Ambición.

By nickrespin

180K 16K 6K

La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 40

1K 111 22
By nickrespin

Adele - Easy on me. One hour.

Al llegar al apartamento, unos ladridos me hacen sonreír, Bolas y Pelos vienen corriendo a mi encuentro.

—Pero miren qué cositas tan bonitas. —me agacho para acariciarlos. —Que grandes están mis amores. —sonrío al verlos tan inquietos y felices.

El recuerdo de Scott viene a mi mente. Siempre se emocionaba cada vez que llegaba.

—Es hora de su comida y...

Veo mal a Tyler.

—Son mis perros. —lo interrumpo. —Es obvio que sé cuándo les toca comer.

Se queda en silencio y posterior se va para el cuarto.

Los otros tres agentes van a la habitación continua, ya saben que cuando les avise saldremos, antes no.

Voy a la cocina y preparo la comida de mis perros, bajo su atenta mirada. Corto en trozos la carne y la coloco en los nuevos platos que les mande hacer, cada uno con su nombre añadido.

Lo mejor para los mejores. Sonrío.

Cuando ya está listo los pongo en el suelo, ellos la ven y luego me ven a mí.

—Bolas. —lo llamo, él me sigue y lo dejo en la entrada del apartamento.

Cuando regreso a la cocina, Pelos sigue en el mismo lugar.

—Pelos. —hago lo mismo con la diferencia de que lo dejo en la sala.

Regreso a la cocina y me sirvo un vaso con jugo de naranja. Cuando creo que es tiempo, hago lo que he estado mejorando.

—¡Ahora! —exclamo.

De sus puntos vienen corriendo, sin dejar de correr, ven mis ojos, hago un asentimiento permitiendo que coman. Llegan a los platos y cada uno, come del suyo.

Espero que terminen y cuando lo han hecho, levanto sus platos, los dejo en la cocina y me apresuro a ir a tomar una ducha.

Mi móvil suena y cuando lo reviso la sangre abandona mi rostro.

Ahora que ya sabe de nosotros, nos será más fácil comunicarnos con usted, recuerde que se le dijo que la próxima vez que nos viéramos sería cuando usted trabajara para nosotros. Feliz tarde doctora.

Rojo Sangre.

¡No me chinguen!

Llevo la mano a mi boca, a mi mente viene el recuerdo del asiático con el que baile el día que perdí el control frente a Oleg.

—Nos ha estado ignorado Doctora. —Lo veo incrédula. —Sé intentó comunicar con usted por las buenas, pero viendo las circunstancias. —Me intento soltar, pero me lo impide. —Tendrá que ser a las malas.

—Le pido de la manera más amable que se aleje. —No me da buena espina y si antes me sentía incómoda, ahora no sé cómo describir el disgusto de tenerlo cerca.

Empiezo a caminar mientras no dejo de traer la escena a mis pensamientos. Calma, Alessia.

—Váyase. —ordeno.

Me niego a mostrar miedo, aunque el corazón esté que se sale de mi pecho.

—Respuesta incorrecta Doctora. —Muerde el lóbulo de mi oreja. —La próxima vez que nos veamos será cuando usted haya aceptado. —Sin más se retira dejándome en medio de la pista de baile, con personas que ignoran la situación.

Las sienes me palpitan y ni siquiera toco cuando ya he abierto la puerta del escolta.

¡No van a joderme! No se los permitiré.

—¿Desea algo? —inquiere Tyler fastidiado por mi indiscreción.

Es mi apartamento, pero este es su espacio. Lo sé.

Por unos segundos, su mirada se pierde en mis piernas y es allí que me percato de que ando en toalla, ignorando el hecho, le doy mi móvil.

Maldice al ver el mensaje, pero no me quedo a más.

—Doctora, le recomiendo de que hoy se quede en su apartamento.

—Eso es lo que ellos quieren, que me encierre, quieren amedrentarme, pero no lo conseguirán. —suelto sin detenerme. —Ahora más que nunca se les demostrará que conmigo no se juega.

Si confiara en la seguridad de mi país hace mucho hubiera denunciado, pero es una mierda. Todo esto es una completa mierda.

Vuelvo a mi habitación dispuesta a cambiarme.

Tardo lo menos posible y me pongo un pantalón blanco, una blusa del mismo color y sobre ella un blazer vino. Elijo unos zapatos de tacón a juego y paso mis cosas a otro bolso.

Necesito acabar con esta maldita incertidumbre.

Rojo sangre no puede estar mandando amenazas y advertencias cuando se le dé la gana. Esto no lo puede parar ni OFR, que se supone es su obligación, pero yo sí.

No tengo idea que haré, pero voy a detenerlos. Porque están dementes si creen que voy a permitir que me tengan en la palma de su mano.

¡Ilusos!

Cuando estoy llegando a la sala las luces se apagan, me detengo de golpe mientras la luz queda intermitente. Mi respiración se agita.

¿¡Y ahora que!?

Solo faltan dos segundos más para que Carlos y julio entren con armas en mano, ingresan al apartamento revisando cada rincón, por otro lado, Marcos se acerca a mí.

—No se mueva. —pide luego de ver que estoy bien.

Se va al cuarto en donde Tyler se encuentra intentando comunicarse, con no sé quién.

Todos se pierden de mi radar mientras el martilleo de mi corazón aumenta.

¡No van a joderme!

¡No van a joderme!

¡No voy a permitir que vuelvan a joderme!

Agudizo mis sentidos y a los segundos escucho ruidos, son casi imperceptibles, pero los escucho en la puerta.

¡A otra con sus mierdas!

Me ordeno que el temblor en mis manos se vaya para hacer las cosas bien.

De entre mi bolso saco el arma glok que me dio Tyler, no sé ni como se quita el seguro ni porque alzo la mano en dirección a la puerta, pero lo hago.

No le des el poder a nadie de infundir miedo, Alessia.

En estos momentos me maldigo por haber guardado el arma que inyecta el veneno, al menos esa es menos pesada. Esta es suficiente para destruirlos. Trato de convencerme.

Las luces vuelven, justo en el momento que la puerta es abierta.

¡Joder!, esto es peor de lo que me imagine, creo que estoy en serios problemas.

La persona en el umbral es Oleg Bogdánov, su rostro es serio y no se inmuta por lo que tengo en mis manos, su mirada oscura y siniestra no abandona la mía. Relamo mis labios.

Entra en el momento que los agentes salen del cuarto.

—Superior, por órdenes directas del Gobernador, tiene prohibido el acceso al apartamento de la Dra. Carvajal. —ignora las palabras de Julio.

Acorta los pasos que hay entre nosotros, su aroma golpea mi rostro mandando corrientes en donde no debería.

No deja de mirarme con recelo y quisiera molestarme por ello, pero no puedo al saber que su desconfianza es justificada.

Sus pupilas se dilatan mientras hace puños sus manos como si se estuviera conteniendo.

Control y autocontrol Alessia, no lo olvides.

El arma queda contra su pecho, mientras nuestras miradas no se separan, sus ojos azules me hipnotizan cuando me pierdo en su profundidad.

No sé que coño es lo que me atrae de Oleg, no estoy segura si es su belleza, su inteligencia, o simplemente el deseo que no muere ni aunque lo intente.

Él es todo lo que...

¿¡Qué mierdas!?

—¡Oye! —me quejo.

En menos de tres segundo golpea mi muñeca, me quita el arma y la descarga. Me voltea y mi espalda queda sobre su pecho.

¡Ardo señores! ¡Estoy ardiendo! ¡Su tacto me quema!, la cercanía es un maldito infierno.

—Superior, le pido que se retire. —pide Marcos tenso.

Le ordeno a mi respiración mantenerse estable cuando la bestia lleva el arma descargada a mi sien.

—Bestia desgraciada. Pagarás por esto Oleg. —susurro solo para él.

Su brazo bajo mis tetas se aprieta a un más ante mis palabras. Únicamente nuestra ropa sirve como separación y el pensamiento de eso no es bueno.

No Oleg, no compliques las cosas.

Me remuevo al sofocarme, su maldita fragancia lucha con nublar mi cordura, trato de zafarme, pero me quedo quieta al sentirlo.

¡Demonios! ¡Que rico!

Piensa cosas feas, piensa en su odio, él te detesta Alessia, el deseo ya no es mutuo y... pero eso no detiene lo que siento.

Una erección ya notable golpea mi espalda baja, trago grueso...

—La tecnología es básica, solo necesité 10 minutos para lograr entrar al sistema nacional de México y manipular lo que quisiese. —dice Caleb entrando con una laptop bajo su brazo. —Para ser una persona importante la seguridad no es buena, lo siento colegas, pero en otro contexto Alessia fuera la finada.

Nadie dice nada.

El cuerpo tenso de Oleg me demuestra su estado de ánimo y sinceramente no sé por qué me imaginé que esto sería diferente.

Me vuelvo a mover ahora queriendo sentir más su...

Oleg me suelta y me empuja, sigue caminando por el apartamento ignorando las advertencias de los agentes. Suspiro cansada.

En tan poco tiempo han pasado muchas cosas y una vez más la bestia me está demostrando su postura.

—¿Este es el momento en que me buscas para hablar? Porque desde ya te digo que no es un buen comienzo —me cruzo de brazos molesta mientras lo sigo.

Se voltea y su mirada retadora me dice que hablar es lo menos que quiere hacer.

Ya le di tiempo para que se controlara, así que ahora no permitiré este tipo de comportamientos.

>> Por lo que puedo notar, hablar es lo menos que quieres hacer, así que de la manera más amable te pido que, ¡Salgas de inmediato de mi casa! —lo sigo, sigue ignorándome, pero no me detengo.

Estoy rogando para que no quiera hablar, porque verlo me recuerda mis errores, sé que tengo que aceptarlos, pero no me siento lista.

No soporto procesar la idea de ya no habrá más encuentros, veo su culo marcado y mi lívido aumenta.

La bestia se detiene al igual que mis pensamientos, visualiza los platos de mis perros y... Bolas y Pelos salen corriendo al encuentro de Oleg, mi boca se abre ante la acción.

Nunca han sido así de efusivos con los extraños y que lo sean con él, me enoja.

—Es el malo, no tienen por qué acercarse él. —lo señalo indignada.

Caleb se encargó de mantener a los agentes en la sala, por lo que es la primera vez desde que me dejo en la cabaña que estoy a solas con Oleg.

Me alarmo cuando de su camuflado saca dos correas.

>>Oye, ¿Qué crees que estás haciendo? —me ignora. —Deja a mis perros en paz, maldita bestia.

Cuando termino la oración se voltea, su rostro muestra enojo rezagado.

—Nunca han sido tuyos. —su voz...

Mierda, él no ayuda en mi plan de poder contenerme, sin embargo, dejo de pensar estupideces cuando las cosas salen de control.

Termina de poner las correas, y empieza a caminar, ya no dice nada e ignora todos mis reclamos y maldiciones.

>>Deberías de tomar un descanso, el exceso de trabajo te está haciendo más loca.

Loca su abuela.

—¿Y me dices esto por? —me adelanto para meterme en su camino y encararlo.

—Tus actitudes lo dicen todo. —se encoge de hombros. —Si vamos a hablar, pero no ahora. Créeme que soy el más interesado en esto. —me enderezo al entender.

—No es necesario que me lo restriegues, soy consiente de lo que hice.

—No se me apetece seguir discutiendo las tonterías que estás hablando.

—No te hagas el desentendido, ambos sabemos por qué quieres hablar conmigo. —se tensa mientras analiza mi rostro.

Son solo segundos, pero su mirada de Yo sé lo que tú no, me irrita.

—Estás loca, completamente loca. —muerdo mi labio, pero no quiero evitar la explosión. —No sabes nada Alessia.

—¡Entonces dímelo!

—No es el momento.

—¿¡Y cuando lo será!? —me altero.

—Cuando estemos solos, sentados y en un lugar tranquilo. —niego.

—Oleg...

—Pero no hay tiempo para ese ambiente, así que en unas horas nos vamos a reunir. —alzo el mentón. —Ya es hora de aclarar las cosas.

Mando eso que no deseo al final de mis pensamientos. No es momento para darle protagonismo a eso. Respiro profundo, queriendo ahuyentar el mal sabor que yo misma provoco, pero es imposible.

—El loco eres tú si crees que me someteré a lo que quieres.

—No quiero someterte a nada. —su molestia me confunde. —Te conviene, así que cuando te llame nos reuniremos, deja de pensar de más y anticipar las cosas porque no sabes nada, ¿Entendiste? Date un descanso, loca.

—Ya no abra otra oportunidad, Oleg. —aclaro lo que acabo de decidir por mi propio bien.

—Espera mi llamada y deja de comportarte como una maldita Sumasshedshiy. —me ignora.

Muerdo la punta de mi lengua cuando pasa de mí.

Lo primero es lo primero.

Sale de la cocina y se dirige a la puerta conmigo a su espalda pisándole los talones.

Él no puede venir a mi casa a decir lo que está mal conmigo.

—No puedes entrar así a mi casa. —la vista de todos se posa en nosotros. —Menos puedes venir a llevarte a mis perros, puedo demandarte por robo y violación de propiedad, ¿Lo sabías, verdad? Tengo un buen abogado que no le costara...

Se da la vuelta y juro que quiere reclamarme algo, pero al final opta por callar mientras sus azules taladran mis cafés.

Quiero acortar los pocos pasos que nos separan y enrollar mis piernas en su cintura mientras me apodero de sus labios, pero no lo hago.

Control, Alessia.

Siento el calor invadir mi rostro al imaginar su lengua sobre mis labios o torturando mi centro, sus dientes subiendo para apoderarse de mis labios mientras un beso desenlaza esta absurda tensión.

Mis manos dirigiéndose a su cabello rubio, enredándose en los mechones, queriendo traerlo más a mí.

Su silencio y su expresión de hostilidad y lascivia me confirma que no soy la única ansiando al otro.

Todo esto me está torturando y confundiendo, por un momento pienso que me detesta, pero en otros, como este, es como si el deseo solo hubiera crecido.

¿Será que nunca ha dejado de desearme? ¿Podría solo tratarse de otra cosa y no de lo que he estado pensando? ¿Qué otra cosa querría hablar conmigo?

Todo es muy confuso, su visita solo empeoro las cosas y...

—Alessia, los perros son de Oleg. —parpadeo, pero niego ante las palabras de Caleb. —No pueden criarse contigo, ellos necesitan un entrenamiento diferente. Son canes que servirán a la organización...

No lo acepto.

—Son míos desde que los salve del incendio. —calla. —Y no voy a permitir que los vuelvan agresivos. —soy clara.

La bestia parece que sale de la burbuja que habíamos creado y ahora está furioso.

Lo siento, sus extremidades tensas y su mandíbula apretada lo confirma.

—¿Vas a pelear por la custodia? —me enderezo.

No lo dijo.

Me repito tratando de encontrar el sentido a sus palabras.

Son míos y no quiero que se los llevé, no si lo está haciendo por rencor al verme con Axel.

>>Los canes son míos fin del tema. —se da la vuelta.

—No son tuyos, si no me los dejarás, ¡serán nuestros!

—¡Loca!

Sigue de largo y la rabia me domina.

—Esto no se quedará así. —grito. —¡Bolas y pelos volverán a mí! —estoy segura de que no me escucho. —¡Y olvídate de hablar bestia, porque perdiste tu oportunidad! Ignorante de mierda. —repito.

El lugar se queda en silencio hasta que la carcajada de Caleb inunda el lugar.

Lo veo furiosa por estarse burlando de algo demasiado importante.

—¿Bolas? ¿Pelos? No inventes, ellos son Daemon y Bruno. —niego. —Espero que no te hayas encariñado. —muerdo mi labio.

Sonríe como si hubiera descubierto algo, sin embargo, se despide y sale del lugar.

Estoy molesta, pero de nada me sirve quejarme ahora.

Tengo que saber como tenerlos de vuelta, pero por el momento aunque quiera hacer algo por ellos, no puedo.

Vaya mierda.

Una vez más la bestia me está demostrando su postura. Porque nada le costaba dejármelos a mí, no es un capricho que deseo que me cumpla, simplemente nada le costaba que los perros siguieran conmigo.

¡No le costaba nada! Y aun así, vino a mi apartamento solo para llevárselos.

¡Desgraciado! Pagarás por esto Bogdánov.

—Doctora, el mensaje ha sido enviado de una línea fantasma. —informa Tyler aumentando mi mal humor. —En unos minutos le enviaré algunos datos al agente Caleb, quien se encargará de rastrear alguna otra fuente. —asiento mientras lo dejo ir de nuevo al cuarto.

Me siento en el sillón esperándolo para irnos.

Que lo sepa Caleb es igual a que lo sepa Oleg y por primera vez quiero que se entere.

Nunca me había gustado que supieran de amenazas u cosas demasiado personales, menos me gustaba que lo supiera Oleg, por ello tuvimos algunas discusiones que no pasaban a más.

Pero ahora las cosas han cambiado porque quiero que lo sepa, no sé el motivo, simplemente quiero que sepa, que me siguen buscando, que sigo estando amenazada y sobre todo que necesito nuestra comunicación.

Lástima que de querer no va a pasar.

Porque, aunque quiera y desee muchas cosas, soy consciente de que no podrán ser, y ya va siendo hora de que lo acepte y no solo lo piense.

Oleg se dará cuenta de que aunque parezca que necesite su ayuda puedo... puedo hacerlo sola.

***

Cuando Tyler termina, salgo del apartamento con los agentes a mi espalda.

—Al banco. —ordeno al subir a la camioneta.

Se ponen en marcha y minutos después llegamos al lugar.

Cuando terminan el protocolo me dejan salir y en la entrada detienen a los agentes por las armas. Indico que estaré bien y se quedan afuera. Llego a recepción y al informar el trámite que vengo hacer me dicen donde tengo que ir. Pasan algunos minutos para que me llamen.

—Alessia Carvajal. —camino a la oficina. —Tiene los documentos que se lo solicitaron en su anterior visita. —asiento.

Hace unos días cuando vine y me informé, me dijeron que documentos tenía que traer, ese fue uno de los motivos por el cual el Centro Médico estará pidiendo un porcentaje. Estoy empleada, y aunque no he trabajado directamente en el hospital desde que fui a Colombia, solo he dejado de trabajar el mes después de la prueba.

Estoy segura de que no me lo negaran si saben que estoy recibiendo ingresos buenos y constantes, aparte de ser socia con la farmacéutica.

>>Llene este formulario. —me dan un folleto que leo minuciosamente.

Voy llenando los espacios indicados y respiro antes de poner la cifra que quiero. Pongo todos los medios de contacto posible y me divago unos minutos al pensar en quien poner. No quiero involucrar a mis amigos, por lo que no dudo en poner el contacto de Iryna y Vilma.

Entrego los documentos y el gerente los revisa, en alguna parte abre exageradamente los ojos.

—Veinte millones de pesos. —bufa. —Su solicitud se enviará a la junta, no puedo tomar esta decisión solo. Tiene que tener claro que al incumplir alguna cuota puede tener grabes consecuencias legales.

—Sé lo que estoy firmando. —me molesto. —Si no hay nada más paso a retirarme. —me levanto y él hace lo mismo.

—Estaremos en contacto, señorita Carvajal. —finjo una sonrisa.

Salgo del lugar y a los momentos veo la camioneta que se posa en la calle. Julio se apresura a abrirme la puerta, me subo y les ordeno ir al cuartel.

Me duelen la planta de los pies, ni siquiera en el tiempo de reposo lo estuve en su totalidad.

Los pies me están doliendo y si sigo con este ritmo terminaré con los pies hinchados. Mi móvil suena y ruedo los ojos al ver el remitente, de nada sirve que los siga ignorando.

—¿Qué quieres Javier? —silencio.

—¿Qué, que quiero? —chilla. —Alessia, tengo casi una semana de intentar hablar contigo y aún tienes el descaro de hacer esa pregunta. Por dios mujer, estoy muy preocupado.

Sigue hablando y cada vez me cansa más.

>> Salazar renunció, y ayer le habló a Matías para que se pusieran de acuerdo sobre las nuevas políticas del Centro Médico. —suspira. —¿Qué está pasando, Alessia? ¿Qué no me estás diciendo?

Muchas cosas no le estoy diciendo y así seguirán por su bien.

No quiero ponerlo en peligro, él tiene a Santiago y no podría perdonarme que algo le pasara por mi culpa.

Si me estoy alejando es porque no quiero que los vinculen conmigo, suficiente tengo con cargar con la muerte de mi hermano para cargar con otras que me importen.

Cargo con muchas más, pero esas no me interesan.

Estoy en el ojo de Rojo Sangre, ellos ya saben mi vinculación con OFR, desde el momento en que los agentes salieron detrás de mí el día que se expuso el video de mi violación.

No sé qué papel juega Rubén en esto, pero no se lo puedo decir a nadie porque lo investigarían y sabrían que él fue el primero en entrar en mí.

Rubén no merece una muerte tan fácil como la de mi psicólogo.

—Te llamo luego. —cuelgo sin dejarlo responder.

—Doctora, tiene un mensaje de William. —informa Julio.

Sobo mis sienes, sin duda Marta y Carla no me están poniendo las cosas fáciles.

De Marta sé poco la verdad, solo me encargo de su seguridad, quien ve por su salud es mi hermana.

Ella si me está dando dolores de cabeza, siempre he dicho que jamás volveré a juzgarla, pero que esté vendiendo droga en Carvajal Burdel no me agrada.

—Dime.

—Carvajal Burdel, hace dos días fue visitado por un hombre que días anteriores se le vio demasiado cerca de la señorita Zuleyma. —lo miro incrédula.

Este es uno de los momentos que dudo de su inteligencia.

—No entiendo por qué se alarman. —me enojo. —Lo último que supe de Zule es que trabaja en el Burdel, que un hombre que ha estado cerca de ella visite el Burdel puede significar que es su famoso novio ¿No?

Julio ve Tyler y la mirada que le da no me agrada.

—Tengo prohibido decir más. —arrugo las cejas.

—¿Se puede saber quien te prohíbe? No me gusta que me oculten las cosas Julio.

—El Superior supremo ha estado investigando muchas cosas. —responde Tyler y desde la mención de la bestia sé que esto no va a agradarme.

>> Descubrió que el novio de la señorita Zuleyma es un hombre perteneciente a Rojo Sangre. —hago puños. —Él se acerco para obtener información de usted, se revisaron cámaras de seguridad y en dos ocasiones entro a su apartamento, en la segundo logro entrar a su habitación y fue él quien destrozo su sala.

Cierro los ojos recordando lo estérica que se encontraba Zule cuando encontró de esa forma, ignore ese hecho y ahora creo que he puesto en peligro a mi hermana al mandar a ese hombre a su negocio.

Todo lo que no quería.

—¿Zule sigue con el perteneciente de Rojo Sangre? —inquiero.

Tarda unos segundos en responder.

—No.

—¿Algo más?

—Es todo doctora.

Sé que miente, pero no lo voy a presionar, si quiero que me diga ciertas cosas que hace la bestia, no lo tengo porque presionar.

—Contáctate con William y dile que doble la seguridad en el Burdel, nadie entra y nadie sale sin que yo lo sepa. Además, necesito saber el nombre de los distribuidores de las drogas y como mierdas, mi hermana se está prestando para esto.

—Como ordene, doctora.

Hago unas vueltas más terminando algunos pendientes, al finalizar aparcamos en mi edificio, pero ver el auto de Javier no me agrada.

Hace dos horas hablé con él y no quiero más dramas, sabe que estoy bien, así que no lo quiero ver. Sin embargo, sé que su presencia significa problemas.

No estoy para lidiar con más.

Cierro los ojos tomando con demasiada fuerza el volante.

La odio con las mismas ganas que la deseo.

El mes de recuperación le sentó de maravilla, se ve aún más bella y odio que todos mis pendientes que la involucran me impidan confesar lo que desde hace un mes guardo.

Todo se ha acumulado y necesito asegurarme de que nada va a sucederle, para sentarme a dialogar, así como van las cosas no creo que se pueda, se lo dije así que en unas horas pienso reunirme con ella para acabar de una buena vez con esto.

La maldita tensión de tener tanto tiempo de no verla a pasado factura porque estuve a segundos de empotrarla como tanto le gusta.

—Tenemos problemas. —informa Caleb al sentarse en la parte de atrás de mi auto

—Antes necesito que te comuniques con el grupo que lleva el caso de Rojo Sangre, necesito estar informado de cada movimiento

Empiezo a conducir alejándome del apartamento. Los perros van a mi lado con su cabeza de fuera. La estupidez de compartir a los perros confirmo lo que ya sabía.

Ella los quiere, y si no fuera por lo que en estos momentos representan los perros, no me importaría aceptar su estupidez de que fueran nuestros. No lo había considerado de esa manera, pero que no los haya reclamado antes, significa que de igual manera, así lo pensaba.

—Si, de eso es lo que quiero hablar. —suena inseguro. —Me acaba de contactar el agente Tyler, al parecer Alessia minutos antes de que nosotros llegáramos había recibido una amenaza de parte de Rojo Sangre.

Me tenso y todo empieza a tener sentido, fue por eso que la loca tenía un arma con la que me apunto al abrir, está claro que actuó por instinto y por lo mismo los entrenamientos deben iniciar.

No puedo ni quiero tenerla en una caja de cristal, es por ello que mande a traer a Yuri, es uno de los mejores agentes.

Todo lo que él sabe se lo enseñe yo, por lo mismo Alessia manejara mis técnicas. Carsten también decidió que su hijo la entrene, pero con otras intenciones. Es por ello que no abra problema.

Yuri está de mi lado.

—¿Qué clase de amenaza?

—Da a entender que Rojo Sangre está dentro de OFR. Supongo que hay infiltrados y que ella se haya expuesto en la ceremonia significa que los infiltrados ya la reconocieron y saben de sus planes.

Saben que ella creará un antídoto.

Si antes la querían, con esto ahora más.

—Encárgate de todo lo que ella necesite y mantenme informado.

—No era necesario la orden. —aumento la velocidad. —al igual que a ti y muchos Vyshe, la doctora me importa.

No digo nada y él entiende lo que mi silencio significa.

Durante las próximas horas me mantengo ocupado.

Tanto con EBÓSIL como las demás misiones que están a mi cargo.

***

—Superior, Christian, el narcotraficante que capturó solicita verlo, al parecer va a hablar. —informa Sebastián.

—Llévalo al cuarto de interrogatorios, que todas las cámaras estén apagadas. —ordeno.

El agente se retira y antes de llegar a mi oficina observo a Martina, mi secretaria, hablando muy acalorada con Rustam.

—¡Ya le dije que no está!

—¿Quién no está? —inquiero molesto.

Martina se sobresalta mientras mi amigo me encara.

—Ella es una mal secretaria. —la señala y la agente se indigna. —No me dejo entrar a tu oficina y...

—Sabes muy bien que si no estoy nadie tiene permitido el acceso de ingresar. —sigo de largo.

Le dice algo en nuestro idioma y ella se sonroja mientras él me sigue.

—Ya tengo los documentos de la adolescente. —me los entrega. —ahora ella es Montserrat Bogdánov.

La ira se apodera de mí, al escucharlo. Leo la partida de nacimiento confirmando lo que dice y más mierda que me lleva al límite.

—¿¡Por que diablos aparezco como el padre de la niñata suicida!? —se ríe.

—Porque ella así lo quiso...

—¿Sigues órdenes de suicidas?

—Fue gracioso su argumento y...

—Y nada Rustam, ella no es mi hija y ni para sacarla del país lo será.

—Relájate, no se quedará con tu fortuna...

—Arreglas los malditos documentos, porque mi apellido no lo tendrá una suicida. —establezco. —Ahora retírate y deja de babear sobre Martina.

Enciendo mi MacBook para continuar, Rustam sonríe, pero sé que significa esa sonrisa y no va a gustarme.

—No es mi tipo, lo mío son las pelinegras indestructibles. —comprobado.

—No tienes oportunidad con Alessia.

—Te escucho demasiado seguro, ¿Algo que no me hayas dicho? Porque en menos de una semana Min estará con nosotros y...

—No es tu problema. —lo corto.

—Eres mi amigo, así que si es mi problema. —siento el calor en mi rostro ante el enojo. —así que cambio la pregunta, ¿Qué harás? La llegada de Min está cerca y con eso sabes que el caso EBÓSIL finaliza.

—¡Cállate!

—No he terminado...

—¡No te he preguntado! —me levanto dispuesto a todo.

—Young Min regresa y su regreso implica cambios. —me acerco a él. —¿Qué harás? Ya se lo dijiste a Alessia, porque no es lo mismo ser amantes cuando una parte no está presente y lo sabes.

Lo tomo del cuello del uniforme, no se inmuta, su mirada retadora persiste.

—Lo que haga o deje de hacer es mi problema y te prohíbo que te metas. —mi respiración se agita.

Ya he pensado en sus palabras y la decisión desde hace mucho está tomada, pero que se crea con el derecho de inmiscuirse, me enoja

—Tengo una teoría que incluye un corazón roto.

—No me importa. —establezco.

—Pienso lo contrario. —lo suelto y empujo. La fuerza que ejerzo lo hace dar dos pasos atrás.

—¡Retírate!

—Como ordene Superior. —se burla.

Sin perderlo de vista lo observo retirarse, le dice algo a la secretaria que la hace maldecir y desear no volverse a cruzar con él.

Mal por ella porque es imposible.

Mal por él si no cumple mis órdenes y sigue metiéndose en donde no debe.

Mal por todos si se meten en mi camino, por qué estoy tan hostigado que todo me irrita y no me importara hacerlos pagar mi ira.

Sobo mis sienes.

La migraña nunca se va y con tantas cosas ni tiempo de descansar tengo.

Reviso el informe de la droga en el burdel y posterior me encamino al lugar que se encuentra Christian.

—Creí que nunca vendrías. —se queja Iván.

Lo ignoro mientras observo al sujeto.

—Puedo pagar millones por una mejor cama. —rueda los ojos. —pero no es por eso que solicite verte.

—No tenemos nada de que hablar.

—Yo no estaría tan seguro, Oleg, porque aún no se me olvida que hace dos malditos años me arrebataste a mi mujer con mi hijo en su vientre.

Sus músculos se tensan cuando me acerco él, intenta atacarme, pero las esposas lo detienen.

—Eso es pasado, rápido lo olvidaste y si estás aquí es por tus negocios sucios, no por la mujer que maltratabas.

—¡Hijo de puta! Tú no sabes nada...

—¿Qué demonios quieres? —me estreso.

—Oleg, en estos momentos Alessia está teniendo una discusión con sus amigos... por lo que veo las cosas no van bien.

Informa Caleb por el intercomunicador

Lo que me faltaba.

No le respondo porque antes necesito terminar de hablar con Christian.

—Si me encontraste es porque mi socio me delato. —no muestro desconcierto.

Pero no tiene sentido, acabamos con ellos por la información de Ryan, Adrián y Rebeca brindaron al ser los infiltrados.

—¿A que viene esto?

—Si me dices que hiciste con mi mujer, te diré los planes de Rojo Sangre.

Así que ellos eran socios, no tiene sentido.

—Murió dando a luz. —suelto, veo su incredulidad que rápido pasa a dolor.

—¡Mientes!

—No lo hago, ella había sufrido golpes y su parto se complicó.

—No es cierto! —grita. —¿Qué paso con mi hijo...?

—¿Cuáles son los planes de Rojo Sangre? —cambio de tema.

Sus problemas no me interesan, sino la implicación de los otros. Su rostro se torna rojo cuando le niego respuestas.

Por una hora más grita y pide ver a su mujer, pero no lo saco de su ignorancia.

Caleb cada cierto tiempo se comunica conmigo, pero no respondo.

Las cosas no pintan bien, los gritos, lágrimas, confesiones e incredulidad no han faltado. —me tenso. —Algo a pasado y la doctora en estos momentos no está bien. Pero por lo que vi, si está decidida en lo que sea que haya pasado, estás advertido por cualquier cosa que pueda suceder.

Ya tendría que haber hablado con la loca, no puedo esperar más. Todo se está complicando, no quiero más amenazas, peleas ni nada más que joda las cosas.

Estoy desesperado, observo mi reloj y si Christian no habla no me importará descargar mi arma en su cráneo

—¡Responde de una puta vez!

—¡No me grites! —grita. —Rojo Sangre contacto a una tal Carla Carvajal para traficar droga en su burdel, yo le facilite la droga

—¿Por qué ella? —sé lo que eso significa, pero necesito su confirmación.

—Dijeron algo sobre manipulación y hacer caer a la Reina.

Alessia.

—¿Qué más? —inquiero aún más interesado.

Me sigue informando y cada cosa es peor que lo anterior, Rojo Sangre sabe casi todo de Alessia y tiene planeado atarla de todos lados.

A ella y a muchos que la rodean, ya muchos planes están en marcha, solo hace falta que llegue el momento de soltar cada bomba.

La loca debe prepararse, porque lo que se viene no será fácil.

Me encargaré de brindarle todas las herramientas que necesite, por qué a la loca nadie la joderá.

—Tienes conocimiento de quien es el líder de Rojo Sangre. —asiente.

—Y eso será lo que me mantendrá con vida y me asegures que mi hijo está bien.

—Fue una niña. —aclaro. Sus ojos se llenan de lágrimas.

—Me mintió, ella dijo que sería un varón.

—Quiso protegerlo. —no doy más explicación.

Necesito salir de inmediato. Estar aquí ahora, con todo lo que sé me tiene inquieto. Hay muchas cosas que se tienen que hacer.

—Bien. —suspira. —El líder de Rojo Sangre es...

Me tenso, me quedo en silencio mientras el nombre se repite como una clara traición.

¡Estuvo frente a mí todo el tiempo!

>> Espera. —grita. —Quiero ver a mi hija Oleg.

No respondo, camino rápido digiriendo lo que eso significa.

¡Joder! Por eso siempre han sabido de Alessia.

Sudo hiel mientras me repito como voy a despellejar al maldito traidor.

—¡Oleg, te necesitan en la zona dos! —grita Ryan.

—No tengo tiempo. —lo corto.

—Es importante, hay una pelea en la que puede haber una posible víctima.

—Por mí que se maten, ¡Todos a trabajar! —ordeno sin dejar de caminar y con miles de escenarios en mente.

—¡Espera! Escúchame maldita sea. Se trata de...

Sigo de largo en la dirección contraria en la que me necesitan, en estos momentos lo único que puedo pensar es que Alessia ha estado conviviendo con lo peor de Rojo Sangre.

Y me odio por no haber advertido lo que pasaba.

—Superior, sus perros no responden a los estímulos y...

—¡Para eso les pago! —recrimino. —Se supone que saben tratar con caninos, así dejen de buscar excusas.

—Pero...

—¡Dejen de joder! —los corto.

Sigo caminando y puedo ver a los lejos a Martina y a varios de los Vyshe que llevan el caso del burdel.

¡Lo que me faltaba!

No necesito seguir perdiendo el tiempo.

—Superior, recibió una llamada de Colombia, la agente Jiku dejo un mensaje sobre... —no termina de hablar cuando Rebeca la empuja y se pone frente a mí.

Gruño, mientras me la paso llevando, puedo sentir a todos detrás de mí.

—Superior, Carla Carvajal acaba de sufrir un atentado. —informa. —se intentó comunicar con sus familiares, pero su madre dijo que no es su problema y la doctora Carvajal no responde...

—¡La doctora no es la niñera de nadie! —espeto.

—Joder, te he estado buscando. —me interceda Rustam. —Tenemos problemas, parece que Montserrat quería hacerte una sorpresa y se puso a cocinar, pero provoco un incendio y tiene quemaduras...

—¡Encárgate de ella! —sigo caminando, sintiendo todas las voces a mi alrededor.

—¡Oleg!

—¿¡Qué!? —me giro en dirección de Caleb.

Luce como si hubiese corrido una maratón.

—Es Alessia. —me detengo de golpe. —Está en problemas, intentaron...

—¡Y porque no me dijiste nada! —me doy la vuelta en busca de la salida.

—Superior, espere. Los perros necesitan tener el apego a alguien para...

—¿Cómo proseguimos?

—La agente Jiku mando las coordenadas.

—Carla está inconsciente, ¿Nos infiltramos?

Los ignoro, todo es fundamental, pero en estos momentos solo tengo en mente a la maldita doctora.

Ninguno deja de hablar aumentando mi migraña, observo a una gran aglomeración.

—¡Es una maldita puta! —gritan.

Los insultos no paran y cuando estoy a una buena distancia me detengo ante lo que observo.

Veo rojo, dejo de razonar ante la imagen de Alessia en el suelo bañada de sangre, sobre ella su atacante que recibe elogios por lo que hace.

Doy dos pasos más, pero me detengo cuando saca el puñal del abdomen.

Vuelvo a observar a todos los agentes, memorizando cada rostro.

Su verdugo ha llegado.

Continue Reading

You'll Also Like

76.5K 7.7K 55
Libro II - Duología Oscuridad Ya han pasado dos años. Con una nueva vida hecha, Blair piensa que ya por fin es capaz de vivir como una persona normal...
76.8K 7.4K 58
Portada hecha por @BYRSbooks ❤️✨ Trenton Sawyer ha luchado con sudor y sangre para salir de una vida de violencia y autodestrucción. Años y años de e...
5.8K 320 16
Dónde a Iván le atrae su amiga de la infancia. Dónde Sara también siente atracción hacía su mejor amigo. ¡ Historia completamente mía no se aceptan c...
72.8K 10.7K 35
Eva descubre que su novio la engaña de la peor manera; embarazó a su hermana, así que despechada decide emborracharse y acostarse con un desconocido...