cosa más. —nos detiene—. Cuida bien con quien hablas, no confíes en nadie y mantén la distancia con todos.

—Si te pregunto el motivo me dirás la verdad. —silencio—. ¿Empezamos de nuevo? —me quejo.

—No lo sé, creo que estoy dando más de lo que recibo y me gustaría que fuera genuino.

Hijo de puta.

Se da la vuelta y seguimos caminando, pero ahora soy yo quien para la marcha.

—Ven, acércate. —lo llamo al ver que solo faltan un par de agentes que ingresen.

Con un poco de fastidio lo hace y cuando está frente a mí, me pongo de puntillas y lo jalo para que llegue a mi altura depositando un casto beso en sus labios.

Con mi lengua bordeo su labio inferior hasta apresarlo entre mis dientes, haciéndolo gruñir con molestia.

Al separarme observo su rostro completamente rojo de ira.

—Aclararemos esto de una buena vez, Alessia. —señala antes de darse la vuelta y dirigirse al avión.

Unas risas me hacen girar viendo a un agente contener cualquier tipo de comentario al haber presenciado la escena.

Pero lo que llama mi atención no es eso, y mi cara se descompone al ver que es el encargado de llevar a mis perros.

—¡Bolas, Pelos! —grito alertando a los agentes.

Camino con precaución al sitio. Ellos se encuentran sedados porque al parecer también viajan.

Oleg que se había quedado hablando con Iván, quien distingo será el piloto, posa su vista en mí y niega de inmediato al conocer mis pensamientos.

—Ya los tuviste tu tiempo, es momento de que se queden conmigo. —alzo el mentón.

—No son los mismos que conociste en el bosque, así que ni loco voy a dejarlos.

—No te lo estaba preguntando. —curvo mis labios.

—Alessia. —gruñe

Así inició una discusión que gané y no solo eso, también gané que se haya ido enfadado, pero mis perros están de nuevo conmigo y es lo que importa.

***

Al parecer Oleg dejó de niñera a su sobrino porque es quien me lleva nuevamente a mi apartamento.

—Te juro que cuando lo vi no podía creerlo. —continúa con la historia—. Estaba en Grecia cuando transmitieron el reportaje, vi a tu hermana peleando en el hospital por querer verte, en ese momento partí de inmediato.

>>Acaba de estar hablando con Iryna, era el último grupo que estaban acabando con Rojo Sangre, ¿Te imaginas como me puse al pensar que Oleg no sabía por lo que estabas pasando?

—No. —quiero seguir escuchándolo, pero ya he empezado a sentir molestias.

—Además, Iryna me dijo que después de tu cumpleaños las cosas no han estado bien y que apenas se podían ver.

Sigue hablando, pero dejo de escucharlo cuando empiezo a sudar y aunque trato de controlarme el mareo me invade hasta casi caer en la inconsciencia.

Puedo escuchar sus llamados cuando se da cuenta de mi estado, al poco tiempo me bajan y otros brazos me reciben con cuidado.

Me inyectan algo y cuando logro recuperarme, arrugo las cejas al ver a varios rodeándome.

—Verme no es gratis, todos fuera de mi vista.

—¿Qué le sucedió? —inquiere Yuri y cuando veo a quien se lo pregunta ruedo los ojos, pero no me muevo, me siento cansada hasta para eso.

—Nada grave, solo se le bajó la presión.

—¡Y dices que no es grave! —se altera el ruso.

—Mis niveles han bajado, no es normal, pero tampoco alarmante, así que si me disculpan necesito hablar con mi amigo. —señalo a Javier.

Lo hacen con un poco de recelo y cuando nos quedamos a solas se sienta frente a mí y revisa mi temperatura.

Sabe mucho de todo lo que tiene mi cuerpo y se encarga de cuidar mi piel para que quede sin ninguna marca.

Cambia los esparadrapos de mis heridas viendo por demasiado tiempo la más grande.

—¿Podrás hacer algo? —inquiero con duda.

Se quita los guantes y bota en una bolsa roja lo que ha utilizado, se sienta en la cama repasándome.

—Soy el mejor cirujano plástico de México, si quieres borrar la cicatriz prometo que no quedará nada. —asiento satisfecha—. Pero sabes que no es grande y mantenerla no te...

—Si a cada paciente le das este discurso motivacional, te quedarás en la quiebra. —me burlo.

Ambos sabemos que tenemos que hablar, las cosas entre nosotros han estado tensas y es injusto, mi aptitud sin justificación para él.

>>Javier me da igual lo que hagas con tu vida siempre y cuando seas feliz. —me da toda su atención—. Soy la menos que puede hablar sobre moralidad al saber cómo iniciaron mis encuentros con Oleg.

—Lo sabes. —confirma con una sonrisa nostálgica.

—Repito, soy la menos indicada para hablar de esto, pero tú no eres como yo y si lo que tienes con la niñera de Santiago es algo serio, te recomiendo que aclares la situación con Melany.

—Esta mañana le pedí el divorcio. —confiesa—. No es algo que le sorprendió, pero tampoco se lo esperaba, el problema es que tiene que arreglar su situación migratoria en México, ya que por problemas personales no puede volver a su país.

Evito hacer algún comentario, porque no es algo de mi incumbencia.

Melany lo ha tenido en la ignorancia y no seré quien le diga la verdad porque prefiero mil veces que ignore la mierda que nos rodea a que se preocupe aún más por su hijo.

Aunque no me lo haya dicho directamente, por lo que sucedió con Matías y Sara ya no quiere que esté cerca de su hijo.

No es algo que me duela porque yo me lo gané.

—No he tenido el placer de hablar con ella. —miento—, pero tengo a un abogado muy bueno que la puede ayudarla. Dile que se contacte conmigo.

—Gracias.

—No tienes porque, sabes que quiero lo mejor para ti y si el estado migratorio de la madre de tu hijo lo es, pues voy a ayudarte. —tomo su mano.

Hablamos un poco más hasta que me facilita las cosas.

—Hace unos días estuve hablando con el doctor Damián y me comentó que la clínica en la que trabaja su novia está necesitando personal, el pagó es incluso mejor que en el hospital.

—¿Quieres trabajar para mí? —sonrío—. Yo encantada, pero no hay nada de tu especialidad, puedes tener tu consultorio, pero para las intervenciones, como mis demás doctores, necesitaras un cuarto de cirugía en otro hospital.

Le comento como es la situación y que por venir de mi clínica el alquiler no es mucho y lo paga la misma. Mi clínica no es ni la cuarta parte del hospital en el que trabajamos, pero según lo que me dice el ambiente ya no se soporta.

Cuando yo me presento es exclusivamente a trabajar y son contadas las veces que habló con algún colega, algo que no sea con respecto a nuestro trabajo.

—Me voy, quedé de cenar con Berenice. —se despide.

—No creo que vuelva a verte. —lo detengo—. Tengo una oferta de trabajo fuera del país y voy a tomarla.

Se queda en silencio analizando mis palabras y sé los motivos.

Dije que nunca trabajaría fuera de mi país, pero no puedo decirle que el motivo por el que estaré fuera es porque estoy en una organización.

—Cuídate. —besa mi mejilla.

Gracias a los sedantes especiales que creó Oleg, puedo descansar con tranquilidad por varias horas.

***

Acaricio la cabeza de mis perros, han crecido muy rápido y estoy feliz de tenerlos de nuevo.

—Tenga cuidado. —advierte Carlos desde la puerta.

No me agradan sus palabras, pero lo entiendo. Pelos al despertar y no ver a nadie conocido se puso un poco inquieto y asustó al agente.

—Tranquilo estaré bien. —Le resto importancia.

Los perros están en la cama con su cabeza sobre mis piernas. Son una raza muy cariñosa que les gusta ser acariciados. Aunque por personas idiotas no es una característica que los resalte.

—Eso dice por qué son suyos y no van a atacarla, pero debe saber que los han estado entrenando. Le sugiero que lo amarre...

—Ellos no pueden estar amarrados y sobre los entrenamientos, sé que no son los mejores o adecuados, por lo mismo ordene que cambiaran ciertas cosas, recuerda que a ellos les gusta agradar y por eso en el entrenamiento acatan las órdenes sin problemas.

>>No los han estado volviendo directamente peligrosos, yo nunca lo hubiera permitido. —frunzo las cejas—. Su entrenamiento siempre es recompensado y ha estado en contacto con su persona favorita.

>>Todos los días los han estado sacando en el cuartel para socializar y adaptarse a ese tipo de ambiente.

Arrugo las cejas, porque no es algo que me agrade en su totalidad.

—Pero hasta donde sabía ellos también estaban entrenando para ser perros guardianes, eso significa que también... —se interrumpe.

—Sí, les han enseñado a reconocer el peligro y a avisar de las amenazas. —no dejo de verlos—. Han recibido estimulaciones físicas y mentales.

—¿Eso significa que no hay problemas? —hago mala cara.

Bolas empieza a morder la oreja de Pelos hasta que lo levanta y empiezan a jugar de pelearse, sin lastimarse claramente, simplemente les gusta medir su fuerza.

La acción pone los nervios de punta del agente.

—Hay un instinto primitivo que yo nunca voy a olvidar, pero no te confundas, eso no significa que los trataré como a las peores bestias.

Son perros que merecen mucho amor, y para ellos lo tengo todo.

Siguen jugando, pero cuando se escucha un sonido afuera se detienen manteniéndose alerta. Vuelvo a ver a la agente que traga grueso.

—Me duele la cabeza, así que retírate, voy a descansar. —miento.

—Como ordene, doctora. —cierra la puerta.

Se echan a mis costados y muero de ternura al ver que ambos posan su cabeza sobre cada pierna.

Los sigo acariciando, parecen seres inofensivos, pero no voy a hacerme la estúpida y querer tapar de lo que son capaces.

A los minutos llama a la puerta Marcos y evito entrar en contienda al ver la comida desabrida, simplemente no me la como.

Me distraigo al hablar con Bolas y Pelos que me dan toda su atención.

—Ustedes son las cositas más bonitas, ¿Quieren ver a papi? —alzan la cabeza y lo tomo como una afirmación—. Yo también.

Abro mi laptop para llamarlo, al poco tiempo responde y verlo con su uniforme me prende.

¿Necesitas algo? Estoy ocupado. —por su tono puedo comprobar que está cansado y estresado.

Deja su MacBook de perfil mientras trabaja en otra.

—Alguien quiere verte.

No me interesa.

Nuestros perros lo reconocen porque se me suben encima y ladran frente a la pantalla.

—Eres un grosero, bolas y pelos te escucharon y ahora piensan que no los quieres.

Deja de mover los dedos y se gira como la chica del exorcista con su rostro completamente rojo.

¡No les digas así! Son Daemon y Bruno. —sonrío mientras ellos continúan ladrando y moviendo su cola. Qué lindos—. ¿Me hablaste solo para esto? —se queja.

—No, también quería decirte que te ex...

No lo digas. —me río sin gracia.

Al parecer no cederá si no hablamos y aunque quiero hacer las cosas a mi manera respeto su opinión.

—Daemon Bolas Bogdánov Carvajal y Bruno Pelos Bogdánov Carvajal. —su rostro se vuelve más rojo, si eso es posible—. ¿Bonitos, no crees?

Deja de decir estupideces. —cuelga.

La pantalla se queda negra y ellos se detienen al instante. Se bajan de la cama y empiezan a aullar.

Así no, cariño.

Desde mi móvil vuelvo a llamarlo y me contesta al instante.

—¿¡Y ahora que quieres!?

—¡Grosero! No vuelvas a colgar sin despedirte de ellos. —reprendo—. Se quedaron inquietos cuando dejaron de verte. 

No dejo de verlos y estoy segura de que puede escucharlos.

—Deja de estar consintiéndolos. —se molesta—. ¡Los estás malcriando! —hago una mueca.

—Echados. —ordeno sin dejar de señalarlos.

Me hacen ojitos antes de sentarse.

¡No los tengas en la habitación! No te aproveches. —sigue dándome el discurso que ignoro, porque si no está no puede decirme que hacer.

—Por cierto, envíame su menú junto a los horarios porque no podemos confundirlos, pueden crecer con problemas de...

Hijo de puta.

Me volvió a colgar.

—No se preocupen, mami los ama el doble y no necesitamos de esa bestia.

Dejo los aparatos de lado mientras me dispongo a descansar, ellos no se mueven ya echados en su respectiva cama, no hasta que quieren hacer sus necesidades y les ordeno a los agentes que los lleven al parque.

Aunque lo odio y mi pecho se acojona deben ir con el bozal que los tiene estresados.

***

—No puedo ya te lo dije. —repito exasperada.

He venido a hablar con mi hermana y cuando mencioné a Marta se puso a la defensiva e ignoró todo lo que le dije.

No puedo obligarla a que se aleje de ella y lo único que me queda es dejarla sumamente protegida, no solo por lo que pueda hacer Marta sino también por las posibles personas que manda Pedro, además, no quiero que sepa de Alexander y Belial por el momento.

—¿Segura que no puedes? Dijiste que lo que te paso no era grave, pero que no quieras intentarlo, me dice lo contrario. —cambia de tema.

—Prefiero ver, luego lo pondré en práctica. —aseguro—. Continúa, quiero la rutina completa. —me acomodo en una de las butacas rojas.

Feliz por mi petición, sigue en el tubo mostrándome las danzas del amor como le dice. No sé si en algún momento lo haré, pero al menos ya tendré una idea.

—Fantástico, ¡Hasta abajo! I-N-C-R-E-I-B-L-E. —halago haciendo una ovación—. Sin duda tengo a la mejor bailarina de pole dance como hermana.

Por las siguientes horas la veo bailar y sonrío al saber que algo que parece tan simple, pero es difícil, logré mantenerla feliz.

Así es como deseo verla siempre.

Otra persona que veo feliz es a Tyler, quien me acompañó al burdel de mi hermana.

—Saca mi móvil y tómame una foto. —pide.

Me acerco a su bolso en busca de lo solicitado. Revuelvo algunas cosas hasta que lo consigo, pero al sacarlo boto algunas cosas.

Tyler se apresura y se agacha a recogerlas, puedo notar como los músculos de su espalda se contraen y cuando me percato de lo que recoge mi mundo se viene abajo.

¡No me jodas!

Con disimulo tomo la bolsita con pastillas de su mano.

—Mantente al margen Tyler. —no responde.

Se aleja al lugar donde se ha mantenido, pero algo en su expresión relajada ha cambiado.

Le tomó varias fotos con la espinita de que se esté haciendo daño.

—Quedaron geniales. —cuando termina las revisa—. ¿Vamos a comer juntos? Tengo hambre y el burdel no se abre hasta las 5. —propone.

—No puedo, sé que dije que pasaría todo el día contigo, pero me surgió un contratiempo. —analiza mi rostro.

—¿Hay algún problema?

—Nada de lo que debas preocuparte, tranquila. —me despido prometiendo regresar antes de partir.

***

Camino despacio, pero eso no me resta seguridad. Incluso con el bastón que utilizo desde hace dos semanas.

Cada paso aumenta los cuchicheos, últimamente he sido un tema interesante de conversación entre colegas.

Al menos no hablan de mí, porque soy parte de la LP del hospital.

—El director la espera. —me informa la enfermera.

El término me da dolor de cabeza, no conozco al nuevo director, pero saber que tiene el puesto que tanto desee es... raro.

Al llegar no puedo evitar que se forme un nudo en mi garganta.

No es cierto.

—Buen día, Director. —lo saludo—. Primeramente, felicitarlo por su ascenso, sin duda es usted una persona muy respetable y más que nadie merece el puesto.

—¿Lo que escucho son celos?

—Para nada, no sería ético y me ofende que piense eso de mí. —finjo indignación.

—Tengo lo que merezco, aunque no fui partícipe del ascenso, si tengo todo lo que se necesita. —lo sé—. Al igual que tú, soy uno de los mejores cirujanos y me siento orgullo y satisfecho que mi trabajo se haya valorado.

Me invita a sentarme frente a él.

—Eso significa que ambos luchamos hasta el cansancio por ese puesto... yo lo tuve por unos segundos, pero a ti simplemente te dieron por lo que yo gané. —suelto irónica.

—No es algo que te haya quitado.

—Da igual Damián, mi visión va más lejos que esto. —señalo.

—¿Qué te trae por aquí? —se recuesta en la silla.

Ya sabía que ahora él estaba en la junta, pero nunca imaginé que fuera el nuevo director.

—Vengo a presentar mi renuncia. —le entrego los dos documentos—. También tu regalo, cuando hice el trato eras un especialista, no sé si con tu cargo te tomarás las vacaciones.

—¿Qué? —se endereza empezando a leer, ignorando lo último—. Porque renuncias, si es por el atentado puedo darte más tiempo...

—Es porque ya no quiero trabajar aquí. —Lo corto sin ánimos de dar explicaciones.

—Me estás diciendo que no quieres seguir trabajando en el mejor hospital de México. —repite anonadado.

No por mucho.

—El prestigio que tiene el hospital no va a durar.

—¿Qué quieres decir? —alza una ceja.

—Se fueron Vilma Salazar, Matías Rivera, Javier Borja. —enumero, e independientemente lo mucho que los deteste, los demás también eran buenos cirujanos—. Rubén Urbina sigue desaparecido y Daniel Tobar junto al resto de la junta murió.

>>Ahora soy yo quien me voy y si tu manejo es un asco de ser el número 1, luego ni siquiera estará en el top 10.

Porque voy a encargarme de llevar a mi hospital a este primer puesto.

Por un momento trata de persuadirme al no querer soltarme, pero mi decisión es irrevocable y no le queda más que aceptar.

—Bien. —suspira—. Pasa por administración, ordenaré que te den una carta de recomendación.

—No la necesito, mi nombre por sí solo destila prestigio. —me levanto—. Solo espero que me paguen los últimos meses, incluyendo todas las horas extras, mi liquidación debe ser la que merezco, tomando en cuenta todos los factores que me rodean, porque si no los voy a demandar. —amenazo antes de partir.

Camino al consultorio en el que ya se encuentran los agentes recogiendo mis cosas.

—Hemos terminado, llevaremos sus pertenencias a la camioneta.

Asiento y cuando me dejan sola no puedo evitar que la nostalgia me invada.

—Si sigues jadeando harás que mi miembro se ponga erecto. —se burló—. Y no quiero recurrir a una paja en horas laborales.

Toda la magia se evapora al escucharlo.

—¡Cállate! —reprendí—. Sigue con tu masaje que en 25 minutos entró al quirófano. —bufa sin dejar de pasar sus manos sobre mi espalda desnuda.

Recorro mis dedos por la camilla.

Que irónico que justo ahora recuerde los mejores momentos que he tenido en el hospital, hay mucho sacrificio, pero todo ha valido la pena.

Cada momento que voy a atesorar es porque Matías se encuentra presente. Nunca pensé que llegara el momento de que nuestros caminos se separarían.

Todo por mi culpa...

No puedo ser una desgraciada y desear que ese viaje a Rusia nunca pasara, porque fue ese momento el que ha cambiado muchas cosas de mi vida, para bien o para mal, ahora hacen parte de mí.

—Me mataste a mi hijo Alessia. —susurra con dolor. —No sé quién no merece al otro, pero te aseguro que en estos momentos no quiero verte. —mi ritmo cardiaco aumenta.

—Te extraño. —murmullo.

Soy culpable de muchas cosas, pero de las que más me duelen he importan siempre esta que arruine la vida de mi amigo.

Saco mi móvil y le llamo después de demasiado tiempo...

El número que usted está marcando no existe.

—Es momento de avanzar, sin olvidar lo que me han hecho, porque se metieron con los míos y eso es lo peor que pudieron hacer. —alzo el mentón.

En silencio hago un juramento que voy a cumplir sin importar las consecuencias.

Observo todo asegurándome de que no haya dejado nada, el consultorio está limpio, sin nada que me vincule, y hasta entonces decido partir.

—Doctora, dese prisa, logramos...

—No. No saldré por la puerta chica, saldré por la entrada principal, porque la prensa no me va a amedrentar.

Me enderezo lo más que puedo, teniendo cuidado con mi herida. Le doy el bastón a Carlos, quien me mira mal, pero lo ignoro.

Camino sintiendo las miradas en mi espalda, me quito los lentes sin importar que en estos momentos no sea el mejor rostro.

Las puertas se abren y por un instante las luces me ciegan, pero a los segundos me adapto y trato de no ver a nadie en especial.

—Doctora, ¿Cómo se encuentra?

—¿Ya encontraron a los responsables?

—Hay rumores que dicen que le van a quitar su licencia por problemas mentales.

—Mi licencia está intacta y mi salud mental es la mejor. —respondo.

—¿Va a retirarse?

Las preguntas no dejan de salir, pero no respondo ninguna porque no es lo que me interesa.

—Como anteriormente lo dije, soy una de las mejores cirujanas de México, y el mundo. —inicio—. Muestra de ellos es haber participado en distintas operaciones en lo que llevo ejerciendo mi carrera.

—¿Qué nos dice de su trayectoria? ¿Ha sido fácil, estar en donde está, el talento innato heredado de su padre le ha ayudado?

Siempre lo creí, pero no se nada de Belial, aunque para mí no lo es.

—Ser hija de uno de los mejores cirujanos no es fácil, me trajo demasiados problemas que superé y no me quedo grande, pero he decidido dejar el hospital.

—¿¡La corrieron!?

Mi declaración trae otro sin fin de especulaciones que nada tienen que ver.

—El motivo por el que me marcho es por decisión propia. —aclaro—. Voy a tomarme un descanso, pero tengan algo seguro y es que mi regreso será el más esperado, porque mi carrera no ha terminado.

—¿Puede hablarnos de sus planes a futuro?

—Me temo que no, por el momento todo es confidencial...

—¿Es cierto que se va porque se encuentra en estado de gestación y es algo que le avergüenza, pero el padre no está de acuerdo en el abordo?

Me quedo de piedra y sonrío al ver de quien se trata.

Hot and Spicy.

—Mi legado será lo más deseado y vergüenza no será algo que defina mi estado.

—¡Doctora! Entonces es verdad y se encuentra embarazada. —el morbo no para.

—Repito, mi legado va a nacer en el mejor ambiente. —alzo el rostro—. Todo a su tiempo, porque no puede esperarse que alguien que viene de mí, obtenga menos.

De mí, y de...

—¿Qué nos dice del hombre con el que se ha visto en los últimos días? ¿Se trata de su pareja sentimental?

Pienso en Oleg y en como pudo conseguir que ninguna cámara captara su rostro.

—Lo mejor para la mejor.

Las ovaciones no parar y por primera vez me siento orgullosa de admitir algo que ni siquiera es real.

—No más preguntas. —se mete Marcos.

Las preguntas siguen, pero los agentes se encargan de detenerlos y hacerme el espacio para dirigirme a la camioneta.

Camino como la diosa que soy, con una sonrisa de superioridad que nadie podrá borrar.

***

—Me estás diciendo que quieres vender tu apartamento. —repite incrédulo—. Estás demente, porque lo harás, acaso ya no piensas volver

—No es tu problema, por cierto, ¿El seguro ya me dio lo de mi auto?

—Sí.

—Bien, a partir de la próxima semana empezaremos a patrocinar las campañas de los políticos, me interesa que lleguen al poder.

—¿Qué planeas que hagan?

—No lo sé, que arreglen las calles, que lleguen a las zonas más vulnerables y les construyas casas, que mejoren las escuelas, clínicas, no lo sé, tienen que ser creativos. —ruedo los ojos—. Dando siempre lo mejor y de la más alta calidad.

—Vas a quebrar. —reprimo una sonrisa.

—En estos momentos puedo permitírmelo y si con eso se logra comprar el voto del pueblo será una inversión, no una pérdida.

—Entonces los engañarás, prometerás lo que al final no cumplirás porque cuando obtengas su voto te olvidarás de ellos.

—Joder, no, las obras se harán durante las campañas, cuando se llegue al poder seguiremos dando lo que necesitan, pero ya no saldrá de mí.

—¿En algún momento pensaste ser una figura pública?

—No es algo que me interese.

Me mira estupefacto.

—¿Qué?

—Si no haces esto para robar, ¿Cuáles son tus intenciones?

—Eso no es algo que te interese. —niega—. A mi retorcida manera obtendré una corrupción que solo va a beneficiarme a mí, pero tranquilo, no pienso arruinar a alguien que no conozco y no se meta en mi camino.

Civiles.

Los días siguen pasando en los que me encargo que mi partida no altere nada.

Paso la mayor parte del tiempo encerrada junto a mis perros y planeando la estrategia política, no solo eso sino otras cosas que ya me tienen cansada.

Aparentemente, ya no hay golpes visibles, me encargué de que todo desapareciera y con la herida de bala no tengo molestias.

Ha quedado una pequeña cicatriz que en algún momento me desharé porque no quiero cargar con ella.

Mi cuerpo no está para este tipo de cosas y lo difícil es que ya llevo tres que no se han borrado en su totalidad, todas pequeñas y casi imperceptibles, pero así como me conozco si las distingo.

—¿Se puede saber de dónde has sacado el dinero para comprar el maldito edificio? —interroga Axel, sacándome de mis pensamientos.

—Un regalito.

—Si esto llega a oídos de las autoridades. —se pasa las manos por su cabello—. No lo has declarado, no estás pagando impuestos...

—Ya llevo varios años pagando, el Estado no merece mi dinero si no hace nada productivo con él. —me defiendo.

La disputa no dura porque a los segundos nos informan que ya está el primer grupo de 25 candidatos.

Entran y saludan un poco furiosos al ver a Axel, según lo que él me dijo. Logro encontrar trapos sucios que si salían a la luz su candidatura se terminaría.

Sin embargo, cuando me ven a mí, puedo percibir la confusión.

—Bienvenidos, tomen asiento. —los señalo.

Lo hacen sin dejar de inspeccionarme.

—Doctora Alessia Carvajal, he escuchado mucho de usted... ultimadamente. —observo al sujeto.

—En efecto, y no voy a alargar las cosas. —Pongo las manos sobre la mesa de cristal—. Saben por qué los convoque y si están aquí es porque ya han aceptado.

—De hecho, no. —responde una abogada—. Estamos dispuestos a escucharla, la decisión dependerá de los términos.

Ajá. Si supiera que ya todo está ejecutado.

—Nos parece bien. —interviene Axel—. La situación es la siguiente, su candidatura completa será patrocinada por la doctora, los hará llegar al poder, legislativo, ejecutivo y judicial. Cuando ya estén posicionados...

Se interrumpe a propósito y con eso es suficiente para que ellos entiendan.

—¿Cómo se supone que va a ser nuestra patrocinadora? ¿Qué más va a ganar? Porque no es conveniente que una persona que se ha visto en distintas polémicas sea parte del gobierno.

—A eso quería llegar. —me levanto y enciendo el holograma sobre la mesa.

Evito rodar los ojos ante su admiración. No es tecnología nueva, pero no me puedo esperar mucho de ellos.

>>Mi nombre en ningún momento va a vincularse con ustedes. —señalo las infraestructuras—. Les daré lo que necesitan para que ganen el voto del pueblo y es lo que tiene que importarles.

—¿Cómo se supone que será nuestra patrocinadora si no la mencionamos? —inquieren—. No podremos justificar algo como lo que usted quiere.

—Tiene razón, pero para eso ya tengo presta nombres que se encargaran del problema. —aclaro—. Serán solo una fachada, porque la del poder seré únicamente yo.

Ustedes van a ser mis títeres.

>>Debemos iniciar las campañas de inmediato, por lo tanto, es momento de que conozcan a mis primeras presta nombre.

Dicho esto, Mónica y Melany entran al salón.

—Ella es Mónica, empresaria especialista en el área bioquímica. —su antigua información ya desapareció y ahora hay un perfil diseñado a no tener errores.

La ex convicta les sonríe con arrogancia.

—Y ella es Melany Hernández, dueña de la constructora más grande de México. Ante el mundo serán ustedes los que hagan negocios con ellas. —señalo.

Les sigo explicando, sin extenderme y dar información que no necesiten.

No puedo creer que pudiera adquirir la constructora, no me salió barata, pero le debían algunos favores a Axel y eso ayudó.

No tengo que olvidar cuál fue mi idea inicial, porque si decidí comprar esa constructora es porque no quiero que la creación de mi laboratorio salga a la luz.

Ya se inició y quiero lo mejor de lo mejor, por el momento el laboratorio que estoy alquilando está sirviendo para las pruebas del antídoto... ya llevamos dos pruebas fallidas y teniendo en cuenta que no queremos contaminar se nos está haciendo difícil.

No sé de donde, pero Oleg se encargó de tener a 100 personas infectadas con EBÓSIL, en ellos son la pruebas y aunque sus probabilidades de vidas son inexistentes, tampoco puedo decir que me importen.

—Muy bien, aceptamos los términos y condiciones que nos ofrecen. —habla por todos la misma abogada.

—¿Cuándo se pondrá en marcha? —cuestionan.

—Mañana. —se ríen al no creerme capaz.

Ninguno de mis acompañantes los sigue, y es suficiente para que se recompongan.

—Un placer hacer negocios con usted. —veo claramente sus intenciones.

Axel se adelanta y extiende la mano, ellos ven la escena sorprendidos, pero no me quedo a más. Hay otros dos grupos y a ninguno haré esperar.

***

—Heroína. —las palabras son una puñalada directa en el pecho—. Es utilizada como una droga recreativa semisintética, derivada de la morfina y originada a partir de la adormidera...

Sigue dándome datos mientras yo solo puedo pensar en que mi hermana la está consumiendo.

>>Una droga altamente adictiva, al inicio sus efectos son muy placenteros. —arruga las cejas, y continua sin dejar de ver las pastillas—. Esto es lo que propicia una conducta repetitiva, y para evitar los síntomas de la abstinencia cada vez la dosis deben ser más altas.

—Te quedarás con ella. —establezco

—¿Qué?

—Desde hace unos días ya no tengo protegida a Marta y me iré más tranquila si la que es mi seguridad pasa a ella.

Bueno, me llevaré a uno. Ya luego lo elijo.

—El Superior...

—De él me encargo yo. —asiente—. No permitas que tenga contacto con sospechosos y mantenme informada de lo que necesito saber, porque tampoco es mi intención invadir su privacidad.

—Como ordene, doctora. —me alegro que no me lleve la contraria.

—No tengo idea de hace cuánto lo está consumiendo, es por eso que tienes que ganarte su confianza para lograr que te diga en qué etapa está. —cierro los ojos—. Porque me importara poco su opinión si tengo que llevarla a la fuerza a desintoxicación.

—El tratamiento no funcionará si ella no pone de su parte. —me recuerda.

Sobo mis sienes ante la nueva preocupación y la responsabilidad de la que me haré cargo.

—No nos adelantemos, por el momento has lo que te he dicho.

Seguimos poniéndonos de acuerdo mientras llamo a William para informarle que ya no voy a necesitar de sus servicios.

***

Pasa otra semana y con tanto que tengo que hacer, ni siquiera tengo tiempo de hablar con la Bestia.

La diferencia de horario es otro problema, porque cuando tengo tiempo supongo que él descansa y si no, pues sé que se enojaría si lo molesto a altas horas cuando se encuentra trabajando.

Creo que el tiempo separados nos está sirviendo como una terapia para aclarar cualquier tipo de dudas, las mías se ven reflejadas en querer partir de inmediato.

—¿Estás segura de esto? —inquiere Melany.

—¿Hay algún problema con la decisión señorita? —se cruza de brazos.

—No. —respondo—. Usted se quedará en la casa y cuidará las armas, si necesita a más personas, puede elegirlas y por el pago o lo que necesite se lo dirá a Melany.

—¿Y yo? —se queja Mónica.

—Solo tendré contacto con uno, y es ella.

—¿Puedo preguntar cuál es el motivo de su ausencia? —miro al sujeto.

Desde que me descubrió con las armas y lo tengo de mi lado lo estoy vigilando.

No le he pedido la ayuda a Axel, porque no quiero que sepa mucho de esta parte de mis planes, suficiente con lo demás.

De esto hablaré con Oleg, él me dará la información que necesito más rápido, pero por el momento no me ha hecho desconfiar... en su totalidad.

Porque no confío ni siquiera en mí, debido a las veces que me pierdo.

—Tomaré unas vacaciones. —le resto importancia—. Al volver tengo muchos planes pendientes así que las voy a aprovechar.

—Que lo disfrute. —es su corta respuesta.

—Alessia, estamos a un paso de conseguirlo... hemos seguido todo lo que has dicho y no me quedan dudas de que esta es la correcta. —informa—, ¿No quieres esperar?

—Si te dejo de encargada incluso para algo tan importante como lo es EBÓSIL, es por algo Melany.

—Bien.

Así me paso el resto del día, al volver al apartamento termino de guardar las cosas.

Mis perros están un poco inquietos y es por eso que Carlos y Marcos se encargan de pasear con ellos.

Duermo pocas horas y cuando decido hablar con Oleg, me informan que no se encuentra.

No pienses de más, Alessia.

—Lista. —inquiere Yuri al entrar.

—Sí. —señalo mis maletas para que me ayude.

—¿Vas a mudarte? Wow nunca me imagine que querías quedarte en Rusia.

—Las que llevo son las dos azules, las demás son para una donación. —me encojo de hombros.

No hace más preguntas mientras nos dirigimos al cuartel, porque al parecer nos iremos con más agentes, y saldremos desde la pista privada, pero vamos a aterrizar en un aeropuerto ya en Rusia

—¿Ya no es necesario el bastón?

—No lo utilizo desde hace una semana, mi recuperación ha sido excelente y ya estoy como nueva.

—Ok. —abordamos el jet.

Bien Oleg Bogdánov, prepárate porque tu Reina está a 32 horas de vuelo.

***

¡Ya llegamos a las 100k de lecturas!

Muchas gracias♥

El próximo capítulo viene fuerte, no olviden de estar pendiente de todos los spoilers que les doy. Les dejaré uno porque han comentado mucho ♥.

¡Spoiler!

Su mirada se queda en la mía, tensa la mandíbula y cuando quiere alejarse de mi agarre le meto las uñas sin importar estarlo lastimando.

—Fuera de aquí Alessia. —mis ojos se llenan de lagrimas cargadas furia e impotencia.

Continue Reading

You'll Also Like

871 195 52
Samantha Frazzetto, Una mujer hermosa que todo hombre anhelaría; Ella ve mas alla de la superficie, muy inteligente con otras cualidades que te haría...
1.4K 257 31
él sin duda era un muy terrible omega, tan diferente al resto, tan odioso contra los Alfas, fuerte y desconfiado como nadie más. mas bien dicho; como...
225K 15.1K 31
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
2.6K 312 22
Amara una chica de 21 años, queriendo huir de la vida que le a tocado vivir como la hija de uno de los carteles mas poderosos de México. Damián un jo...