Ambición.

By nickrespin

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La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 36

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By nickrespin

Who i am -  The score. One hour.

Abordamos el avión especial que nos lleva directo a Italia, me siento alejado de todos, mientras cierro los ojos recordando el informe detallado que me dio Iryna de los primeros tres días del estado de Alessia.

No me agrada que esté teniendo pesadillas, eso no es bueno ni sano.

Estará bien, dejaría de ser ella si no lo estuviera.

Me tengo que convencer, para no mandar todo a la mierda, e ir a verla.

Sobrepasamos los límites permitidos para que ningún localizador inteligente nos detecte, al llegar doy las órdenes de bajar y todos los pelotones lo hacen con destreza. Cada agente viene armado hasta los dientes, dispuestos a matar a todo aquel que se interponga, incluyendo a los agentes que estoy viendo y son los que deberían hacer esta misión.

—Superior, que bueno que llega. —se levanta. —Tenemos los detalles que necesita para que la misión salga perfecta y...

Doy un paso a tras cuando su cuerpo se va al frente, debido al proyectil que lanzó Iryna entre sus cejas. En un momento pensé que ellos podrían ser de ayuda, pero estoy enojado y la rabia de querer estar de vuelta en México, me hizo dar la orden de acabar con todos los malditos ineptos, que no pudieron hacer su trabajo.

Los agentes que se encuentran sentados esperando nuestra llegada se levantan y antes de tomar sus armas ya los hemos acabado.

—Adelántense. —ordeno a mi grupo. —Los quiero a todos en sus posiciones porque a las 1700, horas, se llevará a cabo el ataque. —asienten y se van.

Observo sin interés los papeles regados ahora salpicados de la sangre de todo el escuadrón. Estamos a dos cuadras del palacio presidencial, es por ello que no tengo problemas en deshacerme de la evidencia que vincula a OFR.

Al finalizar le prendo fuego y salgo por la puerta trasera yendo a mi posición.

Desde donde estoy puedo ver al ministro de seguridad a un lado del presidente. Mi lente lo apunta y cuando veo como un policía se le acerca, a dar aviso del incendio a pocos metros del lugar, sé que el primer paso está listo.

La seguridad del palacio disminuye cuando una buena proporción se van al sitio, el mandatario empieza a hablar y cuando el ministro de salud cae frente a todos, sé que es hora.

Disparo justo en la frente al maldito ministro de seguridad, es un agente de OFR y cuando alcanzó un mayor cargo y poder, se creyó con el derecho de abandonar la organización, incluso cuando eso es imposible. Sin embargo, él lo hizo y no solo eso, también dio información de uno de nuestros cuarteles en Italia.

Es un traidor que no se saldrá con la suya.

Me escabullo en el techo del palacio y puedo escuchar los proyectiles que son lanzados, ninguno me toca, pero estos si lograr acabar con la vida de ellos mismos, porque no saben quiénes somos. Por lo tanto, no saben a quién disparar.

Entro al palacio y puedo escuchar el sonido de los zapatos de varias personas.

Camino con precisión llevando el rifle a la altura indicada, los pasos se escuchan cada vez más cerca y cuando abro unas grandes puertas, el caos al interior del palacio se desata.

Los proyectiles salen de todos lados mientras ellos ingenuamente tratan de matarme, pero antes acabo con todos.

La alarma de emergencia se enciende y si no fuera por la protección que poseo, estoy seguro de que lastimaría mis tímpanos

—Los agentes Volkov ya llegaron a la bodega, pero Ryan tiene problemas. —sigo caminando en busca de mis agentes. —Superior tenemos problemas, hay personas armadas que se dirigen a las bodegas, es probable que también vayan tras las llaves de las bombas atómicas.

Agilizo mis pasos matando a todo aquel que se me atraviese, la adrenalina gobernando mi sistema cada vez que avanzo, dejando a mi paso cadáveres bajo un lago de su propia sangre.

Entro al salón presidencial percatándome, que de todas partes empieza a salir la seguridad del presidente, pero no se inmutan por mi presencia.

Están intentando alejar a los sujetos que están atando a su mandatario a una silla.

Mi rifle apunta a los de seguridad acabando con su asquerosa vida, mi acción alerta a los demás que no dudan en apuntarme, sin lanzar algún proyectil.

Apunto a la persona que está dando las órdenes con respecto al presidente, pero antes de acabar con su vida levanta las manos a modo de paz.

—Tenemos objetivos diferentes, Superior, no nos interesan las claves, sino el presidente. —no dejo de apuntar a quien me habla y por su contextura y voz sé que es una mujer.

Alza su arma y dispara, el proyectil pasa por mi cabeza y puedo ver como un hombre cae muerto a mis pies. No pienso mucho cuando acabo con los cinco que quieren atacar a las personas que sujetan al presidente.

Los proyectiles siguen sonando mientras mi espalda choca con la espalda de la mujer. Codo a codo acabamos con todos y el salón presidencial queda solo con las personas que quieren al presidente y yo.

—¿Quién diablos eres? —encaro a la mujer.

La sujeto del chaleco antibalas, alzándola unos centímetros del suelo, no hace nada para detenerme y le indica a los suyos que bajen las armas que me apuntan.

No hay manera de que sepa quién soy y que aun con el traje logré reconocerme, me estresa, estoy cabreado y que no me dé las respuestas que exijo me hace rabiar.

>> ¿¡Te hice una puta pregunta!? Responde y considerare el dejarte vivir. —miento.

Las puertas se abren con la llegada de adrián y Ryan que cubre a los Volkov. Ambos bandos se apuntan mientras nosotros nos sostenemos la mirada, incluso con la protección puesta.

—Bajen las armas. —les pide a ellos mientras lleva sus manos a las mías, que no la sueltan.

Por el contrario, yo no doy la orden de hacer lo mismo, es por ello que la siento tensar bajo mi agarre.

Nikolay que es mandado por Carsten, es el único que duda, pero sin mi orden no puede bajar el arma o sería acusado de traición y esta vez no se lo perdonaría.

—Hay helicópteros volando sobre el palacio. —informa Ryan. —Afuera está infestada de las guardias y no tardan en venir las fuerzas militares.

Una de dos, me dice quien coño es o lo averiguo a las malas.

—No hay tiempo para esto, vámonos y te lo explico después. —propone.

Niego y cuando estoy por protestar las puertas se abren y entran personas armadas que nos apuntan, sin embargo, no disparan porque su presidente está en el medio.

Suelto a la mujer y volvemos a lo mismo, matando a todo el que se nos atraviesa, mientras buscamos la salida, lo hacemos por nuestro plan de escape y que ellos nos sigan con el presidente de rehén, no me va buena espina.

—¡Quiero a todos en su lugar! —ordeno. —Una falla y los dejo aquí con una bala en el tórax.

Sus pasos son apresurados, acompasados con los míos.

Lidero el escuadrón mientras Rustam cruza un par de palabras con los otros, para saber como se moverán. Al llegar a la azotea nos apresuramos a subirnos a las cuerdas de los helicópteros del Estado, los robamos hace unas horas.

—Tenemos problemas, Superior. —me dice el piloto cuando me pasa los audífonos.

Me señala a la seguridad que ha salido a la azotea de todo el palacio, quienes nos apuntan. Tomo posición frente a la ametralladora y los demás agentes hacen lo mismo, en los otros helicópteros.

—¡No quiero a nadie vivo! —demando.

Los proyectiles son lanzados de todas direcciones, la ametralladora que manejo vibra en mis manos a la vez que los proyectiles acaban con todos a mi vista, mientras nos movemos. Aparecen otros helicópteros que piden al presidente y maldigo no matar a los que lo están secuestrando cuando pude.

Las balas no nos llegan por el material del mismo y nos da ventaja cuando nos alejamos, siendo seguidos en el aire, pero perdiendo a los de tierra.

Seguimos siendo perseguidos hasta llegar al lugar en donde ya nos esperan las camionetas.

No dejo que las hélices paren cuando ya me he bajado con mi rifle en mano, disparando a los que venían en el helicóptero, y tuvieron el valor de bajar. Ya con ellos acabados, mando a los míos a las camionetas, Iván junto a Adrián llevan los controles de las bombas, por lo tanto, son los primeros en irse del sitio.

Alzo el rostro viendo al único helicóptero que nos sobrevuela.

>>Encárgate de ellos Iryna. —ordeno a través del intercomunicador.

Camino a una de las camionetas, pero antes de ingresar tomo de la muñeca a la mujer de antes.

—Como demande mi Superior. —Volkov se pone el misil en el hombro apuntando a las hélices por el láser.

Segundos después el misil es disparado y tras la explosión este cae en picada, a estas alturas ya todos estamos en alguna camioneta. Con rumbo al cuartel que ya nos tiene preparado nuestro avión para volver a México.

Hemos llegado lejos. —dice Caleb en mi oído. —Misión cumplida mi Superior, en estos momentos el equipo informático vigilará los movimientos y cualquier percance se lo haremos saber.

A las malas le quito el casco y la máscara a la mujer a mi lado, se queja, pero no lo impide y cuando lo hago, su belleza me hipnotiza con esos labios rojos y cabello azabache.

Mi rostro muestra enojo, aunque no puedo pasar por alto la silueta de sus labios que me es tan conocida.

—Habla. —ordeno y ella sonríe, puedo apreciar las leves líneas de expresión que se forman en la comisura de sus labios.

Quito el maldito aparato de mi oído, que me distrae cuando mis agentes no dejan de quejarse sobre los nuevos pasajeros.

—Es probable que ya esté esterado de quien soy, pero si no es así, me presento. —me tiende la mano coqueta. —Ex agente de OFR, acusada de traición y perteneciente a PODER, pujanza, odio, dominio, esperanza y rendición.

Sé quién es y la odio al saber lo que ella representa.

— ¿Cuántos son? Y en donde se mantienen. —sonríe, yo no lo hago.

No lo merece.

—Quizá la cuarta parte de OFR, no lo sé guapo. —toca mi pierna. —Es hora de hablar, Oleg Bogdánov.

Y así lo hacemos, no sin antes ordenar que todos se vayan, los pocos que se vienen conmigo son de mi confianza y exijo que nada sea informado a Nikolay.

No confió en él.

***

Observo a las personas y mi sangre hierve, no sé si seré capaz de controlar el odio que les tengo.

Pasan al rededor de ocho horas en las que discutimos términos y demás, pero los tres sabemos lo que queremos, así que al finalizar el día, sacan una daga y se hacen un corte en su mano.

Pacto de sangre.

Yo hago lo mismo sin sentir nada más que el líquido carmesí gotear sobre la copa.

Salgo del lugar porque en 10 minutos nos vamos a volver a reunir para hablar cosas más personales.

Iryna fue quien se encargó de hacer el papel de testigo de mi parte y ahora camina a mi lado. Sé lo que quiere, así que agilizo mi paso.

—¿Quién es ella? —me alcanza. —Siento que la conozco, pero no quiero hacer suposiciones. — presiona.

Sigo caminando y desde la baranda de cristal puedo ver a esa mujer, que ha causado un revoloteo en mi estómago.

—Guarda silencio Iryna. —contesto irritado.

La mujer alza el rostro y cuando la observo guiñarme el ojo, la agente a mi lado se apresura y se pone frente a mí, deteniendo mi paso

—Nunca me meto en tus cosas, pero ella no me agrada. —la señala y con enojo bajo su mano. —Te recuerdo que estás comprometido. —se indigna.

Alzo una ceja ante lo absurdo de su argumento.

—Young Min...

—No estoy hablando de la china. —me enderezo, odio que le diga así. —No quiero recordarte ciertas cosas, pero que estés jugando al promiscuo, ya no me está gustando.

No sé de qué va este maldito interrogatorio y solo espero que no sea por quien estoy pensando.

Bajamos las escaleras para reunirnos nuevamente con la mujer que no para de verme y eso hace que Iryna siga con la maldita pataleta.

—¿Ya te he dicho que eres la agente más insoportable? —asiente sonriente. —¿Qué es lo que en realidad quieres saber?

Me cansa tanta palabrería absurda, está insinuando algo que no viene al caso.

—Solamente intento cuidar los intereses. —alzo una ceja. —Personales y no se tratan precisamente de mí, pero me incumben.

Me enderezo ante la afirmación.

Todo este drama es por la maldita doctora, no sé como sentirme al respecto que quieran cuidar sus intereses.

Conociéndola, sé que es capaz de castrarme si cree que tengo algún interés, en otra mujer.

Mal por ella, no estoy interesado en nadie más que no sea Alessia.

—Ella no me atrae.

—Solo quiero advertirte que. —sonríe. —Puedes ser mi Superior y amigo, pero ella es...

—Deja de meterte, porque si sigues jodiendo te voy a prohibir que te acerques a Alessia.

Sonríe consiente que ha logrado alterarme, al mencionar a la loca.

—Ya no tendrás noticias suyas y... —sonrío y ella se endereza al darse cuenta de algo que no tenía en cuenta. —No soy la única fuente, ¿cierto?

No digo nada y espero que entienda que no quiero que se meta en la retorcida relación que hay entre Alessia y yo.

Durante los últimos días mi humor es una mierda, todo empezó cuando a la doctora se le ocurrió ir a Colombia, lo que paso después solamente hizo que mis constantes dolores de cabeza aumentarán.

Llegamos frente a la mujer que me invita a sentar.

—No es necesario tantas personas. —dice. —Trataremos temas personales, así que si no es mucha molestia puedes retirarte. —se dirige a Iryna.

Ella no se mueve, ni inmuta palabra y sé que no se moverá si no se lo ordeno.

—Te cortaré la polla, si te atreves a echarme, Oleg. —susurra solo para mí.

La maldigo internamente por ser tan terca.

—Confió en ella, no hay problema. —sonríe.

No es por ella, es porque quiero que se dé cuenta de lo que hablaremos. El odio que Iryna siente ya no es suficiente, tiene que sentir más para que su instinto protector crezca.

—Bueno, cierta persona debe agradecerme, ya que seguirá teniendo orgasmos provocados por tu polla. —la ignoro.

—Pues yo no, y como ya lo dije, son temas demasiado personales...

—Déjala. —interrumpe la misma voz ronca de hace unas horas.

Como lo detesto.

Iryna suspira y muerde su labio al observar, al hombre que nos dijo que lo llamáramos, Belial. Él también es parte del juramento que hice.

Los irises de él tan fríos y llenos de soberbia me son tan familiares, que odio que hasta eso haya heredado.

>> Sí es de la confianza de Bogdánov, estoy seguro de que no divulgara lo que se mencione. —Iryna se endereza ofendida, pero mi mirada la hace guardar silencio.

—Quiero respuestas. —exijo.

—Ese no es el tono y lo que pides es absurdo. —interrumpe su hermana. —Te diremos lo necesario para que estés al tanto de nuestros planes.

—Sus planes no me interesan. —ironizo. —Lo que quiero saber es porque teniendo las posibilidades para salvarla, dejaron que la dañaran.

Saben a quién me refiero, si me buscaron es porque saben de mi cercanía con ella y es por eso que tendremos esta conversación.

—Eso es algo que no te interesa y no entiendo el motivo de este tipo de cuestionamientos.

La tensión se siente y que la agente a mi lado tenga su mirada clavada en mi sien no ayuda.

Me estresa.

—Agradezca que los hago yo, y no ella. —Belial se tensa, porque sabe que si ella lo supiera, la conversación fuera distinta. —Quiero respuestas. —reitero.

—No las obtendrás, porque eso solo me incumbe a mí y si no he hablado con ella es porque aún no está lista. —Tuerzo los labios.

Como se nota que no la conoce, porque si lo hiciera, ya estaría corriendo a decirle la verdad.

Siempre ha estado lista, pero la están subestimando y sé que se van a arrepentir, cuando llegué el momento.

—¿Quién es ella? —vuelvo a ignorarla.

La conversación únicamente la entendemos tres personas, pero en poco lo hará la agente y espero que sepa aprovechar la información.

Ya ha pasado por mucho y es estúpido que no la crean lista, ¿Qué están esperando? ¿Verla en una camilla mientras agoniza? ¿Observar como inservibles abusan de su cuerpo, como en años pasados? Porque pudieron evitarlo, pero no lo hicieron. —cada palabra es dicha con odio. —Su egoísmo ya la ha dañado demasiado.

Estoy molesto porque ellos pudieron evitar muchas cosas y aun así, no movieron ni un puto dedo.

>>Todo el maldito sufrimiento por el que ella paso, es culpa de ustedes, así que no esperen que entienda sus motivos, por que no lo haré. —evito perder el control y sé que ellos ya lo han notado.

—Debo admitir que la primera persona que estuvo en contra de dejarlas fui yo, pero ahora lo entiendo y si no conoces sus motivos no puedes juzgarlo.

—Si puedo. —el hombre bufa y alza el rostro.

No sigo su vista porque sé que ve a los agentes que me acompañan y sus hombres que nos ven desde arriba, sin escuchar nada por el vidrio.

—Ella es una persona que está en proceso de convertirse en una agente de OFR, entiendo tus dudas sobre la estrategia. —acepta. — pero no entiendo tu enojo sobre las consecuencias de mis acciones de años pasados, que afecta especialmente a Geraldine.

Ella no es solo una agente.

¿Quién mierda es Geraldine?

Todos la ignoramos.

No lo entenderían. —digo entre dientes.

Porque es verdad, así como yo, no entiendo sus motivos con ella, tampoco entenderán los míos.

—Espero que no sea lo que estoy pensando, Bogdánov. —tenso la mandíbula. —¿Por qué tanto interés en ella? Solamente si me lo dices podre entender tus razones.

Mi respiración se altera al estar controlando todo lo que quiero hacer, prometí muchas cosas, pero no creí que sin buscarlo llegaran a mí y en bandeja de oro.

—Son tan ignorantes al no darse cuenta del daño que le están provocando. —lo ignoro. —¿Saben cuanto aborrece las mentiras? No, no lo saben porque nunca han tratado con ella. —realzo.

—¿Y tu sí? —inquiere molesto. —¿Por qué estás tan conocedor de lo que siente y piensa Geraldine?

—Si Oleg, ¿Por qué sabes tanto de esa tal Geraldine? Ya no puedo tener paz con tantas mujeres rondándote. —susurra mientras mete sus uñas en mi mano.

Sí. —respondo seguro. —Soy conocedor de eso y más.

Él se levanta y me escanea, queriendo saber algo que no me molesto en ocultar.

Estamos hablando de ella, le están mintiendo, le han hecho mucho daño y ha sufrido por eso. Ella odia las mentiras, pero a un así, él se concentra en algo que no tendría.

—¿Qué tipo de relación tienes con mi sobrina? —la mujer toma la muñeca de su hermano.

Su toque logra tranquilizarlo para hacer que vuelva a su lugar.

—Es mi agente, estoy a cargo de la misión que la involucra, además de velar por su seguridad. —respondo lo que ya saben.

—Alessia suele meterse en problemas con frecuencia. —comenta la mujer.

—Esperen un momento... ¿Cómo dijo? ¿La mujer de la que hablan es Zhestokiy? —la veo de reojo.

Me mira, pero no hace falta que diga algo, ya lo sabe.

—¿Tienes ese trato con todos tus agentes? Porque no voy a permitir que estés acosando a mi hija. —tenso la mandíbula.

No soporto que le diga hija a la doctora.

La respiración de Iryna se detiene y sobo mis sienes al ser consiente de que no la puedo callar.

—Diablos daddy, no la está acosando, solo se está acostando con su hija. —suelta y no puede callar la risa sarcástica. —¡Se está follando a tu hija! Oleg coge cada maldita noche con...

El hombre que engendro a Alessia se para de golpe y me toma del chaleco.

—¿Te estás acostando con mi hija? —cuestiona con rabia. —¡Responde Bogdánov!

—Eso debe ser la menor de sus preocupaciones.

—¡Hijo de puta! —en un fácil movimiento me suelto.

—No es momento para intentar protegerla, eso debió ser cuando tres malditos hombres abusaban de su cuerpo. —el dolor en su mirada es de la misma intensidad que mi odio. —Ahí tenía que actuar, no ahora.

—¡Trataba de protegerla!

—¡Falló, porque de nada sirvió!

—Calma. —pide Sofía.

Iryna suelta una limpia carcajada cuando ambos la ignoramos.

—No me vengan con palabrería barata que nadie se la traga. —detengo el puño que se dirige a mi rostro. —debió actuar cuando necesitó desahogarse y en lugar de ser su padre, dejó que el inservible de su hermano fuera uno ausente, permitiendo que la mujer que nunca la quiso la criara con odio.

Sus golpes vienen con más fuerza.

>>Alessia nunca debió ser maltratada por Marta, ni debió sufrir la muerte de una persona quien se hizo pasar por su padre y en lugar de protegerla, permitió que la dañaran.

Recalco mientras evito ver Sofía Carvajal, quien derrama lágrimas.

—¡No la podía tener conmigo, porque no iba a quitarle las etapas de su vida, al estar oculta!

Ignoro el dolor en sus palabras, no lo entiendo ni lo entenderé.

No deja de lanzar golpes que detengo, pero no devuelvo.

—Estoy seguro de que eso hubiera sido mejor, a la mierda de vida que tuvo.

—¡Vasta!

—Esto no es tu asunto, Sofía. —ella niega.

—¿Es que no entiendes que todo lo que ha dicho el ruso es cierto? llora. —Geraldine ha pasado por mucho, hermano.

>>Conozco tus motivos, los acepto, pero eso no quita ni minimiza todo el abuso.

Nos detenemos, pero no dejamos de vernos con odio.

Él por acostarme con quien considera su hija.

Yo porque no creo que sea un padre, al ser el autor principal de la mierda que tuvo que pasar la doctora.

—Mis hijas si fueron a una escuela, los tuyos no.

—Mis hijos están intactos, viviendo su vida con normalidad, ellos siempre conocieron nuestro mundo.

—Geraldine ya lo conoce y no es necesario que Carla lo haga.

—Ustedes mejor que nadie saben a lo que se enfrentará Alessia con los entrenamientos de OFR. —me meto. —Pero todo sería diferente si no hubieran huido como ratas.

Belial se viene contra mí.

La discusión sigue mientras ninguno pone de su parte.

Iryna se estremece ante mi mirada, estoy molesto con ella. No me interesa que haya dicho que me follo a Alessia, pero si me molesta que lo haya hecho para provocar a quien no para de llamar Daddy.

Ninguno entiende al otro, pero debemos acabar. Dedo regresar a México y hablar con Alessia, tanto tiempo sin hacerlo me está quemando por dentro.

—Te estaré vigilando ruso. —amenaza.

—Me importa una mierda. —respondo. —Nunca ha sido un padre para ella, no quiera serlo ahora.

—Ya te dije que Geraldine no puede estar en OFR, espero que hagas algo al respecto. —me ignora. —La investigarán y llegarán a Samuel, si lo hacen descubrirán a Carla y no quiero que ella también se una.

—Ambas son agentes hereditarias. —recalco.

—Y si nunca supieron de la organización es porque así lo decidí. —alza el rostro. —Si me doy cuenta de que permites una...

—No me amenace, porque será en vano.

—¡Te estás acostando con mi hija menor! —se altera. —Puede que me veas como la peor persona, pero si tuviera la oportunidad de cambiar las cosas no lo haría.

—Y es por eso que nunca lo entenderé, porque yo nunca hubiera puesto a nadie por encima de Alessia.

—No eres padre, no me entiendes.

—Yo nunca sacrificaría a mis hijos.

—Ella lo entenderá y cuando eso suceda, me encargaré de que te corra de su vida.

—Su problema es que cree conocerla y piensa que la humildad y empatía son sus amigas. —me levanto. —Pero Alessia es la reencarnación de lucifer y si ella no lo destruye, lo haré yo por ella.

—Si hubiera sabido que te acostabas con ella, el juramento...

—Siempre me hubieran buscado, les interesa la unión conmigo por mi jerarquía y cercanía con Alessia. —lo interrumpo. —No quiera darle vuelta al asunto.

—Te detesto Bogdánov.

—El sentimiento es mutuo.

Con un tenso asentimiento nos despedimos y es Sofía quien nos acompaña a la salida.

Por este tipo de cosas siempre se investiga a las personas y no hacerlo con la doctora me llevo a pactar, con la que dice ser su familia.

Sin embargo, ahora escarbaré en todo lo referente a Alessia, la privacidad y respeto lo demostraré en otras cosas, no en esto.

Es probable que Alessia me odié, pero va a superarlo.

En estos momentos agradezco que el día que la vi salir del pasillo en el que operó a Raisa, en su expediente puse un virus.

Si otras personas la investigaron, sé que no lograron encontrar mucho, porque sin leer nada, en una carpeta archive mucho y ya va siendo hora que lo lea.

El virus es una pared que nadie, más que yo, puede eliminar.

***

Llegamos al cuartel en Italia en el que están los demás agentes. En todo el camino ni Iryna ni yo hemos inmutado palabra.

Luego hablaré con ella.

—Cinco llaves de las bombas se encuentra en el lugar que dijiste. —llega Caleb dándome el informe que le solicito. —Las otras tres van seguras a Rusia y son las únicas que estarán en la existencia para OFR.

Eso es suficiente, sé que solo mi equipo sabe que conservo las llaves de esas bombas.

—Retírate. —asiente y se va.

Hago el proceso que se debe y en menos de una hora junto a mi equipo nos subimos a mi lujoso avión que nos llevará a México.

Reviso mi móvil y el informe enviado por Tyler no es nada alentador.

La recuperación de la doctora está siendo más dura de lo que me imagine. Las personas que se acercan a ella son pocas por órdenes de Carsten, es por eso que prefiere mantenerse al margen.

Me comenta de un micrófono que encontró la loca, pero no me preocupo porque sé que lo puso Iryna.

La mencionada va a mi lado, no fue necesario que le dijera algo. Sabe que hablaré con ella, todos los agentes lo saben porque ni siquiera se acercan.

Iván le da una mirada de cansancio a su esposa.

Sabe que hizo algo que no debía, todos los saben.

Es por eso que siempre debes contarme las cosas. —suelta de pronto y la veo mal porque aún no entiende que si estoy molesto no fue por lo que dijo. —Además...

—Es por eso que debes mantenerte en silencio. —comento y con eso ya le doy la idea. —Si permito que presencies algo importante, es porque quiero que sepas la mierda de persona que detesto.

Lo analiza y hace puños recordando.

—Creí que el padre de Zhestokiy estaba muerto. —aprieto la mandíbula.

En el espacio de reunión dentro del avión muestro el holograma.

—No.

Le doy un breve resumen de ciertas cosas y con eso sé que ya no le parece tan atractivo Belial.

—Sofía tampoco me agrada y que coquetee contigo, la hace menos tolerable.

—Iryna. —advierto.

—¿Qué piensas hacer? —indaga.

—No permitiré que siga viviendo en una mentira.

—Fueron claros al decirte que tenías prohibido hablar algo de eso. —me recuerda. —Además, no es algo que sea de tu incumbencia.

—Alessia odia las mentiras y no seré quien las haga. —arruga las cejas. —Me importa una mierda las amenazas de Belial, yo no guardaré su secreto.

Ya no dice nada y estoy seguro de que sabe por qué se lo cuento. Sus silencios nunca son buenos, pero en este caso sí.

Si hay alguien cercano a Alessia, deseo que sea alguien que la proteja con las mismas ganas que yo.

Nunca fue mi intención, pero no voy a desaprovechar el vínculo instantáneo que creo Iryna.

Seis días después.

No sé qué es lo que hablo con el Gobernador, pero sin duda es algo grave, ya que su recuperación estaba muy bien y luego de su conversación no ha probado un bocado en las últimas 24 horas. —tenso la mandíbula. —Estoy bajo tus órdenes, pero no me pidas que indague ahí porque eso sería perder la confianza que ha depositado en mí.

—Eres uno de mis mejores agentes Volkov, no hagas que dude de tu capacidad. —amenazo. —Ella es demasiado reservada y orgullosa, pero sé que puedes detectar la raíz de su desmejora. —cuelgo.

Poso mi vista en las fotos del enfrentamiento de hace unos días en Italia, me deshago de ella antes de que puedan llegar a manos de Carsten, en ellas se ve como estoy haciendo un juramento de sangre con los dos fundadores de PODER.

Tengo mucho trabajo que hacer y saber que la doctora luego de casi dos semanas sigue sin estar bien me asfixia.

No sé por qué motivo se sometió a un tratamiento que limpiaría su sangre, hay muchas cosas de su tratamiento que sigo sin entender.

No he podido hablar con ella y eso me está torturando.

Espero que sea sensata y no esté pensando mierdas.

Entiendo sus motivos de culparme la última vez que hablamos, es por eso y otras cosas que necesito verla. No deseo que se castigue, solo yo puedo hacerlo.

Que Carsten siga sin permitirlo me está matando.

Bebo vodka mientras organizo como quedaran conformados los escuadrones, ahora serán más grandes con los más capacitados.

Crearé a Vyshe, será el escuadrón conformado con los mejores agentes, mentes superdotadas, estrategas experimentados, habilidades avanzadas y hambre nata de dominio y destrucción.

Mis tareas quedan a medias cuando recibo la llamada que altera todo.

—¡Dame el panorama! —exijo.

—Superior, llevo un mes sin aparecer, pero no se preocupe, estoy bien. —responde con sarcasmo. —Tengo la ubicación Oleg y aunque me cueste admitirlo, quien se llevará el crédito es Young Min. —me tenso. —no es una traidora, simplemente estaba muy en su papel, incluso cuando nadie nos veía, es por ello que obtuvo mejores resultados.

—Amor, estoy segura de que cuando vuelva de esta larga misión y obtenga una buena remuneración podremos tomar de nuevo nuestros planes de boda. —me besa. —estas de acuerdo.

Se mantiene sonriente sobre mis piernas, en unas horas vuelve a Colombia, pero en la única mujer en la cual pienso es en la Sumasshedshiy que hace unas horas descubrió que Mariana no era mi prometida.

—Sí. —respondo.

El recuerdo de una de las conversaciones con Young Min, viene a mi mente, no sé como sentirme de igual forma al recordar a la doctora.

—¡Eres un puto mentiroso! Me estás abandonando Oleg.

—Nunca haría eso.

—Pues así se está sintiendo. —me tenso. —Si me vas a hacer a un lado, dímelo a la cara Bogdánov.

—No tengo ni la mínima intención de dejar de follarte, me gusta nuestra química sexual. Me gusta cogerte con desespero, al igual que me gusta cuando me montas, ¿Aún no te has dado cuenta de que lo que hacemos, es lo que nos mantiene cuerdos?

>> ¿Si me estas escuchando? Te digo que ya no es necesario atentar contra Mariana Rodríguez, sabemos que su hermana no es una traidora por ello no hagas nada en su contra. —Las palabras de mi agente hacen que me concentre de nuevo.

Niego ante lo que me dice. Mariana tiene los días contados ya no por mi prometida, sino por mi amante, solo estoy esperando que la loca se recupere para hablarlo.

Ella decidirá que hacer con Mariana.

—Dame la ubicación y todo lo que necesitemos, haremos la planeación para la emboscada, te recomiendo estar pendiente. —establezco. —diles a todos los agentes que estén preparados, porque de ese lugar no saldrá nadie vivo.

—Oleg... hay inocentes, debes tenerlo en cuenta. Todos los profesionales son civiles haciendo su trabajo, en el piso -6 hay más inocentes. —tenso la mandíbula. —Nunca te he pedido nada, pero ten un poco de, ¿Compasión? —sigue hablando, pero ya no le pongo atención.

Cuando descubrí que la loca estuvo en el mismo sitio que mis agentes, la maldije a más no poder, pero ahora que hablo con una de ellas, necesito saber si en algún momento cruzo palabra con Alessia y como se desenvolvió en el sitio.

Sé que lo que esos indigentes tienen, es lo mismo que tenía Raisa, mi tía, pero necesito saber más.

Necesito saber cuáles fueron las reacciones y comportamientos de ella, a esas alturas solo sospechaba ciertas cosas, quien se lo terminó de aclarar fui yo en una de nuestras llamadas.

No me voy a conformar únicamente con información a medias que me la dio alguien a quien no le tengo confianza.

—Jiku... —intento hablar, pero la interrupción me hace callar.

—Princesa, te estaba buscando, ¿Vamos a comer? O que pues.

—¡Charlie! —cuelga y maldigo a mis adentros.

Me levanto dispuesto a ver mi escuadrón, pero ver a gentes trasladando cajas a la oficina de Carsten me distrae.

Los sigo y me percato que están re acomodando su oficina y en una esquina están dejando ciertos implementos que no me dan buena espina. De una caja saco una tabla repleta de clavos. Tenso la mandíbula.

Sé lo que es y no me gusta a donde va esto, no si mi hermano se está haciendo cargo de la loca. Que esto esté en sus manos no me agrada en lo absoluto.

—Veo que ya sabes cuáles son mis intenciones.

No volteo sintiendo el disparo de mi ritmo cardiaco.

—No lo hagas. —pido. —Alessia se va a desahogar a su ritmo, no tienes que presionarla.

Sonríe burlón.

—Llevo casi dos semanas llevando el caso en su totalidad, me he encargado en algo que tú jamás encargaste y es en su salud mental. —hago puños. —No puede ir por la vida reprimiendo todo lo que le hace daño.

—No la presiones.

—El tiempo está corriendo y la única forma en la que podrá soltar todo lo que tiene reprimido es eso. —señala.

No sé si Alessia ya sabe las intenciones de Carsten, de lo contrario estoy seguro de que no estará de acuerdo.

>> Los clavos en sus pies le provocaran dolor y va a desahogarse, el dolor bloqueado saldrá de ella y ese dolor acabará, hasta que ella este en paz. —niego, no estoy de acuerdo con esto.

—Alessia va a desahogarse cuando esté lista, no quiero que la presiones solo porque quieres que empiece el entrenamiento físico

—No voy a retrasar las cosas solo porque te estés acostando con ella. —me enderezo.

Lo sabe.

>>Tú eres el doctor aunque no lo quieras aceptar, lo eres y ambos lo sabemos. —silencio. —Tú velaste por su seguridad aunque no ayudo mucho, porque en tus narices fue amenazada, golpeada y como si no fuera poco, fue a Colombia, al epicentro de EBÓSIL, ese lugar la quiere muerta o con ellos, si supieran de su existencia.

Maldigo internamente al agente que me dio la información sobre el paradero de Alessia, de seguro fue él quien lo tiene al corriente.

>> Deja que yo me encargue de su salud mental, porque el psiquiatra soy yo.

***

Iryna Volkov.

Duermo unas cuantas horas antes de llegar a México y pasar por el debido protocolo, hago mis tareas pendientes y cuanto ya no tengo nada que hacer, vuelvo al apartamento de Zhestokiy.

Finjo no saber nada mientras hablamos y debo admitir que nunca me sentí tan sucia, aunque es estúpido.

Es una delicia saber que ya tengo la autorización de Oleg, para, ciertas cositas.

—Mañana cumplo seis meses de casada. —le cuento.

Estoy con ella mientras estudia unos documentos que le ha entregado Carsten, intente indagar, pero los oculto y si presiono la voy a alejar.

Me sorprendí hace unos minutos al verla, ya no hay nada de la mujer moribunda que deje en el hospital cuando partí.

Ahora su piel tiene color y ya no hay ningún cable ni máquinas conectadas a su cuerpo.

Por su ropa simple puedo apreciar que los moretones que le vi la primera vez, ya casi son inexistentes y anoto mentalmente preguntar como lo hizo tan rápido, eso me serviría cuando quedo destrozada después de alguna misión.

—Ajá, ¿Y? —sigue leyendo.

—Significa que hace seis meses follaste por primera vez con mi Superior. —alza el rostro, viéndome mal. —En el bar donde Iván tuvo su despedida de soltero. —aclaro divertida.

—Que rápido pasa el tiempo. —le resta importancia.

—Fingir ciertas cosas es lo mejor que hacen los amantes. —hace puños. —¿No es cierto? —me burlo.

—No sé a qué te refieres. —sonrío. —Contar el tiempo que llevo follando con mis amantes no es mi mejor pasatiempo.

—Pero estamos hablando de Oleg.

—Sigue siendo irrelevante.

—¿Y si te dijera que en la última misión que hicimos, se folló a una mujer? —se tensa.

—No es mi problema, en la retorcida relación que tuvimos nunca hubo exclusividad. —baja el rostro a sus papeles. —ahora menos. —susurra y estoy segura de que no fue su intención decirlo.

Hay algo que no cuadra, ¿Qué tuvieron? En que momento acabo que no me di cuenta.

—No te preocupes, te lo cuidé muy bien, ninguna zorra puso sus manos en tu hombre. —bufa.

—No hagas esto Iryna.

No presiono más, suficiente mencionárselo para dejarla pensando.

Me gusta hacerlo con Oleg, al principio no lo hice con ella, pero recordar a Sofía Carvajal me hace replantearme muchas cosas.

—Buenas tardes.

Entra el Gobernador, arrugo las cejas al ver como ella se tensa.

—Iryna, déjanos solos. —exige y no me gusta la mirada que se dan.

Sin lugar a duda, a mi Superior no le gustará este tipo de cosas.

—Estaré afuera. —comento.

Asiente sin despegar la mirada del Gobernador.

—No es necesario, puedes retirarte Volkov. —lo ignoro saliendo de la habitación.

Está loco si cree que me iré.

Me siento en la sala observando a ciertos agentes, agudizo mi oído al escuchar gritos.

—¡Der'mo! —me levanto.

Los gritos en la habitación continúan, poniéndome alerta cuando los golpes y maldiciones inician.

—Agente Volkov, retírese. —se meten 3 agentes en mi camino.

—¡Eres un maldito hijo de perra! —grita Zhestokiy—¡Cuando él se entere te despellejará vivo, cabrón de mierda!

Los perros salen de la cocina y se apresuran a llegar a la puerta y ladrar como desquiciados.

—Agente no pienso que...

Estampo mi puño en su rostro, me deshago de los otros y me encamino rápido a la habitación, ignoro a mis colegas, pero antes de botar la puerta de una patada Carsten abre como si nada.

—¿¡Qué hiciste!? —reclamo. —¿Qué le hiciste Carsten?

—Nada que no se merezca. — lo empujo encaminándome dentro.

Observo a Zhestokiy que se mantiene sentada viendo por la ventana, bajo mi vista a su mano que estruja con fuerza los papeles.

—Zhestokiy...

—Ahora no Iryna.

Se agacha a recoger a los perros y los sube en su regazo para acariciarlos.

Ignora los perros Iryna.

La detallo queriendo encontrar algo y lo único que encuentro son sus nudillos rojos.

Hay varias cosas en el suelo y...

De una manera entre amable y brusca me corre, a regañadientes lo hago y si no fuera porque también tengo trabajo en el cuartel, regresaría a primera hora de nuevo.

Hasta finales de la noche llego y me enojo cuando veo los platos de comida intacta en la mesa junto a su cama. No le digo nada y cuando intento conversar responde con monosílabos.

No puedo olvidar que estoy bajo órdenes de Oleg, no he hecho muchos informes y sé que me lo pedirá; por otro lado, que Carsten tenga que ver con su desmejora no me agrada en lo absoluto.

—Eres uno de mis mejores agentes Volkov, no hagas que dude de tu capacidad. —amenaza. —Ella es demasiado reservada y orgullosa, pero sé que puedes detectar la raíz de su desmejora. —cuelga.

Idiota.

Es un bonito día, ¿No crees? —me ignora sin dejar de ver por la ventana. —Si claro. —me respondo.

Suspiro con cansancio en su cama y arrugo las cejas al ver un bote de pastillas. Sin que ella se dé cuenta le tomo una fotografía y se la mando a Oleg.

Son antidepresivos, supervisa como se los está suministrando.

Trago grueso ante la respuesta.

—¿Tan mal, tratan a las personas que ingresan a OFR? —rompe el silencio.

—Si, pero no te preocupes, aún no han dicho cuando te presentaran a ti, estoy segura de que aunque no sea correcto, Oleg hará algo. —asiente

Veo determinación en su rostro, suspira antes de dirigirse al baño. Me alarmo cuando la escucho vomitar

¡Demonios! Esto es peor de lo que me imagine.

***

—Iryna, ¿No consideras que pasas demasiado tiempo en este lugar? —interroga Carsten un día que él me abre.

—No.

Intento pasar, pero me detiene.

—Tienes trabajo. —me entrega unas carpetas.

Evito protestar y de mala gana me marcho, cuando se lo cuento a mi Superior se enoja, pero no puede hacer nada porque sabe que sería levantar sospechas.

Paso días desvelándome con trabajo de campo.

—Esta no es mi área. —me quejo.

Ningún agente me presta atención, todos estamos haciendo lo mismo con distintos casos, no le caigo bien a ellos.

No sé que tiene contra mí, pienso que es porque me gane el respeto sin tener que acostarme con ninguno. OFR tiene ciertas cuestiones machistas que no tolero.

Aunque suene estúpido, opino que es uno de los motivos del porqué Oleg es selectivo con los suyos, mujeres y ciertos hombres son acosados con el fin de obtener el respeto y cada uno se lo gana con sudor, es irónico que aun haya personas que no lo entiendan.

En fin.

***

—Mi amor ¿Qué hiciste? —llega Iván con la billetera en mano.

Suspiro cansada sabiendo que tengo que arreglar el desastre que he provocado. Debo admitir que llevar varios días con estrés y sin acción me han hecho perder el control.

—Adelántate al cuartel y encárgate de nuestro escuadrón, yo me encargo de esto.

Nos despedimos y arrastro al hombre a la bañera en donde lo corto en pedazos y luego lo meto en bolsas negras, limpio el piso y le hablo a Caleb para que se encargue de las cámaras.

—¡Lo hiciste de nuevo! —se altera. —Iryna te advirtieron que tenías que controlarte, estoy seguro de que Oleg no estará feliz con esto.

¿Cuándo está feliz mi Superior?

Llevo las bolsas al auto que alquile y las dejo en la basura del cuartel. Salgo y me encuentro con el movimiento que ha provocado la integración de nuevas personas.

Aun recuerdo como casi babee cuando Oleg presento a Iván como nuevo miembro de OFR, mi amigo me advirtió que fuera prudente con el nuevo, pero no podía apartar mi vista de la nueva carne.

Lo acosaba cuando no me veía y no me importaba los regaños que me llevaba al violar la privacidad de un compañero, pero Iván me atraía y no me cansé hasta que cayó en el hechizo de mi belleza, creí que todo acabaría cuando folláramos, pero no fue así.

Me enamoré de él y él de mí, estuvimos en una relación en la que nadie pensó que duraríamos por mis experiencias pasadas, el único que no dijo nada fue Oleg y aunque en algún momento le pregunte su respuesta no me dijo nada.

Nunca has tenido una pareja, ¿Tú qué consideras que pasa?

Luego de algunos años de relación nos comprometimos y hace unos meses nos casamos.

—Agente Iryna Volkov, el Gobernador solicita su presencia de inmediato en su oficina. —informa un agente de último rango.

No le digo nada, mi cara de desagrado se instala de forma automática en mi rostro al momento de pisar el cuartel. Camino a la oficina de Carsten y cuando me dice sus planes mi respiración se altera.

Tengo que encontrar a Oleg, ¡De inmediato!

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