Ambición.

By nickrespin

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La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 12

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By nickrespin

Legends Never Die - Against The Current. One hour.

Me duele la espalda, sin duda dormir en el sillón no fue la mejor idea, bueno yo dormí sobre el cuerpo de Oleg, es él quien se arrepentirá luego.

Lo observo, deleitándome con sus pestañas largas y onduladas, sus cejas gruesas y ordenadas, sus labios suaves y...

—Deja de acosarme. —susurra.

¡Dios! Su voz es excitante.

Abre los ojos y no puedo evitar perderme en la profundidad de su mirada.

—Buenos días. —Le doy un beso en la mejilla para molestarlo. Rueda los ojos.

—Y muy buenos.

Lleva su mano a mi cabello dejándolo detrás de mi hombro.

Con su dedo índice traza figuras llevándolas a mi clavícula, deteniéndose ahí. Me ve a los ojos pidiendo permiso para continuar.

Asiento y poco a poco baja el tirante de mi camisón.

Mi respiración se agita cuando siento la suya sobre mis pechos, inmediatamente mis pezones se endurecen y maldigo cuando veo sus labios arquearse en una sonrisa de satisfacción.

—Interesante. —comenta viendo mis pezones.

Aun sobre la tela, pasa la lengua sobre las cimas fruncidas , me estremezco al sentir el leve dolor provocado por sus dientes.

—No pares. —exijo.

Cierro los ojos al sentir su lengua sobre la parte de mi pecho que no es cubierto, no se detiene y va dejando una serie de besos húmedos hasta llegar a mi cuello en donde para inhalando mi esencia.

—Eres la Sumasshedshiy más deliciosa que he conocido. —suspiro apretando sus brazos. —Solo date cuenta como me tienes.

Llevo mi mano a su entrepierna afirmando sus palabras.

—En estos momentos eso es un problema. —jadeo al sentir sus dientes en mi cuello. —No quiero marcas.

Ignora mis palabras siguiendo con los besos húmedos junto a leves mordidas que mandan corrientes a mi vagina.

—Me quieres explicar por qué es un problema que tenga una maldita erección bajo tu vientre. —cuestiona irritado.

—Tengo que ir a trabajar y aunque no sé que más haces tú, aparte de estar en la junta, sé que debes tener cosas que hacer. —rueda los ojos.

—Estoy seguro de que se puede posponer. —propone.

—No lo creo...

Mete su mano dentro de mis bragas y muerdo mi labio al saber lo que pasará.

—La humedad que estoy sintiendo dice lo contrario. —cierro mis ojos al sentir el rose de sus dedos.

—No puedes toquetearme y no esperar ciertas reacciones de mi cuerpo.

—No me quejo. —responde.

Estoy por protestar, pero guardo silencio cuando se levanta y me deja tumbada en el sillón.

Unos minutos de retraso no le hacen mal a nadie.

—Que sea rápido...

—Silencio. —me rio cuando jala mis piernas dejando mi culo en el aire.

—Oleg... —rompe mis bragas. —¡Oye! —me quejo. —Eres una best...

Pone mis piernas en sus hombros para después llevar su rostro a mi sexo.

¡Joder!

Empieza a devorarme como un maldito hambriento que lleva días de hambruna.

Delicioso.

Cierro mi boca cuando el shock desaparece y el placer acompaña cada lamida, succión y beso.

¡Joder, me beso mi clítoris hinchado!

>>Mm, Oleg. —jadeo. —Esto no es muy mutuo que se diga. —me retuerzo cuando introduce su lengua, pero lo maldigo internamente cuando alza su rostro viéndome incrédulo.

Mierda, ver a Oleg con la mirada perdida en excitación y su comisura llena de mis fluidos es otro nivel.

—¿Esto es una queja, doctora? —niego de inmediato.

—Continua, ¿si? —arruga las cejas. —¡Diablos! me refiero a que también quiero hacerte sexo oral. —me exalto. —No me quejo, te lo prometo. Me gusta como lo haces, así que por lo que más quieras vuelve a...

Chillo cuando vuelve a meter su cabeza entre mis piernas.

Esto es la gloria.

***

Aclarar lo de mi bebé es un poco gracioso.

No sé como describir su rostro en estos momentos.

—Ya lo sabía. —dice seguro.

—¿Y por qué no lo querías conocer?

—No me gustan los perros. —Se encoge de hombros.

Asiento como si le creo.


Horas antes.

—No me mate. —pide. —Por favor, no me mate.

Desde mi posición observo al hombre amarrado en la silla.

Tiene golpes en todo el cuerpo a causa de un intento de fuga.

Absurdo, sí.

—¿Quién es tu jefe? ¿Dónde se esconde esa rata? —pregunta Adrián.

A su lado se encuentra Rebeca, una de mis agentes que también fue partícipe de capturar al sujeto.

—Tienen a mi hija, yo no sé nada. —repite y ya me esta cansando que no suelte nada. —Dijeron que si cumplía con sus ordenes, no le harían nada.

—¿Desde hace cuanto? —lo piensa un poco.

—Dos años.

Ya esta muerta.

Me acerco y paso mi vista por la mesa metálica donde se encuentra los objetos de tortura.

—¿Qué va hacer? —inquiere con miedo al ver las dos navajas que he tomado.

—¿En donde te hacen las entregas?

—¿Qué? —incrusto la navaja en su pierna. —¡Ahhh! —grita.

Retuerzo la navaja viendo como se retuerce y grita de dolor.

—¿Quién te las entrega? Quiero nombres. —exijo.

—Yo... —chilla.

Meto la otra navaja en su otra pierna.

Suelta más gritos mientras no deja de pedir piedad.

—No repetiré las preguntas. —advierto.

Sumerjo más profundo las navajas hasta sentir algo solido.

Sus huesos.

Los gritos no paran mientras no dejo de observarlo hasta que suelta la información que pido.

—No era tan difícil. —farfulla Rustam en dirección a los agentes que se enderezan cuando paso a su lado. —¿Celebramos en Black bar?

Actualidad.

Solo a una loca se le ocurre decirle bebé a un perro.

La veo caminar para tomar su móvil, se queda de perfil permitiendo que la detalle al momento de torcer los labios luego de ver algo en el.

Observo su belleza convenciéndome de que su cuerpo es una invitación a lo prohibido, a lo que puedo, pero no debo poseer.

Eso es lo que me gusta de ella que se entrega a mí sin prejuicios ni remordimientos.

Sumasshedshiy.

—Oleg, te haré una pregunta. —asiento, se levanta y va a la cocina, por inercia la sigo mientras me sirve un vaso de agua, lo llego a mi boca y... —¿Has pensado en tu prometida?

El vaso queda a medio camino mientras la observo.

La sensación fría en mi pecho me sobresalta, al voltear veo que me derrame el agua.

—Maldición. —susurro y escucho como Alessia se ríe, me pasa papel toalla que rápidamente lo tomo para pasarlo por mi pecho.

No llevo camisa porque Alessia decidió quitármela antes de decidir dormir entre mis brazos.

—Vuelvo en un momento.

Va a una habitación y escucho como empieza hablar en una voz melosa, supongo que es donde está su perro.

¿Es la misma mujer que le gusta cabalgarme?

Me voy al fregadero a dejar el vaso, con mi vista busco el basurero encontrándolo en una esquina, me voy hacia el, pero me detengo y sorprendo al ver el contenido del recipiente.

Tomo las dos pruebas, pero antes que pueda ver el resultado unas manos delicadas me las quitan llevándolas detrás de su cuerpo.

—No es lo que parece. —miente. —Son termómetros digitales. —vuelve a mentir sin un ápice de culpa.

—No soy idiota Alessia, sé diferenciar una prueba de embarazo con un termómetro. —aclaro molesto. —¿Estás embarazada? —inquiero.

Su rostro se descompone de confusión a curiosidad.

—¿Qué pasaría si lo estuviera? —Su respuesta es una patada a mis bolas, froto mi cara pasando mis manos sobre mi cabello

No es cierto.

—Nos estamos cuidando Alessia, ¡Nunca hemos follado sin condón! —me altero.

—Todo método anticonceptivo tiene su probabilidad de falla. —expone lo evidente.

—¿Eso significa que estás embarazada?

Logro ver un brillo en su mirada, pero a estas alturas no sé qué pensar.

El silencio que le sigue me asfixia.

—No estoy embarazada, puedes estar tranquilo. —respiro. —No quiero que esto sea algo que se pueda malinterpretar. —empieza. —Lo único que te diré es que no son mías.

Me muestra las dos pruebas con un claro positivo en ambas.

—La comunicación, ante todo. —suelto con sarcasmo.

Sonríe como si algo de lo que dije le causara gracia.

***

Damián me llamó e invito a ver una operación con sus internos, minutos después me di cuenta del porqué me pudo invitar, ya que Alessia es la cirujana encargada.

Se sorprendió al saber que me quede con Alessia, no dijo nada, pero su rostro demostraba un poco de inquietud.

Me doy un baño y cambio mi ropa para luego ir al hospital al área de observación. Alessia ya está en el lugar con todo el implemento necesario.

Escucho como da indicaciones y todos acatan al instante, sus manos son suaves como una pluma, pero letales como una bala, eso me quedó claro cuando enterró el bisturí a Rustam que fue el que se metió en nuestra casa.

El solo recuerdo hace que me remueva incómodo en mi lugar.

No hay amenazas.

—Estamos observando cálculos de 4 cm demasiado grandes para ser únicamente quemados. —Su voz es un poco distorsionada por el cristal que nos divide. —Se tendrá que hacer una colecistectomía tradicional abierta.

>>Haré una incisión de 15 centímetros en el abdomen por debajo de las costillas al lado derecho. —Lo hace. —Ahora voy a extraer el músculo y el tejido para dejar ver el hígado y la vesícula. —La sangre brota de la herida mientras veo como Alessia toma la vesícula irritada. —Si hubiéramos dejado pasar más tiempo, la vesícula hubiera explotado.

—Bellísimo. —Veo mal a Damián, quien tiene los ojos brillosos al verla.

Sigue explicando todo con lujo de detalles, hasta finalizar.

Posa sus ojos en un interno que si mi memoria no me falla también fue a Rusia.

A pasos seguros se dirige a él, pero a medio camino se detiene, se toca a un costado del vientre mientras busca algo con la mirada.

Al parecer todos están absortos en lo suyo y no ven lo que pasa a excepción de Damián y yo.

—¿Qué tienes con la doctora, Oleg?

Él es de los pocos agentes que sabe que me acuesto con Alessia. Me gustaría poder responder, pero ni yo sé lo que tengo con ella.

—Somos amantes. —respondo.

Es el término que dijo Alessia que nos define.

—Eres consiente de que debes terminar con eso, ¿Cierto? —silencio. —Tú mejor que nadie sabes que la organización no permitirá este tipo de relación. —Entiendo su punto.

Sin embargo, todo es posible para el Superior Supremo.

—No durará. —aseguro.

Quiero disfrutar de todos los malditos privilegios que obtengo al estar con ella, antes de casarme.

Porque cuando me case todo habrá acabado, por el momento le estoy fallando a ella y me estoy fallando yo.

Porque mientras ella lucha por ambos yo me acuesto con la maldita Dra. Carvajal.

Y lo peor es que no me arrepiento.

***

Fui invitado por partida triple a una parrillada que según me dijo Alessia la hacen cada año, llegué junto a Damián porque él es el encargado de la parrilla.

Son de las cosas más extrañas de México, ¿Para qué invitan si te ponen a trabajar?

—Avalos, no quiero carne al carbón. —grita Daniel Tobar a mi amigo.

Daniel sabe ciertas cosas de nosotros, pero no las suficientes para estar dentro de OFR.

—¡Aquí no es mi jefe! —se defiende.

—La Dra. Carvajal y el Dr. Borja no tardan en venir con la bebida.

La mención del doctor me molesta por su cercanía con Alessia.

—Los invocaste. —Llega Rustam con un pedazo de tela en su cintura.

Sus risas me hacen voltear y se me hiela la sangre al ver la imagen.

Alessia viene en unos pantalones largos y holgados junto a un top con mangas que deja su ombligo descubierto, mostrando el piercing que tantas veces he saboreado, me molesta que ahora todos lo puedan apreciar.

Lleva de la mano a su hijo mientras el padre trae un perro con una correa.

Detrás de ellos vienen los dos internos que estuvieron en Rusia, traen una gran hielera, a su costado viene Matías junto a Sara, ¿Aquí son todos con todos?

En un acto involuntario cierro los puños.

—Relájate y no lo jodas. —Le doy una mala mirada a Rustam. —Son exclusivo, ¿Cierto? Mientras ella no este, sé exclusivo con Alessia.

Me deja más jodido al recordar que no quise exclusividad, sin embargo, me molesta que otros la toquen.

—Perdón por la tardanza. —dice Sara mientras deja las botanas en una mesa.

Empiezan los saludos y no puedo apartar la vista de Alessia cuando la observo caminar en mi dirección.

—Oleg Bogdánov. —intenta saludarme con un beso en la mejilla, pero giro el rostro y este termina en mis labios.

Se escuchan los jadeos de los presentes, pero a estas alturas me importa poco. Alessia se separa con una sonrisa de satisfacción.

—Te atienes a las consecuencias, Bogdánov. —susurra antes de retirarse.

***

Pasan tres horas desde su llegada en donde no hemos vuelto hablar, pero las miradas que nos mandamos lo dicen todo.

Anhelo, deseo, furia, morbo, fuego, ansias y la lista continua.

La mirada de todos está puesta en ambos cuando nos cansamos de la tensión que hemos provocado y ella se acerca a mí.

En su mirada veo la lujuria que emite mientras mis ganas la reciben con toda la disposición.

—¿Quieres? —Me ofrece un vaso con vodka. —¿Qué? —sonríe.

Me mira como si sentarse en mis piernas frente al personal del hospital no fuera nada.

Yo la besé así que no tengo que molestarme.

—Nada. —La rodeo de la cintura con mi brazo reposando mi mano en su pierna.

Damián me ve con su típica mirada desaprobatoria, Matías contiene una sonrisa mientras que al Dr. Borja le vale una mierda.

No sigo observando sus expresiones para concentrarme en la bella mujer que tengo sobre mí.

—Quiero hacer algo sucio, que tus amigos y los míos estén cerca, me excita. —susurra en mi oído.

—Cerca para escuchar, no para ver. —aclaro.

Nos alejamos de ellos unos pasos quedando fuera de su vista, la parrillada fue para la cena por lo cual ya está oscuro.

Al apartarnos nos volvemos a poner en la misma posición

—¿Ya te he dicho que me gusta la forma en la que te tensas cuando mis manos exploran tu cuerpo? —expresa, la manera de decirlo me pone aún más duro.

Sin vergüenza o disimulo lleva su mano libre a mí entrepierna.

—No te atrevas a detenerte. —muerdo el lóbulo de su oreja.

Mi mano en su pierna sube a su pecho y lo estrujo con fuerza sacándole un gemido que callo en mis labios.

—Me gusta hacerlo, y no pienso detenerme. —dice al separarse. —Justo ahora me apetece tener tu miembro en mi boca.

Le doy un trago a mi vodka, observando cómo baja la cremallera de mi pantalón. Al hacerlo queda a la vista mi erección aún dentro de mi bóxer.

—No sabes lo excitante que es tenerte así. —suelto.

—¿Te excita la idea que puedan descubrirnos? —inquiere.

Subo su top que me permite apreciar sus tetas firmes, pero arrugo las cejas al observar el círculo que cubre sus pezones.

—Porque mierdas te pones eso. —le quito los círculos con fastidio.

Cuando queda libres de ese estorbo me apodero de ellos.

—No me agrada la idea de que vean mis cimas fruncidas, ¿A ti si? —inquiere divertida.

Le retuerzo el pezón ya endurecido callándola.

Poso mi boca en una teta mientras magreo la otra, lo hago por varios minutos sin cansarme de saborearla.

Dejo un rato libre sus tetas y llevo mi mano su cuello acercando su rostro para besarla.

El beso es respondido con desesperación mientras su mano frota mi verga de arriba hacia abajo, torturándome con su lentitud.

Dejo el vodka de lado llevando mi otra mano a su trasero, provocando un jadeo. El sonido me prende, por eso no dudo en volver a devorar su boca introduciendo mi lengua.

No soy dulce, no soy suave ni gentil, por el contrario, soy brusco y violento en los movimientos de mis labios, buscando adueñarme de los suyos.

Gruño, cuando mi labio queda apresado entre sus dientes, el dolor es un éxtasis adicional.

Aumenta el movimiento de su mano ya piel contra piel. Mi respiración es más rápida y cierro mis ojos sintiendo las pulsaciones que me provoca.

Las venas ya son notorias y el líquido pre seminal se encuentra en la punta, Alessia lo riega en todo el falo.

—Mierda.

—Van a escucharnos. —sonríe, pero sé que lo último que le importa es que nuestros amigos se den cuenta lo sucio que somos.

Bajo mi boca a su cuello, dando besos húmedos, chupando y mordiendo a mi paso.

>> No quiero marcas. —advierte.

—Demasiado tarde. —digo al ver las marcas desde sus tetas hasta su cuello.

Suelta un jadeo, pero me niego a que los siga soltando, me apodero de su boca para que su sonido no sea escuchado por nadie que no sea yo.

No lo soporto más y...

—Córrete para mí. —Su voz es seductora. —¡Córrete! —exige.

Me niego a correrme aún, pero no se da por vencida y sigue con el movimiento a la vez que con su otra mano jala mi cabello hacia ella, quedando mi rostro cerca del suyo.

Muerde el interior de mi labio.

>>Si te digo que te corras, te corres. —Pasa su lengua por sus labios posando su vista en lo que hace. —Córrete para mi Oleg, ¡Hazlo!

Cierro mis ojos al sentir las pulsaciones a más fuertes. Simplemente, no puedo evitarlo y me corro en su mano.

Sumasshedshiy.

—¿Satisfecha? —inquiero a los segundos.

Su mirada se encuentra llena de lujuria viendo el resultado que ella ha provocado, se relame los labios hinchados por nuestros besos, me pasa unos kleenex que con anticipación había traído.

¿Lo tenía planeado?

—No tienes ni la menor idea. —responde segura.

Me limpio y ella hace lo mismo con su mano. Arreglo mi pantalón viendo el leve rubor de la mujer en mis piernas.

Se escucha el sonido de su perro y de inmediato lleva su mano a su cabeza acariciándolo.

Ambos nos paramos, lo veo mal sin que ella lo note y lo que el animal hace es gruñirme.

—Scott. —Lo reprende. —Siempre suele ser amistoso. —Lo justifica.

—Tía. —Grita un niño, me doy la vuelta viendo a... ¿No era su hijo?

La cabeza me da vueltas, creo que el alcohol me está haciendo efecto.

Tiene una breve conversación con el mocoso y luego se va junto al perro.

—¿Estás bien? Te veo más pálido. —comenta.

No sé si la palabra bien es la indicada, estoy aturdido, conmocionado y malditamente engañado.

—Nunca he estado mejor. —Confieso.

Hablamos de cosas triviales mientras me comenta que su ascenso sigue en pie y que estos momentos busca ONG.

Eso me recuerda mi organización y lo que ella representa.

Tengo que hablar al respecto.

Nadie extraño se ha acercado a ella, tampoco me ha comentado sospechas, por eso no la involucraré antes de tiempo.

—¿Dónde dejaste a tu prometida? —pregunta de pronto.

Frunzo las cejas, ¿A qué viene su pregunta? Me encojo de hombros.

—No sé dónde está en este momento.

Deja salir una sonrisa llena de grandeza.

—Tu falta de atención a ella me confirma muchas cosas.

—¿A qué quieres llegar? 

—No voy a dejar que te cases. —me quedo perplejo ante la seguridad en sus palabras.

—Alessia. —Me estresa. —Desde hace mucho tenemos clara nuestra situación. —reitero lo obvio. —Me voy a casar con mi prometida y tú... —Levanta la mano callándome.

Aprieto los dientes ante su terquedad.

—Soy mucha más mujer que Mariana. —No me gusta que se compare, sin embargo, no entiendo que tiene que ver Mariana en esto.

—Eso no lo pongo en duda. —sonríe.

Se abalanza a mí para darme un beso apasionado que responde muchas dudas.

Con prudencia la alejo, las cosas empiezan a aclararse y tener sentido.

La rivalidad que creo Alessia desde que conoció a Mariana, las peleas que surgieron al mencionarla, su apartamento, mi apartamento, el hospital, las llamadas, los mensajes. Todo cobra sentido.

Muchos escenarios cruzan por mi mente, pero dejo que paren en seco para aclararlo.

Mi rostro se contrae en seriedad mientras se remueve incómoda.

—¿Qué pasa..?

—Mariana es la hermana de mi prometida.

***

¡AMBICIÓN CUMPLE UN MES!

Bueno tendría que estar feliz pero no es así, agradezco de todo corazón el apoyo y aceptación que ha tenido la historia en tan corto tiempo.

Son pocas las notas que he dejado y ahora explicare un poco. Hace un mes exacto subí Ambición a la plataforma, quizá solo disfrute las siguientes 5 horas después de subirla, ya que en ese momento nos dieron una noticia que afecto demasiado. Desde ese momento las cosas van de mal en peor.

Una vez más queda claro que el dinero no te da la felicidad, porque por mucho que intentemos hacer por alguien, no podemos ir en contra de la naturaleza humana.

Desde entonces deje de escribir, todo lo que estoy subiendo ya lo tenía, por las actualizaciones no se preocupen que tengo mucho material para subir aún.

Sus votos y comentarios son los que me acompañan en mis noches de insomnio así que les pido de todo corazón que lo hagan.

***

Esta nota es vieja, recuerden que estoy re subiendo la historia.

***

¡Spoiler!

Cierro los ojos pensando en mi amante mientras follo a mi prometida.

Soy un maldito, hijo de puta.

Así no. —Se queja Min cuando empiezo con las embestidas. —Suave, hazme el amor Oleg.

Si lo hago.

♥♥♥

Quiero dedicar este capítulo a @MelanyMercado459  Fuerzas Melany todo estará bien Abrazo virtual ♥

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