Ambición.

By nickrespin

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La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 21

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By nickrespin

Someone you loved - Lewis capaldi. One hour.

Horas antes.

La discusión con Raisa me tiene con la adrenalina a flor de piel, ya luego me las cobraré. Le dije muy claramente que no quería hablar con ella. Ignoro mis palabras haciendo que mi conversación con Alessia terminara.

El que Alessia no aparezca me enoja y no me hace ver con claridad. Al menos ya menciono lo poco que he dejado que descubra que me rodea y la incluye.

La llamada entrante hace que cierre la puerta de mi oficina.

—¿Qué novedades me tienes?

—Yo estoy bien gracias por preguntar, Superior. —contesta sarcástica. —Creo que hay una azotea, pero solo es para el personal exclusivo de H.B. —Habla en mi idioma con su característico acento.

—Necesitamos más que eso. —Sobo mis sienes. — ¿Y Young Min?

Suspira poniendo mis sentidos alerta.

—Ya no confío en ella. —aclara. —Sabes que la compra de personas en estos casos es una opción y siento que ella ya no le es fiel a la OFR.

—Mientes. —aseguro. —Young Min es una de las agentes más comprometidas y me niego a que se haya vendido por unos cuantos dólares.

—Ese es el problema. —suspira. —Se está vendiendo por poder. —Hago puños mis manos dejando el móvil en manos libres.

—Hace unos días la vi y me demostró ser la misma.

—Hay por favor Oleg. —Se enoja. —Cualquier mujer puede fingir un orgasmo. —Su comentario no me enoja ni molesta

—¿Quieres que lo comprobemos?

Ya pasé la etapa de mi enamoramiento por el nuevo badboy que llegó a romper la ley de la milicia.

—Pero tú te fijaste en mí desde el internado. —Me sirvo vodka. —Y vaya que lo disfrutamos junto a ella.

—Eso es irrelevante.

—No vuelvas a insinuar que las mujeres fingen sus orgasmos conmigo. —Advierto.

Sabe que de nada le sirve contradecirme. Solo cambia de conversación, nuestro tiempo es oro.

Escuche a Young Min hablar de que traerán a nuevas personas. Vienen de Guatemala, Honduras, Cuba y México, ya tengo algunos nombres que son los que más mencionan debido a que luego de unos días se volvió un rumor como siempre.

—¿No te lo dijo a ti? —ignoro lo que no me interesa. El comportamiento de Young Min no me agrada. Sabe que no trabajamos solos y ella lo está haciendo.

El hecho que antes le hablara no significa que lo haga ahora. —Se queja. —Ganas de asesinarla con algún implemento quirúrgico no me ha faltado.

—Ni siquiera lo que aprendiste en el internado te sirvió para tomar bien el bisturí. —Recalco lo obvio. —Se te da mejor cargar las BHI-15 SPR.

La agente es una de las mejores de la organización, además, tiene un doctorado en ciencias jurídicas y sabe mucho de medicina, sería la tercera carrera que sacaría, pero ninguno la termino.

Eso le está dificultando su papel encubierto.

—Oleg el que ella no haya muerto nos puede traer problemas, en H.B. aún no sé sabe que Raisa está viva, pero si se dan cuenta van a buscar a la causante.

Alessia.

—Me estoy haciendo cargo. —aunque no sé dónde demonios esta ahora.

Y aunque ella diga que puede hacerlo sola, sé que no es cierto.

Las cosas se ponen peores porque según Alessia las amenazas y advertencias vienen de H.B. pero mi agente asegura que ellos no tienen idea de su existencia.

Ahora más que nunca debe aceptar la seguridad que pienso darle, ya que no sabemos a quienes nos enfrentamos y porque se están haciendo pasar por otros.

Las dosis aumentaron de 2 a 4 ml. —Esto no es bueno. —No sé que tienen en la cabeza, pero si no hacemos algo antes, EBÓSIL podría crear la tercera guerra mundial.

Lo que le están inyectando a las personas no tiene una cura establecida, es un arma letal.

Necesitan a Alessia porque es la única que sabe que hacer para que las personas resistan y sobrevivan al arma.

Ella es la cura.

—No quiero ex...

Área no segura. — me interrumpe. Los pitidos me confirman lo evidente. Colgó.

Esto se está saliendo de control. Sigo bebiendo Vodka.

Las horas pasan y me siento como un león enjaulado.

Con la nueva información recibida tengo que hacer un reporte. La vida de muchos depende de eso, sin embargo, la rabia por no saber de Alessia me distrae.

—Tengo lo que me pediste. —Entra Caleb seguido de Damián.

Me entregan la grabación de una de las cámaras de seguridad de algún bar.

Lo primero que veo es a Alessia bebiendo, su mirada perdida en la nada donde no deja de beber. Hago puños. Un hombre se le acerca tomándola de cintura, le susurra algo al oído y ella asiente.

Se la lleva a bailar a la pista de baile, se encuentran demasiado pegados para mi gusto. Tenso mi mandíbula al ver como otro hombre llega a su espalda y se empieza a restregar en ella.

El ángulo de la cámara cambia y me los muestra de perfil.

Alessia en medio de dos hombres, ninguno la toca, pero no me gusta esa cercanía. Siento ojos sobre mí y levanto mi vista a Rustam, tiene la pupila de sus ojos dilatada, su mirada lujuriosa me hace negar.

Sé lo que está pensando, pero no lo voy a permitir.

No la doctora.

Ella alza las manos y puedo percibir su rostro cargado de deseo. Toma las manos del sujeto de atrás y las lleva a su cadera. Las del tipo de enfrente las posa en su cintura, los tres bailan al ritmo de la música.

Contrólate.

Una nueva toma aparece en la pantalla, pero esta vez un hombre la está tomando de la cintura, la levanta y se la lleva. Mis alertas se encienden cuando los pierdo de vista. Veo a Caleb y este se apresura a cambiar la toma.

La sangre y la ira suben a mi rostro cuando veo al mismo hombre acostarla en un sillón.

Desgraciado.

No veo más, me paro de golpe y barro con todo lo que estaba en el escritorio. Se escucha como los aparatos se quiebran junto a mi vaso

—¡Tenías que verlo completo! —reclama Caleb. —Hay más Oleg, no es lo que tú crees. ¡Regresa! —grita.

Salgo del despacho sin rumbo alguno. Sigo sin saber donde mierdas esta Alessia, pero mi instinto me dice que vaya a su apartamento.

—Hermano, ¡Espera! —grita Damián siguiéndome.

No es difícil deducir que paso, pero conociendo a Alessia sé que no lo haría.

Por eso me molesto, sé que ocurrió algo en su pasado junto a una borrachera, tengo los medios para averiguarlo, pero no lo haré. Si no me lo ha dicho es por algo y no voy a presionarla.

Me hierve la sangre al saber que pudo volver a pasar algo malo.

No estuve para hacerla entrar en razón.

La insistencia del Dr. Tobar va a acabar conmigo. Después del enfrentamiento que tuve con Oleg, Tobar me llamó, al parecer hay nuevas noticias sobre el viaje.

—Se van mañana. —expone.

—Eso no era en lo que habíamos quedado. —nos defiende Javier.

Estamos en el despacho del Dr. tobar, mis amigos están a mi espalda molestos por la situación. Soy la única que se mantiene serena. Cruzo mi pierna y levanto la mandíbula.

—¿A qué horas sale el vuelo? —inquiero.

Tres pares de ojos se posan en mí al finalizar la pregunta. Mis amigos caminan quedando a mis costados de cada perfil.

—Mujer no estarás pensando en ir. —dice Matías indignado. —Eso no es profesional de su parte. —Se dirige al hombre canoso que no deja de observarme.

—Mientras más rápido nos vayamos, más rápido regresaremos. —me encojo de hombros. —Solo iré el mes de prueba.

No miento. No me veo lejos de mi país por mucho que me ofrezcan, tendría que pasar un colapso en los hospitales para que ninguno me acepte, únicamente en ese caso me iría de forma indefinida.

—A las 8 de la mañana. —Levanto mi muñeca viendo el reloj son las 4 de la tarde.

—Muy bien, ahí estaremos. —finalizo. Me paro dando por concluida la conversación.

—¡Alessia! —dicen al unísono. Los miro de reojo, ya decidí por ellos.

—A los tres. —El Dr. Tobar, asiente.

Salgo con los dos hombres a mi espalda hasta mi consultorio. Me siento en mi silla y ellos en los que están frente a mí.

—No me parece buena idea. —Comenta Javier.

No digo nada, saco mi móvil viendo que no tiene la notificación que espero. Lo guardo.

—Mujer no es que no queramos ir. —El moreno habla pausado. —El problema es que en dos horas tengo que entrar a cirugía y dura aproximadamente 6 horas, Sara me acompañara. Se lo prometí y no le quiero fallar.

La mención de Sara me recuerda que tengo que hablar con ella. No se me olvida que estuvo con Vilma en el cuarto del placer. Ahora entrará con Matías y ninguno sigue el protocolo que se debe.

Pueden ser muy mis amigos y colegas, pero no dejaré que pasen por alto mi autoridad. Estamos en el mismo nivel, pero me molesta que se lleven a los míos cuando se le dé la gana.

—Ahora me siento ignorante por tomar decisiones a la carrera. —bufo. El dolor en mi estómago se está haciendo más evidente.

Tratan de relajarse porque saben que yo no soy de actuar por impulso y que el hecho que haya aceptado es por algo de valor.

—Eso ya no importa. —Sé que no le agrada la idea de dejar a su hijo. —No podemos retrasar lo evidente. —asiento. Se levantan y después de despedirse me quedo sentada unos minutos sintiendo pulsaciones que me hacen movilizar del lugar.

El resto de mi tarde la paso en el hospital hasta que llegan los resultados que me practique hace unos días.

—Puedes retirarte. —le digo a Sara, la veo irse percatándome que ha aumentado de peso. No comento lo que pienso dándole toda mi atención a lo que tengo en mis manos. Es más importante.

Leo lo que dice y se me escapa un suspiro de cansancio, lo sospechaba, pero no creí que fuera cierto.

Solo a mí me pasan estas cosas.

Tuerzo los labios al saber lo que esto conlleva.

Mis dolores no eran normales, los empecé hace unos días, pero aumentaron el día que entré al quirófano y Oleg estaba presente. Lucas me dijo que eso le había pasado a su hermana y aunque no fue el mejor momento agradezco que lo haya hecho.

En ese instante fui a que me hiciera los exámenes correspondientes sin perder más el tiempo.

El resultado es evidente con mi rutina poco sana de comida. Me río sin gana. Esto es irónico.

Salgo del hospital a tomar un poco de aire, sé lo que tengo que hacer, pero me siento cansada para agendar cita ahora. No tengo que esperar mucho tiempo o las cosas empeoran y se saldrán de control.

He visto muchos casos como el mío y no quiero ser uno de muchos.

Sigo caminando pensando en como los planes dan vuelta, si me voy mañana no podré obtener la cirugía y es una urgente, pero al regresar será de lo primero que haga.

Con mis síntomas espero aún estar a tiempo, me iré de México y con ello me alejo de la tentación de mi comida no saludable. Colombia será punto y aparte.

Me detengo al ver el hombre sentado en las mesas del jardín, tiene puestos unos lentes oscuros y en sus manos un periódico. Me doy la vuelta y camino al estacionamiento.

¡Esto es el colmo!

No me dejan respirar. Cuando ya estoy lo suficientemente lejos me detengo y finjo buscar algo en los bolsillos de mi bata.

—Mierda. —susurro. Me doy la vuelta fingiendo que quizá bote algo. La mesa ahora está sola. Sonrío.

Camino rápido al estacionamiento y me escondo detrás de unas bigas. Al poco tiempo llega el mismo hombre Nikolay. Salgo del lugar para ir en su dirección.

—¿Por qué me estás siguiendo? —maldice y se da la vuelta.

—No la estoy siguiendo. —alzo una ceja. —No es lo que se imagina.

Acomodo mi bata bajo su atenta mirada.

—No me estoy imaginando nada. —miento. Suelta un suspiro consiente que no le servirá de nada mentir.

—Me contrataron para cuidarla. —Su rostro se encuentra lleno de algunos moretones.

El recuerdo de la conversación con Damián viene a mi mente al saber que fue él quien lo dejo así.

¿Cuidarme?

Con este pelele ni a la vuelta del hospital. No olvido, menos perdono lo que hizo con las cuerdas.

—Pensé que Oleg contrataría a alguien eficiente. —parpadea al darse cuenta de que de ese arreglo. Me cruzo de brazos esperando su respuesta.

—Soy de los hombres más eficientes. —se defiende. —Tengo uno de los rangos más altos en la... —se calla de golpe.

—En la OFR. —su rostro pierde el color. —¿Sabes? Estoy cansada de que todos crean que soy una estúpida ignorante que va por la vida con una venda en los ojos. Soy mucho más inteligente que muchos de ustedes y sé darán cuenta que su error siempre será subestimarme.

>>No te quiero cerca y dile a Oleg que no necesito a nadie que me cuide. —miento. — Al final lo único que hacen es estorbo. —lo reparo sin interés.

Su rostro se endurece, pero no dice nada. Sabe que si él hubiera estado cerca no habría recibido esos golpes. Solo pocos son visibles, pero eso no quita que en su momento me dolieron horrores.

Me doy la vuelta, pero su mano me detiene. Me suelto y lo veo con odio, no me gusta ese toque. No pienso dejar que nadie más me toque así.

—¿Qué sabes de la OFR? —pregunta. Parece molesto y un poco ansioso.

—Lo suficiente y necesario. —Su vista va a mis manos en busca, no sé de qué. —No eres el único que sabe escabullirse. Creo que daré clases de espionaje. —sonrío al estar irritándolo con mis palabras.

—Supuse que eras diferente, ahora estoy confundido. —en efecto, así se ve. —¿Quién eres Alessia Carvajal? Y porque tienes asesinos siguiéndote y a una organización protegiéndote.

—Los asesinos no tengo idea. —acepto. —Y sobre la organización... ella no me protege, yo lo hago al callar, así que es mejor que no insinúes cosas erróneas. Si no sabes te recomiendo callar o investigar que buena falta te hace. —solté. —No quiero volverte a ver cerca, no te necesito.

>>Oleg no es idiota, y no es necesario que le hables de esta conversación, porque ahí. —señalo la cámara que cuelga de la viga. —hay una persona que esta descargando un programa para que todo lo que pase en este lugar y me involucre llegue a Oleg. —menciono lo que dijo Damián. Otro motivo para cabrearme con Oleg. —Por otro lado, no tendrás problemas en dejar tu puesto, ya que donde estaré no la voy a necesitar y él lo sabe.

Oh, lo va a saber.

No espero a que responda y me voy dejándolo con dudas. Sin saberlo me contesto algunas a mí.

Así que H.B. es un asesino, ¿Qué tengo que ver yo con él?

***

Me encuentro en el aeropuerto, Oleg no dio señales de vida, pero mis ganas por mandarlo a la mierda hacen desesperarme a niveles alarmantes demostrándolo en el mensaje que estoy enviando

Desde ayer en la mañana que se fue de mi apartamento no sé nada de él y me molesta su actitud.

El que no me hayas escuchado me molesto, odio que supongan cosas que no son porque para eso está la comunicación.

Sé que no querías que aceptará la oferta, pero fui muy clara al decirte que la decisión ya estaba tomada. Espero y no hagas estupideces respecto a lo que hablamos el día de la fiesta, sé que te preocupa, pero a mí me preocupa lo que te pase algo por meterte en donde no te llaman, ¿Qué haré si ya no tengo un Ruso cerca con quien coger?

Deja de asfixiarme con tu prepotencia.

Arregla tus problemas que yo lo haré con los míos.

Ahora más que nunca sé que tienes los medios para investigar lo que sé dé la gana, pero no lo hagas, H.B. es mi problema y yo lo resolveré.

Sé que tomaste mi número de forma ilegal, pero no te atrevas a investigarme porque te arrepentirás Bogdánov.

Por otro lado, Nikolay es un inservible, no lo quiero cerca y conociéndote, no sé por qué demonios lo dejaste con el absurdo puesto. Ya fallo una vez y no creo en las segundas oportunidades, si lo hizo una vez lo volverá a hacer.

Sobre Raisa aún tengo dudas, pero no es algo que me interese, así que olvidémoslo.

Lo que no dejaré pasar por alto es que eres parte de OFR, no sé el significado de sus siglas, pero me interesa saber más de la organización.

No me mientas que odio los dramas innecesarios.

Alessia, tu Sumasshedshiy

Lo envío y guardo el móvil antes de arrepentirme y revolcarme en mi miseria.

Pasajeros del vuelo 2367 con destino a Pereira, Colombia, favor de abordar.

Hacen un segundo llamado cuando ya estoy por llegar.

—¿Estás bien? —Cuestiona Javi junto a Matías, el último tiene unas ojeras notorias, la culpabilidad me invade.

—Estoy entera. Así que si, si estoy bien.

—No, no estás bien. —Nos sentamos en los asientos correspondientes. —Y tu humor es pésimo.

Nadie dice nada más e internamente lo agradezco, 5 horas después estamos aterrizando en el Aeropuerto Internacional Matecaña. Risaralda, Pereira.

Salimos y hay un hombre vestido con un traje militar completamente verde musgo. Tiene un cartel con nuestros nombres. Eso no me lo esperaba, ¿Es una base militar?

—Buenas tardes. —Saludo.

Nos presentamos para luego ir al estacionamiento donde nos indican subir en una camioneta negra con vidrios polarizados.

Nos entregan una botella de agua a cada uno por cortesía. Dudo en beberla porque antes de aterrizar tome jugo de naranja, pero al ver el rostro del hombre por el retrovisor la destapo y bebo.

Mi cuerpo se encuentra en territorio colombiano, pero mi mente viaja a recuerdos con mi hermano, cierro los ojos por inercia mientras hago puños mis manos recordando porque estoy aquí.

A mí nadie me quita dos veces lo que me importa y aunque mi madre en estos momentos no me quiera ni ver, la respeto y no quiero que me la quiten.

Mi padre murió hace 7 años, fue entonces que tuve mi primer, crisis de depresión. Me hubiera gustado que aún viviera y viera en la mujer que me he convertido.

Soy exitosa.

Soy valiente.

Soy brillante

Soy admirada por doctores, venerada por pacientes y eso es lo que me motiva a seguir creciendo profesionalmente.

Soy el orgullo de muchos y amo serlo, quizá suene egoísta, pero quiero más. Quiero seguir creciendo y nada ni nadie hará que cambie mi rumbo.

Suspiro.

El no dormir bien me pasa factura y poco a poco pierdo la noción del tiempo viendo el pasto verde y montañas solo como un reflejo. El sueño me gana.

***

Dra. Carvajal.

Doctora hemos llegado.

Poco a poco abro los ojos percatándome que el auto se ha detenido, estamos en una gran galera con poca iluminación. Me bajo y noto a mis amigos que me están dando la espalda.

Caminamos al único ascensor que veo y me asombro que en lugar de subir bajamos. Mi instinto me obliga a ponerme alerta, pero me tranquilizo en el momento que se abren las puertas.

El lugar al que llegamos es amplio, blanco con el olor característico a hospital, hay varios Doctores en el área, pero están tan sumidos en unos tableros que ignoran nuestra presencia.

—Hola, ¡Qué alegría tenerlos aquí! —a nuestro lado llega un hombre. Lo detallo. —Soy el Dr. Pedro Marín.

Sus ojos son oscuros, tiene una barba definida, el cabello negro peinado de lado y viste un uniforme azul profundo. No puedo dejar admirar sus brazos con abundantes músculos. No tienen los tatuajes que me gustan. Una sonrisa de dientes perfectos nos recibe.

¡Señor de los acentos! Que hacen los colombianos para que su voz suene tan sexy. Me excitan.

—El gusto es nuestro. —Matías le tiende su mano estrechándola, el hombre no pierde de vista a Javi que está observando las instalaciones.

—Espero que la estadía sea de su agrado. —Comenta. —Estamos trabajando con algo que es poco común aquí, espero que ustedes amen el trabajo como lo hacemos nosotros.

—Creí que este hospital se encargaba de la salud de los habitantes de Quinchía, Pereira...

—Lo hacemos. —Interrumpe el doctor con una sonrisa carismática. —Todas las personas que ingresan son de los pueblos de alrededor.

No muy satisfecha con su respuesta asiento. Nos pide que lo sigamos, pero uno de los hombres de seguridad se le acercan y le susurra algo.

—En seguida envío a alguien para que los lleve a sus dormitorios. —Sin más que decir se va.

—Esto es increíble. —Comenta Matías.

Sigo observando el lugar, en efecto es increíble, los folletos se quedaron pequeños al respecto.

—Hola. —Me doy la vuelta encontrando a una hermosa mujer, cabello largo y negro, piel clara y fina con rasgos asiáticos.

—Mi nombre es Kim Min Sook. —se presenta. —Pero todos me dicen Dra. Kim.

—Un gusto Dra. yo soy...

—Sé quienes son. —aclara divertida. —Lo siento, escuche al director decirlo, se lo comente a un guardia y no han dejado de hablar de ustedes los últimos días.

—Ahora somos famosos. —dice Matías. —Ya era hora que se dieran cuenta de mi potencial.

Ignoramos su comentario.

—Por el momento los llevaré a sus dormitorios. —La seguimos por amplios pasillos con miles de puertas y más pasillos.

—¿Algo que debamos saber? —inquiero.

La Dra. Kim me ve sobre su hombro.

—El desayuno se sirve a las 7:00 am. —Empieza. —A las 8:00 damos un recorrido por los cuartos de los pacientes que nos asignen, a las 11:00 pueden ir al estudio para investigar más sobre el tema que se está tratando.

>>El almuerzo se toma a la 1:00 y el resto de la tarde se entra a observar y analizar los casos más críticos. —Sigue explicando. —A las 8:00 es la cena y si no tienen turno se pueden ir a dormir enseguida. Tienen que estar alerta porque en cualquier momento puede haber emergencias.

—WoW eso es un horario completo. —Se queja Matías. —¿En qué momento saldremos? Porque para empezar creí que nos quedaríamos en un hotel. —Ella lo ve incrédula.

—Dr. Rivera, según lo que he escuchado, el pueblo más cerca está a 2 horas en vehículo. —Me sorprendo.

—¿Según lo que ha escuchado? —repito. —Es que acaso, ¿nunca ha salido?

—No. —contestó con simpleza sin dejar de caminar. Deja a mis amigos en sus dormitorios y tomamos rumbo a otra dirección.

—¿Hace cuanto está aquí?

—Hace más de un año. —responde. —Me gusta el ambiente y la rutina.

—Entiendo.

No digo más hasta parar frente a una puerta con el número 232, ¿Cuántas personas hay aquí?

—Puedes descansar. A las 7:45 vendré por ti para llevarte al comedor.

—Gracias Dra. Kim.

—Solo Kim está bien. —asiento.

Me han dicho miles de veces presumida, pero cuando a lo laboral se refiere siempre me gusta ser llamada Dra. Carvajal. Este será un caso especial, espero no equivocarme como lo hice con anterioridad.

—Solamente si tú me llamas Alessia.

—No hay problema. —sonríe, se da la vuelta y se marcha.

Observo el cuarto, es pequeño una cama de 1.20 cm junto a una mesita de noche y frente a eso un pequeño closet. No espera más lujos para ser sincera. Es reconfortante y tiene lo necesario.

***

Dos horas después de que Kim me dejara en el dormitorio decidí salir en busca de un baño.

—Están al final del pasillo. —Indicó una doctora española.

Había alrededor de 20 duchas a cada extremo. Lleve mis cosas y tome un baño rápido para regresar al dormitorio, encontrándome a Kim afuera.

—Creí que te había pasado algo, estuve a punto de darle una patada a la puerta. —comentó divertida.

—Lo único que podía pasarme es que se me acabara el oxígeno. —Abro para dejar mis cosas y seguirla.

—¿Eres claustrofóbica? —pregunta con cierta alarma.

—Solo fue un comentario. —Me encojo de hombros y ella parece volver a respirar.

—Encontraste las duchas. Se me olvido mostrártelas.

—No lo hubiera encontrado sola. —Llegamos a un enorme comedor que alberga a muchos doctores.

—Te ayudaron. —asegura.

—Sí, fue la Dra. Carlota Nowak. —Se detiene en seco haciendo que haga lo mismo.

—Carlota. —repite anonadada.

—¿La conoces? —cuestiono. Lo duda un poco, pero al final asiente.

—No nos llevamos bien. —Hacemos fila. —Nos conocemos desde hace unos años. Yo estudié en Polonia unos años, al igual que ella, las cosas no terminaron bien.

Alzo una ceja al no entender.

>>Me metí con su disqué novio. —explica. —Créeme lo salve de alguien como ella. Ahora estamos juntos con una bonita y sana relación —asegura.

—Ya veo. —Tomo mi bandeja con comida y nos dirigimos a una mesa.

—¿Y tú tienes a alguien afuera esperando por ti? —Inconscientemente pienso en ciertas personas.

—Sí. —aseguro. —Muchos pacientes quieren que la mejor doctora de México los atienda.

—Pero que egocéntrica. —Pincha su comida. —Así que eres mexicana.

—Sí. —afirmo empezando a comer. —¿Tú eres?

—Soy de Corea. —explica tranquila.

Seguimos hablando, curiosamente no me siento incómoda.

***

¡AHHHHHH!

¿¡Díganme que se dieron cuenta de los detalles!? Ambos dijeron cosas claves.

¡Los nuevos por dios! 

¡Spoiler!

Porque no me dices las cosas Alessia, ¿Por qué dejas estar al borde del precipicio para hablar?

—La protección que tú y la organización brindaría es solo para mí, y aun no sé porque se meten, pero, ¿Quién piensa en mi madre y mi hermana, Oleg? Nadie y no me voy arriesgar a que me las maten.

No es agradable vercomo te hundes por tu maldito orgullo

¡Spoiler de un capítulo X!

Camina al minibar en donde se sirve vodka. Observo su espalda ancha repitiéndome que estos hombres tienen algo que los hacen atractivos.

>>De todas las personas que creí que trabajarían en algún momento para mí por esas circunstancias, tú ni siquiera estabas en mis planes . —su rostro sombrío da escalofríos. —De algún modo u otro estabas destinada a parar aquí, ilógico sí. Eres una simple cirujana que tuvo la suerte de encontrar la cura de EBÓSIL. —suelta como si fuera algo imposible. —No tienes ningún entrenamiento y tu estadía en Colombia me confirma que eres estúpida al exponerte sabiendo que tienes amenazas.

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