Ambición.

By nickrespin

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La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 18

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By nickrespin

Dusk Till Dawn - Zayn & Sia. One hour.

Mis pensamientos nublan mi cordura, pido las incoherencias que pienso, pero no lo quiero.

—Mátalos. —reitero.

Su cabello rubio muy bien peinado me distrae.

—No puedo hacerlo. —Frunce las cejas y lleva una mano a mí frente para luego pasar sus fríos dedos por mi mejilla golpeada.

Cierro de golpe los ojos evitando jadear por el contacto.

—Tienes un arma con la que ya los heriste. —Me detengo al sentir ardor en mi garganta. —Si no lo haces es porque no quieres, no porque no puedes.

Empieza hablar por un intercomunicador en su oreja que no me había dado cuenta que tenía.

¡Joder! Me duele la cabeza.

—No te duermas. —Pide, no sé cómo, pero presiona mi vientre y al estar en la misma área de donde recibí el golpe y la patada gimo de dolor. —Mierda, eso no se ve bien. —susurra cuando descubre mi estómago.

—No me estoy durmiendo. —Mis ojos se cierran. —Lo más seguro es que tengo un hematoma en formación y si tengo suerte no será una hemorragia interna.

—La ayuda viene en camino.

—Lo sé. —reconozco. —Presiona el golpe y consigue una compresa fría. —ordeno.

Presiona donde le indico y el dolor no tarda en aparecer. Suspiro. Mi visión se torna borrosa mientras trato de removerme, sin embargo, el hombre mete su antebrazo bajo mis pechos inmovilizándome.

Cierro los ojos para darle lugar al vacío provocado por el choque de sensaciones.

—Alessia, no en mi primer día. —Odio no poder seguir estando consciente. —Esto es lo que tenía que evitar sin duda él va a matarme. —su voz solo es un susurro.

***

Siento un dolor agudo en mi costado izquierdo, trato de moverme, pero algo me lo impide, abro los ojos poco a poco para que la luz no me ciegue, cuando estoy adaptada a la claridad me doy cuenta que estoy inmovilizada.

Tengo las manos amarradas con una cuerda al cabecero de la cama, los pies cruzados y doblemente amarrados.

—Pero que... —me frustro.

Hay otra cuerda que pasa sobre mis piernas y otra bajo mi pecho.

Intento mover alguna articulación, pero las cuerdas están socadas al punto que dejaran marcas.

¿Qué demonios sucedió?

Tengo mi pantalón de uniforme junto a mis calcetines, pero en la parte de arriba me han despojado de mi bata y el complemento de mi uniforme, dejándome solo en mi sostén deportivo que se me hace súper cómodo para trabajar cuando tengo muchas horas dentro del quirófano.

Las voces afuera se hacen más cercanas, no cierro los ojos para ver quien me tiene secuestrada. Porque solo eso explica mi estado, maldigo por no quedarme en la seguridad del hospital.

Algo que pasé por alto es que a mí nadie me ayudaría, confié mi vida al último sujeto que creí no era un loco como los dos anteriores. Grave error.

Eres estúpida Alessia.

—Tengo que hablarle y decirle lo que pasó. —A la habitación entra el último sujeto, pero mi sorpresa es cuando veo con quien habla.

—Si Oleg se entera de esto te matará a ti y luego a mí. —Entran revisando unos documentos sin darse cuenta que estoy consciente.

La familiaridad con la que hablan me convence que ellos ya se conocían, y que mencionen a Oleg en esto no es una buena señal. No quiero alterarme, pero me siento vulnerable al estar en esta situación.

Estoy en desventaja y odio que estén pensando en Oleg antes que en mí, quiero que me liberen para largarme de una vez.

—Los matare yo si no me sueltan en este instante. —amenazo.

Damián se sobresalta y pone cara de horror al verme, ruedo los ojos.

Quiero pensar que él no sabía en qué condiciones estaba y no que actúa como el buen samaritano que me dejará libre como lo dicta la ley.

—¡Diablos Alessia! —deja caer los documentos y se acerca a mí a soltar los nudos. —¡Nikolay, ayúdame! —pide al hombre rubio que se ha quitado el saco y enrollado las mangas de su camisa hasta sus ante brazos.

—¿Sabes lo peligroso que es la presión que hace la cuerda sobre un hematoma? —Levanta su rostro pidiendo disculpa. —No sé quién es él, pero sí creo saber quién eres tú. —lo veo seria. —Por lo tanto, quiero que me digas que hago aquí. —Mi garganta arde, pero no me impide demostrar mi enojo.

Muevo mis pies cuando son liberados. Vuelvo a sentir los fríos dedos del hombre sobre mi vientre para llegar al nudo bajo mi pecho.

—Después que te durmieras llamé a Oleg. —responde Nikolay. —No atendió el móvil por lo tanto, le llamé a Damián quien me dijo que por ningún momento te dejara ir. —Se encoje de hombros.

¿Me amarro para que no me fuera?

Todo esto me está dando dolor de cabeza al no entender con claridad. Damián se encarga de la cuerda de la cabecera.

—¿Por qué llamarías a Oleg? —pregunto,

Muerdo mi labio, pero eso no evita gemir de dolor cuando Nikolay apropósito pasa la cuerda por la zona afectada.

—Por qué era mi obligación. —me encanta su acento Ruso, pero en estos momentos estoy odiando todo de él.

Le resta importancia a sus acciones como si no acabara de pasar la línea de lo coherente a lo imprudente.

Cree que me ha ayudado, pero no es así. Amarrar a las personas no es un buen inicio y Nikolay a tenido el peor conmigo.

—No entiendo porque...

—No te vi bien cuando subiste al elevador. — me interrumpe Damián. —Y decidí ir detrás de ti, pero llegó una emergencia y le dije a Nikolay que fuera buen amigo y te hablara, en eso llegaron los desgraciados que te atacaron.

Nikolay ve a Damián con una ceja alzada y brazos cruzados.

—Ajá. —Se da la vuelta para vaciar un poco de agua que me da en un vaso.

Terminan de desatarme y con un poco de dolor me acomodo fingiendo que no me duelen los movimientos que hago.

Me pongo el complemento de mi uniforme bajo su maldita mirada. Evito mandarlo al diablo por la falta de respeto.

—¿Y tus amigos siempre andan armados? —cuestiono. Odio que me quiera ver la cara de estúpida.

—Si y...

Alzo la mano callándolo. Damián no me desagrada, pero si continúa hablando hará que lo odie al saber que miente.

—Tengo que irme. —Me bajo de la cama e ignoro el dolor para que se vaya. —Tengo una cena a la que asistir y antes de eso muchas cosas que hacer.

Me pongo mis tenis y espero que alguien me guie a la salida porque no tengo idea la casa de quien es. Damián suspira rendido.

—Ya no tienes que ir al hospital. —alzo una ceja. —Me encargué de tus pacientes y...

—¿¡Qué hiciste qué!? —eso si que no, con mi trabajo nadie se mete.

Asiente y en ningún momento se muestra arrepentido al saber que violó los códigos de ética. No solo eso, también abuso del compañerismo profesional que siempre le brinde.

—Era eso o que descubrieran que no estabas, además...

—Por lo que hiciste me pueden suspender. —Me enojo y sigo diciéndole todo lo que está mal y porque odio que lo haya hecho.

—Y sobre su cena. —Volteo a Nikolay. —Creo que ya es muy tarde para eso. —No entiendo de lo que habla hasta que veo la hora y son pasadas las diez de la noche.

Agradezco tener mi móvil y veo la infinidad de mensajes y llamadas de Oleg, Javier y Matías. Me dirijo a la puerta dispuesta a irme, pero Nikolay bloquea la puerta.

—¿No tiene algo que decir? —Alza una ceja, la cercanía me hace ver que sus ojos son azules con motitas verdes.

—¡Fuera de mi vista! —Estoy hostigada y adolorida, su actitud no ayuda.

Niega y chasquea diciendo algo en su idioma, fue solo un susurro por lo que no lo entiendo.

—Eso no. —Ve sobre mi hombro. —Se dice Gracias.

Entrecierro los ojos sin entender porque diablos quiere que le diga gracias.

—Déjala Nikolay, no pidas imposibles. —Damián me acompaña hasta la puerta de lo que me dijo es su apartamento.

—Vives casi a las afueras. —digo cuando me ubica.

Se ofrece a llevarme al mío a lo que me niego, pido un taxi que hace una parada en la farmacia antes de dejarme en mi apartamento.

Las pulsaciones vuelven con un poco más de intensidad, sé que no tengo una hemorragia interna, pero si no le doy atención al hematoma puede ser algo peor.

***

Sola de nuevo. Suspiro. Sola en mi apartamento donde si puedo llorar con tranquilidad porque en serio los golpes duelen una infinidad. Me rio en medio del dolor.

No seas naca Alessia.

Me voy a mi habitación, no sé si esta Zule y no lo quiero descubrir. Tomo una ducha y preparo las cosas que compré junto a las que ya tenía y empiezo a curarme.

Duele.

Paso la compresa fría haciendo los masajes que se necesitan, aplico crema que ayudará al dolor. De una crema distinta la aplico en mi mejilla, la mano del sujeto es poco a la vista y con esto se desinflamará rápido.

Reviso mi labio para cerciorarme que no necesita alguna puntada, solo fue un leve corte gracias al impacto por lo que sanara sola. Presiono el golpe para adaptarme al dolor, una lágrima se desliza por mi rostro.

No solo son los golpes los que hacen que mis ojos derramen lágrimas, hay una opresión en mi pecho que me incita a llorar y así lo hago.

Ya no puedo seguir ignorando lo que sucede, H.B. me quiere y hasta el momento es lo peor que me ha pasado. No estoy dispuesta a descubrir sus alcances porque mejor que nadie sé que cuando uno quiere algo, jamás nos detendremos hasta conseguirlo.

Quizá parezca que me estoy rindiendo, pero no es así porque no obedezco ordenes, solo finjo hacerlo a mi conveniencia. Sacudo mi cabeza. Debo enfocarme en lo importante.

El hematoma es morado no tan grande como el dolor, pero está presente, quizá se quitará en una semana. Mi cuero cabelludo duele y arde, lo masajeo para tratar de relajarme sin lograrlo.

Cuando ya todo está hecho me acuesto sintiendo la molestia de la posición, pero no me cambio porque lo puedo tolerar. Cierro los ojos. Sigo derramando lágrimas y en algún momento me escucho suspirar, aunque no estoy segura.

De lo que si estoy segura es que lo último que sentí fueron las lágrimas de impotencia correr por mi rostro antes de quedarme dormida.

***

—Ya te dije que estoy bien. —Esta es mi segunda llamada en la que aclaro que estoy bien y el motivo por el que me fui del hospital fue porque Zule me necesitaba.

Son buenos amigos porque saben que miento, jamás dejaría mi trabajo con esa excusa, sin embargo, no me presionan.

—Está bien, haré como que si te creo. — dice Javier antes de despedirse y colgar.

Una llamada más y me iré para el hospital, veo el número que esta a un toque de marcarse, no lo pienso más y marco, al segundo pitido mi llamada es contestada.

—Gracias por decirme que tenías problemas, pero aun más por aclararme que estás bien y que siendo amenazada lograste llegar a tu apartamento en una pieza. —ruedo los ojos.

—No estoy para reclamos. —respondo serena.

—No es un reclamo. —Alisto mi bolso. —Estas consciente que yo lo sé todo, ¿verdad? —Me detengo.

—Bien por ti. —frunzo las cejas.

—¿Dónde estabas ayer?

—Creí que lo sabias todo. —gruñe

—Lo sé. —aclara. —Por lo mismo quiero que me lo cuentes tú. —Si ya lo sabe qué más da decirlo.

En primer lugar, no tenía pensado ocultárselo, simplemente no sería ahora ni en estas circunstancias.

—H. B. es el que me está amenazando desde hace mucho y mando un saludo con sus matones. — maldice. —También dejo un pequeño recuerdo. —La línea se queda en silencio. —¿Oleg?

—No te muevas de ahí.

—¿Qué? —Veo el móvil. —Me corto. —me indigno.

Odio que siempre haga lo mismo. ¡A mí nadie me deja con la palabra en la boca!, y él menos.

No se necesitan tener dos dedos de frente para saber que viene en camino, termino de alistarme y salgo del apartamento, no sin antes de despedirme de Zule que esta con una resaca.

—¡Alessia! —gritan.

Me estremezco al escuchar su voz, volteo encontrándome a Oleg, viene a mí con el cabello mojado, unos pantalones negros con bolsas en sus costados junto a unas botas negras y una playera del mismo color.

Se ve caliente, pero su rostro molesto no da buena espina, no lo pienso dos veces antes de dar la vuelta en busca de un taxi. Fracaso en el intento.

—¡Suéltame! —exijo cuando con una mano me toma de la cintura levantándome del suelo y pegándome a su costado.

—Te dije que no te movieras. —Esta cabreado, su toque no es suave. —¿Tanto te costaba quedarte quieta Sumasshedshiy? —Trato de no moverme, solo aprieto los ojos y muerdo mis labios ya lastimados al sentir el dolor de su agarre.

—¡Eres una bestia! —grito cuando me baja dejándome en el puesto de copiloto.

—No es algo relevante. Ya me lo has dicho. —Da la vuelta entrando a su puesto para después ponerlo en marcha. —¿Estas llorando? —Se burla.

No estoy llorando solo respirando pesado tratando que el dolor pase.

—¡Bestia! —Repito alzando mi blusa mostrando la venda que tengo en la cintura. —Si te dije que me soltaras era porque me dolía, no porque no quisiera hablar contigo. No tienes que ser un insensible.

No quiero hablar con él, pero puedo hacer sentir mal, sin embargo, no lo logro.

Frena en seco y el chillido de las llantas me obliga a meter las manos para evitar dejar mi frente en el parabrisas.

—¿Es el recordatorio de H.B.? —Su rostro aparte de cabreado se encuentra serio.

—Si. —miento.

El recordatorio es la nota que aún no leo, los golpes fueron un extra.

—Quiero que me lo cuentes todo. —ordena con su vista pegada en mi abdomen.

Suspiro, trato de bajarme la blusa, pero Oleg lo impide dejando su mano en mi vientre, la dejo así y empiezo a relatar lo sucedido desde que llegué al parque hasta que salí del apartamento de Damián.

No sé si fue buena idea decirle como me encontraba cuando desperté en la cama de Damián, ya que sus pupilas se empezaron a dilatar, maldijo en ruso y aunque sonó caliente no me agrado la idea que quiera degollar a Damián y cortar a Nikolay empezando por su polla.

—¿Por qué dices que lo sabes todo, si no sabias exactamente lo que me paso? —tensa su mandíbula.

—Sabía que te habían atacado, pero no sabía los detalles. —se endereza poniendo el auto en marcha luego de unos minutos. —esos los esperaba de ti.

Analizo sus palabras.

—¿Y cómo te enteraste? —bajo la blusa.

—Uno de mis subordinados dijo que tenía problemas con deshacerse de dos cadáveres. —Palidezco.

—¿Por qué tienes subordinados? Y algo muy importante, ¿Por qué querían deshacerse de dos cadáveres? —No quiero hacer suposiciones.

Me ve de reojo, sin responder hasta unos minutos después.

—Se querían deshacer de dos cadáveres que mataron bajo tus órdenes. —guardo silencio.

Tengo unos recuerdos borrosos de eso, pero me creí que eran alucinaciones.

—Yo. —Carraspeo. —No lo decía en serio, jamás ordenaría acabar con la vida de otra persona, ¿Verdad? —tenso la mandíbula antes su silencio.

Se detiene frente al hospital

—Tienes que descansar. —me ignora. —Pero eres una maldita Sumasshedshiy que no me hará caso así que. —Se encoje de hombros.

—Esto es muy confuso. —confieso ignorando lo que me dice. —No tengo miedo de H.B, pero tengo curiosidad. —alzo mi rostro para verlo. —De ti, eres un hombre con muchos misterios Oleg, toda tu grita misterio y peligro. —analiza mis palabras.

>>Aun tenemos una conversación pendiente, y con lo que ha pasado lo más sensato seria alejarme.

—¿Y por qué no lo harás? —inquiere.

Ni siquiera yo lo sé, me encojo de hombros.

—Tampoco voy a pedir que te abras a mí. —aclaro. —Puedo tener muchas dudas, pero se que eres reservado y no voy a obligarte. —asiente, quisiera ver algo más en su rostro que no fuera seriedad, pero no lo encuentro.

—Sumasshedshiy lista. —Ve su reloj. —Tienes turno mañana.

—No.

—Muy bien, nuestra cena esta pospuesta. —Lo veo anonadada para después sonreír.

—¿Urgido? —Me burlo.

—Si no quieres...

Se vuelve a cabrear y antes que suelte veneno me inclino a su asiento callándolo cuando beso sus labios, el dolor es mínimo, pero está ahí.

Lleva su mano a mí cuello ladeando la cabeza para profundizarlo, paso mi lengua sobre su labio lastimado incitando a que me de acceso, lo hace y aventuro mi lengua en su boca encontrando la suya.

El beso es caliente, pero la falta de aire me hace alejarme no sin antes recibir una leve mordida de su parte.

—Delicioso, pero no vamos a profanar en tu auto frente a mi trabajo.

—Fantasía pospuesta. —ruedo los ojos.

—Por cierto, me encanta el color de tus labios. —gruñe. —Perdón por lastimarte, no fue mi intención, pero estoy segura que para mañana no se notará.

—¿No te has visto el culo? Tienes mis dedos marcados al igual que en tus piernas. —entrecierro los ojos. —¿No te ibas?

Me bajo y cierro fuerte la puerta de su auto.

—Bestia. —Odio que su ronca risa la escuche cuando ya estoy afuera del auto.

No tarda ni un segundo en más en irse.

Llevo mis dedos a mis labios, arden por lo lastimados que los deje ayer y la fricción de sus besos junto a la mordida.

***

¿Dudas?

***

¡Spoiler!

—Y esto es que no has visto a Oleg en modo francotirador asesino, sudado y con un hilo de sangre bajando por su frente. —Me detengo. —Eso si es sexy.

—¿Qué? —Se encoje de hombros y se va dejándome con la imagen que acaba de describir.

Damián tiene mucha imaginación o me describió un recuerdo. 


***

¡Otro Spoiler!

—Cállate Damián. No sé porque mierdas los tengo a ambos si ninguno hace su puto trabajo. —observo a mi amigo. —Sé que no era tan difícil impedir ese atentado así que no quieras restarle importancia.

Camino rumbo a Nikolay.

>>La golpearon, lastimaron, insultaron y amenazaron. —repito con enojo. —No quieras justificar un puto error, porque no lograras minimizar lo que le hicieron.

La dañaron.


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